Encíclicas Sociales de la Iglesia Católica: Doctrina y Contexto Histórico

Encíclicas Sociales de la Iglesia Católica: Un Recorrido Histórico

Este documento explora diversas encíclicas papales que han moldeado la Doctrina Social de la Iglesia Católica, abordando temas cruciales como el trabajo, la familia, la justicia social y la paz mundial.

Gaudium et Spes (1965)

Gaudium et Spes es la única constitución pastoral del Concilio Vaticano II. Trata sobre «la Iglesia en el mundo contemporáneo». Fue aprobada por los padres conciliares el 7 de diciembre de 1965 y solemnemente promulgada por el Papa Pablo VI ese mismo día.

Su aprobación resultó de varios años de trabajo, tanto de la asamblea conciliar como de las comisiones encargadas de la redacción, debido a la actualidad de las temáticas abordadas en el siglo XX.

El documento se divide en dos partes: «La Iglesia y la vocación del hombre» y «Algunos problemas más urgentes». Se incluyó una nota explicativa sobre la naturaleza de una constitución pastoral. El proemio consta de tres apartados y la «exposición introductiva» de seis.

Los tres primeros capítulos de la primera parte tratan sobre la antropología cristiana, preparando el camino para la cuarta parte, que presenta la posición de la Iglesia ante el mundo y el hombre.

La segunda parte considera los problemas principales, desde la familia hasta los más generales que interesan a toda la humanidad. Desarrolla la visión cristiana de seis cuestiones fundamentales: el matrimonio y la familia, la cultura, la vida económico-social, la comunidad política, la paz (y la guerra) y, finalmente, la comunidad internacional.

Rerum Novarum (1891)

Rerum Novarum («De las cosas nuevas» o «De los cambios políticos») es la primera encíclica social de la Iglesia Católica. Fue promulgada por el Papa León XIII el viernes 15 de mayo de 1891. Esta carta abierta, dirigida a todos los obispos y catedráticos, versaba sobre las condiciones de las clases trabajadoras.

El Papa apoyaba el derecho laboral a formar uniones o sindicatos, pero también reafirmaba su apoyo al derecho de la propiedad privada. Además, discutía sobre las relaciones entre el gobierno, las empresas, los trabajadores y la Iglesia, proponiendo una organización socioeconómica que más tarde se llamaría corporativismo.

Este trabajo fue notable como resumen de muchos asuntos planteados por la Revolución Industrial, el creciente problema obrero y las sociedades democráticas modernas. Con esta encíclica, la Iglesia pretendió paralizar la «descristianización» de las masas trabajadoras. Precisó los principios para buscar la justicia social en la economía y la industria. Se acepta generalmente que Rerum Novarum es la carta de fundación de la democracia cristiana y una pieza clave de la Doctrina Social de la Iglesia.

Humanae Vitae (1968)

Humanae Vitae («De la vida humana») es una encíclica escrita por el Papa Pablo VI y publicada el 25 de julio de 1968. Con el subtítulo «Sobre la regulación de la natalidad», define la doctrina de la Iglesia Católica sobre el aborto, los métodos anticonceptivos y otras medidas relacionadas con la vida sexual humana. Su publicación resultó muy controvertida, especialmente entre los católicos, debido a que declara ilícito todo tipo de control artificial de la natalidad.

Laborem Exercens (1981)

Laborem Exercens («Trabajo laboral») es la tercera encíclica de Juan Pablo II. Fue publicada el 14 de septiembre de 1981, en el 90º aniversario de la encíclica Rerum Novarum.

Está dirigida a los obispos, sacerdotes, familias religiosas, fieles católicos y a todos los hombres de buena voluntad.

Esta encíclica trata la concepción del hombre y del trabajo, 90 años después de Rerum Novarum. El enfoque general responde a un análisis de la época moderna, donde se han desarrollado experiencias de carácter económico, social, histórico, teológico y antropológico. Generalmente, se ha ignorado el concepto exacto del trabajo humano.

La encíclica profundiza en el concepto mismo del trabajo humano. Juan Pablo II ayuda a comprender lo que ha acontecido y sigue aconteciendo en la historia, y de qué modo puede el hombre transformarse con su trabajo. Además, Laborem Exercens muestra cómo los socialismos tratan a los seres humanos como instrumentos de producción y no como personas sujetas de trabajo. Por otra parte, en el mercantilismo se les trata como mercancía sujeta al mercado de la oferta y la demanda. La proletarización de los intelectuales y su desempleo incrementan el problema social.

