El Reinado de Alfonso XIII y la Crisis de la Restauración en España

Introducción

El reinado de Alfonso XIII puso de manifiesto que el régimen de la Restauración del siglo XIX era incapaz de adaptarse al siglo XX. La monarquía fue incapaz de superar los retos que hubo de afrontar: el nacionalismo catalán, la Guerra de Marruecos, la conflictividad sindical y la alternancia democrática.

Se sucedieron numerosas crisis, algunas muy graves: la Semana Trágica (1909), las revueltas de 1917, la oleada huelguística de 1919 y el desastre de Annual (1921). Todas ellas obligaron al Gobierno a depender cada vez más del ejército; finalmente, un general, Miguel Primo de Rivera, estableció un régimen dictatorial durante siete años. La incapacidad del dictador para encontrar un nuevo sistema político e institucional convirtió su etapa de gobierno en un mero paréntesis que dejó el camino libre a la alternativa democrática que la monarquía no había logrado instaurar y que habría de traer la II República en 1931.

El Regeneracionismo

El impacto del 98 en la opinión pública hizo aflorar el descontento con la Restauración. Se produjo un movimiento intelectual y social crítico con el sistema y sus prácticas políticas que se conoce como regeneracionismo. Nacido a fines del siglo XIX, permaneció vigente durante las primeras décadas del XX e inspiró a toda una generación de políticos y pensadores de distintas tendencias.

Facetas del Regeneracionismo

  • Social y político: Joaquín Costa, su principal ideólogo, censuró el sistema político y el falseamiento de la democracia, y propuso reformas económicas y educativas que se resumían en el lema «Despensa y Escuela». Organizó en Zaragoza una Liga Nacional de Productores en 1899, formada por agricultores, a la que se unieron las cámaras de comercio que constituyeron la Unión Nacional (1900).
  • Intelectual y literario: Representado, entre otros, por Miguel de Unamuno y Ramiro de Maeztu, que expresaban un pesimismo existencial y reflexionaban sobre la decadencia de España, dio lugar a la Generación del 98.

Los argumentos regeneracionistas impulsaron la política de la Restauración. Los primeros en adoptar estos puntos de vista fueron los políticos conservadores, liderados por Francisco Silvela, quien expresó la necesidad de cambiar el rumbo del país en su artículo Sin pulso (1898). Cuando presidió el Gobierno (1899-1900) creó dos nuevos ministerios: el de Educación y el de Agricultura.

Los miembros del gabinete de Silvela, Raimundo Fernández Villaverde (reformó la Hacienda estatal) y Eduardo Dato (retomó la legislación social iniciada en la I República), continuaron la tarea política de Silvela. Esta fue continuada por Antonio Maura, que se pasó del Partido Liberal al Conservador en 1902.

Los políticos de la izquierda liberal (Santiago Alba, José Canalejas y Melquíades Álvarez) se acercaron al ala izquierda del Partido Liberal y fueron los impulsores de su renovación. Proponían la reforma del régimen monárquico desde la izquierda.

Por encima de ambos partidos estaba Alfonso XIII, que inició su reinado al alcanzar la mayoría de edad en 1902. La Constitución de 1876 le otorgaba un papel relevante para nombrar y destituir gobiernos y dirigir las fuerzas armadas. Además, tenía una personalidad activa y dinámica y un espíritu moderno que parecía anunciar una nueva era de cambios. El propio Alfonso XIII encarnaría el regeneracionismo aplicado al régimen monárquico.

La Revolución de Maura

Antonio Maura personificó la renovación del Partido Conservador a comienzos del siglo XX. En 1902 había sido nombrado ministro de Gobernación y presidió el Gobierno en dos ocasiones: el Gobierno Corto (1903-1904) y el Gobierno Largo (1907-1909). Tras perder el poder, ejerció una fuerte oposición crítica frente a su propio partido, dirigido por Eduardo Dato. Su programa político contenía:

  • Conservadurismo católico de masas.
  • Conectar a la monarquía con la realidad social.
  • Incorporar nuevas fuerzas políticas al sistema.
  • Llevar a cabo una política exterior nacionalista y expansionista en Marruecos para olvidar la derrota de 1898 y dar un nuevo impulso a los militares.

