España en 1898: Pérdida de Colonias y Regeneracionismo

El Declive Colonial Español y la Crisis de 1898: Causas y Consecuencias

Introducción

A finales del siglo XIX, España se encontraba aislada internacionalmente. La derrota militar y la pérdida de las últimas colonias en 1898, en pleno auge del imperialismo europeo, confirmaron que España había descendido al estatus de potencia de segundo orden. El «desastre del 98» instaló la idea de la necesidad de regeneración para España de sus males políticos. Es el inicio de la crisis de la Restauración.

1. La Caída del Imperio Colonial

1.1. Antecedentes y Causas

En el último cuarto del siglo XIX se pusieron de manifiesto los intereses opuestos de cubanos y peninsulares, tanto en lo político como en lo económico. Cuba carecía de derechos políticos y seguía gobernada por un capitán general. Los intereses económicos de España en Cuba estaban relacionados con las plantaciones de caña de azúcar y tabaco, trabajadas por esclavos negros. A las colonias se les vendía el trigo castellano y los textiles catalanes. La burguesía de las islas reclamaba libertad de comercio en un mercado más moderno y dinámico, como el de Estados Unidos. Por estos motivos se desató la Primera Guerra de Cuba (Guerra de los Diez Años). Martínez Campos firmó la Paz de Zanjón (1878) con los insurrectos cubanos, bajo la promesa de reformas políticas y administrativas. Sin embargo, solo se concedió la abolición de la esclavitud. Las Cortes españolas impidieron en 1893 la aprobación de un estatuto colonial, por la oposición de los intereses económicos. El incumplimiento de las promesas de reformas y el endurecimiento de la política proteccionista, con el «arancel Cánovas», favorecieron el desarrollo de nuevas acciones independentistas: José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano en 1893. En este tirante marco de relaciones entre España y Cuba aparece Estados Unidos, potencia que a lo largo del siglo XIX había realizado sucesivos intentos fallidos por comprar la isla a España, y que resultaba especialmente interesante para el control estratégico del Caribe.

1.2. El Desarrollo del Conflicto en Cuba (1895-1898)

José Martí, líder del Partido Revolucionario Cubano y defensor de la construcción de una república independiente y democrática, promovió la sublevación separatista de la parte oriental de la isla (Grito de Baire o Grito de Oriente, 24 de febrero de 1895), la región más antiespañola y cuya principal ciudad es Santiago de Cuba, donde murió en combate ese mismo año. Jefes militares de la rebelión fueron Antonio Maceo y Máximo Gómez. Cánovas intentó primero recurrir a Martínez Campos, artífice de la Paz de Zanjón, como gobernador de la isla y al frente de un numeroso ejército para que combinara la negociación con la guerra (1895). Al no conseguirlo, optó por Valeriano Weyler, que impuso su línea dura y represiva: dividió en tres el territorio de la isla por medio de líneas fortificadas, para impedir que los rebeldes se extendieran hacia occidente y llegaran a La Habana. Concentró a la población campesina en poblados vigilados por el ejército para evitar su contacto con los combatientes. Sin embargo, la táctica de guerrilla seguida por los insurrectos impedía a las tropas españolas dominar la situación. La prensa de Estados Unidos alentó una campaña de desprestigio contra España. McKinley intentó comprar la isla por 300 millones de dólares, a lo que el gobierno español se negó. Muerto Cánovas, Sagasta, consciente del fracaso de la vía represiva, concedió la autonomía a la isla, relevó a Weyler, sustituido por el general Blanco, y declaró el fin de las hostilidades, pero ya era tarde para una solución dialogada: los independentistas, contando con el apoyo norteamericano, no lo aceptaron. Para comienzos de 1898 el ejército español apenas controlaba las principales ciudades costeras.

1.3. Rebelión de las Filipinas

Al mismo tiempo se producía el levantamiento de Filipinas. La burguesía mestiza había reclamado la independencia de España desde 1896, liderada por el médico José Rizal, fundador de la Liga Filipina. El general García Polavieja llevó a cabo una dura represión y el líder independentista, José Rizal, fue ejecutado en 1896. En 1897, el gobierno de Sagasta desarrolló una política de negociación que supuso la pacificación momentánea del archipiélago.

1.4. La Guerra contra los Estados Unidos (1898)

Estados Unidos venía apoyando a los independentistas cubanos, a los que enviaba armas. Aprovechó la explosión y hundimiento del Maine (febrero de 1898), acorazado de la armada estadounidense atracado en el puerto de La Habana (274 muertos), para responsabilizar a España y mandarle un ultimátum que era una declaración de guerra (abril de 1898). Las fuerzas eran desiguales: a la pujanza económica y militar americana, España solo le oponía un viejo y mal dotado ejército. Eso sí, en España, fomentado por la prensa y la burguesía catalana, estalló una gran campaña y ola de patriotismo. Las victorias americanas de Cavite (Filipinas) y Santiago de Cuba, donde el almirante Cervera, obedeciendo órdenes, sacrificó la flota saliendo del puerto a pesar de estar bloqueado por la marina estadounidense (3 de julio de 1898), fueron decisivas. Tras otros combates en tierra, las tropas americanas se apoderaron fácilmente de las islas, mientras que murieron unos 600 españoles y todos los supervivientes fueron hechos prisioneros. Por la Paz de París (diciembre de 1898) España perdió sus últimas colonias: Cuba, Puerto Rico y Filipinas, que pasaron a ser protectorado americano.

2. La Crisis del 98

2.1. Consecuencias Políticas y Económicas del “Desastre”

El «desastre del 98» trajo consigo una serie de repercusiones:

  • Destrucción del mito del “imperio español”: España pasó definitivamente a ser una potencia de segundo orden. Posteriormente se intentaría compensar este fracaso con la entrada en Marruecos, dentro del reajuste colonial internacional que se estaba produciendo.
  • Comienzo de la crisis del sistema de la Restauración: se sucedieron crisis que conducirían a su fin con la Dictadura de Primo de Rivera.
  • Crecimiento del malestar entre los militares: se vieron responsabilizados del desastre por buena parte de la sociedad, mientras que ellos achacaban a la corrupción e ineficacia política lo sucedido.
  • Crecimiento del antimilitarismo popular: el reclutamiento para la guerra podía evitarse pagando una suma en metálico en concepto de redención o retribuyendo a un sustituto, lo que implicaba que a la contienda acudían las clases más desfavorecidas.
  • Pérdidas económicas: inicialmente fueron muy importantes, al desaparecer para España los ingresos que proporcionaba la exportación de azúcar, café o tabaco, además de perder el mercado colonial para las manufacturas españolas. Sin embargo, se compensaron con la repatriación de capitales hacia la Península.
  • Consecuencia moral e ideológica: fue la más importante y duradera, dando lugar al movimiento del Regeneracionismo.

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