El Reinado de Alfonso XIII: La Crisis de la Restauración (1902-1931)
La primera parte del reinado personal de Alfonso XIII (1902-1931) coincide con la 2ª etapa de la Restauración (1902-1923) que comienza con el asesinato de Cánovas y el desastre del 98 y, aunque en 1917 el orden constitucional sufre una profunda crisis, logra subsistir hasta 1923.
1. Intentos de Modernización: Regeneracionismo y Revisionismo
Los primeros años del reinado (1902-1914) se enmarcan en los intentos renovadores, tras el fracaso del «regeneracionismo», mientras sigue el turno pacífico de conservadores y liberales con sus defectos, sobre todo el caciquismo, que se convertiría en un mal endémico.
1.1. El Regeneracionismo
El impacto del 98 en la opinión pública española hizo aflorar el descontento que el régimen de la Restauración había provocado en la mayor parte de la clase media y de los intelectuales y dio paso al regeneracionismo, que tendrá distintas vertientes:
- El regeneracionismo social y económico aglutinaba el malestar de las “clases productoras” (pequeños y medianos empresarios), que no se sentían representados en el régimen de la Restauración. El ideólogo de esta vertiente del regeneracionismo fue Joaquín Costa, autor de Oligarquía y caciquismo (1901). Costa censuró el sistema político y el falseamiento de la democracia, y propuso una serie de reformas económicas y educativas que se resumían en el lema “despensa y escuela”. Pero los regeneracionistas se quedaron en la teoría, ya que no quisieron formar partidos ni participar en la vida política.
- El regeneracionismo intelectual y literario, representado, entre otros, por Ganivet, Unamuno y Maeztu, que expresaban un pesimismo existencial y reflexionaban sobre la decadencia de España. Este espíritu impregnó la obra literaria de la llamada “generación del 98”. La evolución ideológica de estos intelectuales fue muy diversa, ya que oscilaron desde el socialismo y el anarquismo hasta el conservadurismo tradicional y el fascismo.
- El regeneracionismo en Castilla y León, representado por la figura del vallisoletano Julio Senador Gómez, notario de Fromista (Palencia), lo que le permitió conocer a fondo la situación en la que se desenvolvía la sociedad rural en las primeras décadas del siglo XX. Julio Senador Gómez escribió libros de gran significado, como el titulado Castilla en escombros, planteando la necesidad de buscar un remedio eficaz contra los profundos males que padecía España, y en concreto Castilla y León.
1.2. El Revisionismo Conservador: Antonio Maura (1902-1909)
El revisionismo político empleó los argumentos regeneracionistas (supresión del caciquismo, reforma social, recuperación de la grandeza de España…) para dar un nuevo impulso a la política de la Restauración.
Antonio Maura (1853-1925), sucesor de Francisco Silvela al frente del Partido Conservador, coincide con su antecesor en rechazar las falsas elecciones y el caciquismo y llevará a cabo medidas en apoyo de la economía nacional. Su objetivo era autentificar el régimen parlamentario liquidando el falseamiento electoral con la proyectada Ley de Administración Local, que bautizó con el nombre de «ley de descuaje del caciquismo». Pero la política de Maura de una «revolución desde arriba», encontró la oposición de liberales y republicanos. Maura tendrá que hacer frente a una serie de problemas:
- El problema social. Ante las huelgas y manifestaciones obreras, surge una legislación protectora del trabajo creando el Instituto de Reformas Sociales. Durante el gobierno de Maura se consigue el descanso dominical (1903), la inspección del trabajo, el derecho de huelga (1908)… En 1908 se creó el Instituto Nacional de Previsión, embrión de un futuro sistema de Seguridad Social. Sin embargo, las condiciones laborales y de vida de los trabajadores seguían siendo muy duras.
