España Dividida: Claves del Conflicto Civil (1936-1939)

El estallido de la Guerra Civil

La Guerra Civil fue el acontecimiento más relevante y trágico de España en el siglo XX.

  • El 17 de julio de 1936, en Melilla, el coronel Yagüe se alzó en armas contra la República. Entre el 18 y el 19 de julio, la mayoría de las guarniciones militares del resto de España se unieron al golpe de Estado. Después, Franco se dirigió hacia la Península al frente del ejército de África y en pocos días consolidaron sus posiciones.

  • El 19 de julio, Casares Quiroga fue sustituido como jefe de gobierno por José Giral.

    • Este decidió entregar armas a las milicias de los partidos y sindicatos del Frente Popular (anarquistas, socialistas, comunistas, republicanos…).

  • La sublevación triunfó en gran parte de la España interior (Castilla y León, Navarra, parte de Aragón, Galicia) y fracasó en las grandes ciudades y las zonas industriales y obreras donde las organizaciones de izquierda tenían mayor peso (Madrid, Barcelona, Valencia, País Vasco, Cataluña, Asturias, la mayor parte de Andalucía…).

  • Los sublevados creían que el pronunciamiento militar les permitiría apoderarse rápidamente del gobierno. Al no conseguirlo en todo el territorio, España quedó dividida en dos bandos irreconciliables que terminaron enfrentándose en una cruenta guerra civil.

    • El bando sublevado (también llamado “nacional”): Constituido por militares conservadores, monárquicos (alfonsinos y carlistas), grupos católicos, falangistas, y sectores de la derecha conservadora. Defendían un modelo de Estado autoritario, la unidad de España y los valores tradicionales.

    • El bando leal a la República (llamados “rojos” por sus adversarios): Constituido por las clases populares (obreros urbanos e industriales, campesinado sin tierras), la pequeña burguesía, y gran parte de los intelectuales y artistas. Políticamente agrupaba a republicanos de izquierda, socialistas (PSOE y UGT), comunistas (PCE) y anarcosindicalistas (CNT-FAI).

  • La Guerra Civil española tuvo una enorme repercusión internacional desde el primer momento.

    • Fue interpretada como una confrontación entre las fuerzas democráticas y obreras (socialistas, comunistas) y los regímenes fascistas totalitarios (Alemania e Italia).

  • La creación de un Comité de No Intervención por iniciativa de Francia y Reino Unido, que propugnaba el embargo de armas a ambos bandos, no impidió que estos recibiesen ayuda exterior, aunque de forma desigual.

    • El gobierno de la República compró armas, combustible y suministros principalmente a la Unión Soviética, pagando con las reservas de oro del Banco de España (el llamado “Oro de Moscú”). También recibió ayuda de México.

    • El bando republicano recibió apoyo humano internacional a través de las Brigadas Internacionales, contingentes de voluntarios antifascistas llegados de Europa y América (la mayoría eran progresistas o de izquierdas).

    • Los sublevados fueron los más favorecidos por el apoyo extranjero. Recibieron ayuda militar masiva (armamento, aviación, tropas) de la Italia fascista y la Alemania nazi, además de la ayuda de voluntarios portugueses (“Viriatos”) e irlandeses (mayoritariamente fascistas o católicos conservadores).

La zona republicana: Guerra y Revolución

En la zona leal a la República, especialmente en los primeros meses, el poder del Estado se vio desbordado y fue sustituido en muchos lugares por comités y organismos revolucionarios dispuestos a imponer un nuevo orden social y económico.

  • Se produjo un proceso de revolución social: se colectivizaron gran parte de la propiedad industrial y agraria, especialmente en Cataluña y Aragón. Se intervinieron legalmente industrias y tierras, además de cuentas corrientes y depósitos bancarios.

  • En los primeros meses de la guerra se desencadenó en la zona republicana una represión violenta contra personas consideradas afines al bando sublevado (militares, clérigos, políticos de derechas, propietarios), que a menudo escapó al control de las autoridades republicanas.

    • Tuvieron lugar asesinatos (los llamados “paseos”), detenciones ilegales por parte de milicias incontroladas, saqueos, incendios de iglesias y requisas de bienes particulares.

    • Hubo también asesinatos de presos políticos de derechas en las cárceles (como los de Melquíades Álvarez y José Antonio Primo de Rivera, este último fusilado en Alicante tras un juicio).

