El Reinado de Alfonso XIII y la Dictadura de Primo de Rivera: Modernización, Crisis y Conflictos en la España del Siglo XX

Panorama General del Reinado de Alfonso XIII: Intentos de Modernización

Regeneracionismo y Revisionismo Político

Los primeros años del reinado de Alfonso XIII se caracterizaron por intentos regeneracionistas y de reformismo social. El Estado en 1903 creó el Instituto de Reformas Sociales. Tras las muertes de Cánovas en 1897 y Sagasta en 1902 se sucedió el breve mandato de Silvela y después en el partido conservador entró Maura. Fue partidario de la revolución desde arriba, y era enemigo del caciquismo y del falseo electoral. Presidió el Gobierno en varias ocasiones y en su gobierno largo (1907-1909) creó el Instituto Nacional de Previsión, y promovió las leyes de la Administración Local y Electoral de 1907. Con ellas pretendió acabar con el caciquismo y el falseo electoral. Las medidas de Maura nunca tuvieron la confianza del rey ni el apoyo de su partido.

Su popularidad cayó con la Semana Trágica de Barcelona (1909): la situación social junto a las reivindicaciones obreras y nacionalistas creó un clima de tensión. Esto junto a las protestas por el llamamiento a la guerra de Marruecos hizo reaccionar a los anarquistas, socialistas y republicanos con violencia. El gobierno los reprendió duramente. La acción represiva culminó con el fusilamiento del anarquista Ferrer Guardia, a quien se acusó indebidamente como originador de los hechos. La protesta por su ejecución traspasó la frontera y Maura tuvo que dimitir.

En el partido liberal, tras morir Sagasta, los nuevos dirigentes Montero Ríos y Moret dudaron entre aproximarse a la izquierda o seguir en el sistema tradicional. Cuando Canalejas asumió la presidencia del Consejo de Ministros en 1910 el partido tomó una línea regeneracionista (en el turno de partidos pero con reformas). Sus propuestas tenían más compromiso social, fortalecimiento del Ejército en Marruecos, descentralización y distanciamiento de la Iglesia. Aprobó la ley del candado (prohibía el establecimiento de nuevas órdenes religiosas), ley de Reclutamiento (servicio militar obligatorio que sustituyó a las quintas), prohibición a las mujeres a trabajar por la noche, e inició el proyecto de ley de mancomunidades (descentralizaba la administración del Estado).

Crisis de 1917

El final de la Primera Guerra Mundial empeoró la economía y la sociedad al decaer los negocios por la neutralidad del país. La especulación y el abastecimiento provocaron una crisis de subsistencias que afectó a los sectores más pobres. La agitación social se mostró en los sindicatos. En el Ejército había enfrentamientos entre africanistas y oficiales peninsulares. Los primeros tenían más privilegios que los segundos. Ante esto, los oficiales crearon las Juntas de Defensa (los militares querían que los ascensos se realizaran bajo su control).

La protesta del grupo de parlamentarios descontentos con la política del conservador Dato (mantenía clausurado el Congreso de los Diputados por las declaraciones de estado de excepción por la inestabilidad social). El catalanista Cambó convocó una Asamblea de Parlamentarios en la que se solicitó la convocatoria a Cortes, pero las diferencias entre los parlamentarios asistentes y la acción del gobierno acabaron con la Asamblea.

UGT y CNT convocaron la primera huelga general española. Por el temor a represarías revolucionarias, el Gobierno abandonó las políticas reformistas y las Juntas de Defensa colaboraron con la represión del movimiento. El régimen de la restauración se debilitó por la crisis que duró hasta 1923. El pistolerismo, la inestabilidad en el gobierno y los conflictos sociales agravados con el paro y el incremento de los precios dificultaron la convivencia.

La Guerra de Marruecos

Desde la Conferencia de Algeciras (1906), España controlaba el Rif. Se habían producido ataques a Melilla y la derrota de España en el Barranco del Lobo (1909). Tras el fin de la Primera Guerra Mundial, España trató de volver a ocupar el Rif, encontrando resistencia. En 1921 el general Silvestre llevó a cabo una acción precipitada que le costó la vida de 13000 españoles. La derrota aumentó la impopularidad de la presencia española en Marruecos.

