12.6. La regencia de Mª Cristina de Habsburgo y el turno de partidos. La oposición al Sistema. Regionalismo y nacionalismo.
Tras la muerte de Alfonso XII, su esposa, Mª Cristina de Habsburgo asumíó la Regencia hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII (1885-1902). A través del Pacto del Prado, Cánovas y Sagasta apoyaron a la regente y se turnaron en el poder. Sagasta aprobó algunos derechos en la Constitución del 69, como libertad de cátedra, prensa, código civil, sufragio universal… Este sufragio permitíó el avance de la oposición (PSOE, LLiga, PNV). Cánovas puso un arancel proteccionista (1891). El caciquismo intervénía para garantizar el sistema de encasillado, lo hacía repartiendo favores personales, facilitaban favores colectivos…, lo que aumentó la corrupción. La política exterior de Cánovas (Restauración), coincidíó con la hegemonía de la Alemania de Bismark. Cánovas adoptó una política prudente para evitar conflictos y complicaciones externas. El problema aparecíó cuando Alemania intentó ocupar los archipiélagos españoles de Carolina y Palaos (1855). Cánovas negoció una salida pacífica, mediante la cual España las conservó y Alemania tenía privilegios comerciales y pesqueros en la zona. Bajo el gobierno de Sagasta (1886-1890) se abrieron embajadas en Alemania, Italia, Gran Bretaña y Austria. La oposición al sistema estaba formada por distintos grupos: por un lado estaban los carlistas, unos rechazaban el régimen y otros defendían la legalidad; después había republicanos, formados por posibilistas (Castelar) y demócratas progresistas (Ruiz Zorrilla). Además el movimiento obrero se dividíó en anarquistas y socialistas. También había dos tipos de nacionalismos periféricos: por un lado estaba el catalán, que surgíó en el Sexenio Democrático mediante un federalismo, la Uníón Catalanista (1891) intentó unificar la tendencia entorno a la burguésía ilustrada y conservadora, también se promovieron las Bases de Manresa, que eran un reparto de funciones entre el poder estatal y el regional autónomo. Además, en 1891 se reformó la LLiga Regionalista (Prat de la Riba), que era un partido burgués que demandaba autonomía catalana y la defensa de los intereses económicos en las provincias catalanas. Por otro lado, el nacionalismo vasco defendía los fueros perdidos y rechazaba la industrialización, Sabino Arana fundó el PNV (1895), que defendía la formación de un Estado Vasco independiente, la superioridad de una etnia vasca y el integrismo ultra católico, además, propuso el desarrollo del euskera y del mundo rural. Desde 1898 el nacionalismo vasco osciló entre el independentismo y la integración del País Vasco como entidad autónoma dentro de España.
12.7. La guerra colonial y crisis de 1898
Los antecedentes de la guerra fueron, el no cumplimiento de la Paz de Zanjón (1878), que supuso la Guerra Chiquita (1879) y el desarrollo de un nacionalismo popular y parte de los comerciantes españoles, que vivían en la isla, no aceptaron la autonomía. EE.UU., del que Cuba obténía muchos beneficios por la exportación de azúcar y tabaco, llevo a cabo gran presión diplomática y apoyo a los insurgentes cubanos, debido a que Cánovas establecíó una ley de aranceles, que prohibía el comercio entre Cuba y EE.UU., debido a la crisis económica. En 1893 el Ministro de Ultramar de Sagasta, Maura, intentó una reforma autonómica (rechazada por las Cortes). En la isla había tres grupos políticos: la Uníón Constitucional (españolista), que se opone a cualquier reforma; el Partido Revolucionario Cubano (José Martí), independentistas. Además había guerrillas separatistas (Mambises), apoyada por campesinos y pretendía proteger la selva y los pantanos. La guerra estalló en 1895 por el Grito de Buire, luego se proclamó el Manifiesto de Montecristi, por José Martí y Máximo Gómez, tras la muerte de Martí, Antonio Maceo paso a director militar. Al principio el gobierno de Sagasta envió a Martínez Campos a negociar, pero fracasó y volvíó a España. Después el gobierno de Cánovas envió a Weyler (con unos 200 mil soldados), que recuperó el territorio y envió a los insurrectos a la montaña, Weyler llevó a cabo la compartimentación del campesinado para que no apoyasen a la guerrilla; e inventó los “Campos de Reconcentración”, que consistían en que tras peinar estos compartimentos, se sacaba a la población civil, llegaron a morir unos 300 mil civiles por la falta de suministros. Entre 1896 y 1897 se produjo una guerra de desgaste entre estadounidenses y guerrillas cubanas, contra españoles. Tras el asesinato de Cánovas (1897), Sagasta sustituyó a Weyler por el general
