El Reinado de los Reyes Católicos (1474-1516)
Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón contrajeron matrimonio en 1469. Tras la muerte de Enrique IV de Castilla en 1474, Isabel accedió al trono, desencadenando una guerra contra Juana la Beltraneja, hija de Enrique IV. La contienda finalizó con el Tratado de Alcaçovas-Toledo (1479), que reconoció a Isabel como reina de Castilla. Ese mismo año, Fernando II se convirtió en rey de Aragón, dando inicio a la llamada unidad dinástica, es decir, la unión de varios reinos bajo un mismo soberano, pero manteniendo cada uno sus propias instituciones, leyes y funcionamiento.
La Unión Dinástica y la Organización del Estado
El matrimonio de Isabel y Fernando supuso la unión de las coronas de Castilla y Aragón, mas no la unificación territorial. A pesar de lo acordado en la Concordia de Segovia (1475), donde se estableció que Fernando actuaría como rey en Castilla e Isabel como reina en Aragón, cada corona conservó sus fronteras, leyes, instituciones y moneda. Castilla, con un poder regio más fuerte y una economía más pujante, asumió un papel hegemónico. Los Reyes Católicos no buscaron crear una monarquía unitaria y centralizada, de hecho, tras la muerte de Isabel, las coronas se separaron temporalmente.
Características del Nuevo Estado
- Monarquía autoritaria: Los Reyes Católicos consolidaron el poder monárquico, culminando el proceso iniciado por Alfonso XI.
- Instituciones: Se combinaron elementos medievales (Audiencias, Chancillerías, Cortes) con instituciones modernas. Se crearon los Consejos como órganos de administración y gobierno, tanto territoriales (Consejo de Castilla, de Aragón, de Indias, etc.) como temáticos (Consejo de Estado, de Hacienda, de Guerra, de Inquisición, etc.), dando origen al régimen polisinodial.
- Unidad religiosa: Se estableció el Santo Oficio o Inquisición (1478) para controlar la uniformidad religiosa, perseguir a los falsos conversos y expulsar a las minorías religiosas.
- Orden público: Se creó la Santa Hermandad (1476) como cuerpo policial para mantener el orden en el ámbito rural de Castilla.
- Administración local: Se nombraron corregidores en las ciudades de realengo de Castilla, con funciones de alcaldes y gobernadores, limitando el poder de las oligarquías locales.
- Nobleza: Los Reyes Católicos apartaron a los grandes nobles de las instituciones, favoreciendo a letrados de origen burgués, reduciendo así su poder político, pero manteniendo su poder económico y social.
Política Exterior y Expansión Territorial
Los Reyes Católicos buscaron expandir sus territorios y consolidar su poder en Europa. Aragón aspiraba a conquistar Navarra, Rosellón, Cerdeña y Nápoles, mientras que Castilla se enfocaba en el Atlántico Sur. Para ello, recurrieron a la diplomacia, un ejército permanente y la política matrimonial, casando a sus hijos con herederos de las coronas de Portugal, Inglaterra y la Casa de Habsburgo.
- Expansión territorial: Se incorporaron las Islas Canarias (1479) y el Reino de Navarra (1512) a la Corona de Castilla. Francia devolvió Rosellón y Cerdeña a Aragón, y posteriormente le entregó Nápoles.
- Norte de África: Se ocuparon plazas como Melilla y Orán para asegurar el comercio en el Mediterráneo occidental frente a los piratas berberiscos.
- Descubrimiento de América: En 1492, Cristóbal Colón, con el apoyo de los Reyes Católicos, llegó a América, dando inicio a la expansión ultramarina y al establecimiento de un imperio colonial. Se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe (1492) y el Tratado de Tordesillas (1494) para regular la expansión y el reparto de territorios entre Castilla y Portugal.
La Búsqueda de la Unidad Religiosa
. Isabel y Fernando han pasado a la historia como los Reyes Católicos debido a su empeño en preservar y difundir el catolicismo. La sociedad de la época presentaba un gran pluralismo religioso en el que cristianos, judíos y musulmanes convivían con dificultad, en los límites del enfrentamiento. Los monarcas encontraron en la imposición de la fe católica el mecanismo para integrar y unificar a la totalidad de los habitantes de sus reinos.
