Introducción
La II República tuvo un fin trágico: la Guerra Civil. Enfrentó, por un lado, a los grupos dominantes de la España de la Restauración y, por otro, a los nuevos grupos de obreros y burgueses que querían establecer un sistema democrático y progresista. Aunque fue una guerra española, también se convirtió en un asunto internacional.
Causas de la Guerra Civil
Destacan la rivalidad entre la España tradicionalista y otra innovadora, el auge de las ideologías totalitarias a nivel europeo, el supuesto peligro de la Revolución marxista (utilizado como medida propagandística por el bando nacional) y el papel de la República. Una serie de causas radicalizaron las posturas de la derecha y la izquierda, preparando el golpe de estado de julio de 1936:
- Por parte de la izquierda: Hubo huelgas, ocupación de fincas y quema de conventos e iglesias.
- Por parte de la derecha: Falange Española formó patrullas armadas que iniciaron acciones violentas.
Desde febrero de 1936 se gestó el golpe de estado coordinado por Sanjurjo, del que formarían parte Mola, Franco, Goded, Varela, etc.
El detonante de la Guerra Civil
El detonante fue el asesinato de José Calvo Sotelo (14 de julio). El 12 de julio, pistoleros falangistas asesinaron en Madrid a José Castillo, de filiación socialista. Sus compañeros respondieron secuestrando y asesinando a Calvo Sotelo, líder del Bloque Nacional. El 17 de julio se inició el alzamiento nacional en Marruecos y al día siguiente se extendió a toda la Península.
El alzamiento del 18 de julio fue concebido como un golpe de estado rápido, pero fracasó parcialmente y se convirtió en una Guerra Civil. Así, España se dividió en dos bandos bien delimitados:
La España Republicana
- Las zonas más desarrolladas apoyaron la República, influidas por organizaciones socialistas, comunistas y anarcosindicalistas.
- Dominaba las zonas industriales (País Vasco, Cataluña, Asturias) y las zonas agrícolas de Castilla-La Mancha y Levante.
- Contaba con la flota, tres cuartas partes de la aviación y el apoyo de los partidos de izquierda, los partidos nacionalistas y los sindicatos.
- El gobierno republicano tuvo que recurrir a milicias de voluntarios, inicialmente inexpertas y desorganizadas.
- Sus apoyos internacionales fueron más escasos que los del bando nacional.
La España Nacional
- El alzamiento tuvo éxito en la España más retrasada y conservadora.
- Dominaban los partidos de derecha y los grupos católico-tradicionalistas, con el apoyo de la Iglesia.
- Disponía de la mayor parte de la producción agrícola y ganadera (Castilla y León, Galicia, parte de Andalucía).
- Contaba con la mayor parte del ejército de tierra, incluyendo generales clave (Sanjurjo, Mola, Franco) y los experimentados militares de África.
- Recibió el apoyo de la Iglesia Católica, la CEDA y importantes financieros.
La Internacionalización del Conflicto
La opinión democrática internacional se mostró mayoritariamente a favor de la República Española (como Francia, los partidos obreros y sectores en Inglaterra). El catolicismo tradicional fue favorable a los sublevados; de hecho, el Papado se pronunció pronto a favor de Franco. Alemania, Italia y Portugal se mostraron favorables a Franco desde el inicio.
El Comité de No Intervención
Ambos bandos solicitaron ayuda en el extranjero. Las peticiones de Franco fueron atendidas rápidamente por Italia, Alemania y Portugal. El posicionamiento a favor o en contra de los distintos bandos enfrentados creó una delicada situación que amenazó con la internacionalización del conflicto, llevando a la creación formal (aunque poco efectiva) del Comité de No Intervención.
Apoyos al Bando Republicano
La República decidió emplear las reservas de oro del Banco de España para comprar armamento, principalmente a la Unión Soviética. Además, miles de voluntarios extranjeros formaron las Brigadas Internacionales para apoyar con las armas a la República.