- El problema militar: Marruecos. La presencia militar española en Marruecos surge de los acuerdos franco-británicos de 1904 y de la Conferencia de Algeciras de 1906. Cuando los rifeños atacan en 1909 a los constructores del ferrocarril, que había puesto en marcha los intereses que algunos capitalistas españoles tenían en las minas de hierro del Rif, el gobierno Maura acudirá en su ayuda llamando a filas a los reservistas (muchos de ellos casados y con hijos). La salida de tropas de Barcelona provocó un gran malestar popular. Los sindicatos decretaron una huelga general como protesta.
2. La Quiebra del Sistema: Conflictividad Social y Crisis de 1909, 1917 y 1921
2.1. La Crisis de 1909: La Semana Trágica de Barcelona
En julio de 1909 estalló en Barcelona una crisis conocida como la Semana Trágica, en la que convergieron problemas políticos y sociales: el del catalanismo político, el de los republicanos y el del movimiento obrero.
- El problema del catalanismo político. El catalanismo estaba representado, a principios del siglo, por la Lliga Regionalista, fundada en 1901 y liderada por Enric Prat de la Riba y Francesc Cambó, que deseaba para Cataluña cierto grado de autonomía a cambio de colaborar con la monarquía. Pero en noviembre de 1905 unos oficiales del ejército, ofendidos por una caricatura aparecida en la revista satírica nacionalista Cu-Cut, asaltaron los locales de la publicación y provocaron la aprobación, con apoyo del rey, de la Ley de Jurisdicciones (1906) de Moret, por la que los delitos contra la patria y el ejército serían juzgados por tribunales militares. Las fuerzas políticas catalanas reaccionaron constituyendo Solidaridad Catalana, una coalición de partidos antidinásticos que obtuvo resultados espectaculares en las elecciones de 1907.
- El problema de los republicanos. No todos los republicanos se integraron en Solidaridad Catalana. Un grupo se reunió en torno a Alejandro Lerroux, antimonárquico y enemigo del nacionalismo catalán, que estaba respaldado por parte de la burguesía. En 1901 fue elegido diputado por Barcelona y en 1908 creó su propio grupo, el Partido Republicano Radical.
- El problema del movimiento obrero. El sindicalismo catalán, influido por el anarquismo, encontrará en la huelga general el instrumento para paralizar a la sociedad y derribar el capitalismo. En 1907, los sindicatos formaron Solidaridad Obrera, que, aunque era apolítica, anarquistas y radicales tratarán de controlar.
- Los sucesos de julio de 1909. La llamada a filas a los reservistas para la guerra de Marruecos desencadenará una verdadera insurrección en la capital catalana, en la que se levantaron barricadas callejeras y fueron saqueados e incendiados numerosos conventos e iglesias. Estos desórdenes, a los que se conoce como la Semana Trágica de Barcelona de julio de 1909 y que supusieron sangrientos enfrentamientos entre los insurrectos y la fuerza pública, terminarán con la detención de más de mil personas, la condena a muerte de los más significativos jefes de la revuelta y el fusilamiento de Francisco Ferrer Guardia, fundador de una escuela anarquista y considerado como inspirador de los motines. Esta ejecución suscitó una resonante campaña nacional e internacional que pondrá fin al gobierno de Maura. Los motivos que pueden explicar el estallido de la Semana Trágica son los siguientes:
- Las clases obreras sentían un profundo rencor hacia un gobierno que enviaba a los pobres de España a morir a Marruecos para defender allí los intereses económicos de unos pocos industriales mineros y satisfacer a los oficiales del Ejército favorables a una aventura colonial en la que veían la posibilidad de ascensos rápidos.
- El anticlericalismo irracional fuertemente arraigado en las clases populares, y alimentado por la propaganda del Partido Radical de Lerroux, que sólo veían a los clérigos, policías y guardias civiles como integrantes del sistema explotador.
2.2. El Revisionismo Liberal y la Crisis de 1917
a. El Revisionismo Liberal: José Canalejas (1909-1912)
La política renovadora la recogió el Partido Liberal que en 1910 sustituyó a Moret por Canalejas (1854-1912). Éste estableció un impuesto progresivo sobre las rentas urbanas e intentó resolver los problemas del país:
- La cuestión religiosa. Canalejas trató de controlar las actividades de la Iglesia, lo que creó problemas con el Vaticano. En 1910 publicó la llamada Ley del Candado por la que se prohibía el establecimiento de nuevas órdenes religiosas intentando cortar la afluencia de congregaciones extranjeras que eran expulsadas de Francia y Portugal.
