El Sexenio Democrático (1868-1874): Un Periodo de Transformación en España
El Sexenio Democrático, comprendido entre 1868 y 1874, constituye una etapa crucial en la historia de España, marcada por profundos cambios políticos y sociales. Desde la caída de Isabel II hasta la proclamación de la Primera República y la posterior Restauración borbónica, este periodo se caracterizó por la inestabilidad y la búsqueda de un nuevo modelo político para el país.
1. Introducción: El Fin del Reinado de Isabel II
La revolución de 1868, conocida como «La Gloriosa», puso fin al reinado de Isabel II y a los gobiernos moderados. La Constitución de 1869, de carácter progresista, definió a España como una monarquía. El siguiente paso fue la búsqueda de un rey, que recayó en la figura de Amadeo de Saboya. Sin embargo, la falta de apoyos obligó a Amadeo a abdicar tras dos años en el trono. Posteriormente, se instauró la Primera República, que tampoco logró consolidarse debido a los enfrentamientos internos, las guerras y diversos conflictos. El golpe de Estado del general Pavía, el 3 de enero de 1874, dio paso a una dictadura republicana, que fue derrocada por otro golpe, el de Martínez Campos en diciembre, restaurando a los Borbones con Alfonso XII, hijo de Isabel II.
2. La Revolución de Septiembre de 1868: «La Gloriosa»
El movimiento revolucionario que destronó a Isabel II en 1868 fue el resultado de una combinación de factores: una crisis económica, un profundo descontento social y una crisis política derivada del deterioro del régimen isabelino. Amplios sectores sociales demandaban una acción de gobierno que mejorase la situación. La respuesta de los gobiernos moderados fue la represión de los movimientos de oposición, como por ejemplo, los sucesos de la Noche de San Daniel. La oposición política estableció una plataforma conjunta para acabar con el régimen moderado. Progresistas, demócratas y republicanos firmaron el Pacto de Ostende (agosto de 1866), al que se adhirieron los unionistas (liderados por Serrano). En este pacto se establecía un programa revolucionario común: el derrocamiento de Isabel II y la convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes.
La Revolución de Septiembre de 1868, también conocida como «La Gloriosa», se inició con la sublevación de la escuadra naval en Cádiz, al mando del almirante Topete. Junto a Prim y Serrano, Topete firmó el manifiesto «España con honra», que recogía el programa político elaborado en Ostende. La sublevación fue seguida por un amplio movimiento insurreccional que se extendió por numerosas ciudades. El gobierno dimitió e Isabel II partió hacia el exilio. Los firmantes del Pacto de Ostende formaron un Gobierno Provisional, presidido por Serrano y Prim.
3. El Gobierno Provisional (Octubre 1868 – Diciembre 1870) y la Constitución de 1869
El Gobierno Provisional implementó una serie de reformas que recogían gran parte del programa político de las disueltas juntas revolucionarias: libertad de imprenta, derecho de reunión y asociación, sufragio universal masculino (para mayores de 25 años), democratización de los ayuntamientos y diputaciones, y convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes. El objetivo principal de estas Cortes fue elaborar una nueva Constitución que definiera las líneas generales del nuevo régimen.
La Constitución de 1869 fue promulgada en junio de ese año. Proclamaba la soberanía nacional e instauraba una monarquía democrática, algo que los republicanos combatieron, ya que defendían la instauración de una república. La Constitución incorporaba una amplia declaración de derechos y libertades (reunión, asociación, etc.). El Estado se obligaba al mantenimiento del culto y el clero católico. Las Cortes eran bicamerales (Congreso y Senado), elegidos ambos por sufragio universal. Se establecía una clara división de poderes: el ejecutivo en manos del gobierno, el legislativo era competencia exclusiva de las Cortes y, para el poder judicial, se instituyeron oposiciones para acceder a la carrera judicial. Tras la aprobación de la Constitución, el general Serrano fue nombrado Jefe del Estado como Regente, mientras que Prim se encargó de la búsqueda de un nuevo monarca, siendo el candidato elegido Amadeo de Saboya.
4. El Reinado de Amadeo I (1871-1873): Un Rey sin Apoyos
Amadeo de Saboya desembarcó en Cartagena el 20 de diciembre de 1870. Ese mismo día falleció Prim, víctima de un atentado en Madrid, desapareciendo así el principal valedor de Amadeo I. Las fuerzas políticas del régimen fueron incapaces de asegurar la estabilidad, sucediéndose rápidamente los gobiernos entre los constitucionalistas de Sagasta y los unionistas de Serrano. A esta inestabilidad se sumaron la guerra de Cuba y la Tercera Guerra Carlista, iniciada por Carlos VII. Amadeo I, con escaso apoyo y considerado un extranjero, abdicó en febrero de 1873, dando paso a la Primera República.
5. La Primera República (1873-1874): Un Proyecto Inestable
La Primera República, apoyada tanto por republicanos como por monárquicos progresistas, se dividió en las siguientes fases:
- República de Compromiso: Los principales grupos políticos al proclamarse la República eran: los conservadores (partidarios de la vuelta de los Borbones), los radicales (que deseaban una República unitaria) y los republicanos (que defendían una República federal). El primer presidente fue Estanislao Figueras. Esta República entró en crisis por la falta de entendimiento entre los diferentes grupos.
- República Federal: Francisco Pi y Margall estableció la República Federal en junio de 1873. Su proyecto consistía en establecer una federación con 17 estados. Sin embargo, no hubo acuerdo entre los republicanos. Se produjeron levantamientos cantonales, destacando el de Cartagena, que poseía la flota de guerra y declaró la guerra a Madrid. A estos problemas se sumaron la guerra de Cuba y la Tercera Guerra Carlista. Estos conflictos provocaron la caída de esta república en julio de 1873.
- República Unitaria y Conservadora: Nicolás Salmerón, un republicano unitario y conservador, acabó con el movimiento cantonal. Posteriormente, Emilio Castelar asumió la presidencia y la República se orientó hacia la derecha. La política de dureza de Castelar no fue bien recibida por los parlamentarios, lo que precipitó la crisis del 2 de enero de 1874.
- El fin de la República: El general Pavía entró en las Cortes y expulsó a los diputados. Al no querer Pavía asumir la dirección del país, se confió esta al general Serrano, quien gobernó durante un año un régimen difuso, conocido como «Régimen Innominado» (presidencialista). Finalmente, se produjo el golpe de Estado de Sagunto a finales de 1874. El general Martínez Campos proclamó rey de España a Alfonso XII, hijo de Isabel II, dando inicio a la Restauración Borbónica.