La Guerra de la Independencia Española (1808-1814)
Causas de la Guerra
El Tratado de Fontainebleau (1807), que tenía como objetivo repartir Portugal y sus posesiones de ultramar, fue el detonante de la crisis. Numerosas tropas francesas entraron por los Pirineos para la conquista de Portugal, pero Napoleón en realidad quería controlar Madrid, Barcelona, Cádiz y Lisboa, donde envió tropas. Godoy se dio cuenta de las intenciones de Napoleón e hizo trasladarse a la familia real a Sevilla para huir a América, si fuese necesario.
Este plan fue considerado ofensivo para las Cortes, que decían que esto era una rendición de Godoy ante Napoleón. El Príncipe de Asturias, Fernando, y los sectores de la corte contrarios a Godoy hicieron el Motín de Aranjuez en marzo de 1808, que se saldó con la ocupación del palacio de Godoy.
El motín hizo que Godoy dejara el puesto y que Carlos IV abdicara en Fernando, quien asumió el trono el 19 de marzo con el nombre de Fernando VII. Aquello mostró la debilidad de la monarquía española: padre e hijo disputando el poder y recurriendo a Napoleón, mientras las tropas ocupaban los puntos estratégicos de la Península (Madrid, Barcelona, Lisboa y Cádiz).
Ante esto, Napoleón aclaró sus planes. Convocó a Carlos IV y a Fernando VII en Bayona y les forzó a abdicar en José Bonaparte, con el nombre de José I. En los meses siguientes, unos notables españoles aprobaron la “Constitución de Bayona” (entre comillas porque no era una constitución, sino una carta otorgada que el rey entregó al pueblo) que decía que José I era rey de España. Posteriormente, algunos de los órganos consultivos del reino aceptaron al rey. Un grupo de cortesanos se ofreció para colaborar con José I. Eran ilustrados que vieron la oportunidad de sacar al país del vacío de poder en el que se encontraba. Estos colaboradores recibieron el nombre de afrancesados y fueron su principal apoyo durante los seis años que reinó.
El 2 de mayo de 1808 se produjo un alzamiento en Madrid que se extendió rápidamente. No aceptaban al nuevo rey y, ante la ausencia de poder legítimo, se constituyeron en todas las ciudades las Juntas Provinciales de Defensa. Una de las misiones que se planteaban las Juntas era organizar el levantamiento militar contra las tropas francesas.
A la vez, una parte del ejército español se reorganizó formando partidas guerrilleras que atacaban la retaguardia de las columnas militares invasoras. Se inició así la Guerra de la Independencia, que duró hasta 1814. En este conflicto fue muy importante la intervención de las tropas de Gran Bretaña, gran enemiga de Francia en aquel momento.
Desarrollo de la Guerra
Al mismo tiempo que se organizaba el gobierno en todo el país, se levantaron guerrillas contra el ejército francés. Además, se organizó un ejército regular, dirigido por el general Castaños, que se enfrentó al del general francés Dupont y lo venció en Bailén.
Como resultado de esta derrota, José I tuvo que abandonar Madrid y el ejército francés se replegó hacia el norte del Ebro. La derrota del ejército napoleónico produjo asombro en Europa, y Napoleón decidió acudir a la Península para terminar con la insurrección. El emperador derrotó al ejército español, volvió a ocupar Madrid y a reponer a su hermano en el trono.
Poco después se vio obligado a regresar a Francia sin haber dejado resuelto el problema español. Tras la marcha de Napoleón, sus mariscales consiguieron dominar oficialmente toda España, pero en realidad no controlaban más que las ciudades y las grandes rutas, mientras las zonas rurales estaban en manos de los guerrilleros.
La guerra de guerrillas fue el sistema defensivo-ofensivo del campesinado español frente al ejército francés. Las partidas de guerrilleros surgían espontáneamente, dirigidas por hombres que llegaron a ser muy expertos en una táctica adecuada al conocimiento del terreno. Como respuesta a las acciones populares, el ejército francés llevaba a cabo una represión muy dura. A pesar de todo, los franceses solo dominaban las poblaciones donde tenían guarniciones.