- El problema catalán fue abordado en la línea ya propugnada por Maura, concediendo a Cataluña un régimen de iniciación autonomista. La Ley de Mancomunidad fue aprobada en 1912. Prat de la Riba fue elegido presidente de la Mancomunidad.
- La situación en Marruecos. Canalejas ordenó la ocupación de Larache, Arcila y Alcazarquivir cerrando a los franceses el camino de Tánger. En 1912 se firmó el Tratado Hispano-Francés, por el que España se aseguraba el protectorado de la zona norte de Marruecos, mientras que Francia se reservaba para sí las zonas centro y sur.
- La cuestión social. Las organizaciones obreras continuaban la táctica de huelgas y violencias. Canalejas actuó con flexibilidad y firmeza promulgando unas veces leyes de contenido social, como la jornada de nueve horas en las minas, la regulación del trabajo de mujeres y niños, la abolición definitiva del impuesto de consumos o la Ley de Reclutamiento (1912), que establecía el servicio militar obligatorio terminando con el impopular sistema de quintas; y otras veces llamando a los reservistas para someter a los huelguistas a la disciplina. Pero la violencia parecía imparable e hizo imposible el mantenimiento del turno pacífico de los partidos. El 12 de noviembre de 1912, Canalejas será asesinado por un anarquista en la Puerta del Sol de Madrid.
b. Los Problemas del Régimen (1913-1917)
- La escisión de los partidos tradicionales. La desaparición de Canalejas, junto con la marginación de Maura, significaba el fin de las tentativas para dar nueva vida al viejo sistema de los dos grandes partidos de la Restauración. El Partido Liberal se dividió en varios grupos y los nuevos líderes (Romanones, García Prieto, Alba…) estuvieron muy lejos de la claridad de ideas, ética y competencia de Canalejas. El Partido Conservador también se dividió entre los seguidores de Dato o La Cierva, mientras que Maura se separó del partido en 1913 y creó su propio grupo, los «mauristas». Desde entonces los gobiernos serán muy inestables.
Eduardo Dato (1913-1915) concederá la Mancomunidad a Cataluña, creará el Ministerio de Trabajo buscando resolver los problemas sociolaborales y mantendrá la neutralidad española en la I GM, aunque no pudo evitar que la opinión pública se dividiera en aliadófila (la mayoría de los intelectuales y los simpatizantes de izquierdas, partidarios de la democracia) y germanófila (los simpatizantes de la derecha, partidarios de valores como el orden y la autoridad).
Con Romanones (1916-1917) aumentó la tensión en Cataluña, y los enfrentamientos entre patronos y obreros se convirtieron en asesinatos mutuos (pistolerismo) hasta 1923. - La oposición de los partidos no dinásticos. El Partido Radical de Lerroux en Barcelona, los continuadores de Blasco Ibañez en Valencia y el Partido Socialista de Pablo Iglesias acentúan su anticlericalismo y los ataques contra el orden establecido. En abril de 1912 aparece el Partido Reformista de Melquíades Álvarez, un grupo republicano “posibilista”, es decir, más interesado por aplicar su programa democrático que por instaurar una república; a él se acercarán intelectuales como Azaña y Ortega y Gasset.
En estos años surge el catalanismo de izquierdas y republicano con la aparición en 1917 del Partit Republicá Catalá de Lluis Companys y la Esquerra Catalana, que se unirán al grupo independentista Estat Catalá de Francesc Maciá, formando en 1922 Esquerra Republicana, que desplazará a la Lliga en 1931.
c. La Crisis de 1917
En ella confluyeron los siguientes factores:
- Las Juntas Militares de Defensa creadas en 1916 por oficiales de infantería como una especie de sindicatos encargados de defender sus intereses económicos y, sobre todo, profesionales: evitar agravios comparativos con otras armas (caballería, artillería, ingenieros), regular los ascensos para evitar el nepotismo, etc. Este comportamiento de los oficiales del ejército español suponía una ruptura de la disciplina militar y una muestra grave de insubordinación. Pero ante el temor de un golpe de estado, Dato terminó aceptando sus reivindicaciones en 1917.