La Semana Trágica (1909)

En Barcelona estalló una crisis conocida como la Semana Trágica, que terminó con el gobierno largo de Maura. En este conflicto convergieron varios problemas políticos y sociales:

  • El problema del catalanismo: Estaba representado por la Lliga Regionalista, fundada en 1901 y liderada por Enric Prat y Francesc Cambó. Su objetivo era lograr cierto grado de autonomía administrativa. En 1905, unos oficiales del ejército, ofendidos por una sátira de la revista Cu-Cut, asaltaron los locales de la publicación y también los de La Veu de Catalunya. Este tipo de ataques provocaron la aprobación de la Ley de Jurisdicciones (1906). Las fuerzas políticas catalanas reaccionaron constituyendo Solidaritat Catalana, una coalición de todos los partidos antidinásticos que obtuvo resultados espectaculares en las elecciones de 1907.
  • El problema de los republicanos: Fue de integración en Solidaritat Catalana. Un grupo se reunió en torno a Alejandro Lerroux, antimonárquico y enemigo del nacionalismo catalán, que estaba respaldado por parte de la burguesía. En 1901 fue elegido diputado por Barcelona y en 1908 creó su propio grupo, el Partido Republicano Radical.
  • El problema del movimiento obrero: El sindicalismo catalán había encontrado un nuevo instrumento de lucha: la huelga general. Con ella se podía paralizar la sociedad y derribar al capitalismo. En 1902 ya se había organizado una huelga general en Barcelona, aunque no tuvo éxito. En 1907, los sindicatos formaron una Federación de Sociedades Obreras a la que llamaron Solidaridad Obrera. Por su parte, el sindicato socialista UGT se mostraba reacio a convocar huelgas generales.

La crisis estalló cuando el Gobierno de Maura obligó a reclutar tropas con destino a la Guerra de Marruecos. La medida provocó numerosas protestas, especialmente en Cataluña, donde se convocó una huelga general en Barcelona que degeneró en un motín que duró aproximadamente una semana. Se produjeron violentos enfrentamientos entre los insurrectos y el ejército, y se proclamó varias veces la República. Tras estos sucesos, la represión fue espectacular, y Maura se vio obligado a dimitir para dejar paso a los liberales.

Renovación de la Izquierda: Canalejas y los Socialistas

El Partido Liberal, a la muerte de Sagasta, encontró un nuevo líder en José Canalejas, presidente del Gobierno entre 1910 y 1912. Se mostró riguroso en la represión de una nueva oleada de huelgas (1911-1912), empleando para ello al ejército. En 1912 fue asesinado por un anarquista.

La izquierda política antidinástica constituyó una coalición electoral, la Conjunción Republicano-Socialista. En las elecciones de 1910, la Conjunción obtuvo numerosos votos, y Pablo Iglesias fue elegido diputado. Por primera vez, el movimiento obrero entraba en las Cortes. De la Conjunción se apartaron más tarde el Partido Radical de Lerroux y Melquíades Álvarez, quien formó en 1912 el Partido Reformista y colaboró incluso con un Gobierno liberal en los últimos años del reinado de Alfonso XIII.

Crecimiento Sindical

En las primeras décadas del siglo XX, los sindicatos crecieron de forma significativa. La UGT creó el Sindicato Minero Asturiano (1910). La expansión del sindicato socialista le permitió organizar huelgas, como las de Vizcaya (1910-1911) y la de los ferroviarios (1912).

Solidaridad Obrera se convirtió en la Confederación Nacional del Trabajo o CNT (1910-1911). Empleaba la acción directa y tenía como objetivo la revolución social y la supresión del Estado y los partidos políticos. La organización de la CNT estaba más descentralizada que la de la UGT. Tras un intento de huelga general en 1911, fue ilegalizada durante cuatro años.

Problemas del Régimen (1913-1917)

La desaparición de Canalejas, la resolución del turno en el Gobierno y el estallido de la Primera Guerra Mundial marcaron una etapa que desembocaría en la crisis de 1917. El Partido Liberal había perdido a su líder y a dirigentes históricos como Moret (1913) y Montero Ríos (1914). Sus sucesores, Álvaro de Figueroa, Manuel García Prieto y Santiago Alba, no consiguieron mucho éxito. En 1913, el rey entregó el Gobierno a los conservadores y decidió marginar a Maura, llamando a Eduardo Dato como jefe del nuevo gabinete ministerial.

La desunión de ambos partidos (liberal y conservador) dificultó la gobernabilidad del país: ningún líder político era capaz de obtener un respaldo sólido dentro de su partido. Esto condujo a una gran inestabilidad a partir de 1917.

El conflicto bélico de la Primera Guerra Mundial (1914-1919) modificó el panorama internacional. Aunque España permaneció neutral, sufrió los efectos de la guerra. Las repercusiones económicas y sociales fueron importantes: las relaciones comerciales se vieron alteradas, se incrementaron las exportaciones y algunos hicieron grandes fortunas gracias a la guerra.

Comenzaron las protestas populares a través de motines y disturbios, y, más tarde, de huelgas organizadas por la UGT y la CNT. El desenlace del conflicto tuvo una enorme repercusión. La desaparición de los imperios europeos y el estallido de la Revolución rusa animaron a los republicanos españoles a luchar por una sociedad más democrática.

