El Reinado de Alfonso XIII
El Regeneracionismo y la Crisis de la Restauración
El regeneracionismo influyó sobre todas las capas de la sociedad, pero no se efectuaron cambios sustanciales. Por ello, el régimen de la Restauración entró en una profunda y continuada crisis.
Crisis de los Partidos Dinásticos
Los primeros años del reinado de Alfonso XIII se caracterizaron por los intentos regeneracionistas y de reformismo social promovidos desde el Estado. Con el fallecimiento de los principales dirigentes de la primera etapa de la Restauración se produjo el paso a una nueva generación de políticos.
Tras un breve mandato de Francisco Silvela, en el Partido Conservador ocupó la jefatura Antonio Maura, enemigo del caciquismo y del falseamiento electoral. No consiguió acabar con el poder de los caciques, y el proyecto regeneracionista conservador apenas prosperó. La caída de Maura se vio precipitada al producirse la Semana Trágica de Barcelona. El Partido Conservador se fragmentó.
En el Partido Liberal, tras la muerte de Sagasta, los nuevos dirigentes dudaron entre aproximarse a los grupos de la izquierda o seguir ligados al sistema tradicional. El partido adoptó una línea claramente regeneracionista cuando José Canalejas asumió la presidencia del Consejo de Ministros. Entre sus iniciativas destacó la aprobación de diversas leyes: Ley del Candado, la Ley de Reclutamiento y el inicio del proyecto Ley de Mancomunidades. Al igual que Maura, Canalejas no obtuvo el respaldo de su partido.
Republicanos, Socialistas y Anarquistas
Surgieron dos nuevas agrupaciones: el Partido Republicano Radical, cuyo máximo representante fue Alejandro Lerroux, y el Partido Reformista, liderado por Melquíades Álvarez. El Partido Socialista Obrero Español formalizó alianzas electorales con los republicanos. Durante las primeras décadas del siglo XX, la afiliación a la Unión General de Trabajadores (UGT) creció considerablemente. El Partido Comunista de España (PCE) fue fundado en 1921. El sindicato anarquista Confederación Nacional del Trabajo (CNT) alcanzó un elevado número de afiliados en toda España. Socialistas y anarquistas mostraron especial interés por los aspectos asistenciales y educativos de los trabajadores.
Los Nacionalismos
El Nacionalismo Catalán
En 1901 se fundó la Lliga Regionalista, que propugnó la autonomía política de Cataluña. Las disputas entre autoridades militares y grupos catalanistas fueron frecuentes.
El Nacionalismo Vasco
El Partido Nacionalista Vasco (PNV) se dedicó inicialmente a la política municipal y logró la alcaldía de Bilbao en 1907.
Economía y Sociedad
El sector agrario se caracterizó por los escasos rendimientos, el mantenimiento de tipos y de técnicas de cultivo arcaicos y por una desigual e injusta estructura de la propiedad. El sector industrial fue más dinámico. España se convirtió en un país en proceso de industrialización. El principal centro siderúrgico de España se instaló en la ría de Bilbao. La estratificación social de la España de principios del siglo XX difería poco de la de los primeros años de la Restauración. Como consecuencia de la presión de los grupos obreros, se aprobaron algunas leyes de carácter social.
La Guerra de Marruecos
Los intereses expansionistas de España en Marruecos se concretaron mediante un convenio secreto con Francia; ambas naciones se repartirían el territorio en dos protectorados. España inició una tímida penetración colonial en Marruecos para recuperar el prestigio perdido tras la derrota y explotar los recursos mineros del Rif. En uno de estos accidentes fronterizos se produjo el Desastre del Barranco del Lobo, que ocasionó un elevado número de víctimas. Tras unos años de enfrentamientos entre las tropas españolas y los rifeños, el general Jordana consiguió una pacificación parcial del territorio al atraer a algunos jefes locales. Esta situación se mantuvo hasta 1921, cuando se produjo el Desastre de Annual. En julio de 1921, el caudillo rifeño Abd-el-Krim, tras reunir de nuevo a las tribus indígenas, provocó la insurrección general del territorio. El general Silvestre acabó en la estrepitosa derrota de Annual, con un saldo de 12.000 bajas españolas. Abd-el-Krim controló casi todo el Rif y amenazó Melilla desde el monte Arruit. El Desastre de Annual provocó una oleada de indignación. Después de más de nueve meses de trabajo, el Expediente Picasso puso en evidencia la incapacidad e improvisación de los mandos militares africanistas del protectorado, llenos de ambición pero, en muchos casos, carentes de preparación, y a la clase política gobernante. El golpe de Estado del general Primo de Rivera, en septiembre de 1923, interrumpió la actividad parlamentaria y dejó en suspenso la investigación de las responsabilidades de los sucesos de Annual.
