El Siglo XVII Español: Crisis y Decadencia de la Monarquía Hispánica

Los Austrias del Siglo XVII: El Gobierno de Validos y la Crisis de 1640

Felipe III y el Duque de Lerma

Felipe III heredó el imperio más extenso y poderoso del mundo en 1598. Sin embargo, se inclinó más al ocio y a la vida cortesana que a las tareas de gobierno, para lo que creó el cargo de valido (ministro que actuaba en nombre del rey). Nombró valido al duque de Lerma.

La política interior se vio afectada por la crisis financiera de la monarquía, que venía heredada del reinado anterior y que, a pesar de impulsar una política exterior pacifista y algunas reformas económicas, no se acabó con la deuda y se declaró la bancarrota en 1607. La otra cuestión fue la expulsión de los moriscos en 1609, que consistió en el último paso de la unidad religiosa. Estas expulsiones provocaron consecuencias graves para Valencia y Aragón, donde se despoblaron numerosas comarcas.

La política exterior de Felipe III se puede considerar pacifista, aunque realmente continuó con el modelo político de Felipe II, quien firmó la paz con Francia (Paz de Vervins de 1598). El rey y su valido alcanzaron acuerdos de paz para cerrar los frentes de lucha y evitar la ruina de la monarquía. Los acuerdos fueron la Paz de Londres (1604), con Inglaterra, y la Tregua de los Doce Años (1609), con las Provincias Unidas. Por la paz en Europa y la red diplomática, este reinado se conoce como la Pax Hispánica.

Felipe IV y el Conde-Duque de Olivares

Felipe IV subió al trono en 1621, con solo 16 años, por lo que estuvo bajo la tutela de Gaspar de Guzmán (conde-duque de Olivares).

La crisis económica de Hacienda hizo que Olivares planteara una reforma financiera y militar. Para ello, planteó la Unión de Armas (ejército permanente de 140.000 hombres sostenido por todos los reinos en función de su población y riqueza). Además, pretendió unificar políticamente el imperio, igualando cargas y beneficios entre todos los territorios.

A pesar de estas reformas, se sucedieron las bancarrotas.

La Crisis de 1640

La década de 1640 fue un periodo de crisis general para la monarquía.

  • Cataluña: Fracasaron los sucesivos intentos de crear la Unión de Armas y se convirtió en un frente de batalla. Se produjo el Corpus de Sangre, una sangrienta revuelta en la que se asesinó al virrey. Los sublevados buscaron el apoyo de Francia y finalmente se produjo la rendición de Barcelona.
  • Portugal: Se produjo otra revuelta, en contra de la Unión de Armas y por las dificultades de defender el territorio de los ataques holandeses. Se inició una rebelión, encabezada por el duque de Braganza, y finalmente, Portugal consolidó su independencia.

Guerra de los Treinta Años y la Pérdida de la Hegemonía Española en Europa

La política exterior de Felipe IV se caracterizó por la agresividad; la monarquía reinició la guerra con las Provincias Unidas y se implicó en la Guerra de los Treinta Años.

La monarquía intervino en la Guerra de los Treinta Años como aliada de los Habsburgo austriacos. Este conflicto estuvo ligado a la guerra contra las Provincias Unidas. Francia, por temor, apoyó a los protestantes. Esta intervención francesa produjo la derrota española, que se materializó en la batalla de las Dunas (1639) y la batalla de Rocroi (1643).

La Paz de Westfalia, en 1648, significó la aceptación española de la independencia de las Provincias Unidas y el final de la hegemonía de los Habsburgo en Europa. La guerra con Francia concluyó con la Paz de los Pirineos, en la que Francia obtuvo una parte de Cataluña y algunas plazas fortificadas en Luxemburgo y Flandes.

Otro objetivo fue la defensa del tráfico marítimo con América. Sin embargo, las dificultades financieras y las derrotas militares debilitaron la defensa del imperio.

Principales Factores de la Crisis Demográfica y Económica del Siglo XVII y sus Consecuencias

El siglo XVI fue un periodo de crecimiento demográfico. Sin embargo, desde finales de este siglo y durante el siglo XVII se produjo una gran crisis demográfica, causada por:

  • La peste
  • Las malas cosechas reiteradas
  • La expulsión de los moriscos
  • Las guerras
  • La emigración a América

La economía de esta época presenta dos etapas:

  1. Siglo XVI: Crecimiento económico, cuya economía se caracterizaba por la expansión y se produjo un aumento de la población y el desarrollo comercial. La ganadería y la agricultura aumentaron su producción y el comercio con América experimentó un gran desarrollo que hizo que la economía se dinamizara. No obstante, se produjo una revolución de los precios.
  2. Siglo XVII: Grave crisis económica provocada por la crisis de las actividades textiles, la disminución de la llegada de metales preciosos de América y la crisis de la Hacienda real, que provocó varias bancarrotas.

