España en Crisis: De la Restauración a la Dictadura y el Fin de la Monarquía

La crisis de la Restauración: intentos regeneradores y oposición al régimen. A partir de 1898, comenzó el debate sobre si el sistema político instaurado en 1876 avanzaba realmente hacia una democracia o si seguía dominado por la oligarquía. Sin embargo, las élites que controlaban el gobierno se resistieron a hacer cambios profundos, lo que llevó a la crisis del sistema, al golpe de Estado de 1923 y, finalmente, a la caída de la monarquía.

Intentos de modernización: el Regeneracionismo

El Partido Liberal gobernó hasta siete veces entre 1899 y 1907, bajo los liderazgos de Práxedes Mateo Sagasta y Montero Ríos. Sin embargo, sufrió dos crisis importantes:

  • Crisis de liderazgo: tras la muerte de Sagasta en 1903, el partido quedó dividido y sin una figura fuerte.
  • Crisis de identidad: se produjo un conflicto interno porque algunos sectores apoyaban un programa anticlerical (oposición a la influencia de la Iglesia), lo que incluía leyes contra las órdenes religiosas, el matrimonio civil y el impulso de una educación laica.

Por otro lado, el Partido Conservador también intentó hacer cambios. Francisco Silvela, que gobernó en 1899, impulsó reformas en la educación, la justicia y la economía. Sin embargo, su sucesor, Fernández Villaverde, no logró solucionar los problemas económicos, lo que generó malestar.

En 1904, el líder conservador Antonio Maura asumió el gobierno con la idea de impulsar una «revolución desde arriba», es decir, hacer cambios desde el propio Estado para evitar una revolución popular. Entre sus reformas destacaron:

  • Reforma electoral para reducir el fraude.
  • Ley de Represión del Terrorismo (1908) para castigar atentados y actividades anarquistas.
  • Proyecto de reforma de la Administración Local (1909) para mejorar la gestión municipal.

Sin embargo, Maura se enfrentó a una gran oposición política y no pudo completar sus reformas.

Un hecho clave durante su gobierno fue la ejecución de Francisco Ferrer y Guardia, un pedagogo anarquista acusado injustamente de ser responsable de los sucesos de la Semana Trágica en 1909. Esta revuelta estalló en Barcelona cuando el gobierno obligó a muchos trabajadores a ir a la guerra de Marruecos. La represión fue brutal y terminó con centenares de muertos.

En 1910, el liberal José Canalejas llegó al poder y trató de continuar con las reformas regeneracionistas. Entre sus medidas más importantes estuvieron:

  • Reducción del impuesto de consumos para aliviar la carga económica sobre los ciudadanos.
  • Introducción del servicio militar obligatorio, eliminando el sistema que permitía pagar para evitar el servicio.
  • Mejoras en las condiciones laborales.
  • Ley del candado, que restringía la apertura de nuevos centros religiosos.

Durante su gobierno, crecieron las huelgas y el descontento, especialmente en sectores clave como la minería y el ferrocarril. En 1912, Canalejas fue asesinado, lo que dejó a su partido sin un líder fuerte.

Crisis y quiebra del sistema de la Restauración

El principal problema del régimen era que el caciquismo (corrupción electoral y control de votos por parte de los poderosos) no desapareció. Entre 1913 y 1923, la crisis política se agravó cuando Maura en 1913 se negó a continuar con el «turno» (el sistema de alternancia entre liberales y conservadores), rompiendo así la estabilidad política.

El Partido Liberal y el Partido Conservador entraron en crisis:

  • Los liberales perdieron apoyo porque habían permitido la participación de sectores contrarios a la monarquía durante la crisis de 1909.
  • Los conservadores quedaron divididos, sin líderes claros tras el asesinato de Canalejas en 1912.

España se mantuvo neutral en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), lo que generó un crecimiento económico, pero también una inflación descontrolada. Esto encareció los productos básicos y provocó un aumento de las huelgas y protestas obreras.

En 1919, se produjo la gran huelga de la Canadiense, organizada por la CNT en Barcelona, que paralizó la industria y dejó a la ciudad sin electricidad durante más de un mes.

En 1920, el gobierno de Eduardo Dato trató de frenar la movilización obrera permitiendo la actividad sindical, pero también recurrió a la represión. Su gobernador en Barcelona, Martínez Anido, dirigió una campaña violenta contra los sindicalistas. En 1921, Dato fue asesinado.

Ante esta situación, el rey Alfonso XIII empezó a criticar el sistema parlamentario y finalmente apoyó el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923, que puso fin a esta etapa de crisis.

Las fuerzas políticas de oposición

El republicanismo fue el principal grupo opositor, con un fuerte apoyo en las ciudades:

  • En 1903, Nicolás Salmerón impulsó la Unión Republicana.
  • En 1908, Alejandro Lerroux creó el Partido Republicano Radical.
  • En 1909, tras la Semana Trágica, surgió la Conjunción Republicano-Socialista.
  • En 1912, Melquíades Álvarez fundó el Partido Reformista.

