El Reinado de Amadeo de Saboya (1871-73)
Un Monarca para un Régimen Democrático
La Constitución de 1869 establecía como forma de gobierno una monarquía democrática. Prim fue el encargado de llevar a cabo la tarea, es decir, preguntar a los distintos países. El rechazo de la dinastía portuguesa y la oposición de Francia al candidato alemán limitaron las posibilidades. Al final, se aceptará la candidatura de Amadeo de Saboya, además de ser una de las ideas más democráticas. El 2 de enero, Amadeo de Saboya fue proclamado rey y, tras tomarle juramento, las Cortes Constituyentes se disolvieron para iniciar una nueva etapa de monarquía democrática.
Las Dificultades de la Nueva Dinastía
La nueva dinastía contaba con escasos apoyos. Además, el rey y su esposa Victoria enfrentaban la oposición de la aristocracia, sobre todo cuando el rey mostró la intención de no participar en la política. Una vez establecido el sufragio universal y las libertades políticas, el monarca se mantuvo leal a sus principios y quería establecer un régimen democrático. Sin embargo, los años de reinado de Amadeo de Saboya estuvieron marcados por dificultades constantes:
- 1. Los problemas económicos que llevaron a pedir deuda política.
- 2. Enfrentamientos entre los distintos partidos políticos.
- 3. El problema de la guerra de Cuba.
Una Permanente Inestabilidad
Amadeo I, desde el principio, contaba con la oposición de los moderados que consideraban ilegítima la nueva dinastía y estaban a favor de los Borbones, deseando que volviera su hijo Alfonso. Además, Amadeo de Saboya solo encontraba apoyo en el Partido Liberal, pero también tenía en cuenta a la élite del dinero, ya que no querían abolir la esclavitud en Cuba. También contaba con la oposición de los carlistas. Amadeo I no contaba con el apoyo de los republicanos. Al final, ante esta situación, se desintegró la coalición del gobierno y el 11 de febrero de 1873, Amadeo presentó su renuncia al trono y abandonó España con la impresión de que éramos un país muy difícil de gobernar.
La Primera República (1873-1874)
La Proclamación de la República
Fue la última etapa del sexenio revolucionario democrático. Fue derrocada por un golpe de estado en 1874. Las Cortes, que tenían la soberanía nacional en ausencia del monarca, decidieron por votación proclamar una república. Fue aprobado en 1873 con una amplia mayoría de votos. Para presidir el gobierno fue elegido el republicano Figueras, quien contó para gobernar con los miembros de su partido. Sin embargo, chocó con el hecho de que gran parte de la cámara era monárquica y el voto que le dieron al partido republicano era una estrategia para ganar tiempo y que volvieran los Borbones. También la república contó con poco apoyo a nivel internacional, salvo de EE. UU. A pesar de todo, la república fue recibida con entusiasmo por las clases populares y los más necesitados, quienes creyeron que había llegado el momento del cambio social. Los federales ocuparon los ayuntamientos y también algunos venían de las juntas revolucionarias. En Andalucía se produjo un levantamiento que pretendía el reparto de las tierras. El interés de los dirigentes republicanos de respetar la legalidad de la república llevó a disolver estas juntas y convocar elecciones a las Cortes. Al final, ganaron las elecciones los federales, pero estas elecciones no respondían a la realidad del estado.
El Intento de Instaurar la República Federal
Las Cortes se abrieron en junio de 1873 y el día 7 se crearon las repúblicas democráticas federales. La presidencia quedó en manos de Estanilao Figueras, quien fue el encargado de realizar las primeras medidas reformistas. Sin embargo, la falta de recursos del estado y la desorganización del ejército provocaron su dimisión y el gobierno pasó a Francisco Pi, quien quedó encargado de elaborar la construcción federal para España.
– El Proyecto de Construcción Federal
La Constitución republicana federal de 1873 seguía la línea de la Constitución de 1809 para implantar una democracia. La república tendría un presidente y, en cuanto a las Cortes, se mantendrían dos cámaras: el Senado y el Congreso. Entre sus leyes más importantes estaban la libertad de culto y la separación de iglesia y estado. Las cuestiones más novedosas eran la estructura del estado, donde se decía que la nación estaba compuesta por 17 estados, entre ellos Cuba, y el poder emanaba en tres niveles: municipios, estados regionales y estado federal. Por tanto, el estado español dejaba de ser centralista y recogía las propuestas nacionalistas.
– Los Conflictos Armados
La I República tuvo que enfrentarse a graves problemas. Uno de ellos fue una insurrección de los carlistas que desembocó en un conflicto armado. El ejército carlista consiguió el dominio de los territorios tradicionales, extendiéndose por gran parte de Cataluña, así como Teruel y Cuenca. Organizaron en los ayuntamientos y diputaciones donde entraron. Otro problema fue la guerra de Cuba de 1868, y la república fue incapaz de solucionar este problema. A estos problemas hay que agregar que los partidos monárquicos querían que volviera el hijo de Isabel, Alfonso XII.
La Sublevación Cantonal
El cantonalismo era un fenómeno complejo donde querían gobernar las autonomías, y de las que eran partidarios los republicanos más intransigentes, que deseaban proclamar zonas independientes. Para ello, se apoyaban en revoluciones que prometían a los ciudadanos mayores derechos sociales. Se proclamaron cantones en Cartagena, Sevilla, Cádiz, Granada, Málaga, Tarifa, Algeciras, Valencia, Alicante y Salamanca. El presidente Pi y Matgall no quisieron reprimir a estas provincias con las armas y dimitieron, siendo sustituido por Nicolás Salmerón, quien dio por acabada la política de negociación con los cantones e inició una acción militar contra el movimiento cantonalista, excepto en Cartagena, donde tuvo que colocar el ejército próximo. Sin embargo, Nicolás Salmerón se vio obligado a dimitir al sentirse moralmente incapaz de firmar las penas de muerte contra los jefes de los cantones. Salió como presidente Emilio Castelar, partidario del republicanismo unitario.
El Fin de la Experiencia Republicana
La república dio un claro vuelco conservador. El día 3 de enero de 1874 se abrieron las Cortes y el gobierno de Castelar fue derrotado por 120 votos contra 100. Era inminente la formación de un gobierno de izquierda, pero al conocer este hecho, el capitán general de Castilla la Nueva, Manuel Pavía, exigió la disolución de las Cortes. El poder pasó, en los meses siguientes, a manos de una coalición de unionistas y progresistas encabezada por el general Serrano, quien intentó estabilizar un régimen republicano de carácter conservador. El 29 de diciembre de 1874, el pronunciamiento militar de Arsenio Martínez Campos en Sagunto proclamó rey de España a Alfonso XII.