La Crisis de 1917
Antecedentes
La minería y la industria se vieron muy favorecidas por la creciente demanda de los países beligerantes. Los precios de los productos crecieron desmesuradamente. La balanza comercial resultó favorable. Los grandes comerciantes obtuvieron beneficios por las exportaciones.
La Crisis
En 1917 estalló la mayor crisis del reinado al confluir varias circunstancias: el inminente final de la Primera Guerra Mundial, los problemas del ejército y las protestas de un grupo de parlamentarios. En agosto, las dos grandes centrales sindicales, UGT y CNT, convocaron la primera huelga general de España.
Consecuencias
El régimen de la Restauración se fue debilitando progresivamente. La inestabilidad gubernamental y los conflictos sociales dificultaron la convivencia en España a principios de la década de los años veinte.
La Dictadura de Primo de Rivera
Golpe de Estado y Directorio Militar
El 13 de septiembre de 1923, Primo de Rivera publicó un manifiesto en el que proponía constituir un directorio militar para procurar la salvación de la patria y liberarla de los políticos. Alfonso XIII vio aquí una salida a su situación y a las pocas horas lo designó presidente del Consejo de Ministros con plenos poderes. Suspendió las garantías constitucionales y declaró el estado de guerra, lo que supuso el fin de la Restauración y dio comienzo a su dictadura. Su propósito inicial era el de mantenerse en el poder el tiempo justo para arreglar los problemas de España, por lo que el golpe de estado tuvo una buena acogida. La implantación del Directorio Militar suprimió todas las instituciones constitucionales, menos la Corona. Los nuevos gobernantes se dedicaron a resolver los problemas internos y poner fin a la guerra de Marruecos.
Problemas Internos
Primo de Rivera persiguió a los comunistas y anarquistas, y consiguió que en poco tiempo desaparecieran los atentados y las acciones violentas. En cuanto al caciquismo, el Directorio destituyó a todas las autoridades locales y se elaboraron estatutos que concedían autonomía a las corporaciones locales.
Final de la Guerra de Marruecos
Primo de Rivera impuso como cuestión prioritaria la liquidación del conflicto. Asumió el cargo de Alto Comisario y dirigió operaciones de poca envergadura para acabar con la guerra. Sin embargo, la escasa capacidad militar española y la fortaleza de Abd-el-Krim, que fundó la República del Rif, dificultaron las acciones de ocupación. Posteriormente, el desembarco en la bahía de Alhucemas en 1925 permitió la conquista de Marruecos con la ayuda de Francia, y el 10 de julio de 1927 se dieron por concluidas las operaciones militares.