- La Asamblea de Parlamentarios. Ante la negativa de Dato a reunir las Cortes, los parlamentarios catalanistas, dirigidos por Francesc Cambó, se reunieron y aprobaron una petición de autonomía para Cataluña. Y decidieron convocar a todos los parlamentarios españoles a una Asamblea de Parlamentarios reunida en Barcelona el 19 de julio y pedir la formación de unas Cortes Constituyentes que realizaran una reforma radical del sistema canovista ya desacreditado e inoperante. Las huelgas, la subversión social y la oferta de Dato de incluir en su gabinete a dos miembros de la Lliga frustró los proyectos reformistas.
- La huelga general de 1917. El descontento obrero por las pésimas condiciones laborales y la subida de los precios fue canalizado por la CNT (Pestaña y Seguí) y la UGT (Iglesias, Largo Caballero). Ambas centrales sindicales firmaron en 1916 una alianza, uno de cuyos resultados fue la huelga general que se inició en el mes de agosto de 1917 y que se extendió por todo el país con especial incidencia en Barcelona, Madrid y Asturias. Mientras los anarquistas pretendían acabar violentamente con el sistema capitalista y el Estado, los socialistas se mostraban más prudentes en sus propósitos y únicamente deseaban acelerar un cambio del sistema, haciendo caer el régimen político de la Restauración. Pero el gobierno detuvo al comité directivo de la huelga, reprimió a los huelguistas (más de 70 muertos y 2.000 detenidos) y tomó las decisión de establecer en el futuro gobiernos de concentración con los representantes de los principales partidos. El fracaso de la Huelga General de 1917 separó más aún a socialistas y anarcosindicalistas, que no volverán a colaborar.
2.3. La Descomposición del Sistema y la Crisis de 1921
a. Los Gobiernos de Concentración (1917-1923)
no fueron capaces de poner en marcha un proceso democratizador; en un ambiente de agitación social que alcanzará su máxima expresión entre 1918 y 1921 (trienio bolchevique). El PSOE, tras la fundación de la 3ª Internacional (Internacional Comunista), en 1919, que seguía las directrices de Moscú y rechazaba el socialismo reformista y parlamentario, decidió no adherirse, pero un grupo minoritario se escindió y fundó el Partido Comunista de España (PCE) en 1921. La UGT, que siguió controlada por el PSOE, participó en una nueva oleada huelguística y alcanzó 200.000 afiliados en 1923. La CNT, que en 1919 rebasaba los 700.000 afiliados, de los que más de la mitad estaban en Cataluña, organizó la huelga de la Canadiense (febrero-marzo de 1919), empresa eléctrica de Barcelona, que forzaría al gobierno a aprobar la ley de la jornada laboral de ocho horas. En Andalucía la miseria de los jornaleros les llevó a la ocupación y el reparto de tierras, a la toma de ayuntamientos…Ante el desorden y el terrorismo anarcosindicalista en Cataluña (pistolerismo), la patronal responderá con dureza cerrando empresas y contratando pistoleros, y el gobierno acentuará la represión —Ley de Fugas—, en un ambiente de continuas declaraciones del estado de excepción o de guerra. El presidente del Gobierno, Eduardo Dato (1921), y el líder anarquista Salvador Seguí (1923) fueron asesinados.
b. La Guerra Colonial en Marruecos: El Desastre de Annual
El protectorado español en Marruecos era un territorio muy montañoso (cadena del Rif), dividido en dos comandancias militares ─la de Ceuta y la de Melilla─, que se hallaban separadas entre sí por la bahía de Alhucemas, por lo que el principal objetivo era dominar dicha bahía para unir ambas zonas. Pero el escaso interés del territorio (las minas de hierro), la belicosidad de los rifeños y la falta de motivación de las tropas españolas explican la política vacilante del gobierno. Incluso el ejército estaba dividido entre el sector “africanista” (Francisco Franco…), que se podía beneficiar de los ascensos por méritos de guerra, y el sector “juntista” (Miguel Primo de Rivera…), que coincidía con las Juntas Militares de Defensa en el rechazo a ese sistema de promoción.
