La creación del Estado franquista: fundamentos ideológicos y apoyos sociales
Evolución política y coyuntura exterior. Del aislamiento al reconocimiento internacional. El exilio
Al finalizar la Guerra Civil se estableció en España un nuevo régimen basado en ideas próximas a los fascismos europeos, otras derivadas del pensamiento militar (unidad del Estado, orden y jerarquía) y del catolicismo, y un fuerte rechazo al comunismo. Serrano Suñer, cuñado del Generalísimo, fue el artífice de este “ideario” basado en los siguientes puntos:
- El régimen se basa en el poder personal de Franco, el caudillo: era jefe de Estado, de Gobierno, del partido único y del ejército (generalísimo) y responsable únicamente “ante Dios y ante la historia”.
- Represión sistemática de los partidarios de la República durante la Guerra Civil por medio de: la Ley de Responsabilidades Políticas (1939) y la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo (1940).
- Se anulan derechos y libertades: se prohibieron todos los partidos políticos salvo la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, en ese momento, el Movimiento, del que Franco era el jefe nacional. El nuevo régimen adoptó sus símbolos (yugo y flechas, camisa azul, saludo…).
- Se estableció un sindicalismo vertical, que agrupaba obligatoriamente a obreros y empresarios.
- Control total de la información, a través de la censura y la propaganda.
- El nuevo orden se recogió en El Fuero del Trabajo (1938), el Fuero de los Españoles (1945), la Ley de Cortes…
Para dar continuidad al régimen, Franco, mediante la Ley de Sucesión, estableció que España era un reino sin rey con un jefe de Estado vitalicio: Franco.
Apoyos sociales del régimen
El régimen se apoyó en el Ejército y sobre todo en la Iglesia. El Estado se declaró católico. La Iglesia adquirió un papel predominante en la enseñanza y la vida social. Este régimen era un instrumento de las clases dominantes que delegaban en Franco el poder a cambio de la estabilidad que este ofrecía. La clase media también le apoyaba por temor al movimiento obrero y también el campesinado más tradicional.
La autarquía y el aislamiento internacional
En los primeros años, el régimen pasó por dificultades económicas. La autarquía fue el sistema adoptado para reconstruir el país, siguiendo los modelos fascistas: todo debía ser producido en el interior del país. El Estado controlaba los salarios, los tipos de cambio eran fijos, había cupos de importación, cartillas de racionamiento para los artículos de primera necesidad… España se quedó aislada y no conseguía despegar industrialmente. El crecimiento económico fue nulo en los años 40 y se sufría hambre y escasez. El “estraperlo” era el mercado negro donde encontrar determinados productos, aunque a precios elevados.
En la II Guerra Mundial, España permaneció neutral. Franco se entrevistó con Hitler en Hendaya, pero no llegaron a un acuerdo. Solo cuando Alemania invadió la URSS en junio de 1941, Franco envió la División Azul. En 1943, ante la previsible derrota alemana, volvió a la neutralidad. En 1945-1946 el régimen franquista fue condenado por los vencedores (condenado por la ONU, Francia cerró la frontera dos años…) y España quedó aislada. Los cambios que Franco introdujo en el régimen (como el Fuero de los Españoles y un indulto para los presos políticos) y el inicio de la Guerra Fría hizo que EEUU ayudara al país a partir de los años 50: acuerdos de defensa mutua y asistencia militar (EEUU instaló cuatro bases militares a cambio de ayudas económicas a España). También se firmó el Concordato con el Vaticano que ratificaba las ventajas de la Iglesia católica en el Estado español. En 1955 España entraba en la ONU.
El exilio y la resistencia
Los exiliados tras la guerra se quedaron en Francia y colaboraron con la resistencia antinazi o se dirigieron a la URSS y a países hispanoamericanos. En México, el socialista Indalecio Prieto ayudó a muchos refugiados y formó un gobierno republicano en el exilio. Algo similar hizo el expresidente Negrín, desde Londres. También hubo aproximaciones de los republicanos a los monárquicos en torno a Don Juan de Borbón, sin ningún éxito. Además, un grupo de comunistas acabó en Rusia, donde reorganizaron el partido, con Dolores Ibarruri, La Pasionaria, al frente.
La resistencia en el país corrió a cargo de las guerrillas, “los maquis”. El Partido Comunista organizó la invasión del valle de Arán pensando que el final de la ocupación alemana de Francia conllevaría el derrocamiento del franquismo. Fueron reprimidos. Los maquis continuaron su lucha, pero la Guardia Civil acabó con el movimiento en 1949.
En los años 50, también el PCE formó células clandestinas en el mundo estudiantil. Los sucesos de febrero de 1956 en la Universidad madrileña hicieron que el PCE pensara en sustituir el franquismo por medios pacíficos.