  • Los dirigentes republicanos comprendieron la necesidad de restablecer la autoridad del gobierno y unificar el esfuerzo bélico.

    • Francisco Largo Caballero (líder del ala izquierda del PSOE) formó un gobierno de unidad en septiembre de 1936, compuesto por republicanos, socialistas y, por primera vez, comunistas, al que se incorporaron poco después cuatro ministros anarcosindicalistas de la CNT.

    • Sin embargo, existían profundas divisiones internas sobre la estrategia a seguir: un sector (republicanos, comunistas y socialistas moderados) priorizaba ganar la guerra, para lo cual era necesario reconstruir un Estado fuerte y un ejército regular disciplinado, buscando así ganar prestigio y apoyo internacional.

    • Otro sector (anarquistas de la CNT-FAI y los comunistas antiestalinistas del POUM – Partido Obrero de Unificación Marxista) quería profundizar la revolución social iniciada y defendía el modelo de milicias populares frente a la militarización.

    • Estas tensiones políticas y estratégicas culminaron en los trágicos Hechos de Mayo de 1937 en Barcelona, un enfrentamiento armado entre fuerzas de la Generalitat y el PSUC (comunistas) contra militantes de la CNT-FAI y el POUM. El conflicto acabó con más de 200 muertos, la derrota de los sectores más revolucionarios (anarquistas y POUM, que fue ilegalizado) y una grave crisis de gobierno.

  • Tras los Hechos de Mayo, Largo Caballero dimitió y le sucedió el socialista Juan Negrín, quien, con el apoyo de los comunistas, se centró en fortalecer el poder central y el ejército para resistir militarmente.

    • Ante el adverso curso de la guerra, Negrín intentó buscar una salida negociada. Propuso el programa de los Trece Puntos (abril de 1938), que planteaba garantías para una reconciliación, como el cese de la lucha armada, la independencia de España, la permanencia de la República y la convocatoria de un plebiscito sobre la forma de gobierno tras la guerra.

    • Franco rechazó cualquier tipo de negociación e hizo saber públicamente que “sólo aceptaría una rendición sin condiciones”.

    • Ante la negativa de Franco y el continuo avance de las tropas sublevadas, Negrín, bajo el lema “Resistir es vencer”, insistió en prolongar la resistencia militar a ultranza, con la esperanza de que el inminente estallido de un conflicto a gran escala en Europa entre las potencias democráticas y las fascistas pudiera cambiar el curso de la guerra en España o, al menos, mejorar las condiciones de la rendición.

La zona sublevada: La creación de un Estado totalitario

  • En la zona controlada por los militares sublevados, se creó inicialmente en Burgos la Junta de Defensa Nacional (presidida por el general Cabanellas e integrada por otros generales como Mola, Franco, Queipo de Llano…), cuya misión era gobernar el territorio ocupado y dirigir la guerra.

    • Sus primeras medidas fueron declarar el estado de guerra en todo el territorio, prohibir la actividad de los partidos políticos y sindicatos del Frente Popular, suspender la Constitución de 1931 y anular las principales reformas republicanas (como la reforma agraria, el matrimonio civil o el divorcio).

    • El 1 de octubre de 1936, mediante un decreto de la Junta, Francisco Franco fue nombrado Jefe del Gobierno del Estado español y Generalísimo de los ejércitos nacionales, concentrando en su persona todo el poder político y militar.

  • Franco, erigido como Caudillo, procedió a construir un nuevo Estado inspirado en el modelo fascista italiano y alemán. Creó un partido único, Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET y de las JONS), mediante el Decreto de Unificación de abril de 1937, que integraba a la fuerza (y bajo su jefatura suprema) a falangistas y carlistas, las dos principales fuerzas políticas que le apoyaban.

  • Este nuevo partido adoptó una simbología híbrida: la camisa azul de Falange, la boina roja de los carlistas, el yugo y las flechas, y el saludo fascista con el brazo en alto.

  • Se suprimieron las libertades fundamentales (política, sindical, de prensa, de reunión, de expresión) y se estableció una férrea censura. Se restableció la pena de muerte.

  • Se estableció un Estado confesional católico, derogando la legislación laica de la República y otorgando una posición de enorme privilegio e influencia a la Iglesia Católica, que apoyó mayoritariamente al bando sublevado (calificando la guerra como “Cruzada”).

  • El nuevo régimen franquista se caracterizó desde el principio por una violencia extrema y planificada contra los vencidos y cualquier sospechoso de oposición en los territorios que iba ocupando.

