El Régimen Franquista: Características, Apoyos y Represión

El Régimen Franquista: Un Nuevo Orden Totalitario

1 Franco pretendía construir un nuevo orden político “regenerador de España” que acabara con las ideas de democracia liberal. El nuevo Estado franquista presentaba estas características:

  • La concentración de poderes en la persona de Franco que adoptó el título de *caudillo. Franco era jefe de Estado y durante muchos años también fue presidente del gobierno, generalísimo de los tres ejércitos y jefe nacional del partido único.
  • Un totalitarismo inspirado en el régimen fascista italiano y en el nacionalsocialista alemán. Se suprimió la Constitución de 1931 y, por lo tanto, las libertades y los derechos democráticos. Se prohibieron los partidos políticos y los sindicatos y solo fueron permitidos el partido y el sindicato oficiales.
  • El carácter unitario y centralista del Estado. Se abolieron los estatutos de autonomía republicanos y se fomentó la marginación de la lengua y la cultura propias de Cataluña, País Vasco y Galicia.
  • El control de los medios de comunicación, sometidos a una censura rígida. También las publicaciones y los espectáculos tenían que someterse al control de la censura oficial.

SOPORTE El ejército fue el apoyo más destacado del régimen. Se configuró como instrumento de la represión política y participó activamente en el poder. La Falange Española y las JONS formaron un partido único e integraron a los participantes más activos del franquismo y ejerció el control de los medios de comunicación y de propaganda. La Iglesia católica tuvo un papel destacado en la justificación y defensa del régimen franquista, que se definía como Estado confesional católico.

A cambio, la Iglesia obtuvo beneficios económicos, una gran influencia en el sistema educativo y la imposición de los valores y de la moral católica a la sociedad.

Actitudes Sociales Frente al Franquismo

1.3 Las diferentes actitudes sociales en cuanto al franquismo se han clasificado en:

  • Apoyo: Desde el primer momento, la dictadura contó con el apoyo de: Las clases altas que recuperaron la influencia económica, social y política perdida durante la Segunda República, y buena parte de los pequeños y medianos propietarios agrícolas del norte de España.
  • Pasividad: Las clases medianas constituían un sector políticamente confuso. A pesar del rechazo que la dictadura inspiraba en los sectores de más tradición democrática, el trauma de la guerra atemorizó a la clase mediana, que desarrolló una actitud mayoritariamente pasiva ante la dictadura.
  • Rechazo: Los sectores populares se consideraban perdedores de la Guerra Civil. A pesar de que una minoría ejerció una oposición activa en el régimen franquista, el miedo y el control policial, junto con la miseria y la *supervivència, llevaron a una situación de pasividad política.

1.4 El funcionamiento político del régimen franquista estaba restringido a los grupos que habían mostrado su adhesión incondicional al *caudillo, muchos de los cuales acabaron integrados en la falange. Durante los primeros años predominaron los grupos que habían participado durante la guerra en el bando franquista: falangistas, carlistas, monárquicos y también sectores conservadores (*CEDA, catalanistas Liga Catalana y republicanos conservadores). La Iglesia influyó también en la vida política del régimen, como el Opus Dei.

La Represión Franquista: Un Legado de Miedo y Silencio

La creación de un nuevo orden totalitario exigía poner fin a todos los movimientos y las ideologías que habían defendido la causa republicana durante la Guerra Civil. Así, se procedió a la institucionalización de una represión que perpetuaba la división entre vencedores y vencidos. Durante los casi 40 años de existencia, el franquismo nunca mostró una voluntad política de superar la guerra y de procurar una reconciliación.

Los vencedores planificaron una política represiva muy severa que no solo pretendía castigar a los vencidos, sino también que el castigo fuera ejemplo para prevenir y evitar toda actuación opositora. Miles de personas fueron encarceladas, perseguidas, torturadas y ejecutadas. También se incitó a la población a denunciar a las personas sospechosas de desafección al régimen. Se trataba de difundir el terror entre la población. Fue un “tiempo de miedo y de silencio”, en el cual las personas escondían su pasado y no hablaban de política. De este modo, la despolitización forzada fue uno de los factores que contribuyeron a la pervivencia de la dictadura. El ejército fue el principal ejecutor de la represión. La represión fue muy dura sobre todo en Andalucía.