Apoyos al Bando Sublevado
Los sublevados recibieron un apoyo internacional mayor y más decisivo. Alemania envió material bélico y su aviación (la Legión Cóndor) a cambio de minerales y emplazamientos estratégicos. Italia envió una gran unidad armada (el Corpo Truppe Volontarie) y gran cantidad de armamento. Portugal ofreció apoyo logístico y permitió el paso de suministros. También hubo voluntarios católicos y de extrema derecha de otros países.
Las Fases de la Guerra Civil Española (1936-1939)
Primera Fase: La Lucha por Madrid y la Guerra de Columnas (Julio 1936 – Marzo 1937)
Una semana después del alzamiento empezaron las operaciones militares. Las tropas de África, bajo el mando de Franco, cruzaron el Estrecho (con ayuda aérea alemana e italiana) y consiguieron enlazar con la zona sublevada del norte peninsular, avanzando hacia Madrid. A finales de octubre se encontraban a las puertas de la capital. El gobierno de la República decretó la movilización masiva para salvar la ciudad bajo el lema «¡No pasarán!». El 6 de noviembre de 1936, el gobierno de la República se trasladó a Valencia. Madrid, con la ayuda de las primeras Brigadas Internacionales y la reorganización de las milicias, consiguió resistir el asalto frontal.
Segunda Fase: La Ofensiva Nacional en el Norte (Marzo – Octubre 1937)
Ambos bandos procedieron con la regularización y militarización de sus ejércitos. Tras fracasar en la toma directa de Madrid, los sublevados intentaron aislar la ciudad cortando las comunicaciones con el Este (batallas del Jarama y Guadalajara, con victoria defensiva republicana). Franco decidió cambiar de estrategia: del intento de toma rápida de Madrid se pasó a la conquista sistemática de todo el territorio español. Entre abril y octubre de 1937, las acciones militares se concentraron en la franja cantábrica (País Vasco, Cantabria y Asturias), rica en industria. En esta ofensiva, la aviación de la Alemania nazi (Legión Cóndor) bombardeó la ciudad de Guernica el 26 de abril de 1937, causando una gran destrucción y conmoción internacional. Estas acciones y la superioridad militar nacional no impidieron que la zona cantábrica pasase finalmente al bando nacional.
Tercera Fase: El Frente de Aragón y el Avance hacia el Mediterráneo (Octubre 1937 – Noviembre 1938)
El nuevo ejército republicano intentó tomar la iniciativa lanzando fuertes ofensivas bélicas (Belchite, Teruel) para aliviar la presión sobre otros frentes. Sin embargo, tras la caída del Norte, Franco concentró sus fuerzas en el Frente de Aragón. Consiguió romper las líneas republicanas y abrirse camino hasta el Mediterráneo (llegando a Vinaroz en abril de 1938), dividiendo el territorio controlado por el gobierno de la República en dos zonas (Cataluña aislada del resto).
Cuarta Fase: La Batalla del Ebro y el Final de la Guerra (Noviembre 1938 – Abril 1939)
La Batalla del Ebro (julio-noviembre 1938) constituye el episodio bélico más importante y sangriento de todo el conflicto. Los republicanos de la zona catalana lanzaron una gran ofensiva cruzando el Ebro para intentar reconectar las dos zonas republicanas y aliviar la presión sobre Valencia. Tras meses de duros combates, Franco detuvo el ataque y contraatacó, desgastando decisivamente al ejército republicano. Tras esta batalla, Franco decidió tomar Cataluña, que cayó entre diciembre de 1938 y febrero de 1939. Francia e Inglaterra reconocieron oficialmente el nuevo gobierno de Franco, y Azaña dimitió como Presidente de la República.
En la zona centro-sur republicana, la división interna y el golpe del coronel Casado contra el gobierno de Negrín precipitaron el fin. El 28 de marzo de 1939, el ejército de Franco entró en Madrid sin apenas resistencia. En pocos días ocuparon todo el país y el 1 de abril de 1939 Franco firmó el último parte de guerra, declarando el fin del conflicto.