Persiguieron de forma sistemática a quienes pertenecían a otras creencias. El instrumento central de la ortodoxia fue el Tribunal de la Santa Inquisición (o Santo Oficio), creado por el Papa con la finalidad de defender la fe católica y perseguir la herejía. Su jurisdicción abarcaba todos los reinos de la monarquía. Sus miembros dependían de un inquisidor general nombrado por los monarcas. El primero de ellos fue el cardenal Torquemada. Los Reyes Católicos la reforzaron y la convirtieron en un instrumento de control ideológico y de unidad religiosa. Su misión especial era perseguir a los judíos y musulmanes que se habían convertido al catolicismo (conversos). Los conversos eran acusados de judaizar o marrar(marranos), es decir, seguir practicando su religión a escondidas, por ello se les consideraba herejes. La Inquisición estuvo dirigida por la orden de los dominicos. Se podía someter a tortura y muerte en la hoguera a los falsos conversos.
Una de las primeras decisiones reales en defensa de la unidad religiosa fue la expulsión de los judíos mediante el Edicto de Granada (31 de marzo de 1492) que no aceptaron convertirse al catolicismo. Fue el final de un proceso medieval contra un colectivo que, aunque gozaba de un cierto estatus económico, estaba excluido de la vida pública y era obligado a vivir en barrios separados (juderías). Afectó a unas 80.000; unas 50.000 personas aceptaron ser bautizadas, de manera fingida o no (judeoconversos).
La razón de este odio antijudío se debió en parte a: La sospecha de buena parte de la sociedad de que los judeoconversos seguían judaizando, es
decir, que fingían ser cristianos, pero que en la práctica mantenían su religión y sus prácticas
judías. El recelo también estaba motivado por su buena posición económica e intelectual, ya que había numerosos médicos o banqueros entre ellos y el nivel de alfabetización entre ellos era más elevado respecto otros grupos sociales. Por ello, eran una seria competencia de los cristianos viejos a la hora de ocupar determinados cargos públicos y de ejercer determinadas profesiones. Eran acusados de la muerte de Cristo y vinculados a Satanás. Además, se debió por el miedo al diferente (ropa, lenguaje, cultura, etc.) A la presión de la Inquisición por que hubiera una sola religión. Al deseo de obtener la hacienda de los expulsados.
Los Reyes Católicos plantearon la conquista de Granada como una guerra contra los infieles. Tras la rendición del reino nazarí el 2 de enero de 1492, se garantizó a los musulmanes el mantenimiento de su religión y costumbres, pero su elevado número, unos 50.000 en Andalucía, podía acarrear problemas para la unidad del Reino. Se intentó convencerlos para que se convirtieran al cristianismo. La medida de Fray Hernando de Talavera no dio resultado y el cardenal Cisneros impulsó los bautismos obligatorios, lo que provocó una rebelión en las Alpujarras, que fue duramente aplastada. A partir de ahí, 1502 los RRCC emitieron una Pragmática que obligaba al bautismo o al exilio de la población musulmana residente en la Corona de Castilla. 100.000 musulmanes partirían rumbo a África. Muerto ya Cisneros en 1518 se les prohibió el uso de su lengua y de sus hábitos culturales.
Otra de las formas de institucionalizar esta reticencia a los conversos fueron los Estatutos de Limpieza de
Sangre (desde mediados del S.XV), que pretendían excluir a los conversos y a sus descendientes depuestos destacados de diversas instituciones españolas. Como ha quedado reflejado en las líneas precedentes, el impulso de los Reyes Católicos en lograr la unidad religiosa fue notoria y venía a apoyar el
mismo espíritu unificador en materia política, territorial y social.
CARLOS I: En 1516 por parte de sus abuelos maternos, los Reyes Católicos, heredó la Corona de Castilla (con el reino de Navarra y sobre todo América) y la Corona de Aragón con Nápoles y Sicilia.
Por parte de María de Borgoña (su abuela paterna), heredó los Países Bajos y el Franco Condado. Además, en 1519, fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, con el nombre de Carlos V, lo que le daba el control del centro de Europa. Recibió sus territorios patrimoniales de Austria, que formaban parte del Sacro
Imperio Romano Germánico.
La gran extensión de los dominios de Carlos I le daba la hegemonía en Europa, pero también tenía inconvenientes: una gran vulnerabilidad (territorios muy dispersos, que podían ser atacados por numerosos frentes); y dificultad de gobierno (porque cada territorio tenía unas leyes, costumbres, lenguas, etc. diferentes al resto).
La política exterior del rey se dirigió ante todo hacia la unidad de la cristiandad (bajo su mando), la lucha contra el Islam y la conservación de toda la herencia recibida.
