El Reinado de Fernando VII: Absolutismo, Liberalismo y la Independencia de América (1814-1833)

El Reinado de Fernando VII: Entre el Absolutismo y el Liberalismo (1814-1833)

Tras el Tratado de Valençay en 1813, Fernando VII se preparó para regresar a un país donde existían principios políticos contrarios al absolutismo. Fernando VII entró en España el 22 de marzo de 1814, recibido por aclamaciones. Un grupo de diputados absolutistas de las Cortes le presentaron el conocido como Manifiesto de los Persas, en el que le reclamaban la vuelta al absolutismo. Fernando VII, el 4 de mayo de 1814, emitió en Valencia un decreto por el que disolvía las Cortes, abolía la Constitución de 1812 y restablecía el absolutismo.

El Sexenio Absolutista (1814-1820)

Se inició un periodo caracterizado por la anulación de las reformas, la vuelta al Antiguo Régimen y al absolutismo. En un periodo crucial en la historia de Europa, Fernando VII se mostró sorprendentemente desinteresado por los asuntos externos, pese a haberse enfrentado a los franceses. España quedó fuera de los beneficios que las potencias vencedoras de Napoleón recibieron en la Segunda Paz de París y en el Congreso de Viena en 1815. España, destrozada por la Guerra de la Independencia, quedó relegada a un papel secundario en el ámbito internacional. Con una economía destrozada, la labor del gobierno de Fernando VII se centró en la represión de los enemigos de la restaurada monarquía absoluta. Más de doce mil afrancesados tuvieron que exiliarse del país y se inició una dura persecución contra los liberales, que se refugiaron en las sociedades secretas. Muchos militares optaron por las posturas liberales y, para hacer frente a la represión, se integraron en sociedades secretas de ideología liberal como la masonería. Estos militares protagonizaron diversos intentos de golpe militar, como el de Díaz Porlier en 1815 o el de Lacy en 1817.

El Trienio Liberal (1820-1823)

Finalmente, un pronunciamiento liberal terminó por triunfar. Al frente de un ejército que en Cádiz estaba preparado para marchar hacia América a luchar contra los rebeldes independentistas, el teniente coronel Riego se puso al frente de este contingente y obligó al rey a proclamar la Constitución de 1812. Por primera vez, se aplicaba la Constitución de 1812 en una situación de paz y con el monarca en el país. Fernando VII, absolutista convencido, trató de obstruir desde el principio la labor de los gobiernos liberales y el normal funcionamiento constitucional. Esta actitud provocó la inestabilidad política y la división de los liberales:

  • Doceañistas: Defendieron la concesión de más poder al monarca y la creación de una segunda cámara reservada a las clases más altas. Tras 1833 se convirtieron en los moderados.
  • Veinteañistas: Pedían la aplicación estricta de la Constitución de 1812. También conocidos como los exaltados.

Los liberales en el poder durante el Trienio aplicaron una política claramente anticlerical: abolición del diezmo, supresión de la Inquisición, etc. El enfrentamiento con la Iglesia será un elemento clave de la evolución del liberalismo español. Por primera vez, se generó un debate público gracias a las libertades constitucionales. Pronto surgieron movimientos de protesta contra el gobierno liberal en Madrid. La contrarrevolución realista se concretó en la aparición de partidas de campesinos fuertemente influenciados por la Iglesia. En el Pirineo catalán se formó un gobierno absolutista, conocido como la Regencia de Urgel, que fue disuelto. Las grandes potencias absolutistas, reunidas en el Congreso de Viena de 1815 y coaligadas en la Santa Alianza, se habían comprometido a intervenir ante cualquier amenaza liberal que surgiera en Europa contra los principios de la Restauración. Así, reunidas en 1822 en el Congreso de Verona, las potencias acordaron la intervención en España. En 1823, un ejército francés, conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis, dirigido por el duque de Angulema, entró y conquistó fácilmente el país. El 1 de octubre puso fin al último foco de resistencia del gobierno liberal y repuso como monarca absolutista a Fernando VII.

La Década Ominosa (1823-1833)

Fernando VII fue liberado por los Cien Mil Hijos de San Luis y promulgó un decreto por el que anulaba todo lo legislado durante el Trienio, con la consiguiente vuelta al absolutismo y al Antiguo Régimen. Los liberales sufrieron una dura represión política y tuvieron que exiliarse. Algunos intentos de insurrección fueron anulados y sus protagonistas ejecutados.

Las dificultades políticas de los últimos años del reinado de Fernando VII fueron:

  1. El agravamiento de la crisis económica a causa de la pérdida de las colonias americanas.
  2. El problema de la sucesión al trono: el infante don Carlos, hermano del rey, se negó a reconocer a su sobrina como heredera. (En 1713, Felipe V había introducido la Ley Sálica, según la cual las mujeres no podían reinar, pero en 1789 las Cortes aprobaron la Pragmática Sanción que abolía la Ley Sálica). Se iniciaba el fenómeno político del carlismo.

En 1833 moría Fernando VII y, poco tiempo después, comenzaba la Primera Guerra Carlista.

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