La Guerra Civil Española: Un Conflicto Fratricida (1936-1939)
Introducción: El Golpe de Estado
Desde el triunfo electoral del Frente Popular en febrero de 1936, se agravó la radicalización entre derechas e izquierdas. En los sectores conservadores y militares, tomó fuerza la posibilidad de un golpe de Estado, argumentando la necesidad de impedir una revolución social. A este pronunciamiento se oponía la izquierda, defensora de la República (DOC.1). Bajo la dirección de Mola, los militares concretaron los planes de la rebelión. Ante los acontecimientos protagonizados por los militares entre el 17 y el 20 de julio, la fractura política dio paso a una fractura civil y territorial (DOC.2). La Iglesia apoyó el alzamiento militar, y España quedó dividida social e ideológicamente en dos zonas. Tras la proclamación del Estado de guerra, se intentó establecer un directorio militar dirigido por Sanjurjo. Azaña intentó formar un gabinete de conciliación presidido por Martínez Barrio; pero su fracaso llevó a la creación del Gobierno de José Giral. Fracasada la sublevación, la entrega de armas del gobierno desembocó en la guerra civil. Desde el principio, las ayudas internacionales afectaron al gobierno republicano; mientras los apoyos italianos y alemanes a Franco se pagarían al final de la guerra, la República tuvo que comprar sus ayudas (DOC.2).
El Conflicto: Bando Republicano vs. Bando Nacional
Tras las dimisiones sucesivas de Casares Quiroga y Martínez Barrio, el Gobierno de José Giral, formado solo por republicanos de izquierda, fue incapaz de impedir la fragmentación del poder del Estado y las acciones revolucionarias. Para evitar el avance de las tropas de Franco, entraron en el gobierno partidos obreros. El Gobierno presidido por Largo Caballero contó con comunistas y después con anarquistas. En noviembre de 1936, todos los gobiernos eran de concentración nacional. Las tensiones entre las organizaciones partidistas y sindicales no desaparecieron (DOC.3), sino que reaparecieron en torno a los partidarios de priorizar la revolución social (DOC.4) sobre los partidarios de ganar la guerra (DOC.5). El enfrentamiento más fuerte entre las fuerzas revolucionarias se dio en Barcelona (mayo de 1937). Esta guerra civil interna provocó la formación de un nuevo gabinete presidido por Negrín. El Gobierno Negrín estaba apoyado inicialmente por el sector socialista y por los comunistas, que se habían convertido en la fuerza principal de la izquierda. El refuerzo de la autoridad gubernamental y de la coordinación militar le permitió realizar las ofensivas de Teruel y del Ebro. Tras la derrota de la batalla del Ebro y la posterior caída de Cataluña en febrero, se produjo el reconocimiento de Gran Bretaña y Estados Unidos a Franco, la dimisión de Manuel Azaña como Presidente de la II República y el golpe de Estado de Segismundo Casado. La institucionalización política pasó por diferentes fases: la primera, donde se crea la Junta de Defensa Nacional, que declaró la ley marcial (suspensión de los derechos constitucionales) y que presidía Miguel Cabanellas. La función principal de la Junta de Defensa Nacional fue la coordinación militar y civil en un mando unificado, asumiendo funciones administrativas y políticas. Franco fue elegido por la Junta como Jefe de Estado tras proponer la formación de un mando único personal; firmó el Decreto de Unificación de las organizaciones que apoyaban el alzamiento militar (DOC.6) y creó una Junta Técnica a modo de Gobierno. En enero de 1938 se creó el primer gobierno de Franco, que se fue perfilando a lo largo de la guerra siguiendo tres principios: autoridad, jerarquía y orden. La dependencia ideológica y las bases sociales del nuevo Estado se corresponderían con la Falange y con los sectores populares. Las circunstancias internacionales favorecieron a los sublevados.
Conclusión: Fases de la Guerra
Las campañas militares estuvieron limitadas por la relación de fuerzas de los contingentes y por los intereses estratégicos. Las fases de la guerra vinieron determinadas por las acciones del bando nacional. Entre julio y octubre de 1936, se llevó a cabo la «guerra de columnas». La conquista de Madrid fue el objetivo clave del bando sublevado; los ataques frontales y las maniobras envolventes (noviembre de 1936 a marzo de 1937) no consiguieron dominar la capital. Franco optó por centrarse en la conquista del Norte, zona industrial y minera. La fronte Norte cayó en octubre de 1937. El fortalecimiento de la unidad y de la coordinación del mando, la movilización de nuevas quintas y su equipamiento bélico permitieron a las fuerzas republicanas llevar a cabo, entre noviembre de 1937 y noviembre de 1938, dos ofensivas importantes: la de Teruel y la del Ebro. Tras fracasar la ofensiva de Teruel, Franco comenzó la ofensiva sobre Cataluña. Las divisiones en la zona republicana entre los partidarios de resistir y los de una solución negociada finalizaron con el golpe de Estado de Casado. El 1 de abril, Franco emitió el último parte (DOC.7). La guerra finalizó con 600.000 muertos y 300.000 personas forzadas a emigrar. La lucha iniciada en julio de 1936 no fue solo un enfrentamiento militar. En la zona nacional, se llevó a cabo una represión sistemática de todas las fuerzas opositoras con la finalidad de crear un clima de terrorismo institucionalizado. En la zona republicana, la desintegración de las instituciones incitó actuaciones incontroladas, como las matanzas del cárcere Modelo y de Paracuellos.