Enfatiza los elementos de una espiritualidad del trabajo: los seres humanos comparten sus actividades con la acción de Dios; el trabajo imita la acción de Dios y otorga dignidad al trabajador. Nuestro Señor Jesucristo fue un hombre de trabajo. Hay muchas referencias al trabajo en la Sagrada Escritura; el Concilio Vaticano II dice que «el trabajo es necesario para el progreso terreno y para el desarrollo del Reino».

Quadragesimo Anno (1931)

Quadragesimo Anno es una carta encíclica del Papa Pío XI, promulgada el 15 de mayo de 1931, con ocasión de los 40 años de la encíclica Rerum Novarum (de allí su nombre en latín, Quadragesimo Anno, «en el cuadragésimo año»). Trata sobre la restauración del orden social y su perfeccionamiento en conformidad con la ley evangelizadora, y está dirigida a los obispos, sacerdotes y fieles católicos.

El texto fue redactado por los sacerdotes jesuitas Oswald von Nell-Breuning y Albert Müller. También fue consultado el p. Gustave Desbuquois.

Mater et Magistra (1961)

Mater et Magistra («Madre y Maestra») es una carta encíclica del Papa Juan XXIII, promulgada el 15 de mayo de 1961. Trata sobre el reciente desarrollo de la cuestión social a la luz de la Doctrina Cristiana y presenta a la Iglesia como Madre y Maestra. Fue anunciada el día anterior ante miles de personas en un discurso dirigido «a todos los trabajadores del mundo».

Juan XXIII advierte que la cuestión social tiene una dimensión mundial, y que así como se puede hablar de personas pobres, también se ha de hablar de sectores pobres y naciones pobres. Las exigencias de la justicia y la equidad atañen tanto a las relaciones entre trabajadores y empresarios, como a las relaciones entre los diferentes sectores económicos, y entre las zonas económicamente más desarrolladas y las menos desarrolladas dentro de una misma nación; y, en el plano mundial, a las relaciones entre países con diverso grado de desarrollo económico-social. Un problema de fondo es cómo reducir el desequilibrio entre el sector agrícola, el sector de la industria y los servicios, y cómo mejorar la calidad de vida de la población agrícola-rural.

Sostiene que la justicia y la equidad exigen que los poderes públicos actúen para que las desigualdades entre zonas económicamente más desarrolladas y menos desarrolladas sean eliminadas o disminuidas, y que en las zonas menos desarrolladas se aseguren los servicios públicos esenciales.

Reafirma el carácter de «derecho natural» de la propiedad privada y también de su efectiva difusión entre todas las clases sociales. «La dignidad de la persona humana exige normalmente, como fundamento natural para vivir, el derecho al uso de los bienes de la tierra, al cual corresponde la obligación fundamental de otorgar a todos, en cuanto sea posible, una propiedad privada».

Enfatiza en el derecho de los trabajadores de sindicalizarse y en la necesidad de que los salarios estén de acuerdo con la dignidad humana del trabajador y de su familia, con la aportación efectiva del trabajador, la posibilidad económica de la empresa y la situación económica general.

Juan XXIII sostiene que una economía justa no sólo depende de la abundancia y distribución de bienes y servicios, sino que incluye el papel de la persona humana como sujeto y objeto del bienestar. Propone la cristianización de la familia, la empresa y la sociedad; la vocación de la Iglesia y de cada cristiano es superar la excesiva desigualdad entre los distintos sectores de la sociedad y resistir los procesos económicos y políticos que ponen en peligro la dignidad humana y la libertad.

Pacem in Terris (1963)

Pacem in Terris («Paz en la Tierra») es la última de las ocho encíclicas del Papa Juan XXIII, publicada el 11 de abril de 1963, 53 días antes del fallecimiento del pontífice, coincidiendo con la celebración del Jueves Santo. Con un subtítulo que reza: «Sobre la paz entre todos los pueblos que ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad», era una especie de llamamiento del sumo pontífice a todos los seres humanos y todas las naciones para luchar juntos en la consecución de la paz en medio del clima hostil generado por la Guerra Fría.

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