La Crisis de 1917

  • El Ejército: Desde 1905, tras la Ley de Jurisdicciones, se había convertido en un grupo de presión: a partir de 1916 organizó las Juntas Militares de Defensa, que exigían al Gobierno mejoras profesionales y salariales. El Gobierno intentó disolver las juntas, pero tuvo que admitir sus peticiones y reconocer oficialmente el movimiento en 1917.
  • La oposición política: Encabezada por la Lliga. Dado que los grupos de oposición no podían expresar su opinión al estar las Cortes constantemente suspendidas, se decidió convocar una asamblea de parlamentarios en Barcelona en 1917. En esta asamblea se exigió la autonomía para Cataluña y la convocatoria de unas Cortes Constituyentes.
  • El movimiento obrero: Había organizado ya una campaña para solicitar el abaratamiento de las subsistencias y convocado una huelga de protesta (1916). En colaboración con la CNT, la UGT buscó el apoyo de algunos sectores del ejército y de los parlamentarios para organizar una huelga general en 1917. La huelga podía desembocar en una revolución que derrocara al régimen. El conflicto duró unos cinco días; el ejército lo reprimió. Los republicanos tampoco respaldaron la huelga y su comité organizador fue detenido.

Radicalización del Movimiento Obrero

El socialismo español se desligó de la izquierda burguesa y republicana por el desenlace de la huelga de 1917 y también por el impacto de la revolución bolchevique y la formación de la Tercera Internacional (1919). Los socialistas decidieron no ingresar en ella. Se escindieron del PSOE dos grupos que acabaron formando el Partido Comunista de España (PCE, 1922).

La UGT, que siguió controlada por el PSOE, participó activamente en una nueva oleada huelguística (1919-1920).

La CNT estuvo dirigida por Salvador Seguí, Manuel Buenacasa y Ángel Pestaña. El sindicato, en su Congreso de Sants (Barcelona, 1918), propuso la creación de sindicatos únicos. Organizó una huelga de trabajadores de La Canadiense (1919), la compañía de electricidad. El conflicto desembocó en una huelga general. Aunque el Gobierno concedió la jornada laboral de ocho horas (1919), se vio desbordado por el conflicto, que resolvieron los militares y la patronal. Los empresarios colaboraron con la represión cerrando empresas, contratando pistoleros, etc. Los directivos sindicales fueron detenidos, mientras que las autoridades aplicaban la ley de fugas.

El clima de violencia alcanzó cotas extraordinarias en Barcelona (cerca de 300 muertos). El propio Eduardo Dato y Salvador Seguí fueron asesinados. La conflictividad, promovida por la CNT y UGT, llegó a Andalucía. En Sevilla y Córdoba tuvo lugar el llamado Trienio Bolchevique (1918-1920). La lucha sindical se centró en la reivindicación del jornal fijo, la abolición del destajo y la aplicación de la jornada de ocho horas.

La Guerra de Marruecos (1909-1927)

Causas:

  • La presencia de Francia en el norte de África: algunas potencias europeas recelaban de la influencia francesa en el norte de África. La Conferencia Internacional de Algeciras (1906) estableció que Francia y España se repartirían la tutela sobre Marruecos.
  • La necesidad de prestigio militar y orgullo nacional: a partir de 1898, el norte de África se convirtió en el espacio más adecuado para la expansión colonial española; podía ser una compensación por la pérdida de Cuba.

Las primeras expediciones españolas se introdujeron en el Rif, zona habitada por tribus bereberes. Las tropas españolas estaban formadas por reclutas inexpertos y sin motivación. Las emboscadas fueron constantes; las represalias entre ambos bandos, crueles. En su avance, las tropas españolas tuvieron que enfrentarse a diferentes líderes: El Roghi, El Raisuni, Abd-el-Krim.

La intervención militar propiamente dicha se inició en 1909, cuando los rifeños atacaron a los obreros del ferrocarril que España estaba construyendo. La Primera Guerra Mundial frenó el avance de la ocupación, que se reanudó en 1919. El conflicto pasó a ocupar el primer plano de la actualidad nacional con motivo del Desastre de Annual (1921), que tuvo dos efectos:

  • Afectó al ejército, muy dividido ya entre africanistas o partidarios de seguir la guerra en Marruecos (Franco) y partidarios de abandonar el conflicto (Miguel Primo de Rivera).
  • Las acusaciones a los políticos por parte de los militares fueron frecuentes y abrieron un debate sobre las responsabilidades del desastre. Se llegó a acusar al rey de animar al general Fernández Silvestre a emprender una operación imprudente.

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