Directorio Civil
A los éxitos en Marruecos se sumaron una economía en expansión y el apoyo de la UGT a la política social del dictador. Se fundó la Unión Patriótica, grupo político creado para aglutinar las adhesiones al régimen, y frente a ellos se situaron los liberales, anarquistas, comunistas, y algunos intelectuales. El 3 de diciembre de 1925, Primo de Rivera sustituye el Directorio Militar por otro civil, en cuya composición figuran componentes de la Unión Patriótica. El propósito de este directorio era perpetuar la dictadura, para lo que se tomaron diversas medidas: en lo político, se creó la Asamblea Nacional Consultiva, integrada por hombres de ideología muy diferente, y llegó a preparar en 1929 un proyecto de Constitución que no prosperó. En el ámbito social, se creó la Organización Corporativa del Trabajo, inspirada en la legislación de la Italia fascista, aunque reconocía la libertad sindical. Se crearon los Comités Paritarios, compuestos por el mismo número de obreros y patronos, con el objeto de regular la vida laboral, además se impulsaron medidas favorables a los obreros. En el ámbito económico pretendieron consolidar el régimen; se creó un plan de obras públicas que mejoró la infraestructura viaria y creó las Confederaciones Hidrográficas para ampliar los regadíos agrarios. El ministro Calvo Sotelo emprendió una política económica expansiva e intervencionista. Adoptó medidas económicas que supusieron una mejora en las condiciones de vida de los españoles, aunque no llegaron a modificar las estructuras socioeconómicas del país. Pese a estos triunfos, la oposición a la dictadura fue creciendo. En 1926 se produjo la Sanjuanada, golpe de estado fallido protagonizado por políticos y militares liberales. Casi al mismo tiempo, se suscitó un conflicto entre Primo de Rivera y el arma de artillería, que no aceptaba el sistema de ascensos que el general pretendía imponer, lo que supuso un enfrentamiento con un importante sector del ejército. Por otra parte, los intelectuales y los nuevos republicanos se agruparon en la Alianza Republicana. En julio de 1927 los anarquistas más radicales fundaron la Federación Anarquista Ibérica (FAI), partidaria de acciones violentas. La política expansiva y las grandes obras públicas habían sido posibles gracias a los préstamos procedentes del exterior. La quiebra de la Bolsa de Nueva York en octubre de 1929 cortó súbitamente los créditos norteamericanos y la situación económica de España se hizo insostenible; como consecuencia de esto, Calvo Sotelo presentó su dimisión y la oposición a la política del régimen aumentó. Alfonso XIII utilizó todos sus recursos para desvincularse de Primo de Rivera. El ejército y los grupos que apoyaban al régimen consideraron que la mejor alternativa era la retirada del dictador y el retorno a la anterior situación constitucional. El 30 de enero de 1930, Primo de Rivera, tras haber perdido el apoyo de los mandos militares, presentó su dimisión al rey, que la aceptó. Pocos días después marcharía a París, donde falleció el 15 de marzo.
La Dictablanda
Alfonso XIII designó a Dámaso Berenguer, con el encargo de recuperar la normalidad constitucional. Sin embargo, los problemas de la “dictablanda” se multiplicaron. La crisis económica y la agitación social crecieron. Políticos monárquicos como Niceto Alcalá-Zamora o Miguel Maura se inclinaron abiertamente por la república y el 17 de agosto de 1930 firmaron el Pacto de San Sebastián con la izquierda republicana y los regionalistas catalanes y gallegos. Su finalidad era constituir un Comité Ejecutivo Republicano que, presidido por Alcalá-Zamora, reconocería la autonomía catalana. El 12 de diciembre de 1930 se sublevó la guarnición de Jaca, adelantándose a los planes del Comité. Fracasada la sublevación, sus responsables fueron condenados en un consejo de guerra y fusilados, y los miembros del Comité fueron encarcelados. En enero de 1931, Berenguer anunció la convocatoria de elecciones legislativas, a la que los políticos se negaron a participar. Ante esto, Berenguer dimitió de su cargo de presidente del Consejo.
La Caída de la Monarquía
Alfonso XIII formó un gobierno de concentración presidido por Juan Bautista Aznar. Las elecciones legislativas se pospusieron hasta la celebración de elecciones municipales y provinciales. Las elecciones municipales del 12 de abril enfrentaron a dos bloques: el monárquico y el republicano-socialista. Aunque los resultados concedieron un aparente triunfo al bloque monárquico, la victoria de los republicanos en las grandes ciudades, donde el voto se ejercía con mayor libertad, significó un respaldo a la república. En pocas horas, el pueblo se lanzó a la calle en manifestaciones de júbilo republicano. Romanones negoció con el Comité Republicano, que exigió la inmediata salida del rey del país. El 14 de abril de 1931, el gobierno de Aznar aceptó las condiciones del Comité y Alfonso XIII marchó rumbo al exilio.