En Cataluña y Valencia, las condiciones económicas comenzaron a recuperarse.

Crisis y Decadencia de la Monarquía Hispánica: El Reinado de Carlos II y el Problema Sucesorio

Carlos II accedió al trono en 1665 siendo un niño, por lo que su madre, Mariana de Austria, ejerció como regente. Debido a la incapacidad de este rey para gobernar, las tareas recayeron sobre regentes y validos, lo que favoreció la disolución del poder.

La economía mejoró, pero las revueltas sociales no desaparecieron: en Valencia estalló la Segunda Germanía, una revuelta antiseñorial; en Madrid se produjo el Motín de los Gatos, por el aumento del precio del pan. Respecto a la política exterior, la Monarquía perdió varios territorios europeos, entre los que destaca el Franco Condado.

La sucesión de Carlos II supuso un gran problema, pues no tenía descendencia. Había dos candidatos al trono: Felipe de Borbón y Carlos de Austria. Carlos II eligió como heredero a Felipe de Borbón (Felipe V), para lograr el apoyo de Francia. El 1 de noviembre de 1700 murió Carlos II, iniciándose así una nueva dinastía, los Borbones.

Guerra de Sucesión Española y el Sistema de Utrecht

La sucesión de Carlos II provocó un gran problema político. El acceso de un Borbón al trono español afianzaba aún más la hegemonía francesa. Por eso, se formó una gran alianza encabezada por Austria y a la que se unieron Inglaterra, las Provincias Unidas, Prusia, Saboya y Portugal. El archiduque Carlos accedió al trono austriaco y Felipe V renunció al trono francés. Ambas circunstancias pusieron fin al conflicto internacional.

En 1713-1714, se firmaron el Tratado de Utrecht y el Tratado de Rastadt, que establecieron un nuevo sistema de relaciones, basado en el equilibrio entre grandes potencias:

  1. España perdió sus posesiones europeas y se centró en preservar América.
  2. Reino Unido se confirmó como la primera potencia marítima mundial, apoderándose de Menorca y Gibraltar.
  3. En Europa se impuso la política de equilibrio continental.

En España, el conflicto sucesorio se convirtió en una guerra civil que derivó en el enfrentamiento entre dos concepciones de estado: la centralista, que apoyó a Felipe V, y la foralista, que apoyó a Carlos.

Castilla apoyó a Felipe V, pero en la Corona de Aragón las cosas fueron distintas. Se produjo la división del reino, pues Valencia apoyó a Felipe V y Cataluña optó por el apoyo a las causas austríacas, por temor a las tendencias absolutistas y centralizadoras.

Las ofensivas borbónicas ocuparon Valencia, en la batalla de Almansa (1707). Las consecuencias del conflicto fueron trascendentales.

Tras la firma del Tratado de Utrecht, Felipe V tenía dos objetivos: recuperar algunos territorios perdidos en Utrecht y asegurar el imperio colonial español. Felipe V puso fin a la política revisionista impuesta por Alberoni e impulsó una política realista, basada en la negociación con las demás potencias.

España firmó con Francia el Primer Pacto de Familia y consiguieron que el infante don Carlos fuera reconocido rey de las Dos Sicilias.

Con el Segundo Pacto de Familia, España obtuvo Parma y Toscana.

Fernando VI optó por un gobierno neutral, pero su sucesor, Carlos III, firmó con Francia el Tercer Pacto de Familia, por el que se introdujo en la Guerra de los Siete Años y en la Guerra de la Independencia de las Trece Colonias norteamericanas.

El estallido de la Revolución Francesa en 1789 provocó la crisis de los Pactos de Familia.

La Nueva Monarquía Borbónica: Reformismo y Despotismo Ilustrado

Los Decretos de Nueva Planta: Modelo de Estado y Alcance de las Reformas

La monarquía borbónica se basó en el modelo de monarquía absoluta, donde el rey tenía en sus manos grandes poderes y su poder tenía un origen divino, legitimado por la Iglesia.

