La Configuración del Régimen Moderado
Las Elecciones y el Nuevo Gobierno
Las elecciones dieron la mayoría a los moderados, que formaron un nuevo gobierno presidido por el general Narváez. Este gobierno impulsó una política basada en los principios del liberalismo moderado. Su pretensión era clausurar la etapa revolucionaria y normalizar el funcionamiento de las instituciones liberales, creando una legislación básica para estructurar el nuevo Estado.
Base Social del Régimen
El régimen se asentó sobre el predominio de la burguesía terrateniente, nacida de la fusión entre los antiguos aristócratas que habían aceptado el liberalismo y la nueva burguesía de propietarios rurales. La Corona y gran parte del ejército se convirtieron en los garantes más fieles de un sistema que no dudó en falsear los mecanismos electorales para garantizar el triunfo del partido del gobierno, dejando a los opositores sin otra alternativa que la conspiración como único camino para alcanzar el poder.
La Constitución de 1845
El gobierno aprobó la nueva constitución de 1845, que recogió las ideas básicas del moderantismo:
- Soberanía conjunta entre el rey y las Cortes.
- Ampliación de los poderes del ejecutivo y disminución de las atribuciones del legislativo.
- Restricción del derecho de voto.
- Diputaciones sometidas a la Administración central.
- Supresión de la Milicia Nacional.
Además, se otorgó exclusividad a la religión católica y se acordó el mantenimiento del culto y del clero. Un decreto de 1845 supuso el control gubernamental sobre la prensa. Al año siguiente se planteó un sufragio censitario muy restringido que no superaba el 1% de la población. Solo tenían derecho a voto los mayores contribuyentes de cada localidad y una serie de personalidades destacadas. Además, se aceptó el sistema de distritos uninominales.
El Concordato con la Santa Sede
Los moderados intentaron también mejorar sus relaciones con la Iglesia y se firmó un Concordato con la Santa Sede, en el que se establecía la suspensión de la venta de los bienes eclesiásticos desamortizados y el retorno de los no vendidos. La Santa Sede reconocía a Isabel II y aceptaba la otra desamortización, mientras el Estado se comprometía al sostenimiento de la Iglesia española. A partir de ese momento, aun cuando ciertos sectores continuaron viendo en la opción carlista la única garantía de recuperación de los valores tradicionales y de los antiguos privilegios, la postura oficial de la jerarquía de la Iglesia católica fue la de respaldar el trono de Isabel II.
La Institución del Estado Liberal
El moderantismo pretendió consolidar la estructura del nuevo Estado liberal bajo los principios del centralismo, la uniformidad y la jerarquización. Una serie de leyes y reformas administrativas pusieron en marcha dicho proceso.
Reforma Fiscal y Administrativa
El gobierno emprendió la necesaria reforma fiscal para aumentar los ingresos de Hacienda pública. Se aprobó el Código Penal y se elaboró un proyecto de Código Civil, que recopilaba y racionalizaba el conjunto de leyes anteriores. Por otro lado, se abordó la reforma de la Administración pública, reorganizando los cargos del Estado y creando una ley de funcionarios que regulaba su acceso. La ley de Administración Local dispuso que los alcaldes de los municipios de más de 2000 habitantes y de las capitales de provincia fuesen nombrados por la Corona, mientras que el gobernador civil designaría a los alcaldes de los municipios menores. En resumen, se creó una estructura jerarquizada y piramidal, en la que cada provincia dependía de un poder central en Madrid.
Educación y Otros Aspectos
Se estableció un sistema nacional de instrucción pública, que regulaba los diferentes niveles de enseñanza y elaboraba los planes de estudio. Esta legislación se completó con la Ley Moyano que fue la primera gran ley de educación del país. También se adoptó un único sistema de pesos y medidas, el sistema métrico decimal. Por último, se disolvió la Milicia Nacional y se creó la Guardia Civil, cuerpo armado con finalidades civiles pero con estructura militar, que se encargaría del mantenimiento del orden público.
La Crisis del Gobierno Moderado
Los gobiernos moderados no consiguieron estabilidad política al Estado. Además, actuaron de forma arbitraria y excluyente. El autoritarismo se agudizó durante el gobierno de Bravo Murillo que propuso una reforma constitucional que transformaba el Estado en una dictadura tecnocrática. En definitiva, esta reforma suponía en la práctica la desaparición del régimen parlamentario y la vuelta a un sistema semejante al del Estatuto Real.
La propuesta fracasó por la oposición de un sector del propio moderantismo, que consiguió desplazar a Bravo Murillo del poder, pero agudizó la descomposición interna del partido. De este modo, una nueva revolución en 1854 permitió que los progresistas regresaran al poder y puso fin a diez años de gobierno moderado.