El Reinado de Felipe II (1556-1598)

Felipe II reinó desde 1556 hasta 1598. Fue un monarca con un gran imperio territorial. Apenas abandonó Castilla, buscó una sede fija para la corte, fijando la capital en Madrid. Acabó retirándose al monasterio de El Escorial, donde falleció en 1598. Mantuvo los objetivos de Carlos V: predominio del catolicismo y hegemonía en Europa. Dos novedades en su reinado fueron el enfrentamiento con Inglaterra y los Países Bajos, además de la defensa de Austria y la ortodoxia religiosa. Fue instruido en cuestiones de gobierno y realizó cuatro matrimonios:

  • María de Portugal: Murió en el parto y su hijo, el príncipe Carlos, murió 30 años antes que su padre, al que se enfrentó y lo hizo prisionero.
  • María Tudor: Matrimonio de estado. Buscó atraer el catolicismo a Inglaterra.
  • Isabel de Valois: Hija de Enrique II, tuvo descendencia: Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela.
  • Ana de Austria: Su hijo fue Felipe III, quien gobernó a principios del siglo XVII.

Política Interior

Incorporación de Portugal

Al morir Juan II de Portugal, le sucedió su nieto Sebastián I. Este entendió que el destino de Portugal era cristianizar el norte de África. Felipe II desaconsejó esta operación. Sebastián murió en combate sin descendencia. Felipe II hizo valer sus derechos familiares para optar al trono (era tío de Sebastián). Recibió el apoyo de la nobleza y el clero, pero la burguesía se opuso. Finalmente, Portugal se unió a la corona.

Guerra de las Alpujarras

Felipe II hizo una defensa de los concilios de Trento y sacó una pragmática. La población morisca era muy numerosa. Carlos V aumentó el importe de la seda y sacó una pragmática donde se prohibía a los moriscos que volvieran a sus tradiciones. Estos intentaron controlar la situación pagando impuestos, pero la corona no cedió y se produjo el levantamiento de los moriscos. Aben Humeya se proclamó rey de los moriscos y se enfrentó a Felipe II, haciéndose fuerte en la zona de las Alpujarras. Tras tres años de guerra, Juan de Austria la sofocó. Los moriscos fueron deportados a otra zona donde era necesaria mano de obra agrícola. En 1609 se produjo la expulsión definitiva de los moriscos.

Enfrentamiento del príncipe Carlos

Heredero de la corona, había sido educado para ello junto a Juan de Austria. El príncipe se enfrentó a su padre y fue acusado por ello o por conspirar con los rebeldes de Flandes. Fue retenido en sus aposentos y en 1568 murió a espera de juicio.

El caso de Antonio Pérez

Secretario de Felipe II, se vio implicado en un complot político y fue acusado de la muerte de un noble. También fue acusado de conspirar con rebeldes flamencos y sometido a un proceso judicial. Huyó a Aragón y reclamó la protección de Juan de Lanuza, quien colocaba bajo su protección a toda persona nacida en Aragón sometida a un proceso judicial en el que existiera la posibilidad de que la violencia influyera en el resultado. Se acogió al privilegio de manifestación. El rey reclamó a Antonio Pérez, pero Juan de Lanuza no lo entregó. Ante la negativa, Felipe II envió un ejército a Aragón, ejecutó públicamente a Juan de Lanuza y restringió los fueros.

Política Exterior

Enfrentamiento con Francia

Continuó la enemistad con Francia. El motivo fue el apoyo francés a los rebeldes flamencos. Se produjo la batalla de San Quintín, victoria frente a Francia. Esta victoria llevó al Tratado de Cateau-Cambrésis, que supuso la paz con Francia. España aceptó la hegemonía francesa 100 años después del tratado. Se concertó el matrimonio de Felipe II con Isabel de Valois. En Francia estallaron las guerras de religión. La monarquía hispánica apoyó a los católicos, mientras que Flandes, Inglaterra y los rebeldes flamencos apoyaron a los hugonotes. Esto acabó cuando Enrique de Borbón aspiró al trono de Francia. Para convertirse en rey, se convirtió al catolicismo y fue Enrique IV.

Rebelión en los Países Bajos

Existía un doble problema: la nobleza quería mayor autonomía y en el norte la mayoría era calvinista. Se produjo una rebelión abierta: la disidencia religiosa calvinista y la aspiración de la nobleza. La represión, iniciada por el duque de Alba, alcanzó una gran dureza. La rebelión nunca fue controlada y, poco antes de morir, Felipe II cedió los Países Bajos a Isabel Clara Eugenia con una cláusula: si no tenía descendencia, volverían a la corona de España. Se abrió el conflicto de nuevo porque no la hubo.

Enfrentamiento con el Imperio Turco-Otomano

El Imperio Turco era una amenaza en el Mediterráneo. Felipe II encabezó la Santa Liga: alianza del Papa, Venecia y España. El enfrentamiento fue naval, en el golfo de Lepanto. Se enfrentaron 260 galeras turcas y 200 cristianas. La consecuencia fue que se logró contener el avance turco.

Disputa con Inglaterra

Debido a una cuestión religiosa, en Inglaterra se desarrolló el anglicanismo. Además, apoyó a los rebeldes flamencos e intensificó los ataques en la zona del Caribe, obstaculizando el comercio marítimo. El arranque de todo fue Enrique VIII, que casó con Catalina de Aragón y se empeñó en separarse de ella y que el Papa respaldase dicha separación. El Papa se negó y Enrique VIII declaró el Acta de Supremacía: la cabeza de la iglesia es el rey. Enrique VIII casó seis veces. En el tercer matrimonio tuvo un hijo varón, quien le sucedería, Eduardo VI. Cuando este murió, le sucedió su hija mayor, María Tudor. Cuando esta murió, le sucedió Isabel I, hija de Ana Bolena y Enrique VIII. Durante su reinado se intensificó el anglicanismo y la enemistad con Inglaterra fue constante. El detonante para Felipe II fue que Isabel I estuviera detrás del asesinato de María Estuardo, lo que llevó a Felipe II a mandar la Armada Invencible a Inglaterra, cuyo objetivo era la invasión. La derrota de la Armada Invencible se debió a cuatro factores: la utilización de galeras por parte de la armada española, la superioridad en la artillería inglesa, la mala dirección del duque de Medina Sidonia y las malas condiciones meteorológicas. Esto supuso mayor libertad de comercio para Inglaterra al convertirse en primera potencia.

Conclusión

El reinado de Felipe II supuso mayor rigidez que el de Carlos V. Se centró más en la península. Supuso la culminación de la expansión territorial (Portugal). Los conflictos no cesaron por mantener la hegemonía y por la defensa del catolicismo. Culminó el proceso de conquista de territorios americanos.

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