El Siglo XVI: Auge de Castilla, Carlos V, Felipe II, Humanismo y Renacimiento

El Auge de Castilla y el Imperio Español

El Gran Despegue de Castilla

La hegemonía de Castilla sobre el resto de España en el siglo XVI se debió a los siguientes factores:

  • El crecimiento demográfico: La población castellana aumentó y alcanzó, a finales del siglo, 7,5 millones de habitantes.
  • La agricultura y la ganadería: La agricultura se vio favorecida por la demanda americana, pero debido a la subida del precio de los productos, causada por la abundancia de oro y plata americanas, se fijaron precios máximos para asegurar el pan a los grupos más desfavorecidos. Esta situación, unida al encarecimiento de los arrendamientos y de los impuestos, provocó una drástica reducción del área cultivada. La ganadería vivió una etapa de gran prosperidad hasta el reinado de Felipe II.
  • La industria: La demanda de las colonias americanas favoreció el crecimiento de la industria textil lanera y sedera, de la naval y de la cerámica. En la segunda mitad del siglo XVI, el elevado precio de los productos españoles los hizo poco competitivos, lo que provocó la decadencia de la industria.

Organización Política

Los Consejos se convirtieron en los principales órganos de gobierno. Entre ellos destacaba el Consejo de Estado, presidido por el rey. La máxima autoridad en cada reino era el virrey, representante del rey, que era asesorado por la Audiencia. Se mantuvieron, además, las autoridades propias de cada reino. Las Cortes solo se reunían cuando eran convocadas por el soberano.

El Imperio Cristiano de Carlos V

Carlos I, Rey de España y Emperador

La historia de Europa durante el siglo XVI estuvo centrada en la monarquía española. El sistema de alianzas que se forjó, a favor y en contra de España, dio lugar a una serie de guerras y disputas religiosas que encontraron en Carlos I y Felipe II a los defensores del catolicismo frente a luteranos y calvinistas.

Carlos I nació en Gante en 1500. Debido a la hábil política matrimonial de sus antepasados, llegó a reunir el Imperio más extenso hasta entonces conocido. En 1506, al morir su padre, Felipe el Hermoso, Carlos I heredó los Países Bajos y el Franco Condado.

Política Interior

La autoridad del nuevo monarca se vio comprometida en España con las revueltas de las Comunidades y de las Germanías.

Los elevados gastos que conllevaba la elección de Carlos I de España como emperador de Alemania obligaron a este a exigir ayuda económica a las Cortes castellanas y aragonesas. Esto dio lugar al movimiento de los comuneros en Castilla. Las Comunidades se organizaron en la Junta Santa, radicada en Ávila, y recibieron el apoyo de la pequeña nobleza, la alta burguesía urbana y las masas populares.

Las Germanías protagonizaron en Valencia y Mallorca una serie de revueltas sociales que enfrentaron a la burguesía y a los grupos populares de las ciudades contra la nobleza. Los rebeldes terminaron siendo sometidos por el ejército real.

Tras estas revueltas, la figura del rey quedó reforzada, pero se vio obligado a destituir a sus consejeros extranjeros del gobierno de España.

Política Exterior

Se desarrolló en torno a las siguientes líneas generales:

  • La tradicional oposición entre España y Francia: En 1521 estalló la guerra entre ambos países por el dominio de la península italiana. Tras la derrota de Pavía, Francia cedió los ducados de Milán y Borgoña a España. Años después, la guerra se reanudó, pero finalmente la Paz de Crepy confirmó la supremacía española en Italia.
  • La situación del Imperio Alemán: La Reforma luterana alimentó los deseos de independencia política y económica de estos estados. Los príncipes, unidos en la Liga de Smalkalda, fueron derrotados por el emperador en la batalla de Mühlberg. En 1555 se firmó la Paz de Augsburgo, por la que se concedía libertad religiosa a los estados alemanes.
  • El enfrentamiento con el Imperio Turco: Las tropas turcas fueron detenidas por el ejército imperial a las puertas de Viena. Carlos I consiguió una gran victoria con la conquista de Túnez, pero sufrió la derrota de Argel, a consecuencia de la cual la mayor parte del Mediterráneo se convirtió en un «lago turco».

La Hegemonía Hispánica de Felipe II

Felipe II estaba convencido de que el destino de la religión católica estaba ligado al de la monarquía española. Felipe II fue el soberano más poderoso de su tiempo; en 1580, se convirtió en rey de Portugal, uniendo así los dos imperios coloniales más grandes de la época.

Problemas Internos

  • La rebelión de los moriscos: Se convirtieron en un enemigo interno, ya que Felipe II temía una alianza con turcos y berberiscos, por lo que les prohibió usar su lengua y practicar sus costumbres. Esta situación provocó la rebelión de las Alpujarras.
  • La revuelta de Aragón: Este conflicto se originó a raíz del caso Antonio Pérez, secretario de Estado de Felipe II, que fue acusado de traición y asesinato. Pérez huyó de la justicia y se refugió en Zaragoza, donde se acogió a los fueros de Aragón. El rey resolvió el problema con la ocupación militar de Zaragoza y la restricción parcial de los fueros aragoneses. Mientras tanto, Antonio Pérez huyó al extranjero.

