El siglo XVIII: Auge y caída del Imperio español
La política exterior española: entre alianzas y conflictos
Tras la pérdida de territorios europeos en la Guerra de Sucesión Española y la Paz de Utrecht, la política exterior española del siglo XVIII se centró en dos objetivos principales: recuperar lo perdido y defender el imperio ultramarino. Ante la imposibilidad de lograrlo en solitario, España buscó alianzas internacionales, principalmente con Francia, a través de los Pactos de Familia.
Los Pactos de Familia: alianzas estratégicas con Francia
- 1733: Primer Pacto de Familia: España apoyó a Francia contra Austria y Rusia en la Guerra de Sucesión Polaca, obteniendo a cambio el apoyo francés y algunas posesiones italianas. Carlos, rey de España, fue proclamado rey de las Dos Sicilias.
- 1743: Segundo Pacto de Familia: España se alió con Francia en la Guerra de Sucesión Austríaca, recibiendo el ducado de Parma para Felipe, hijo de Isabel de Farnesio y Felipe V.
- 1761: Tercer Pacto de Familia: España se unió a Francia en la Guerra de los Siete Años contra Gran Bretaña y Portugal. A pesar de la pérdida de La Habana y Manila (recuperadas por Florida en el Tratado de París de 1763), Francia compensó a España con la Luisiana.
La Guerra de Independencia de las Trece Colonias (1775-1783) brindó la oportunidad de recuperar Florida y Menorca, aunque Gibraltar permaneció en manos británicas. El reinado de Carlos IV estuvo marcado por el enfrentamiento con la Francia revolucionaria, culminando con la Paz de Basilea y el retorno a la alianza tradicional con Francia contra Inglaterra (Paz de San Ildefonso de 1796).
La política borbónica en América: reformas y centralización
La pérdida de territorios europeos reorientó los intereses españoles hacia América. Se implementó una política de control administrativo y un ambicioso programa reformista:
Reformas administrativas
Se fortaleció el centralismo, reduciendo el poder del Consejo de Indias y la Casa de Contratación. Se crearon dos nuevos virreinatos (Nueva Granada en 1717 y Río de la Plata en 1776) y cuatro Capitanías Generales (Cuba, Guatemala, Venezuela y Chile).
Reformas militares
Se implantó el servicio militar obligatorio, se crearon guarniciones militares y se reorganizó la marina, ante la inexistencia previa de una fuerza armada significativa en América.
Reformas económicas
Para solucionar el monopolio castellano y la escasez de suministros, se liberalizó el comercio (nueve puertos en 1765, trece en 1778 con el Reglamento de Libre Comercio) y se promovieron compañías comerciales como la Compañía Guipuzcoana de Caracas. Se implementó el sistema de navíos de registro (a partir de 1740), permitiendo a barcos españoles comerciar libremente con América previa autorización.
A pesar de estas reformas, la alianza con Francia enfrentó a España con Inglaterra (batalla de Trafalgar), y el desprecio hacia los criollos contribuyó a la posterior búsqueda de independencia en el siglo XIX.
La Guerra de Sucesión Española y la Paz de Utrecht
La sucesión de Carlos II y el inicio del conflicto
La muerte sin descendencia de Carlos II en 1700 desencadenó la Guerra de Sucesión Española. Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y Felipe IV, heredó los reinos españoles, enfrentándose al archiduque Carlos de Habsburgo. Holanda e Inglaterra, temerosas del poderío franco-español, formaron una Gran Alianza antiborbónica junto a Portugal, Prusia y Saboya.
El desarrollo de la guerra y la intervención internacional
La guerra, inicialmente internacional, se convirtió en civil con la participación de diferentes reinos españoles. La armada inglesa tomó Gibraltar (1704) y Menorca (1708). Carlos de Habsburgo llegó a ocupar Madrid en dos ocasiones. Castilla apoyó a los Borbones, mientras que Cataluña, Aragón y Mallorca se unieron a la Gran Alianza. Importantes victorias borbónicas en Almansa y Brihuega inclinaron la balanza.
La Paz de Utrecht y sus consecuencias
En 1711, Carlos de Habsburgo heredó el trono imperial, cambiando el panorama estratégico. Felipe V renunció a sus derechos al trono francés, allanando el camino a las negociaciones de paz. La Paz de Utrecht (1713-1714) consolidó el Reino Unido como potencia naval y comercial, otorgándole Gibraltar, Menorca y privilegios comerciales en América. Los Habsburgo consolidaron su poder en Austria, obteniendo Flandes, Nápoles, Sicilia y parte del Milanesado. Portugal obtuvo la colonia de Sacramento. España, tras la renuncia de Felipe V al trono francés, firmó la paz con Inglaterra, pero perdió territorios en beneficio de Gran Bretaña y Austria.
Consecuencias de la Paz de Utrecht
- Consolidación del Reino Unido como potencia naval y comercial.
- Consolidación de los Habsburgo en Austria.
- Pérdida de territorios para España (Gibraltar, Menorca, etc.).
- Adquisición de territorios para Portugal (Sacramento).
La paz no incluyó a Austria inicialmente, ni a Portugal ni a Holanda. Las cesiones españolas al Imperio Alemán se hicieron efectivas tras la renuncia de Carlos VI a sus pretensiones al trono español. Una segunda paz se firmó en Rastatt en 1714.
La Guerra a ultranza en Cataluña
La resistencia catalana y el asedio de Barcelona
Tras la elección de Carlos VI como emperador, la evacuación de las tropas austriacas de Cataluña, acordada secretamente en los preliminares del Tratado de Utrecht, dejó al Principado a su suerte. A pesar de las promesas de amnistía, Felipe V se negó a conservar los fueros catalanes. La resistencia catalana, liderada por la Junta de Braços, culminó en el asedio de Barcelona.
La Batalla del 11 de septiembre de 1714
Tras un largo asedio, el 11 de septiembre de 1714, el mariscal de Berwick ordenó el asalto a Barcelona. A pesar de la heroica defensa, la ciudad cayó al día siguiente. La Generalitat y el Consejo de Ciento fueron disueltos, marcando el fin de la resistencia catalana y la imposición del absolutismo borbónico.