En 1909 los rifeños atacaron a los obreros del ferrocarril, que España estaba construyendo entre Melilla y las minas del Rif, y derrotaron a las tropas españolas en el Barranco del Lobo (casi mil bajas). La penetración española en Marruecos continuó, aunque se vio frenada por la I GM. En julio de 1921, el comandante de Melilla, general Fernández Silvestre, hombre de confianza del rey, emprendió una campaña para alcanzar Alhucemas y someter a la más peligrosa tribu rifeña (dirigida por Abd el-Krim), pero su imprudencia y sus errores tácticos le condujeron al desastre de Annual, que supondrá la práctica destrucción de todas las fuerzas de la comandancia, con más de 13.000 bajas, y pondrá en peligro la presencia española en aquella zona.
Tras el desastre militar se generalizaron las protestas de los partidos políticos, y el gobierno se vio obligado a investigar las responsabilidades (informe del general Picasso). En estas circunstancias, el rey no apoyó las reformas democráticas propuestas por el gobierno liberal de García Prieto y dio el beneplácito al golpe de Estado de Primo de Rivera que ponía fin a la monarquía parlamentaria y al sistema de la Restauración.
3. La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1931)
3.1. Los Orígenes de la Dictadura
Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, declaró el estado de guerra el 13 de septiembre de 1923, ocupó los principales edificios oficiales de Barcelona y publicó un manifiesto declarando los motivos de la rebelión y sus intenciones. Alfonso XIII, que ya conocía los preparativos del golpe militar y deseaba un gobierno autoritario, aceptó con satisfacción los hechos y mandó formar gobierno a Primo de Rivera, legalizando así un acto anticonstitucional. Las causas que explican el golpe de Estado y la implantación de la Dictadura son:
- La crisis del sistema político, incapaz de solucionar los problemas del país y de evolucionar en un sentido democratizador.
- El problema de Marruecos. La investigación de las responsabilidades militares por el desastre de Annual aumentó la desconfianza del Ejército hacia los políticos.
- La agudización de los conflictos sociales (huelgas obreras y protestas campesinas) y la violencia terrorista que preocupaba especialmente a la burguesía, cada vez más favorable a las soluciones de fuerza.
El golpe de Estado surgía en un contexto de crisis de las democracias liberales tras la 1ª GM, una crisis que cuestionó la eficacia de los sistemas parlamentarios y planteó la necesidad de gobiernos fuertes. Por ello la sublevación militar no sorprendió a la sociedad española de 1923. El Ejército, especialmente los militares africanistas, la Iglesia, la aristocracia, la prensa y la burguesía más activa del país, la catalana, dieron la bienvenida al dictador. Por el contrario, anarquistas y comunistas convocaron una huelga general que fracasó, siendo sus dirigentes detenidos y declaradas ilegales ambas organizaciones. Los socialistas, sin embargo, mantendrán una postura prudente y, contando con el carácter transitorio de la dictadura según señalaba Primo de Rivera, no ofrecieron resistencia activa e incluso colaboraron en la primera época.
3.2. El Directorio Militar (1923-1925): Problemas y Soluciones
Un real decreto confirmó a Primo de Rivera en el cargo de presidente del Directorio militar. El Dictador hace hincapié en su sumisión al rey y como «cirujano de hierro» pone en marcha una etapa provisional y excepcional para «poner orden» y «solucionar los males de España».
- El restablecimiento del orden público. Para garantizar el orden público se declaró el estado de guerra en todo el país y se colocó al frente de las provincias a gobernadores militares que con mano dura reprimieron cualquier manifestación contraria al régimen, encarcelando a los opositores o alborotadores, especialmente de signo anarquista o comunista.