En el expediente Picasso se exigieron responsabilidades al rey, a los militares y al gobierno. Las Cortes se defendieron el abandono de Marruecos, y esto le dio popularidad al PSOE y a los republicanos. La acción de los militares se hizo inmediata en el golpe de estado del general Primo de Rivera.

La Dictadura de Primo de Rivera

El Golpe de Estado y el Directorio Militar

El general Primo de Rivera publicó un manifiesto en el que pretendía construir un Directorio Militar para salvar a la patria y liberarla de los políticos en 1923. Alfonso XIII vio una salida a la situación del momento y lo designó Presidente del Consejo de Ministros. La suspensión de las garantías constitucionales, la sustitución de las autoridades civiles por militares y la declaración del estado de guerra finalizaron la Restauración aun manteniéndose la legalidad de 1876. La implantación del directorio militar suprimió las instituciones constitucionales menos la corona. También eliminó los partidos políticos y los sindicatos.

Los Problemas Internos

El general persiguió a los radicales (anarquistas y comunistas) y erradicó a los pistoleros. Terminaron los atentados y la violencia. Con el caciquismo, el Directorio destituyó a todas las autoridades locales y se elaboraron estatutos que daban autonomía financiera a los ayuntamientos.

El Final de la Guerra de Marruecos

Primo de Rivera, previamente al golpe de Estado se opuso a continuar la guerra con Marruecos por el elevado coste, e impuso como prioridad acabar con la guerra. Asumió el cargo de alto comisario (máxima autoridad del protectorado) y en 1925 desembarcó en Alhucemas. Esto le permitió conquistar el territorio. Se necesitó la ayuda de Francia.

El Directorio Civil

Al éxito del Directorio militar en el orden público y la guerra de Marruecos se añadió la economía expansiva (proteccionismo) y el apoyo de la UGT. El dictador fundó la Unión Patriótica, que contenía las uniones al régimen. Contra esto estaban los liberales, anarquistas, comunistas, nacionalistas e intelectuales como Unamuno.

En 1925, se sustituyó el Directorio militar por otro civil, que tenía hombres de la Unión Patriótica. Pretendía fijar la Dictadura, y para ello el dictador creó la Asamblea Nacional Consultiva (preparó un proyecto de Constitución en 1929 que fracasó). Aunós creó la Organización Corporativa del Trabajo, inspirada en la Italia fascista (aunque se reconocía la libertad sindical). Con esta organización se crearon los Comités Paritarios para regular la vida laboral; tuvo el apoyo de UGT. Se favoreció a los obreros, aparecieron los seguros y protección a jubilados.

Las acciones del Directorio Civil en la economía fueron muchas. El conde Guadalhorce hizo obras públicas y mejoró la infraestructura hidrográfica. El ministro Sotelo elaboró un proyecto de economía expansionista. Creó monopolios estatales (CAMPSA, Telefónica, Iberia).

Pese a los triunfos, la oposición fue creciendo entre los republicanos, parte del ejército e intelectuales. La CNT se recuperó y en 1927 los anarquistas fundaron la FAI (Federación Anarquista Ibérica), violenta. El socialismo dejó de apoyar al régimen en 1928, y después la UGT. La economía expansiva se hizo con créditos procedentes del exterior, que con el crac del 29 desaparecieron. Esto hizo que la economía se inestabilizara. En 1930, Primo de Rivera, tras perder los apoyos dimitió.

La Dictablanda

Alfonso XIII nombró Presidente del gobierno a Berenguer, para recuperar la situación del país. Suprimió la censura, permitió el regreso de los opositores exiliados y los partidos. La crisis y la agitación social crecieron. Alcalá Zamora y Gamazo, políticos monárquicos, se inclinaron por la República. En 1930 firmaron el Pacto de San Sebastián con la izquierda republicana y los regionalistas. Pretendían construir un Comité Ejecutivo que reconociera la autonomía catalana (y después gallega) y preparara una revolución para restablecer la República.

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