Lucha contra Francia: Francia fue el peor enemigo de Carlos V. La tensión territorial con Francia, heredada de los tiempos en que la Corona de Aragón era independiente, se agravaría entre Carlos V y Francisco I a raíz de la elección del primero como emperador (Francisco era el otro candidato a la corona imperial). Además, Francia estaba rodeada por territorios de Carlos, lo que hacía que se sintiera amenazada. Uno de los escenarios de este conflicto fue Italia, que era objeto de deseo por franceses y españoles desde hacía mucho tiempo. Tras continuos enfrentamientos, y a pesar de victorias imperiales como la batalla de Pavía (1525, donde Carlos llegó a capturar al rey francés), al final del reinado se llegó a una situación de equilibrio.
Lucha contra los turcos: Los turcos habían logrado reunificar el Islam tras una larga etapa de disgregación, convirtiéndose su nuevo Imperio en una gran amenaza en el Mediterráneo y en el continente Europeo. En 1529, el ejército turco llegó incluso a sitiar Viena. En 1535 Carlos V les arrebató Túnez, pero no logró imponer
completamente su poder en el Mediterráneo (piratas berberiscos). El imperio turco llegó a establecer una alianza con Francia para luchar juntos contra Carlos.
Surgimiento del protestantismo dentro del Imperio, con los príncipes alemanes que siguieron a Lutero. Fracasadas las negociaciones, luchará contra los que él considera herejes. Tendrá que enfrentarse con la Liga de Esmalcalda, una alianza de príncipes alemanes protestantes, que recibirá el apoyo de enemigos de España como Francia. Carlos V la derrotó contundentemente en Mühlberg en 1547. Al final el conflicto acabó en tablas por la Paz de Augsburgo en 1555, por la que el Imperio quedaba dividido en dos confesiones religiosas cristianas (católica y luterana); los príncipes alemanes podían elegir libremente su religión, aunque los súbditos tenían que adoptar la religión elegida por su príncipe.
En 1556 Carlos I abdicó y se retiró al monasterio de Yuste, donde murió 2 años después. Cedió a su hermano Fernando las posesiones de Austria y el Sacro Imperio. Felipe II heredó los demás territorios. FELIPE II: heredó de su padre Castilla, Aragón, Países Bajos Españoles, Luxemburgo, Franco Condado, Milanesado, Nápoles, Sicilia, Cerdeña y América española. Pero como dijimos perdió Austria y Sacro Imperio en favor de su tío Fernando de Austria. En cambio, se anexionó Portugal en 1580, con todo su imperio marítimo por África y Asia.
A los conflictos exteriores que tuvo su padre (con Francia y los turcos) sumó otros nuevos, con los Países Bajos (que buscaban la independencia) e Inglaterra, por motivos políticos y religiosos. En lo relativo a Francia, Felipe la derrotó en las decisivas batallas de San Quintín (1557) y en Gravelinas (1558). Se
firmó la Paz de Cateau-Cambrésis (1559), que confirmaba la hegemonía de España en Italia y en el centro de Europa, y que anuló las guerras con Francia durante décadas. Posteriormente, en Francia en 1584 estalló una guerra civil en el país entre católicos y protestantes, allí llamados hugonotes, que llevó a Felipe II a apoyar a los primeros.
En los Países Bajos, Felipe II fue considerado por los holandeses un rey extranjero. A ello se uniría la amplia difusión que tuvo el calvinismo, sobre todo en el norte. En 1566 estallarían motines en varias ciudades, por lo que, en 1567, el Duque de Alba fue enviado a aplastar la rebelión. En 1571 los rebeldes que pudieron huir regresaron a la actual Holanda y establecieron un gobierno independiente, calvinista, que desde entonces estuvo en guerra abierta con el sur católico y leal a España (actual Bélgica).
Los turcos volvieron a la acción en el Mediterráneo conquistando Túnez y Chipre. Se formó entonces la Santa Liga entre Venecia, el papado y Felipe II, alianza militar cuyo mayor peso recaía en España. En octubre de 1571, la flota cristiana venció a la musulmana en la batalla de Lepanto. Inglaterra: En 1588, harto de la piratería inglesa de Isabel I, Felipe II armó la llamada Armada Invencible con la intención de invadir Gran Bretaña, pero ésta fue derrotada por las inclemencias y por la flota inglesa.
Así mantenía a sus ejércitos implicados en tres frentes: los Países Bajos, Inglaterra y Francia. Sin resolver ninguno de los problemas, el rey moría en septiembre de 1598 en El Escorial.