Después del Desastre del 98, crecieron los movimientos nacionalistas en Cataluña y el País Vasco:

  • En Cataluña, la Lliga Regionalista ganó las elecciones municipales de 1905.
  • En 1907, se formó Solidaritat Catalana.
  • Entre 1914 y 1923, la Lliga controló la Mancomunidad de Cataluña.
  • Surgió el partido Estat Català.
  • En el País Vasco, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) se fortaleció.
  • En 1921, el sector más radical del PNV creó Aberri, pero en 1930 volvieron a unirse al PNV.

El movimiento anarquista creció con la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que entre 1911 y 1914 estuvo prohibida. Aun así, en 1918 tenía más de 700.000 afiliados. Sus líderes fueron Seguí, Pestaña y Peiró. Entre 1918 y 1923, Barcelona vivió una fuerte violencia política conocida como el pistolerismo.

El PSOE, que había estado aislado políticamente, en 1910 entró en el Parlamento. Sus líderes eran Pablo Iglesias, Besteiro y Largo Caballero, con la UGT alcanzando 200.000 afiliados en 1919. A partir de 1917, el partido se radicalizó con huelgas y debates internos.

En 1921, el PSOE rechazó unirse a la Internacional Comunista de Lenin, lo que llevó a una división y a la creación del Partido Comunista de España (PCE), liderado por José Díaz y Dolores Ibárruri.

El impacto de los acontecimientos internacionales: Marruecos, la Primera Guerra Mundial y la Revolución rusa

A partir de 1898 comenzó a debatirse si el régimen de 1876 podía evolucionar hacia un sistema verdaderamente democrático. Sin embargo, la clase dirigente no permitió una apertura política real, lo que llevó inevitablemente al golpe de Estado de 1923 y al fin de la monarquía.

La intervención en Marruecos

Después de la derrota de 1898, España inició su expansión en el norte de África en 1906. La Conferencia de Algeciras (1906) y el Tratado Hispano-Francés (1912) establecieron un protectorado compartido entre Francia y España en Marruecos. A España se le asignó la zona norte del país, conocida como el Rif, así como dos enclaves en la costa atlántica: Ifni y Río de Oro.

España tenía intereses en la región, sobre todo económicos, como la explotación de minas y la inversión en infraestructuras, además de una voluntad política de fortalecer el ejército y la imagen de España como potencia colonial.

Sin embargo, la presencia española no fue bien recibida por las tribus bereberes, llamadas cabilas, que atacaban constantemente a las tropas españolas. A partir de 1909, los enfrentamientos aumentaron cuando los españoles intentaron reforzar su control en la zona de Melilla. En una de estas operaciones, los soldados españoles sufrieron una gran derrota en el Barranco del Lobo, donde murieron muchos de ellos. Para evitar la caída de Melilla, el gobierno decidió enviar más soldados, esta vez incluyendo a reservistas (hombres casados y con hijos), lo que generó un gran rechazo en la población.

El envío de estos reservistas provocó una fuerte protesta en Barcelona, conocida como la Semana Trágica. En esta revuelta participaron anarquistas, socialistas y republicanos, quienes protestaban contra el sistema de reclutamiento. Las manifestaciones comenzaron el 18 de julio, cuando los soldados se embarcaban rumbo a Marruecos. En respuesta, el sindicato anarquista Solidaridad Obrera convocó una huelga general para el 26 de julio, que fue apoyada por la UGT y los republicanos.

La huelga se transformó en un movimiento violento contra la Iglesia y las autoridades, con barricadas en las calles, enfrentamientos con la policía y la quema de más de 80 edificios religiosos. Hubo más de 100 muertos.

La represión posterior fue muy dura, ya que el gobierno castigó a los manifestantes y reprimió tanto a republicanos como a liberales. Esto causó una gran inestabilidad política, lo que llevó a la caída del gobierno de Maura.

Repercusiones de la Primera Guerra Mundial en España

España no participó en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) porque no tenía suficiente poder militar. Sin embargo, esta neutralidad permitió un boom económico, ya que España vendía productos a los países en guerra.

A pesar de esto, la guerra también causó una fuerte inflación, es decir, un aumento de precios de los productos básicos, lo que afectó a la población y generó muchas huelgas. Los gobiernos de la Restauración no supieron controlar ni la inflación ni los problemas sociales.

Las consecuencias políticas de la guerra fueron dos, según Seco Serrano:

  • Un aumento de las tensiones sociales, en parte debido a la Revolución Rusa.
  • Un crecimiento de los movimientos nacionalistas, motivados por los 14 puntos de Wilson (propuestas del presidente de EE.UU. para la paz mundial).