Se suspendió la Constitución, se prohibieron las actividades de los partidos políticos, se disolvieron las Cortes y la Mancomunidad de Catalunya. Los resultados de esta política represiva fueron patentes: disminuyeron los atentados y las huelgas, y la tranquilidad volvió a las grandes ciudades, especialmente a los centros fabriles de Barcelona y Bilbao. - El final de la guerra de Marruecos. El Ejército estaba dividido entre los africanistas (Millán Astray, Franco, Sanjurjo, Queipo de Llano…), partidarios de seguir la lucha, y los abandonistas (entre los cuales estaba el propio Dictador). Pero el ataque del dirigente rifeño Abd-el-krim a los franceses en 1925 propició una contundente actuación militar conjunta hispano-francesa. El desembarco de Alhucemas (8-VII-1925), dirigido por el propio Dictador, supondrá la derrota definitiva de Abd-el-krim y dos años después el final de la guerra. La victoria supone el fin de la pesadilla marroquí, el ascenso y la popularidad de los militares africanistas y un triunfo político para Primo de Rivera. Tras la victoria militar se crearon el Tercio de Extranjeros o Legión y las Tropas Regulares Indígenas que pasarían a sustituir a los reclutas peninsulares.
3.3. El Directorio Civil y la Organización de un Nuevo Régimen Político (1925-1930)
Una vez resueltos los dos grandes problemas que podían justificar la situación excepcional de la dictadura, Primo de Rivera sustituyó el Directorio militar por un Directorio civil en diciembre de 1925; con ello demostraba su voluntad de permanecer en el poder e instituir un régimen estable y duradero, que se apoyará en tres elementos:
- Un partido único: la Unión Patriótica (UP). Los upetistas se definían como derechistas, antiparlamentarios, defensores del autoritarismo, monárquicos y católicos; y en sus filas se encontraban antiguos caciques, la burguesía conservadora y ricos terratenientes, pero no llegó a despertar entusiasmos populares.
- Una Asamblea Nacional Consultiva (1927), que sustituía a las Cortes y demostraba la voluntad de Primo de Rivera de construir un nuevo Estado autoritario y antidemocrático. Esta asamblea, compuesta por 400 miembros designados directa o indirectamente por el gobierno, carecía de capacidad legislativa, consistiendo su única función en asesorar e informar al Dictador.
- Un proyecto de Constitución. Primo de Rivera encargó a la Asamblea Nacional la tarea de preparar el anteproyecto de una nueva Constitución, que fue terminado en julio de 1929, cuando ya el régimen estaba muy debilitado.
3.4. La Oposición a la Dictadura y la Caída de Primo de Rivera
La dictadura debió afrontar, desde un principio, numerosas críticas, que se acentuarán al cambiar la coyuntura económica, con la Gran Depresión de 1929:
- Las organizaciones políticas. Los liberales y conservadores, a los que el general, despectivamente, había llamado «profesionales de la política», a quienes no había dejado levantar cabeza. El nacionalismo catalán de Companys y Maciá descontento por la supresión de la Mancomunidad y la prohibición de utilizar su lengua, su bandera… en los actos oficiales. Los republicanos, con líderes muy capacitados como Manuel Azaña, no representaron una fuerte oposición. Comunistas y anarquistas de la CNT y de la FAI (Federación Anarquista Ibérica), que habían sido reprimidos con dureza por el régimen; así como el PSOE y la UGT.
- Parte del Ejército que se oponía al plan de ascensos planteado por el Dictador, que suponía que los ascensos no debían realizarse por antigüedad sino por méritos y capacidad.
- Los intelectuales, que criticaban abiertamente al Dictador desde cátedras, ateneos y cafés. Destacan Unamuno, Valle Inclán, Blasco Ibáñez y, al final, Azorín y Ortega y Gasset. Los universitarios, representados por La Federación Universitaria Española (FUE), que presionaron al régimen con constantes alteraciones del orden público.
- Incluso la Iglesia, que no