El Régimen Franquista: Historia y Contexto Social

1. El escándalo de Matesa

Esta empresa se dedicaba a manufacturar maquinaria textil en Pamplona y tenía sucursales y compañías subsidiarias en proceso de formación en Latinoamérica. Su director había diseñado un telar mecánico que pretendía exportar, pero debido a las leyes financieras no podía conseguir créditos a la exportación sin presentar antes pedidos, lo que consiguió inflando los de sus compañías subsidiarias. Sin embargo, estas irregularidades terminaron por conocerse. Este asunto fue utilizado por todos para desacreditarse mutuamente. Finalmente, el tema se zanjó con una nueva remodelación del gabinete en 1969.

2. Carrero Blanco

Siempre tuvo una gran relación con Franco y una gran influencia sobre él. Utilizó la misma para llevar a la política española todavía más a la derecha. Para lograr esto, insistió a Franco para que este nombrase presidente del gobierno con la excusa de que esto era lo mejor para la salud del caudillo. Posteriormente, la lectura que se le dio fue de un puro continuismo político destinado a la perduración del franquismo incluso después de la muerte del dictador.

Asesinato de Carrero Blanco

Carrero Blanco es asesinado por ETA. Le sucede Arias Navarro. En su primer discurso promete importantes reformas, por lo que comenzó a fraguarse la posibilidad de una política aperturista. A este ambiente de euforia se le conoció como el espíritu del 12 de febrero, aunque este hecho se vendría pronto abajo debido a dos sucesos importantes: la ejecución de un joven libertario catalán y la homilía redactada por el obispo de Bilbao, que contenía duras censuras en contra del régimen. Esto, junto a la revolución en Portugal, sirvió de freno a la tendencia aperturista del país, ya que los dirigentes del país temían que pudiese pasar algo semejante. Tras caer Franco enfermo, toma el mando Juan Carlos, pero poco tiempo ya que al Franco enterarse de las intenciones de algunos ministros, retoma el poder. Varios hechos destacados marcaron el final de la dictadura: 1. La ejecución de 5 presuntos terroristas. 2. La marcha verde en Marruecos y, finalmente, la muerte de Franco.

El hambre y el racionamiento

El racionamiento tuvo una gran importancia desde el punto de vista económico, pero fue de complicada valoración social, ya que supuso la supresión de la libre elección en el consumo de los bienes necesarios y limitó la función del dinero. Se racionalizó la comida, el tabaco e incluso la gasolina. En los primeros años de la posguerra se establecieron raciones individuales, pero a partir de 1943 se puso en marcha el racionamiento diferencial: varones, mujeres y niños. Solo a las embarazadas, los huérfanos, mineros y los trabajadores de los ferrocarriles se les otorgaba raciones más completas. A los españoles se les planteó el drama de sobrevivir merced a los alimentos cuya única vía de adquisición era el mercado negro.

El Nodo

El noticiario cinematográfico fue creado por orden de la Vicesecretaría de Educación Popular en 1942. De ahí en adelante, sería obligatoria su reproducción en todos los cines españoles y de sus colonias. Su objetivo era fomentar la obra del estado en la reconstrucción y mantener con impulso propio la directriz adecuada a las informaciones cinematográficas nacionales.

La radio

Fue el refugio de los españoles en la época de la posguerra. Se formaban corrillos de vecindad donde se compartían programas como series o partidos de fútbol, que hacían más llevadero el día a día.

Los toros

Se fomentó mucho los toros. «Pan, fútbol y toros» era la divisa del régimen franquista.

El fútbol y la TV

Al igual que la radio, el fútbol sirvió como medio de distracción para los españoles para simular la apertura de fronteras, y hasta el final del franquismo fue utilizado para boicotear manifestaciones de trabajadores.

Crisis económica y política (1954-1957)

Una vez reconocido el régimen en la escena internacional en 1953, entre 1954-57 se produce una crisis económica-política que tiene su álgido en 1956 con la crisis ministerial que, si bien en principio solo afecta a dos carteras: la de Educación y la de Secretaría General del Movimiento, subyacía a los crecientes movimientos. Los ministros cesados pasan a la oposición.

Resultados de la crisis de 1956

El resultado de la crisis del 1956 despertó esperanzas en la Falange de conseguir el control del Estado por medio de una especie de constitución, pero a principios del otoño ya se habían redactado tres proyectos y en ninguno de ellos se menciona a la monarquía, reservándose al movimiento el monopolio político tras la muerte de Franco. Estos proyectos no fueron aceptados por el Gobierno, generando una fuerte oposición entre los monárquicos. La victoria fue para el Opus Dei, que tomó posiciones en el Gobierno que habría de surgir de la remodelación de 1959.