Blanco, que concedíó la autonomía a la isla, pese a que EE.UU. Ya había decidido intervenir. En 1896 hubo una revuelta en Filipinas, sofocada al año siguiente. Cuando explotó el acorazado estadounidense, Maine, se culpó a España, que se negó a vender la isla, EE.UU. Le declaró la guerra a España y finalmente derrotó a España. Con la Paz de París (1898) España reconocíó la independencia de Cuba y cedíó Puerto Rico y Filipinas a EE.UU. (1899). España le cedíó a Alemania las islas Carolina, las Marianas y Palaos. A esto se le llamó el “desastre del 98”, por lo que hubo resentimiento de militares hacia políticos, gran número de muertos, mutilados, perdida de mercados y productos… Se produjo el Regeneracionismo, un movimiento intelectual que consideraba que el Sistema de la Restauración era una locura para el progreso e España, ya que era un sistema falseado (“El cuerpo electoral está aislado de la práctica electoral”), para solucionar el atraso económico y social de España hay que “europeizar el país”. Este sistema, propónía limpiar el Sistema electoral (eliminar el caciquismo), una reforma educativa y políticas sociales y de obras públicas. Joaquín Costa decía que este “organismo enfermo y degenerado” necesita un “cirujano de hierro”.
13.1. Transformaciones económicas. Proceso de desamortización y cambios agrarios. Las peculiaridades de la incorporación de España en la Revolución Industrial. Modernización de las infraestructuras: el impacto del ferrocarril
Hasta 1860 hubo un estancamiento económico, desde 1860 hasta 1901 el crecimiento económico fue más rápido. Para industrializarnos había que hacer una reforma agraria (nuevas técnicas y cultivos). Para llevara a cabo estas reformas eran necesarios las desamortizaciones (reformas de propiedad), la inició Godoy, después Mendizábal (1836-37) cuyo objetivo era disminuir la deuda pública, y poder destinar más recursos a la guerra con los carlistas, pero no dio resultado porque solo podían acceder a las subastas las clases dirigentes y se hicieron con todos los bienes, y por último la desamortización de Madoz (1855) mediante la cual se ponían en pública subasta las tierras restantes de la Iglesia y las de propios y baldíos, es decir, las tierras de los ayuntamientos. Esto consolidó la estructura latifundista, pero no creó una clase media rural, además fue devastador para los campesinos y trabajadores agrícolas. Los capitales obtenidos de las desamortizaciones sirvieron para financiar la guerra carlista y la deuda pública del Estado. Se produjo un gran estancamiento agrícola por el elevado precio de los aranceles de trigo. Otras medidas que contribuyeron al cambio fueron la supresión definitiva de la Mesta (1836) y la abolición de los señoríos y del diezmo (1837). Antes de la ley de minas de 1868 apenas se explotaban minas, por la poca demanda interna, falta de recursos económicos y de mano de obra. Con esta ley llegó capital extranjero, en torno a las minas surgieron industrias y redes de ferrocarril, pero zonas, como Rio Tinto (Huelva) se desligaron de la economía nacional. El carbón (Asturias y León) era escaso, de baja calidad, caro y muy protegido por fuertes aranceles. La industria textil se expandíó por Cataluña donde había una gran cultura manufacturera y artesanal, se extendíó por esta zona gracias a la protección arancelaria, pero la perdida de las colonias trajo consigo una segunda crisis a la industria textil catalana que no se recobrará hasta la segunda década del Siglo XX. La industria siderúrgica se establecíó al lado de minas de hierro, destacando Vizcaya. El desarrollo siderúrgico permitíó también el crecimiento de la industria mecánica y metalúrgica. El relieve peninsular, las guerras bélicas y el bandolerismo dificultaron la creación de una red ferroviaria. Con la real orden de creación de ferrocarriles (1844) se crearon las primeras líneas (Barcelona-Mataró y Madrid-Aranjuez). Luego, con la Ley General de Ferrocarriles (1855) se dieron privilegios para fomentar la actividad ferroviaria, que se pudo completar aunque de manera lenta debido a la crisis internacional de 1877. España se especializó en la exportación de materias primas y productos semielaborados. En el s.XIX hubo un déficit comercial crónico, por lo que se llevaron a cabo medidas proteccionistas. Con el Bienio Progresista se crearon bancos de emisión de billetes y una ley de Sociedades de Crédito. Los bancos financiaron a compañías ferroviarias y la deuda pública del Estado, destacaron los bancos de Barcelona, Santander y Bilbao. El Banco de San Fernando se convirtió en el Banco de España (1856) y obtuvo el monopolio de emisión de billetes, mientras que el resto de bancos pasaron a ser sociedades de crédito comercial y de financiación de industrias. El capital nacional y extranjero invirtió