Evolución Política en las Zonas Republicana y Sublevada
La Zona Republicana
4.1.1. Derrumbe inicial del Estado Republicano
La República tardó en reaccionar ante el golpe de Estado. El gobierno de Casares Quiroga dimitió. José Giral, su sucesor, comenzó a organizar la resistencia, aprobó la controvertida entrega de armas a las organizaciones obreras y civiles y propuso la creación de un ejército voluntario, aunque el poder real en muchas zonas pasó a comités revolucionarios locales.
4.1.2. El Gobierno de Largo Caballero: Recomposición del Estado
Largo Caballero, líder socialista, apoyado por las fuerzas republicanas, formó un nuevo gobierno de coalición en septiembre de 1936, integrado por republicanos, socialistas y comunistas. En noviembre se sumaron cuatro ministros anarcosindicalistas (CNT), logrando una unidad antifascista sin precedentes.
4.1.3. El Gobierno de Negrín: Resistencia a ultranza
En mayo de 1937, tras los «Hechos de Mayo» en Barcelona (enfrentamientos entre anarquistas/POUM y comunistas/Generalitat), los comunistas amenazaron con abandonar el gobierno si Largo Caballero no dimitía. Éste optó por dimitir, formándose un nuevo gobierno dirigido por el socialista Juan Negrín, con mayor influencia comunista.
Negrín planteó una política de resistencia a ultranza, esperando un cambio en el contexto internacional. Propuso los «Trece Puntos», que incluían la permanencia de la República y la celebración de elecciones democráticas tras la guerra. Franco se negó, exigiendo una rendición incondicional.
La única esperanza de Negrín era que el inminente conflicto europeo (Segunda Guerra Mundial) llevase a las democracias occidentales a intervenir o, al menos, a que Alemania retirara sus fuerzas de España.
La vida era cada vez más difícil en la zona republicana debido a la falta de alimentos y los bombardeos. A finales de 1938, Negrín redujo sus exigencias a tres garantías mínimas: la salida de los ejércitos extranjeros de España, la garantía de que no se produjeran represalias de los vencedores sobre los vencidos y la posibilidad de elegir libremente la forma de gobierno (continuidad del régimen democrático). Franco solo aceptaría la rendición total.
La Zona Sublevada: Construcción del Nuevo Estado
Los que respaldaban el alzamiento (militares, monárquicos, falangistas, carlistas, católicos conservadores) se encontraban inicialmente divididos ideológicamente, pero aceptaron la supremacía del ejército, que se convirtió en la columna vertebral del nuevo Estado.
4.2.1. Francisco Franco: Jefe del Estado y Generalísimo
Los sublevados crearon en Burgos una Junta de Defensa Nacional para gobernar los territorios ocupados. Esta Junta prohibió los partidos políticos y sindicatos del Frente Popular, suspendió la Constitución de 1931 y paralizó la Reforma Agraria.
Franco consiguió el respaldo de la mayoría de los generales debido a sus éxitos militares (como el avance desde África) y, crucialmente, al ser el principal interlocutor y receptor del respaldo de Hitler y Mussolini, lo cual lo convertía en el líder indispensable para negociar los apoyos internacionales necesarios para sostener la guerra. El día 1 de octubre de 1936, la Junta nombró a Franco Jefe del Gobierno del Estado y Generalísimo de los Ejércitos Españoles. La Junta de Defensa Nacional fue sustituida por una Junta Técnica del Estado, con sede en Valladolid y Burgos, que actuaba como un gobierno embrionario.
4.2.2. La Creación del Partido Único
Los grupos políticos activos en la zona sublevada eran principalmente Falange Española, la Comunión Tradicionalista (carlistas), la CEDA (aunque debilitada) y otros grupos monárquicos alfonsinos. Para unificar el mando político y evitar disensiones, Franco decretó en abril de 1937 la creación de un partido único: Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET y de las JONS), fusionando (forzosamente) a falangistas y carlistas, y nombrándose a sí mismo Jefe Nacional. Se dotó al Jefe del Estado de plenos poderes. Los carlistas y falangistas que se opusieron abiertamente a la unificación fueron represaliados, condenados o desterrados (como Manuel Hedilla, líder falangista).