Gobierno de 1957

En el gobierno de 1957, la mayoría de los nuevos ministros eran tecnócratas: tres de ellos pertenecían al Opus Dei. No obstante, Franco se preocupó de que los falangistas conservaran cuatro carteras. En 1958 se promulgó una nueva versión de los Principios del Movimiento, que sustituían a los antiguos veintiséis puntos.

Acontecimientos destacados

Esta década se cerró con acontecimientos que concedieron a Franco un gran reconocimiento y satisfacción personal: la inauguración del Valle de los Caídos y la visita de Eisenhower a Madrid. En la década de los sesenta, el Gobierno aparece como burocrático y autoritario y se caracteriza por: inmovilización en el ámbito político, actividad centrada en el desarrollo, ausencia total de planteamientos políticos, deterioro e impotencia de la oposición, y el envejecimiento de Franco hacía importante escoger un sucesor.

Oposición y cambios en el gobierno

En este contexto, la oposición, que se encontraba en uno de sus peores momentos, daba signos de actividad en las huelgas mineras en 1962. En el verano de 1962 se produjo un cambio de gobierno llevando al desarrollismo que creó el cargo de vicepresidente, se retrocede el falangismo, continúan los tecnócratas miembros del Opus Dei y se incorpora al gobierno Manuel Fraga como ministro de Interior y Turismo. Los tecnócratas desmantelaron el movimiento y garantizaron la sucesión, considerando a Juan Carlos como sucesor mientras Franco estuviera vivo. En 1965 se instaura un nuevo gobierno produciéndose un equilibrio entre los católicos, adeptos del Opus Dei, semifalangistas y monárquicos. La iniciativa de Fraga era proporcionar una apertura del país que culminaría con la ley de prensa. Otra ley fundamental fue la ley orgánica, la ley de libertad religiosa y la de representación familiar.

Desarrollo económico y tensiones sociales

En 1967, sustituido por Carrero Blanco, el desarrollo económico que tuvo lugar en los primeros años de 1960 como consecuencia del fin del aislamiento político y por la incorporación de España al ritmo económico de Europa se reflejó en el plan de estabilización de 1959 y produjo unos efectos no buscados que dañaban al régimen y causaron un aumento entre las tensiones sociales. Los salarios y las condiciones de trabajo se fijaban en contratos directos entre los empresarios y los obreros. Las zonas con mayor conflictividad eran Barcelona, Madrid, País Vasco y Asturias. La movilización laboral proporcionó el crecimiento de organizaciones sindicales clandestinas y paralelas al sindicato vertical del régimen, como las Comisiones Obreras que surgieron durante las huelgas mineras, y otro sindicato, USO, al que se unió la UGT.

Descontento estudiantil

El descontento estudiantil se extendió tras los sucesos de 1956. Los estudiantes comenzaron pidiendo la democratización de los sindicatos estudiantiles. Para la juventud de la época existía una gran contradicción entre régimen dictatorial y una sociedad en cambio.

La Iglesia y el régimen franquista

La Iglesia se desmarcó de la política del régimen de Franco, para durante la guerra civil pedir perdón por ello. La adaptación de la Iglesia a nuevos tiempos estuvo motivada por la voluntad reformadora del Concilio del Vaticano II. Otra fue la renovación de la jerarquía episcopal y el nombramiento de Enrique y Tarrancón como primado en 1969. Se produce un resurgimiento del nacionalismo español y periférico.

Juan Carlos como sucesor

En julio de 1969, Franco presentó a Juan Carlos como su sucesor al trono de la nación ante el Consejo del Reino y un día después, Juan Carlos juró oficialmente lealtad a Su Excelencia el Jefe del Estado y fidelidad a los Principios del Movimiento y a las Leyes Fundamentales.

Última etapa del régimen

A partir de 1969 nos encontramos con un Franco anciano. Las características de la última etapa de su gobierno fueron: la incertidumbre sobre la futura sucesión al trono, una oposición cada vez en aumento, la Iglesia y la universidad enfrentadas al régimen. En los tiempos del franquismo se suceden hechos que resultarán sintomáticos del ocaso del régimen.

Relaciones internacionales y aislamiento

La falta de homologación del Estado franquista entre los países democráticos occidentales y los países socialistas se trató de una política exterior dependiente y aliancista, salvo un periodo de aislamiento provocado por la derrota de las potencias del Eje. Se hizo una política conservadora y defensiva tendente solo a conseguir el reconocimiento internacional del régimen. Las relaciones internacionales de España de la posguerra supusieron uno de los modelos mejor logrados de oportunidades y pragmatismo político de sus dirigentes. Franco supo aprovechar los derroteros de los acontecimientos políticos en el exterior para conseguir tanto el afianzamiento definitivo de su régimen como el reconocimiento del mismo por parte de la comunidad internacional.