La ocupación francesa fue muy fuerte en Cataluña, donde Augereau trataba de atraerse a los catalanes por medio de la persuasión. En 1812, Napoleón promulgó un decreto que anexionaba Cataluña a Francia y dividía su territorio en cuatro departamentos.
La guerra iba a tomar otro carácter por el apoyo inglés a Portugal y la alianza entre la Junta Suprema e Inglaterra contra Francia. Tropas inglesas colaboraron con los portugueses en la defensa de Lisboa, y el ejército luso-inglés, al que se unió un ejército español, inició una ofensiva contra los franceses a principios de 1812.
Esta coalición logró un gran éxito cuando los aliados, bajo el mando de Lord Wellington, vencieron a las tropas francesas en Los Arapiles.
Ocupado en la campaña de Rusia, Napoleón no solo no podía ayudar, sino que se había visto obligado a sacar tropas de la Península. Así, los franceses tuvieron que abandonar Andalucía y José I salió de nuevo de Madrid.
La guerra se convirtió entonces en una gran ofensiva hispano-inglesa.
En 1813 los franceses fueron vencidos en Vitoria y en San Marcial, a la vez que el mariscal Suchet abandonaba Valencia y Aragón, aunque intentó permanecer en Cataluña; pero las tropas hispano-inglesas pusieron sitio a Barcelona, que fue evacuada al mismo tiempo que Figueras.
Las últimas tropas invasoras traspasaron los Pirineos y Wellington penetró en Francia, pero en realidad la guerra había terminado cuando Napoleón había liberado a Fernando VII.
La guerra tuvo duras consecuencias para toda España por el hambre, las epidemias, la mortalidad y por la destrucción de la agricultura y de la ganadería, lo que también supuso la paralización del comercio.
La Constitución de 1812
A lo largo de la guerra se fue creando un régimen político que no estaba ni en contra ni a favor de José I ni de las instituciones del Antiguo Régimen. Se produjo una revolución política cuya única legitimidad procedía del pueblo español. Entre esas instituciones, las más importantes fueron las Juntas, formadas por clérigos, militares, ilustrados y otras personas elegidas por el pueblo. La necesidad de coordinarse militar y políticamente obligó a formar Juntas Supremas Provinciales y una Junta Suprema Central en Aranjuez que constaba de 35 miembros, la mayoría nobles reformistas. Su presidente inicial era Floridablanca y su figura más representativa, Jovellanos.
La Junta Suprema Central tuvo que establecerse en Cádiz. Finalmente, se adoptó la decisión de convocar unas Cortes para contrarrestar la asamblea convocada por José I y el Estatuto de Bayona, cuya primera sesión fue en Cádiz. Los diputados en las Cortes de Cádiz pertenecían a tres grupos:
- Los liberales, partidarios de grandes reformas y de dotar a las Cortes de toda la soberanía. Consiguieron imponer sus criterios.
- Los jovellanistas, que abogaban por establecer un compromiso entre la nación y el rey con Cortes estamentales.
- Los absolutistas, partidarios del sistema tradicional, en el que la soberanía del rey emanaba de Dios.
Las Cortes de Cádiz aprobaron una serie de medidas que desmantelaban los fundamentos del Antiguo Régimen. La más importante fue la Constitución de 1812, cuyos principios básicos se basaban en la Constitución de la Revolución Francesa de 1789.
Principios de la Constitución de 1812
- Soberanía nacional. La soberanía residía en la nación, la “reunión de todos los españoles”.
- División de poderes. El poder legislativo residía en las Cortes unicamerales, el poder ejecutivo lo ostentaba el rey, y el judicial, los tribunales. El régimen político era una monarquía parlamentaria. El poder del monarca estaba muy limitado, y la superioridad del poder legislativo era muy evidente.
- Reconocimiento de los derechos individuales. Se incluían derechos como la libertad, la propiedad, etc. No existía una declaración explícita de derechos individuales, como sucedió en la Revolución Francesa.
- Proclamación del catolicismo como religión oficial del Estado. Se prohibía el ejercicio de cualquier otra.
- Adopción de un nuevo sistema electoral. Incluía un sufragio general masculino muy amplio e indirecto.
- Democratización de la vida municipal. Las corporaciones municipales serían renovadas anualmente. Además, se creaba la Milicia Nacional, un cuerpo armado civil encargado de defender la nación y la Constitución.