en deuda pública en vez de en industria y agricultura. Durante el primer tercio de s.XX hubo un crecimiento económico debido a la perdida de las colonias (se reinvirtió en España), la neutralidad de España en la 1ªGM (impulsó la industrialización), y con el crac del 29 se ralentizó el crecimiento. Se proyectó una política hidráulica (embalses y regadío), lo que aumentó la productividad. En industria hubo un gran proteccionismo, destacando Asturias, Vizcaya y Barcelona. En comercio exterior, los fuertes aranceles obligaron a la demanda interna a adquirir productos españoles, se acomodaron niveles de baja reinversión y edificación, por lo que aumentaron los costes de producción (interior) y era muy difícil exportar productos industriales. Solo se exportaban bien productos agrarios, semielaborados o minerales en bruto. También aumentó la banca privada, la presencia estatal a través de la banca oficial y se consolidaron cajas de ahorro, que se asociaron en la Confederación Nacional de Cajas de Ahorro (1926). Pero el proceso de industrialización en España fue tan lento que supuso el fracaso en la revolución industrial de España, debido principalmente a la inestabilidad política, al escaso carbón, a la carencia de materias primas, al atraso tecnológico, a la falta de capital nacional y al estancamiento de agricultura y comercio.
13.2. Transformaciones sociales. Crecimiento demográfico. De la sociedad estamental a la sociedad de clases. Génesis y desarrollo del movimiento obrero en España.
En el s.XIX hubo un lento crecimiento demográfico con respecto a otros países; había una alta mortalidad, sobre todo infantil; se produjeron movimientos migratorios y un gran crecimiento urbano por el éxodo rural. Entre los nobles, la alta aristocracia de cuna perdíó su posición en la sociedad, aunque se adaptó a las circunstancias manteniendo una alta influencia. Aparecíó una nueva burguésía de negocios o elite del dinero (favorecida por el crecimiento económico), formado por banqueros, grandes comerciantes, propietarios de tierra, altos cargos del Estado y del Ejército… La burguésía regional y local de la periferia era más modesta, vinculada a actividades comerciales. Luego estaba la clase media, muy débiles comparados con el resto de Europa. El grupo mayoritario fue el trabajador, principalmente campesinos, había también propietarios de pequeños minifundios en el norte de España, arrendatarios y aparceros (pagaban el alquiler por cultivar tierras ajenas, mediante un contrato de corta duración), y jornaleros (vendían su trabajo a cambio de dinero). A lo largo del siglo aparecieron nuevos trabajadores en la ciudad (entre los cuales había inmigrantes llegados del campo), como obreros febriles, ferroviarios, trabajadores de la mina, obreros de la construcción, comerciantes y administrativos. Pero las condiciones laborales de estos eran deficientes, con ingresos muy escasos (más aun para las mujeres y los niños), horarios de más de 10 horas, hábitat inadecuado… En las primeras décadas surgíó el ludismo, que dio lugar a protestas de obreros, en Cataluña hubo una huelga general en 1855. Durante el Sexenio Revolucionario llevaban a cabo huelgas y formaban sindicatos o presionaban a las autoridades. En 1870 los anarquistas crearon en España la Federación Regional Española. En 1871 llegó Paúl Lafargue, partidario de Marx, en ese año se produjo el segundo congreso de la sección española de la Internacional, y los líderes marxistas fueron expulsados. Los marxistas y Pablo Iglesias fundaron la Nueva Federación Madrileña (marxista). A final de siglo, Serrano prohibíó las federaciones (anarquista y marxista). Durante la Restauración los anarquistas crearon la Federación de Trabajadores de la Regíón Española, aunque una minoría optó por la huelga general revolucionaria. A final se siglo se produjeron atentados contra reyes y presidentes por Europa y EE.UU. (Propaganda por el hecho). En 1879 los socialistas madrileños fundaron el PSOE, liderado por Pablo Iglesias, en 1888 se fundó en Barcelona la UGT. Durante el primer tercio de s.XX comenzó la transición al ciclo demográfico moderno, con un gran descenso de la mortalidad y disminución de la natalidad. La sociedad seguía siendo rural y se produjo el auge del sector servicios y aumentó la alfabetización y escolarización. También surgíó un gran movimiento asociativo, sindical y cooperativo. Tras los sucesos de la Semana Trágica surgíó CNT, un sindicato anarquista, que declaró la huelga general como elemento de lucha. Además surgíó el sindicalismo católico, impulsado desde las oligarquías rurales y la Iglesia, agrupados en la Confederación Nacional Católico-Agraria. Del PSOE surgíó el Partido Comunista (1921).