España Durante la Segunda Guerra Mundial

Al inicio de la Segunda Guerra Mundial (1939) España declaró su neutralidad, pero después de la victoria alemana sobre Francia declaró la no-beligerancia *à apoyo diplomático y económico al Eje (regímenes fascistas). Franco se entrevistó con Hitler y también con Mussolini para hablar sobre la posibilidad de la integración de España en la guerra. Un grupo de voluntarios españoles (*División Azul) apoyaron a las tropas alemanas, y el Estado los ayudó con recursos materiales. Cuando la guerra empezó a ser desfavorable para el fascismo, los americanos y británicos presionaron a Franco para que se distanciara del Eje. El resultado fue la vuelta de España al estado de neutralidad.

La Entrevista de Hendaya

La propaganda franquista divulgó que, gracias a la habilidad de Franco en el encuentro con Hitler en Hendaya, España no entró en guerra y el país se salvó de males más grandes. La documentación alemana refleja que fue Hitler quien no aceptó las ambiciones territoriales de Franco: Gibraltar, Marruecos francés y parte de Argelia (zona de Orán).

El Franquismo en Cataluña: Represión de la Identidad Catalana

3 El establecimiento del régimen franquista tuvo unas características especiales en Cataluña, puesto que era un territorio mayoritariamente hostil a los vencedores de la guerra, había un sentimiento identitario muy arraigado y un gobierno autonómico. Por eso, cuando las tropas franquistas entraron en Cataluña, Franco firmó el decreto de abolición del Estatuto de Cataluña, que puso fin al autogobierno. A partir de 1939, el nuevo régimen franquista tuvo un carácter centralista y uniformista, que pretendía forzar una “Cataluña española”, de la cual se hubiera acabado definitivamente con el catalanismo.

El franquismo contó en Cataluña con el apoyo de una parte de la población, integrada por: industriales, propietarios agrarios y grandes comerciantes. La militancia catalana en la Falange no era muy abundante. Los cargos de responsabilidad fueron siempre designados desde el poder y entre personas fieles al franquismo. Las máximas autoridades del nuevo régimen en Cataluña (capitanes generales y gobernadores civiles) provenían mayoritariamente del resto de España. Solo 3 gobernadores de 44 eran catalanes. En cambio, la mayor parte de los cargos menores, sobre todo en los ayuntamientos, diputaciones y a las organizaciones del Movimiento, estaban ocupados por franquistas catalanes. Esta nueva clase política estaba integrada en parte por excombatientes, falangistas y antiguos lerrouxistas y miembros de la Liga Catalana.

La Represión en Cataluña

3.2 La represión contra las personas, los partidos y las asociaciones consideradas rojo-separatistas fue muy amplia. Fueron ejecutados unos 3500 catalanes, entre los cuales, Lluís Companys.

A partir de 1939 fue muy severa la depuración de trabajadores de las administraciones públicas y de entidades privadas. Fueron despedidos muchos funcionarios y empleados de la Generalitat. También se depuraron colegios profesionales y periodistas. También se procedió a la confiscación de las propiedades de las personas y las entidades consideradas desafectas.

La Prohibición de la Lengua y Cultura Catalana

La política franquista en Cataluña quiso borrar la identidad catalana y reprimió todo signo de catalanidad. La lengua castellana se impuso como única lengua oficial y la catalana fue considerada un “dialecto” inapropiado, el uso del cual fue prohibido en la vida pública y fue considerado causa de sanción y multa fuera del ámbito privado. Se impidió la publicación de libros, revistas, diarios en catalán y desapareció de la radio, teatro, cine…

Hubo también una persecución de todas las manifestaciones culturales catalanas y una prohibición generalizada de los símbolos de catalanidad. Fueron prohibidas instituciones culturales catalanas como el Instituto de Estudios Catalanes. Sacaron libros considerados contrarios a la cultura oficial de las bibliotecas y librerías.

Resistencia y Reacción Cultural

Esta política tan agresiva provocó, a medio plazo, el efecto contrario al deseado por las autoridades: una fuerte reacción cultural y cívica que identificó el catalanismo con el antifranquismo. A la actitud de resistencia pasiva de mucha gente, se añadió un activismo creciente para mantener la lengua y la cultura catalanas.

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