1.4- El Reino Visigodo: Origen y Organización Política. Los Concilios.
En el 409 d.C., varios pueblos germanos llegaron a la Península Ibérica: los suevos, asentándose en el noroeste; los vándalos, que se fueron al norte de África; y los alanos, que se establecieron en el sur, pero su rastro desapareció. Roma, ante esta situación, hizo un pacto con los visigodos y, a cambio de que expulsasen a estos pueblos, les darían terrenos en Tolosa. Después de la caída de la parte oeste del Imperio Romano, los francos echaron a los visigodos y estos se asentaron en la península ibérica, estableciendo Toledo como su capital.
Los reyes visigodos se rodearon de guerreros fieles y gobernaron con dos instituciones principales: el Aula Regia, donde consultaban sus dudas (estaba formado por nobles), y el Officium Palatinum, formado por nobles más cercanos que les ayudaban en la administración de los territorios.
El rey dividió su territorio en varias regiones y se las dio a los duques respectivamente, quienes se convertirían en los verdaderos gobernadores, ya que el rey perdió mucha fuerza. También se crearon los concilios, reuniones del rey con los obispos, donde hablaban de temas eclesiásticos y políticos. El rey Recaredo proclamó el cristianismo como religión oficial en el III Concilio de Toledo.
A esta separación de territorios se le llamó feudalización, y esto contribuyó a la ruralización y la latifundización. El derecho romano aún siguió vigente gracias al Liber Iudiciorum, promulgado por el rey Recesvinto. San Isidoro de Sevilla difundió la idea de que el poder del rey venía de un poder divino y resumió los conocimientos de la época en las Etimologías.
Finalmente, una disputa entre Rodrigo y Agila facilitó la invasión de los musulmanes en el año 711.
2.1- Al-Ándalus: La Conquista Musulmana de la Península Ibérica. Emirato y Califato de Córdoba.
La disputa entre Don Rodrigo y Agila facilitó la invasión de los musulmanes, que entraron por Gibraltar y solo tardaron dos años en conquistar casi toda la península, exceptuando la parte norte. Esta rápida conquista se vio favorecida por la tolerancia religiosa de los musulmanes y el descontento de la población con el gobierno visigodo.
La península se convirtió en un Emirato dependiente del califato de Damasco. En el 756, la familia Omeya fue expulsada del califato, siendo sustituida por la familia de los abasíes. Entonces, Abd-al-Rahman I, de la familia Omeya, creó su propio Emirato independiente en Al-Ándalus en el 756, controlando solo políticamente.
El poder lo tenía el emir, y por debajo el hachib, que controlaba la administración dividida en diwanes, controlados por visires. El territorio se dividía en coras o provincias, controladas por los valís. Luego estaban las marcas, que eran coras que delimitaban con los reinos cristianos. Los valís que controlaban las marcas tenían más poder.
En el 929, Abd-al-Rahman III, tras tener varias victorias contra cristianos y nobles rebeldes, se proclamó califa, dando comienzo a la época de mayor esplendor cultural de Al-Ándalus. En el 976, Hisham II se hizo con el poder y, junto con el hachib Almanzor, crearon una dictadura militar.
A causa de las rebeliones externas, y una en especial en 1035, este califato terminó y Al-Ándalus se fragmentó en Taifas (facciones).
2.2- Al-Ándalus: Reinos de Taifas. Reino Nazarí.
La división en Taifas causó gran debilidad, lo que hizo que tuviesen que pagar parias para sobrevivir contra los cristianos. Estos empezaron a avanzar y, en el 1085, conquistaron Toledo. Ante esta amenaza, los musulmanes pidieron ayuda a los almorávides, imperio del norte de África.
Su líder, Yusuf Ibn Tashfin, venció en 1086 a Alfonso VI en la batalla de Sagrajas y, cuatro años más tarde, volvió a la península para conquistar las Taifas y unificarlas. En el 1145, el poder almorávide cayó, formándose las segundas Taifas. En el norte de África también perderían su poder por culpa de los almohades.
Los almohades, tras conquistar las Taifas, las unificarían en 1172. En el 1195, el califa Yusuf II derrotó a Alfonso VIII en la batalla de Alarcos. Debido a esto, los reinos cristianos olvidarían sus diferencias para luchar contra los almohades, a quienes vencerían en la Batalla de Navas de Tolosa en 1212.
Lo único que quedó del imperio musulmán sería el reino Nazarí, gobernado por Al-Ahmar. Este reinado duró mucho gracias a que supieron cómo tratar con Castilla y el norte de África. Habían muy pocas minorías religiosas, ya que los musulmanes que querían conservar su religión solo tenían que irse a Granada, evitando así rebeliones. Además, tenían un gran poder económico.
Su máximo esplendor fue con Yusuf I y Muhammad V, en el siglo XIV. Sin embargo, en el siglo XV surgieron problemas y, aparte del comienzo de la conquista de los cristianos, el reino terminó con el pacto de rendición de Boabdil con los Reyes Católicos en 1492.