14.1. Panorama general del reinado de Alfonso XIII. Intentos de modernización. El Regeneracionismo. Crisis y quiebra del Sistema de la Restauración. La Guerra de Marruecos.
Alfonso XIII tenía espíritu europeísta y modernizador, intervino mucho en política y no estuvo dispuesto a renunciar a la soberanía compartida con las cortes ni a sus prerrogativas políticas. Tras la muerte de Cánovas y Sagasta comenzó el Revisionismo político con Maura (Partido Conservador) y Canalejas (Partido Liberal). Los conservadores buscaron la “revolución desde arriba” que supuso una lenta legislación laboral, se establecíó una ley de Reforma Electoral (1907) para eliminar el fraude. Desde 1910 los liberales promulgaron leyes sociales y una Ley de Reclutamiento (1912) que establecíó el servicio militar obligatorio. Tras el asesinato de Canalejas (1912) hubo luchas internas por la jefatura, sumado a la desconfianza de Maura hacia los liberales se descompuso el sistema. Tras la Conferencia de Algeciras (1906) España obtuvo los derechos sobre Marruecos, que le interesaba a Maura para recuperar el prestigio. El reclutamiento forzoso de tropas del que solo se libraba la gente con dinero supuso un gran descontento y los socialistas y anarquistas convocaron huelgas generales en Barcelona, por lo que se proclamó el Estado de Guerra y se produjo una oleada de violencia entre el 26 y el 31 de Julio de 1909 (Semana Trágica), cuando se liquidó la insurrección se aplicaron detenciones y penas de muerte, que dieron lugar a protestas internacionales. Los opositores al régimen eran republicanos con apoyo de una pequeña burguésía mercantil y trabajadora, había dos partidos: el Radical (Lerroux), era izquierdista y anticlerical; y el Reformista (Melquiades Álvarez y Gumersindo de Azcarate), era moderado y culto. Aparte estaba el PSOE (Pablo Iglesias). Además había opositores nacionalistas, tanto catalanes (LLiga Regionalista, Solidaritat Catalana y Estat Cátala), vasco (PNV) y en menor medida, gallego. Tuvieron que dar el poder a los liberales, liderados por Canalejas con el pensamiento de regeneración. La neutralidad durante la 1ªGM supuso el aumento de la demanda externa que dio lugar a una inflación y la escasez de algunos productos de primera necesidad, además aparecieron aliadófilos (simpatizantes de izquierdas) y Germánófilos (simpatizantes de derechas). Tras la crisis de 1917 se produjo la Rebelión de las Juntas de Defensa, enfrentamientos entre el ejército y el gobierno , que dio lugar a la dimisión del presidente del gobierno Romanones y a la presentación del Manifiesto de Juntas (1 de Junio), aceptado por el gobierno de Eduardo Dato. Con el aumento de la oposición, la LLiga Regionalista llevo a cabo una serie de reuniones de parlamentarios que buscaban la reforma de la constitución, pero fueron declaradas inconstitucionales y se desarticulo el movimiento por la negativa de las Juntas Militares de Defensa. Hubo huelgas generales en Madrid, Barcelona, Asturias… iniciadas por la UGT y la CNT que consiguieron paralizar los grandes centros urbanos industriales, pero fueron reprimidas por los militares. Alfonso XIII intentó reavivar el viejo sistema político pero fracasó. Hubo una agitación en Andalucía (1918-1920) por la miseria y la influencia de la Revolución Rusa se produjeron muchas huelgas. Otra agitación en Barcelona debido al crecimiento de la CNT a favor del anarcosindicalismo, la patronal respondíó con el “lock out” y la “ley de fugas”. La Revolución Rusa supuso una ruptura dentro del socialismo. En 1919 se formó en Moscú la III Internacional y un grupo del PSOE formó el Partido Comunista de España. Para intentar unir Ceuta y Melilla se emprendíó una campaña desde Melilla para tomar Alhucemas, que supuso “el desastre de Annual” que dio lugar a la caída del gobierno y a una gran cantidad de protestas contra el rey. Lo que llevó al 13 de Septiembre de 1923 al Golpe de Estado dirigido por el general Primo de Rivera. El silencio de Alfonso XIII supónía el apoyo al levantamiento y el abandono del sistema que había ideado Cánovas.