Política Exterior

Los comienzos de la política exterior de Felipe II estuvieron tutelados por Carlos I, quien vivió lo suficiente para conocer la derrota francesa en la batalla de San Quintín.

Este hecho constituyó el triunfo definitivo de España sobre Francia, y la renuncia de esta a los territorios italianos mediante la firma de la Paz de Cateau-Cambrésis.

La política exterior de Felipe II se desarrolló en los siguientes frentes:

  • El Imperio Turco: El rey español se alió con Venecia y con el Papa Pío V en la Santa Liga contra los turcos. La victoria de la Santa Liga en Lepanto creó la ilusión de que el poder turco se había roto.
  • Los Países Bajos e Inglaterra: En los Países Bajos, la confluencia de intereses entre la nobleza del sur, católica, y la burguesía del norte, protestante, desencadenó una larga guerra contra España. La reina Isabel I de Inglaterra se convirtió en la principal oponente a la política de Felipe II, quien intentó invadir Inglaterra, pero la Armada Española (la «Gran Armada») naufragó frente a las costas inglesas en 1588. Como consecuencia, se consolidó la independencia de las Siete Provincias Unidas del norte.
  • Las guerras de religión en Francia: Francia vivió una crisis interna debido a las guerras de religión que enfrentaron a los hugonotes y a los católicos, quienes contaron con el apoyo de Felipe II.

Una Nueva Mentalidad

El Humanismo

El Humanismo fue un movimiento intelectual que, desde Italia, se extendió por el resto de Europa. Sus raíces se asentaban en los principios filosóficos y en la literatura de la Antigüedad clásica. La confianza en el ser humano influyó en el nuevo método científico, basado en la experimentación, y en la Reforma religiosa. La invención de la imprenta hizo posible la rápida propagación de las nuevas ideas a través de los libros.

Erasmo de Róterdam fue el humanista de mayor prestigio de su tiempo. Su pensamiento giraba en torno a la necesidad de una reforma moral. Su obra más importante fue Elogio de la locura (1511).

El humanismo inglés: Entre sus teóricos destacó Tomás Moro con su obra Utopía (1516), que realizó una crítica de los monarcas despóticos, el materialismo y la propiedad privada, y describió una sociedad ideal.

En Italia, el Humanismo fue impulsado por los mecenas. Destacó la ciudad de Florencia, gobernada por los Médici, donde se fundó la Academia Platónica (1440). Una de las figuras más importantes fue Nicolás Maquiavelo; en su obra El Príncipe, expuso sus ideas sobre la autoridad y la forma de gobernar.

En España, uno de los humanistas más importantes fue Antonio de Nebrija, que redactó la primera gramática en lengua castellana (1492). También destacó el valenciano Juan Luis Vives, que representó el humanismo cristiano. En su obra principal, De tradendis disciplinis, realizó un perfil del perfecto humanista. El Cardenal Cisneros costeó la publicación de la Biblia Políglota.

La Reforma

La Reforma fue un movimiento religioso que surgió en la primera mitad del siglo XVI. Supuso la división (cisma) de la Iglesia y la aparición de la Iglesia protestante. En esta época, dentro de la propia Iglesia, se había denunciado la relajación de las costumbres y la corrupción del clero, la compra de cargos eclesiásticos y, sobre todo, la venta de indulgencias.

El iniciador de la Reforma fue el monje alemán Martín Lutero. El luteranismo se extendió rápidamente por Alemania, Holanda y los países nórdicos. Además de Lutero, hubo otros reformadores como: Ulrico Zwinglio (1484-1531), Enrique VIII de Inglaterra (1491-1547) y Juan Calvino (1509-1564).

La Contrarreforma

La Iglesia católica reaccionó ante la crisis religiosa y el avance del protestantismo con el desarrollo de un movimiento renovador denominado Contrarreforma. El Concilio de Trento (1545-1563) fue convocado por el papa Paulo III para solucionar el problema protestante. En él se adoptaron las siguientes decisiones:

  • Se definieron los dogmas de fe.
  • Se ratificó el valor de las buenas obras para obtener la salvación.
  • Se consolidó la autoridad del papa frente a los concilios.
  • Se obligaba a los obispos a residir en sus diócesis, se prohibió la acumulación de cargos y se crearon seminarios.

La Contrarreforma tuvo su principal representante en Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. Los jesuitas fueron los principales propagadores de la doctrina del Concilio de Trento a través de la predicación y de la creación de instituciones.

El Renacimiento

El Renacimiento fue un estilo artístico desarrollado principalmente en Italia en los siglos XV (Quattrocento) y XVI (Cinquecento). Desde allí se difundió por toda Europa. Sus principales rasgos son:

  • La desvinculación del arte del monopolio cultural de la Iglesia. Los mecenas serán ahora los protectores y clientes de los artistas.
  • El arte se inspira en el legado artístico grecorromano, al que hace renacer, de ahí el nombre de Renacimiento.
  • El antropocentrismo: las obras artísticas toman como referencia al ser humano. El canon de belleza se ajusta a la proporción humana.

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