4.2.3. El Primer Gobierno de Burgos
En enero de 1938, Franco formó su primer gobierno propiamente dicho, con ministros de diversas familias políticas del régimen (militares, falangistas, católicos, monárquicos). Franco comenzó a ser llamado oficialmente Caudillo de España. Este gobierno empezó a sentar las bases legislativas e ideológicas del nuevo Estado: derogó legislación republicana (matrimonio civil, divorcio), aseguró el control ideológico sobre los medios de comunicación y la educación, restableció el culto católico obligatorio en la escuela y en el ejército, y se instituyó una remuneración a cargo del Estado para el clero.
Consecuencias de la Guerra Civil
Las consecuencias fueron devastadoras en todos los ámbitos:
- Demográficas: Se calcula que en la Guerra murieron alrededor de 500.000 personas, incluyendo víctimas de los combates, bombardeos, represión, hambre y enfermedades. Las cifras exactas son objeto de debate historiográfico, pero la pérdida de vidas fue masiva.
- Represión y Violencia Política: La represión fue brutal por ambos bandos durante la guerra, aunque la ejercida por los vencedores tras el conflicto fue mucho más sistemática y prolongada. Las técnicas más utilizadas durante la guerra incluían los «paseos» (detenidos llevados fuera de la ciudad y ejecutados sumariamente) o la represión en «checas» (cárceles clandestinas, principalmente en la zona republicana al inicio). Tras la guerra, la dictadura franquista institucionalizó la represión contra los vencidos.
- Resistencia Guerrillera (Maquis): El «maquis» fue el conjunto de movimientos guerrilleros antifascistas de resistencia en España que comenzó durante la Guerra Civil. Estos guerrilleros no aceptaron la rendición formal y continuaron combatiendo en zonas rurales y montañosas durante años después de 1939.
- Presos Políticos y Ejecuciones de Posguerra: Se contabilizan decenas de miles de ejecuciones (algunas estimaciones superan las 50.000) y cientos de miles de presos políticos en los años inmediatamente posteriores a 1939 (se habla de hasta 270.000 presos en campos y cárceles ese año), sobre todo miembros de la administración republicana, militares leales, políticos, sindicalistas, intelectuales y profesores.
- Exilio Republicano: Cientos de miles de republicanos (se estima entre 450.000 y 500.000) se exiliaron, principalmente a Francia, donde muchos fueron inicialmente confinados en campos de concentración improvisados en condiciones muy duras. Tras la ocupación de Francia por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, muchos exiliados españoles fueron devueltos a España, deportados a campos de exterminio nazis (como Mauthausen) o se unieron a la Resistencia francesa. Otros muchos encontraron refugio en México y otros países latinoamericanos, constituyendo una pérdida intelectual y profesional irreparable para España.
- Económicas y Sociales: Terminada la guerra civil, España estaba completamente destrozada demográfica, social y económicamente. A finales de 1939, la renta per cápita era aproximadamente el 73% de la de principios de 1936. Se destruyó una parte significativa de las infraestructuras: el 30% del tonelaje marítimo, la mitad de las locomotoras, gran parte de las vías de tren y alrededor del 8% de las viviendas. La producción industrial y la agrícola se desplomaron a un 31% y un 21% respectivamente de los niveles anteriores a la guerra. La sociedad quedó profundamente dividida y traumatizada.
- Instauración de la Dictadura: Con el fin de la guerra no llegó la paz ni la reconciliación, sino la victoria de un bando sobre el otro. Franco se dedicó a construir un régimen dictatorial y a borrar toda huella de la sociedad republicana y democrática anterior, imponiendo un sistema autoritario, nacionalcatólico y represivo que duraría casi cuarenta años.