  • La represión contra republicanos, izquierdistas, sindicalistas, masones o nacionalistas tuvo siempre un carácter sistemático y planificado desde las altas instancias militares.

  • Su intención era no solo ganar la guerra, sino también imponer un clima de terror que eliminase físicamente a los enemigos y disuadiera cualquier contestación o resistencia futura. (Miles de ejecutados durante y después de la guerra fueron enterrados en fosas comunes sin dejar constancia oficial de su paradero, una práctica que se prolongó durante años).

Las operaciones militares

Durante los casi tres años de guerra (julio de 1936 – abril de 1939), el conflicto armado atravesó por distintas etapas. Inicialmente, las grandes batallas se centraron en el control de Madrid; posteriormente, el frente principal se trasladó al Norte y, finalmente, la ofensiva se concentró en la zona mediterránea y Cataluña.

Primera fase: La batalla de Madrid (Julio 1936 – Marzo 1937)

  • Tras cruzar el Estrecho de Gibraltar con ayuda alemana e italiana, las tropas del Ejército de África, comandadas por el coronel Yagüe y luego por el propio Franco, avanzaron rápidamente hacia el norte a través de Extremadura con el objetivo principal de tomar la capital, Madrid.

  • En agosto tomaron Badajoz, donde se produjo una masacre de prisioneros republicanos, logrando unir las zonas sublevadas del norte y del sur.

  • En septiembre, Franco, ya nombrado Generalísimo, decidió desviar parte de sus fuerzas para liberar a los sitiados en el Alcázar de Toledo, una operación de gran valor simbólico y propagandístico, aunque retrasó el asalto a Madrid.

  • Ante el inminente ataque franquista sobre Madrid en noviembre de 1936, se decretó la movilización general para defender la ciudad. Hombres y mujeres fortificaron los accesos y el interior bajo los lemas “¡No pasarán!” y “Madrid, tumba del fascismo”. La llegada de las primeras Brigadas Internacionales y de armamento soviético fue crucial para la resistencia.

  • El 6 de noviembre, ante la crítica situación, el gobierno republicano presidido por Largo Caballero se trasladó a Valencia, dejando la defensa de la capital en manos de la Junta de Defensa de Madrid, presidida por el general José Miaja y con Vicente Rojo como jefe de Estado Mayor.

  • Los sublevados fracasaron en su intento de tomar Madrid mediante un asalto frontal. Posteriormente, emprendieron dos maniobras envolventes para aislarla, que también resultaron fallidas: la batalla del Jarama (febrero de 1937) y la batalla de Guadalajara (marzo de 1937). En esta última, las tropas republicanas, con destacada participación de brigadistas internacionales (incluidos italianos antifascistas), infligieron una importante derrota a las tropas franquistas y a un cuerpo expedicionario italiano (CTV).

Segunda fase: La caída del Norte y el avance hacia el Mediterráneo (Abril 1937 – Noviembre 1938)

  • En esta segunda fase, ambos ejércitos tendieron a reorganizarse y regularizarse, aumentando su capacidad operativa.

    • Bando republicano: Se creó formalmente el Ejército Popular de la República, integrando progresivamente las milicias bajo un mando unificado, aunque persistieron problemas de disciplina y coordinación.

    • Bando franquista: Se consolidó la estructura militar bajo el mando único de Franco, militarizando completamente sus cuerpos de voluntarios (requetés carlistas y falangistas).

  • Ante las dificultades para tomar Madrid, Franco decidió cambiar de estrategia y concentrar sus esfuerzos militares en la conquista de la franja cantábrica (abril-octubre de 1937). Asturias, Cantabria y el País Vasco permanecían leales a la República y constituían una importante zona industrial y minera, además de estar aisladas geográficamente del resto del territorio republicano.

  • Durante la campaña del Norte, la aviación alemana (Legión Cóndor) e italiana, al servicio de Franco, bombardearon brutalmente varias localidades. El caso más conocido fue el bombardeo de Guernica el 26 de abril de 1937, que arrasó la ciudad vasca y causó centenares de víctimas civiles, convirtiéndose en un símbolo internacional de los horrores de la guerra moderna.

  • Para intentar aliviar la presión militar sobre el frente norte, el Ejército Popular republicano lanzó dos grandes ofensivas de distracción: la batalla de Brunete (cerca de Madrid, julio de 1937) y la batalla de Belchite (en Aragón, agosto-septiembre de 1937). Aunque consiguieron éxitos iniciales y retrasaron temporalmente el avance franquista, no pudieron evitar la caída sucesiva de Bilbao (junio), Santander (agosto) y finalmente Gijón (octubre), lo que supuso la pérdida completa del Norte para la República, con sus valiosos recursos económicos y humanos.