Tras la guerra, se cambió la estructura del gobierno de la monarquía. El sistema de los Austrias fue sustituido por un sistema de secretarías, con un Consejo o Secretaría de Despacho. Más tarde, la Secretaría de Despacho se dividió en cuatro: Guerra, Marina e Indias, Justicia y Estado. Se añadió también la de Hacienda.

En el gran afán por uniformizar el territorio, se aplicaron los Decretos de Nueva Planta, que suprimieron los fueros y las instituciones propias de los reinos de la Corona de Aragón y pasaron a ser gobernados por las leyes castellanas. De esta manera, todo el territorio español tenía un sistema de gobierno uniforme. Se integraron los consejos territoriales en el de Castilla.

Esta centralización se reflejó también en la administración y la organización territorial. La administración de los territorios quedó en manos de intendentes, capitanes generales y corregidores.

Otro aspecto de la política absolutista era el control de la Iglesia. Esta práctica se conoció como regalismo y consistía en la intervención de los monarcas en algunos aspectos eclesiásticos.

Los objetivos de Felipe V respecto a la política religiosa fueron: el derecho a designar los cargos eclesiásticos y la recaudación de rentas de sedes obispales vacantes.

El acuerdo con la Iglesia llegó con la firma del concordato.

Los sucesores de Felipe V continuaron con el regalismo y Carlos III expulsó a los jesuitas y limitó las competencias de la Inquisición.

Las necesidades de la Guerra de Sucesión impulsaron algunas medidas: nuevos sistemas de reclutamiento, sustitución del tercio por el regimiento y se creó un ejército profesional y permanente.

España quería ser una potencia marítima, por lo que aumentó la construcción de nuevos astilleros y arsenales.

España del Siglo XVIII: Expansión y Transformaciones Económicas

Agricultura, Industria y Comercio con América. Causas del Despegue Económico de Cataluña

Se produjo un crecimiento demográfico continuo durante toda la centuria. Este crecimiento fue más intenso en la periferia peninsular.

Los factores de este crecimiento fueron el descenso de las mortalidades catastróficas y el aumento de la natalidad.

La demografía española presentaba aún rasgos antiguos: una natalidad alta y una mortalidad también elevada. Una parte del crecimiento demográfico se centró en las ciudades.

Por otra parte, los rendimientos agrícolas seguían siendo muy bajos, debido a las incidencias meteorológicas y al escaso desarrollo tecnológico. Una gran parte de la superficie agrícola estaba amortizada y las tierras disponibles solían ser de mala calidad. Por eso, hubo crisis de subsistencias en varios años.

La industria era muy escasa y estaba orientada a los mercados locales. Predominaba el taller artesanal y gremial. Además, en algunas zonas se generaron bases para la industria moderna (protoindustria).

La política económica mercantilista fue seguida por los Borbones, mediante la aplicación de medidas proteccionistas y la creación de manufacturas (Reales Fábricas).

En el reinado de Carlos III, se impuso una política económica con rasgos del liberalismo.

El comercio creció por el aumento demográfico. En el comercio interior, se emprendieron obras públicas, como el plan radial de carreteras, y se suprimieron aduanas y peajes. El comercio exterior pretendía revitalizar el comercio americano, con la supresión del sistema de flotas y la creación de compañías comerciales. El fracaso de estas compañías provocó la adopción de una política de liberalización del comercio americano.

Ideas Fundamentales de la Ilustración. Despotismo Ilustrado: Carlos III

Carlos III se preocupó por mejorar la economía, la organización y la racionalización del Estado, así como la aceptación del rey como “hombre ideal” ilustrado.

Algunos ministros reformistas se enfrentaron a los privilegiados, por lo que despertaron una fuerte oposición que estalló en el Motín de Esquilache en 1766. Desde este momento, cambiaron los protagonistas del reformismo y destacaron Campomanes, el conde de Aranda y Floridablanca, que se apoyaron en un grupo de ilustrados: Cabarrús, Olavide, Jovellanos, etc. Las reformas promovidas por estos ministros abarcaron todas las áreas:

  • Reformas religiosas: Se disminuyó el poder de la Iglesia y se acentuó el regalismo (expulsión de los jesuitas y limitación de la Inquisición).
  • Reformas económicas: Se aplicaron medidas liberales para potenciar la producción y el desarrollo agrícola.
  • Reformas militares: Se estableció el servicio militar obligatorio.
  • Reformas sociales: Se intentó valorar el trabajo industrial.
  • Reformas institucionales: Se limitaron al poder municipal.

El despotismo ilustrado tuvo limitaciones, pues los cambios afectaban a las estructuras del Antiguo Régimen.

del Antiguo Régimen.

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