I. El Imperio Español bajo los Habsburgo
Durante los siglos XVI y XVII, la dinastía de los Habsburgo, también conocidos como los Austrias, ocupó el trono español. En este período, España construyó un vasto imperio y se convirtió en la primera potencia mundial. Sin embargo, también se vio envuelta en prolongadas guerras que llevaron al agotamiento de la Hacienda y precipitaron su decadencia.
II. Carlos I: Herencia y Consolidación del Poder
Ascenso al Trono y Herencia Territorial
Carlos I era hijo de Felipe el Hermoso, heredero de las posesiones de Borgoña y favorito para el Sacro Imperio, y de Juana, hija mayor y heredera de los Reyes Católicos. La muerte de su padre y la incapacidad de su madre lo convirtieron en el heredero de vastos territorios y reinos, convirtiéndolo en el monarca más poderoso de su tiempo.
Fue proclamado rey de Castilla en 1516 y llegó a España procedente de los Países Bajos en 1517. Recibió la herencia territorial de los Reyes Católicos: Castilla, Aragón, Navarra, y los reinos que estos poseían en Italia, el norte de África y América. Este conjunto de territorios formaba una CONFEDERACIÓN, donde cada uno mantenía sus propias instituciones, leyes y fueros. La herencia de su padre, que incluía los Países Bajos y el Franco Condado, ya había pasado a su poder en 1515. Tras la muerte de su abuelo Maximiliano de Austria en 1519, heredó sus posesiones en Alemania y Austria, además de los derechos al título de emperador del Sacro Imperio.
Política Integradora y Objetivos
A pesar de la heterogeneidad y dispersión geográfica de sus territorios, Carlos I implementó una política integradora con dos objetivos principales:
- El mantenimiento de la unidad religiosa en torno al catolicismo.
- La consolidación de una monarquía universal, una idea heredada de la Edad Media.
Consolidación del Poder en España
La llegada de Carlos I a España acompañado de consejeros, principalmente flamencos, dificultó su aceptación por las Cortes castellanas, que también cuestionaban su legitimidad debido a que su madre aún vivía. Situaciones similares se presentaron en la Corona de Aragón. Carlos I superó estas dificultades otorgando numerosas prebendas y recompensas.
Revueltas y Conflictos Internos
Mientras se esforzaba por consolidar su gobierno en España, su abuelo Maximiliano falleció, lo que llevó a Carlos I a viajar a Aquisgrán para ser coronado como Carlos V. En ese momento, el rey valoraba más sus posesiones flamencas y alemanas que las españolas. Durante su estancia en Alemania, dos importantes acontecimientos tuvieron lugar en España:
- La Revuelta de las Comunidades (1520): En Castilla, el malestar se debía a la oposición al nombramiento de extranjeros en altos cargos, las fricciones del monarca con las Cortes, y la alta presión fiscal. Las ciudades castellanas (comunidades de villa y tierra) se negaron a pagar más impuestos, lo que desencadenó la revuelta. Con un carácter político, se extendió por gran parte de Castilla, favorecida por la ausencia del rey. La revuelta adquirió un cariz social y antiseñorial, lo que impulsó a la nobleza a apoyar al emperador. Los sublevados fueron derrotados en Villalar (1521), restableciéndose la autoridad imperial, que ya no sería cuestionada en Castilla.
- La Revuelta de las Germanías (1519-1522): En Valencia y Mallorca, este conflicto tuvo un carácter social, no político. En 1520, los gremios de Valencia aprovecharon la huida de las autoridades debido a la peste. Fue una lucha entre la burguesía media urbana (artesanos) y la nobleza por el control de las ciudades de realengo, así como una lucha entre campesinos y señores en el ámbito rural. Se sumó a esto la guerra religiosa con matanzas de moriscos, a quienes los agermanados acusaron de colaborar con los nobles. Los nobles, con el apoyo de las tropas castellanas, derrotaron a los sublevados en 1522.
Ambos conflictos reforzaron la monarquía, tanto por la supeditación de las Cortes como por la dependencia de la nobleza, que necesitaba del ejército real para contener el malestar social. Además, el rey reconoció la importancia de los territorios hispanos en el entramado de la monarquía, apoyándose en numerosos consejeros españoles para gobernar.