En principio, la conquista se realizaba de forma particular. Al igual que Colón, los exploradores firmaban unas capitulaciones con la Corona en las que fijaban los objetivos y el reparto del botín. Se utilizó el sistema de la encomienda: un grupo de indios era entregado al colono, teóricamente para evangelizarlos en instruirlos, pero fueron obligados a trabajar forzosamente.
América fue considerada una posesión de la Corona de Castilla, por lo que ésta se reservaba el monopolio de su comercio y explotación, impidiendo o dificultando la participación incluso de los mercaderes de la Corona de Aragón. Los demás países europeos tenían prohibido comerciar y contactar con la América española, aunque podían usar a la Corona de Castilla como intermediaria.
Se intentó hispanizar a los conquistados, imponiéndoles la lengua castellana y la religión católica. En época de Carlos II la corona aprobó las Leyes de Indias, un compendio de las leyes emitidas a lo largo de todo el siglo XVI (Leyes de Burgos, Leyes Nuevas, etc.), que exigían el respeto a los indígenas, pero en la práctica la península quedaba muy lejos y los colonos hicieron con los indios lo que quisieron.
Las instituciones coloniales fueron una copia de las castellanas, convirtiéndose en estables a partir de 1520. En España funcionaron dos instituciones centrales, presididas por el propio rey: – La Casa de Indias: o Casa de Contratación se creó a principios del S. XVI (1503), con sede en Sevilla. Su función era el control de toda la actividad económica entre España y los territorios conquistados. – El Consejo de Indias: creado por Carlos V en 1524, era tribunal de justicia y organismo consultivo en materias eclesiásticas, legislativas y de gobierno, con facultad para proponer leyes y nombrar cargos. Además, controlaba la Casa de Contratación.
Por su parte, en los territorios coloniales se crearon varias unidades administrativas territoriales: los virreinatos, con gran autonomía política y a cargo de un virrey; las audiencias y las gobernaciones, similares en estructura y funciones a las audiencias y corregimientos de Castilla; y las capitanías generales. El descubrimiento abrió un
importante flujo de comercio ultramarino. La colonización tuvo como misión la búsqueda de metales preciosos; a mitad del s. XVII habían llegado a España 19.000 t de oro y plata, que sirvieron para financiar la política exterior y militar. Además, contribuyó a una inflación y una subida de precios: tras el comienzo de la explotación de los metales preciosos en América se desencadenó en España y en toda Europa un proceso inflacionario conocido como “revolución de los precios”.
Y es que la llegada a Europa, a través de Sevilla, de una gran cantidad de oro y plata permitió la acuñación masiva de monedas, de las que Europa andaba escasa por su deficitario comercio con Oriente. El aumento de la masa monetaria, unido a la mayor demanda derivada del crecimiento de la población, provocó una inflación continua (subida generalizada de precios), cuya magnitud no tenía precedentes en la historia europea. Por otra parte, la perspectiva de vender las mercancías cada vez más caras estimuló a los productores para aumentar la producción, por lo que toda Europa vivió a lo largo del siglo XVI una fase expansiva de fuerte crecimiento económico.
A España y Europa llegaron productos nuevos como el maíz, la patata, el cacao, el tabaco o el tomate. Y a América llegaron el café, el algodón, los caballos, los cerdos, etc.
España exportaba vino, aceite y maquinaria. Se prohibió el desarrollo de talleres en América, lo que generó un gran descontento, pero pronto se comprobó que esta política era inviable. Se fundaron universidades como la de México (1551) y la de Lima (1555).
La Corona de Castilla desaprovechó la posición privilegiada que le ofrecía el monopolio comercial con América (Aragón quedó fuera de la colonización y del comercio) y la oportunidad de convertirse en una potencia económica. Por eso se suele definir como un fracaso económico.
Para la población indígena la conquista europea de América tuvo un impacto brutal: sus habitantes fueron diezmados por enfermedades frente a las cuales no tenían defensas (viruela, sarampión), y por el extenuante trabajo en campos y minas. El trabajo en las minas se organizó en Sudamérica mediante la “mita”, de origen incaico, que obligaba a los indígenas a trabajar en horribles condiciones a cambio de un salario miserable, estableciéndose cupos de trabajadores a las distintas tribus. Todo ello rompió el modo de vida de los indígenas, y los muertos se contaron por millones. Se produjo un descenso en la esperanzade vida. La población indígena se extinguió en las islas de las Antillas, por lo que se repoblaron con esclavos africanos. En el continente se dio mestizaje.