Fernando VII: Absolutismo y Liberalismo
El Golpe de Estado y la Represión
A su regreso a España, Fernando VII manifestó sus intenciones absolutistas. El 4 de mayo de 1814, desencadenó un golpe de Estado mediante un Real Decreto que suprimió las Cortes, declaró nula su actuación y abolió la Constitución. El general Eguía fue enviado a Madrid para detener a regentes, ministros y diputados. El 10 de mayo, el rey entró en Madrid.
El golpe de Estado contó con el apoyo del ejército, la nobleza y el clero, expresado en el Manifiesto de los Persas, que defendía el retorno al Antiguo Régimen y la alianza entre el altar y el trono. Además de la Constitución, fueron suprimidas las leyes desamortizadoras, la libertad de imprenta y la reforma de los impuestos. Se restituyeron los privilegios de la nobleza y de la Iglesia.
El Sexenio Absolutista
Fernando VII gobernó en permanente inestabilidad política, con continuos cambios de ministros. El verdadero gobierno en la sombra era la camarilla, formada por hombres de confianza del rey. El resultado fueron seis años en los que los problemas se agravaron.
La situación económica era desastrosa debido a la caída de los precios tras las guerras en Europa. El problema más grave era la quiebra financiera del Estado, que gastaba más de lo que ingresaba.
La situación de los campesinos empeoró por las medidas tomadas en 1814. El descontento se extendió también a las ciudades. El ejército se vio perjudicado y Fernando VII se negó a integrar en él a los jefes guerrilleros. Poco a poco, se reorganizó el movimiento clandestino liberal, con círculos secretos y sociedades masónicas en las principales ciudades.
El Trienio Constitucional
El 1 de enero de 1820, el comandante Riego se pronunció con éxito a favor de la Constitución. El periodo del Trienio Constitucional se caracterizó por la agitación política permanente debido a la división entre los liberales (moderados y radicales) y la actitud involucionista del rey.
Las Reformas del Trienio
Las Cortes aprobaron una nueva legislación reformista, incluyendo medidas de reforma agraria, política religiosa anticlerical, reforma militar y reforma educativa.
La Contrarrevolución y la Caída del Gobierno Liberal
El fin de la experiencia liberal se precipitó por la acción contrarrevolucionaria y la intervención exterior. En 1822, se produjo un intento de insurrección contrarrevolucionaria y se formó un gobierno radical que desconfiaba del rey. Desde 1821, actuaron en el norte partidas guerrilleras organizadas por la aristocracia y el clero absolutista. En el Congreso de Verona, las potencias europeas decidieron intervenir militarmente para acabar con el gobierno liberal.
La Década Ominosa: Represión y Reacción
Tras la caída de Cádiz, Fernando VII anuló toda la legislación del Trienio y restableció las instituciones y autoridades del absolutismo. Se reanudó la represión, con miles de personas condenadas a muerte o a la cárcel. Se creó el voluntariado realista para perseguir a los liberales.
El absolutismo de esta época no fue igual al de 1814, ya que se hicieron algunos cambios para mantener el Antiguo Régimen, como la creación del Consejo de Ministros y el recorte de gastos.
La Agonía del Absolutismo y la Crisis Sucesoria
El país continuó sumido en el caos económico. A partir de 1830, volvieron a producirse conspiraciones liberales. La crisis sucesoria, ya que Fernando VII no tenía hijos, desencadenó la guerra de los agraviados en 1827.
La Emancipación de la América Española
Las Causas del Independentismo
Los orígenes del independentismo americano se encuentran en la política de los Borbones y la estructura social del continente. Los criollos, que controlaban la hacienda y las plantaciones, rechazaban el trato discriminatorio y el monopolio español.
El Inicio del Proceso de Independencia
El proceso de independencia comenzó durante la guerra de 1808-1814, con la formación de juntas similares a las españolas en las principales ciudades. Sin embargo, las divisiones internas permitieron la reacción de los ejércitos realistas.
El Triunfo del Independentismo
Tras la restauración del absolutismo en España, las ansias de independencia se reavivaron. En 1816, se proclamó la independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica (Argentina). El ejército argentino derrotó a los españoles y permitió la independencia de Chile en 1818. Simón Bolívar dirigió el proceso en Venezuela y Colombia, proclamando la República de la Gran Colombia en 1819. La última fase del proceso se desarrolló tras la revolución de 1820 en España, que debilitó al ejército colonial. En 1821, las tropas americanas entraron en Lima y proclamaron la independencia del Perú. En 1825, solo Puerto Rico y Cuba permanecían bajo dominio español.