  • A finales de 1937 y principios de 1938, el ejército republicano lanzó una ofensiva sorpresa en pleno invierno y logró conquistar la ciudad de Teruel (diciembre 1937 – febrero 1938). Sin embargo, la dura contraofensiva franquista consiguió recuperar la ciudad tras intensos combates, causando un gran desgaste a las fuerzas republicanas.

  • Tras la batalla de Teruel, Franco desencadenó la decisiva campaña de Aragón (marzo-abril de 1938). Sus tropas rompieron el frente republicano y avanzaron rápidamente, llegando al mar Mediterráneo por Vinaroz (Castellón) en abril de 1938. Este avance dividió el territorio republicano en dos zonas aisladas: Cataluña al norte, y la zona centro-sur (Madrid, Valencia, Murcia, parte de La Mancha y Andalucía oriental).

  • Para intentar detener el avance franquista hacia Valencia y tratar de reconectar las dos zonas republicanas, el gobierno de Negrín ordenó una masiva contraofensiva cruzando el río Ebro: la batalla del Ebro (julio-noviembre de 1938). Fue la batalla más larga, sangrienta y decisiva de la guerra. A pesar del enorme esfuerzo y la resistencia heroica de los soldados republicanos durante casi cuatro meses, fueron finalmente derrotados, sufriendo pérdidas humanas y materiales irrecuperables que dejaron al Ejército Popular prácticamente desmantelado y sentenciaron militarmente a la República.

  • Tras la victoria en el Ebro, Franco decidió emprender la ofensiva final sobre Cataluña, que apenas pudo ofrecer resistencia organizada. En enero de 1939, las tropas franquistas entraban en Barcelona.

    • Con la caída de Girona poco después (febrero de 1939), se produjo la retirada o éxodo masivo hacia la frontera francesa (La Retirada) de cientos de miles de refugiados republicanos (civiles y militares), entre ellos el presidente de la República, Manuel Azaña, el jefe de gobierno, Juan Negrín, y gran parte de las instituciones republicanas y autonómicas catalanas.

Tercera fase: El fin de la guerra (Febrero – Abril 1939)

  • En febrero de 1939, perdida Cataluña, a la República solo le quedaba la zona centro-sur, que comprendía Madrid, La Mancha y la región mediterránea desde el norte de Valencia hasta Almería.

  • El jefe del gobierno republicano, Juan Negrín, había regresado de Francia a esta última zona e intentó organizar la resistencia, aferrándose a la consigna “Resistir es vencer” y a la esperanza de que el inminente conflicto europeo cambiara la situación.

  • Sin embargo, a comienzos de marzo de 1939, se produjo en Madrid una sublevación interna contra el gobierno de Negrín y su política de resistencia a ultranza. El golpe fue dirigido por el coronel Segismundo Casado, jefe del Ejército del Centro, y apoyado por algunos sectores políticos republicanos moderados, socialistas (como Julián Besteiro) y anarquistas, que consideraban la resistencia inútil y sangrienta y buscaban negociar una rendición con Franco para evitar mayores represalias.

    • Casado destituyó a Negrín y creó un Consejo Nacional de Defensa para intentar negociar con Franco una “paz honrosa” basada en la supuesta “generosidad del Caudillo” y la promesa de que no habría represalias masivas.

    • Franco, fiel a su postura mantenida durante toda la guerra, se negó a cualquier tipo de negociación y exigió una vez más la rendición incondicional.

    • Ante la falta de acuerdo y la desmoralización y descomposición del ejército republicano, el 28 de marzo de 1939, las tropas franquistas entraron en Madrid sin encontrar apenas resistencia. En los días siguientes, ocuparon el resto del territorio republicano.

  • El 1 de abril de 1939, Franco emitió desde Burgos el último parte de guerra, anunciando oficialmente el fin del conflicto: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”.

Consecuencias de la Guerra Civil

Demográficas y humanas

  • El número total de víctimas mortales directamente relacionadas con la guerra (combates, bombardeos, represión en ambas retaguardias, ejecuciones posteriores) es objeto de debate historiográfico, pero se estima en torno a 500.000 – 600.000 personas. A esto hay que sumar los fallecidos por hambre, enfermedades y la drástica caída de la natalidad durante y después del conflicto.

