Fundamentos Ideológicos y Evolución Política
El régimen político instaurado tras la Guerra Civil se caracterizó por ser un estado autoritario, nacionalista y católico, con una fuerte represión interior dirigida a eliminar a los considerados enemigos del régimen: comunistas, republicanos, masones, etc.
Se produjo una exaltación de la figura de Franco y del nuevo Estado, definido por tres pilares fundamentales:
- El Ejército y el “nacional patriotismo”: Se promovía una visión unitaria y tradicional de España, condenando los nacionalismos periféricos y sus manifestaciones.
- La Falange y el “nacional sindicalismo”: Se instauró el “Movimiento Nacional”, un estado totalitario con un único partido, la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS), y un único sindicato, la Central Nacional Sindicalista o sindicato vertical.
- La Iglesia y el “nacional catolicismo”: Se defendía el catolicismo en su versión más conservadora, buscando legitimación histórica en la Iglesia de la Contrarreforma de los siglos XVI y XVII. La Iglesia legitimó la represión a los opositores y se declaró el estado confesional católico, con liturgia obligatoria. Además, la Iglesia controlaba la enseñanza, la moral y las costumbres. Dos organizaciones tuvieron especial relevancia: la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP), cuyos miembros ocuparon carteras ministeriales como Asuntos Exteriores y Educación, y el Opus Dei, que adquirió gran importancia en la etapa tecnócrata.
Los monárquicos, tanto carlistas como los partidarios de la restauración de Juan de Borbón, jugaron un papel secundario, perdiendo relevancia como fuerza política.
Institucionalización del Estado
Se llevó a cabo una institucionalización del Estado Unitario mediante la publicación de las Leyes Fundamentales del Movimiento:
- Ley del Fuero del Trabajo (1938): Regulaba las relaciones laborales.
- Ley Constitutiva de las Cortes (1942): Creaba una cámara consultiva. A este sistema se le denominó “Democracia Orgánica”.
- Fuero de los Españoles (1945): Una declaración de derechos y libertades sin garantías democráticas.
- Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1946): Establecía el gobierno vitalicio de Franco y le permitía nombrar a su sucesor.
- Ley de Principios del Movimiento (1958): Definía a España como una monarquía católica, social y representativa, y establecía como cauces de participación política la familia, el municipio y el sindicato. Enumeraba los principios básicos e inamovibles del régimen, fortaleciéndolo. Se estableció una organización sindical a través de los “sindicatos verticales”, que integraban en un mismo sindicato a patronos y obreros del mismo sector productivo.
Tras la victoria de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial, se prohibió el uso del calificativo “fascista” para definir al régimen, imponiéndose el de “católico anticomunista”. Se relegó a los altos mandos falangistas de los cargos ministeriales, sustituyéndolos por miembros de la ACNP. Esto supuso un auge de la alianza entre la dictadura y la Iglesia católica española. El nuevo régimen se autodefinió como una “monarquía católica, social y representativa” y una “democracia orgánica”, presentándose como garantía de apertura.
La familia real en el exilio y los monárquicos albergaron esperanzas de recuperar el trono, pero pronto se vieron frustradas. En 1945, Don Juan de Borbón publicó el Manifiesto de Lausana, en el que pedía a Franco su dimisión y la restauración de la monarquía.
Apoyos Sociales del Régimen
Franco consolidó su régimen sobre:
- La oligarquía terrateniente y financiera, que recuperó su hegemonía social y se benefició de la política económica intervencionista.
- Las clases medias rurales del Norte y Castilla, fuertemente influenciadas por la religión católica.
La mayor parte de las clases medias urbanas y de las clases trabajadoras apenas respaldaron la dictadura. En los primeros años, la represión sistemática, la miseria y la desmoralización tras la derrota impidieron que esa falta de apoyo se tradujera en una oposición efectiva.
La situación cambió en los años sesenta. El desarrollo económico propició un mayor consenso social entre las clases medias y trabajadoras, aunque la tímida liberalización del país también favoreció el desarrollo de la oposición.
Oposición al Régimen y Crisis de 1956
Surgió una oposición al régimen conocida como “el maquis”, un movimiento de resistencia guerrillero integrado por anarquistas, comunistas y socialistas, organizado principalmente en zonas montañosas.
A mediados de los años cincuenta, el régimen estaba plenamente consolidado, pero la política de los católicos comenzó a mostrar síntomas de agotamiento, desembocando en la crisis de 1956.