Tratados y relaciones con potencias extranjeras

La trayectoria diplomática del régimen se vinculó a sus primeras andaduras a los sistemas totalitarios que había colaborado con el bando nacional en la guerra civil: Alemania, Italia y el pacto de amistad hispano-alemán. No obstante, en los primeros meses de 1940 se firmaron tratados comerciales con Gran Bretaña y Francia, quienes se apresuraron a declarar la neutralidad del país al estallar la Segunda Guerra Mundial.

Neutralidad y no beligerancia

Franco optó por sustituir el estatus de neutralidad por el de no beligerancia, que en la práctica significaba una no disimulada adhesión a la causa italo-germana. Durante dos años se sucedieron las presiones de Hitler y Mussolini para que España entrase en el conflicto. Franco conocía la situación real en que se encontraba el país. Con el fin de preservar la no intervención española, le fueron exigidas al Eje algunas contraprestaciones: cumplimiento de las exigencias territoriales nacionales (Gibraltar, la ampliación de las posesiones en el Sáhara y en Guinea, la totalidad de Marruecos y la parte de Argelia que había sido colonizada por los españoles), ayuda militar y económica en general para poder continuar la guerra.

Invasión de Tánger y consecuencias

La invasión de Tánger por tropas españolas fue muy significativa, ya que mientras el embajador francés fue expulsado, a los alemanes se autorizó la instalación de un consulado. Una veintena de submarinos alemanes repostaban en aguas españolas, consiguiendo de este modo aumentar su radio de acción. El Gobierno español entregó a los alemanes los informes realizados por su embajador en Londres. España se mantiene fuera del conflicto, aunque a base de grandes sacrificios: exportación de importantes contingentes de materias primas a Alemania, abastecimiento de los ejércitos alemanes del sur de Francia y envío de la División Azul al frente soviético.

Cambio de política exterior tras la guerra

El inicio de la derrota del Eje significó un cambio de timón en la política exterior y prueba de ello fue el abandono de la no beligerancia en 1943 y la vuelta a la neutralidad. El caudillo comenzó a jugar la baza anticomunista en sus contactos epistolares con Churchill.

Dificultades para Franco

Las mayores dificultades para Franco estaban aún por llegar. En 1945 termina la Segunda Guerra Mundial y las Potencias Aliadas sospecharon del régimen. En verano, la Asamblea General de la ONU aprobaba, a propuesta de México, una resolución que negaba el ingreso de España en la nueva organización internacional. En la primera mitad del año siguiente, Francia, Inglaterra y EE.UU. hacían pública una declaración conjunta recomendando la salida pacífica de Franco del poder. La actitud antifranquista de muchas potencias se materializó en la ruptura de relaciones diplomáticas. La mayor parte de las potencias extranjeras retiraron sus embajadores de España, quedando tan solo algunos de potencias secundarias. Al Estado español se le negó la admisión en la ONU, lo que originó además el aislamiento político y económico al no poder beneficiarse de los créditos y oportunidades internacionales. A pesar de esa negativa, tampoco fue reconocido el gobierno republicano en el exilio, solo de una de las dos partes que se enfrentaron en la guerra civil. La presión al régimen continuó a lo largo de 1946. La ONU lo condenó nuevamente, tildándolo de fascista y considerándolo una amenaza potencial, aunque no real. El bloqueo diplomático fue también económico, pero atenuado, ya que los suministros básicos de petróleo y otros productos no llegaron nunca a interrumpirse.

Inicio de la Guerra Fría

El inicio de la Guerra Fría entre el bloque comunista y capitalista apaciguó los ánimos antifranquistas de EE.UU., Francia e Inglaterra. Hacia el año 50, el secretario de Estado americano recomendaba la reanudación de las relaciones diplomáticas con España y en ese mismo año la ONU anulaba la resolución firmada en 1945.

Concordato de 1953

El año 1953 marca la inflexión en la política exterior del régimen franquista. Así, se firma el Concordato entre la Santa Sede y el Gobierno español. Las negociaciones fueron iniciadas por el embajador de España en la Santa Sede, Joaquín Ruiz Jiménez. En este acuerdo se consagraba el carácter profesional del régimen y se le concedían nuevos privilegios: aumento de la independencia de la Iglesia, restablecimiento total de los privilegios legales del clero, la Iglesia quedaba exenta de cualquier censura, establecida la inmunidad judicial para obispos, clérigos y religiosos, quedaban exentos de impuestos y contribuciones, consagración de la enseñanza religiosa, derecho de la Iglesia para organizar y dirigir escuelas y el reconocimiento definitivo del régimen por parte de la Iglesia.

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