  • Una parte significativa de estas muertes fue consecuencia directa de la brutal represión ejercida en ambas retaguardias, en forma de ejecuciones sumarias (los “paseos”), fusilamientos y asesinatos.

  • En el bando sublevado, la represión fue sistemática, planificada desde las altas instancias militares como un instrumento de terror y limpieza política, y continuó de forma institucionalizada y masiva durante la larga posguerra.

  • En el bando republicano, la represión fue más espontánea y descontrolada en los primeros meses, ejercida principalmente por milicias y comités revolucionarios autónomos, aunque el gobierno intentó progresivamente frenarla y encauzarla legalmente.

  • Tras la victoria franquista, se desató una durísima represión política, social e ideológica contra todos los considerados “vencidos” o desafectos al nuevo régimen (la llamada “limpieza” de la “Anti-España” o la “España Roja”). Esta represión incluyó miles de ejecuciones, encarcelamientos masivos en condiciones infrahumanas, campos de concentración, depuraciones laborales generalizadas y la incautación de bienes.

  • Se produjo un masivo exilio republicano. Cientos de miles de españoles (se calcula que cerca de medio millón inicialmente) tuvieron que huir del país por temor a la represión, perdiéndose una parte muy importante del capital humano, intelectual, científico, artístico y político de España.

Económicas

  • El coste económico de la guerra fue inmenso. La destrucción de infraestructuras (viviendas, puentes, carreteras, ferrocarriles), industrias y campos de cultivo fue enorme.

  • El gobierno republicano utilizó la mayor parte de las reservas de oro del Banco de España para financiar la compra de armamento y suministros en el exterior, principalmente a la Unión Soviética.

  • El bando sublevado contrajo una enorme deuda de guerra con Alemania e Italia, que fue parcialmente saldada durante la posguerra mediante acuerdos comerciales favorables a estas potencias y concesiones para la explotación de recursos mineros españoles.

  • La producción agrícola e industrial se hundió. España quedó económicamente devastada. La renta nacional y per cápita no recuperó los niveles previos a la guerra hasta bien entrada la década de 1950. La recuperación fue muy lenta, lastrada por las destrucciones, la pérdida de capital humano, el aislamiento internacional y la política económica autárquica impuesta por el franquismo en la posguerra (los “años del hambre”).

Políticas y sociales

  • La principal consecuencia política fue la destrucción del régimen democrático de la Segunda República y la instauración de una larga dictadura militar personalista, de carácter totalitario en sus inicios, liderada por el general Franco (el Franquismo), que se prolongaría durante casi 40 años (1939-1975).

  • La guerra dejó una profunda fractura social, política e ideológica en la sociedad española (la división entre las “dos Españas”), cuyas secuelas y traumas han perdurado durante décadas y han marcado la memoria histórica colectiva del país.

  • Se produjo un enorme retroceso en las libertades y derechos individuales y colectivos conseguidos durante la República. Se impuso un régimen antidemocrático, nacionalista español unitario y centralista, católico confesional, conservador en lo social y represivo con cualquier disidencia.

Internacionales

  • En el contexto internacional de los años 30, la Guerra Civil española fue vista como el preludio o el primer capítulo de la Segunda Guerra Mundial, un campo de batalla donde se enfrentaron directamente las principales ideologías y potencias de la época: el fascismo (Alemania e Italia apoyando activamente a Franco) y las fuerzas antifascistas (la URSS y las Brigadas Internacionales apoyando a la República), mientras las democracias occidentales (Reino Unido y Francia) adoptaban una política de No Intervención que, en la práctica, resultó ineficaz y perjudicial para la República.

  • Para las potencias totalitarias como Alemania, Italia y la URSS, España sirvió como un valioso campo de pruebas para experimentar con nuevas armas (aviación, tanques), tácticas militares (bombardeos aéreos masivos sobre población civil, guerra relámpago) y estrategias de guerra e intervención exterior.

  • En la política exterior de la posguerra inmediata, la victoria de Franco, que había contado con el apoyo de las potencias del Eje, supuso el aislamiento internacional de España tras la derrota de Alemania e Italia en la Segunda Guerra Mundial (1945). El régimen franquista fue condenado por la recién creada ONU, se produjo la retirada de embajadores de la mayoría de los países y España quedó excluida del Plan Marshall y de los primeros pasos de la integración europea.

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