La Idea de Monarquía Universal y los Desafíos del Reinado
Carlos V no estableció una capital fija para su monarquía, manteniendo una corte itinerante y trasladándose a los lugares donde surgían problemas. Su visión política era medieval, aspirando a una monarquía universal y cristiana dirigida por un doble poder: el espiritual, del papado, y el terrenal, que correspondía al emperador. Esta visión explica los principales desafíos de su reinado: el enfrentamiento con Francia y el Imperio Otomano, y la lucha contra la expansión del protestantismo.
Enfrentamiento con Francia
La idea de monarquía universal se enfrentaba a la oposición de Francia, la otra gran potencia europea. Francia, guiada por principios renacentistas como la búsqueda de la fama, el éxito y la construcción de estados unificados, se convirtió en el principal enemigo. Los problemas entre ambos reinos se remontaban a la época de los Reyes Católicos. Durante el reinado de Carlos V, los dos países se enfrentaron en el norte de Italia, Flandes y Borgoña. Carlos V buscaba neutralizar a Francia y expulsarla de Italia. La superioridad militar española se evidenció en la BATALLA DE PAVÍA (1525), donde el rey francés Francisco I fue capturado. El conflicto continuó en Italia, donde el Papa Clemente VII se alió con Francia, lo que provocó el saqueo de Roma por las tropas de Carlos V en 1527. La Paz de Cambrai se firmó en 1529. Sin embargo, la victoria definitiva sobre Francia no llegó hasta la Paz de Cateau-Cambrésis en 1559, firmada por su hijo Felipe II.
Amenaza del Imperio Otomano
Otra gran amenaza era el Imperio Otomano, que desde el siglo XV había iniciado su expansión desde los Balcanes, amenazando las posesiones de Carlos V en Austria. También representaban una amenaza en el Mediterráneo occidental, apoyándose en la piratería berberisca, que asaltaba las rutas comerciales y los puertos de los territorios cristianos. Las acciones de Carlos V, incluyendo la conquista de Túnez, no lograron solucionar el problema.
Expansión del Protestantismo
El desafío más grave fue la expansión del protestantismo, que representaba una ruptura de la unidad de la Iglesia Católica. Su líder, Martín Lutero, era alemán y predicaba en el Sacro Imperio. La Reforma, que cuestionaba uno de los pilares de la monarquía, supuso un problema para Carlos V, ya que atacaba el principio de unidad cristiana. Lutero afirmaba que la salvación se alcanzaba a través de la fe. Algunos príncipes alemanes aceptaron la doctrina de Lutero, y el protestantismo se expandió rápidamente por Alemania y Flandes.
La lucha contra el protestantismo se convirtió en la principal preocupación de Carlos V. Los príncipes alemanes protestantes formaron la Liga de Esmalkalda en 1531, que fue derrotada por los tercios españoles en la batalla de Mühlberg en 1555. El acuerdo no llegó hasta la Paz de Augsburgo en 1555, donde se concedió libertad religiosa a los príncipes, lo que representó el fracaso definitivo de la idea de unidad religiosa en el continente.
Abdicación y Retiro
Tras estos acontecimientos, Carlos V abdicó y dividió sus posesiones entre su hijo Felipe (quien recibió el núcleo central del imperio: la Monarquía Hispánica, los territorios borgoñones en los Países Bajos y el centro de Europa) y su hermano Fernando (a quien le dejó los territorios de la casa de Austria en Alemania y el título de emperador del Sacro Imperio).
III. Legado y Frustración
El reinado de Carlos V estuvo marcado por las luchas para instaurar sus ideales medievales en todo su territorio, en las que fracasó. Esto generó un sentimiento de frustración en la sociedad, agobiada por las guerras y los gastos incomprensibles. Carlos V dejó la corona y dividió sus posesiones entre su hijo Felipe II y su hermano Fernando. Se retiró al Monasterio de Yuste, en Extremadura, donde pasó el resto de sus días.