España sufrió una crisis en 1917, donde los movimientos independentistas en Cataluña y el País Vasco ganaron fuerza. Además, tras la guerra, el republicanismo creció, ya que muchas monarquías en Europa habían caído, como en Rusia, Alemania y Austria-Hungría.

A nivel económico, cuando la guerra terminó, los países dejaron de comprar productos españoles. Esto generó una crisis en España, ya que muchas fábricas cerraron y el desempleo aumentó. Muchas personas migraron del campo a la ciudad buscando trabajo, lo que provocó un crecimiento de la clase obrera y un aumento en la cantidad de huelgas.

La crisis de 1917 y el trienio bolchevique

La crisis comenzó en marzo de 1917, cuando los sindicatos CNT y UGT organizaron una huelga general para protestar por el aumento del precio de los productos básicos. Ante esto, el gobierno de Dato respondió suspendiendo la Constitución, cerrando el Parlamento y aplicando una fuerte censura de prensa.

Ese verano, la crisis empeoró:

  • Los sindicatos organizaron una huelga general en toda España (conflicto obrero).
  • Los militares crearon Juntas de Defensa para reclamar mejoras salariales y de ascenso (conflicto militar).
  • Los partidos opositores formaron la Asamblea de Parlamentarios en Cataluña para exigir una nueva Constitución y más autonomía (conflicto político).

En Cataluña, la crisis fue más fuerte, con una huelga muy importante en 1919, conocida como la de la Canadiense, que logró la implantación de la jornada laboral de ocho horas. En el resto de España, entre 1918 y 1921, hubo muchas protestas campesinas que exigían la repartición de tierras, inspiradas en la Revolución Rusa. A este periodo se le conoce como trienio bolchevique.

El gobierno reaccionó con represión, pero la crisis de 1917 debilitó tanto el sistema que, para mantenerlo, se formaron gobiernos de concentración (donde participaban varios partidos) y se reactivó el «turno» de partidos. Sin embargo, esto solo ocultó temporalmente la crisis.

El desastre de Annual

España continuó su presencia en Marruecos con el apoyo del Rey, los militares africanistas y algunas empresas. Sin embargo, la población no comprendía por qué se destinaban tantos recursos a la guerra.

En el verano de 1921, las tropas españolas intentaron avanzar desde Melilla para consolidar el territorio bajo el mando del general Silvestre, quien contaba con el respaldo del Rey. Sin embargo, fueron atacados y derrotados en la batalla de Annual por las tribus de Abd-el-Krim, causando 13.000 muertos.

Esta derrota provocó un fuerte rechazo a la monarquía, tanto en la calle como en el Parlamento, especialmente por parte de los republicanos y socialistas. Se creó una comisión militar de investigación, conocida como el Expediente Picasso, que reveló corrupción, ineficacia y malas decisiones tanto en el ejército como en el gobierno. Esto generó un enfrentamiento entre el poder civil y los militares.

El Ejército culpó al Parlamento y al desorden político por lo ocurrido en Annual. Finalmente, el 13 de septiembre de 1923, el general Primo de Rivera dio un golpe de Estado antes de que el Congreso pudiera publicar su informe sobre la derrota, tomando así el poder en España.

La dictadura de Primo de Rivera y el final del reinado de Alfonso XIII

La dictadura de Primo de Rivera suspendió la Constitución y cerró las Cortes (el Parlamento). También reemplazó a los gobernadores civiles por militares y disolvió los ayuntamientos y diputaciones provinciales, sustituyéndolos por gestoras (grupos designados por el gobierno). Además, eliminó la Mancomunidad de Cataluña e impuso la censura de prensa.

A pesar de estas medidas autoritarias, la dictadura no fue un régimen fascista, ya que no tenía una ideología clara. Fue un gobierno basado en la burocracia y el control militar, con un único partido político, la Unión Patriótica, pero sin movilización de masas ni un sistema totalitario.

Balance de la dictadura

Uno de los mayores éxitos de la dictadura fue terminar con la guerra de Marruecos. El líder rebelde Abd-el-Krim cometió el error de atacar también a Francia, lo que provocó una gran ofensiva conjunta entre España y Francia. En septiembre de 1925, una espectacular operación militar en Alhucemas permitió a los españoles recuperar el control del territorio. En 1926, Abd-el-Krim se rindió a los franceses y la guerra terminó.

A nivel económico, España vivió un periodo de crecimiento hasta 1929, con más empleo y expansión industrial. Sin embargo, este éxito no se debió tanto a la dictadura, sino a la buena situación internacional. Aun así, el gobierno se atribuyó el mérito y aplicó una serie de políticas económicas y sociales bajo el liderazgo del Directorio Civil, formado en 1925 por Calvo Sotelo (Hacienda), Benjumea (Industria) y Aunós (Empleo).

La dictadura apostó por una economía controlada por el Estado, invirtiendo en obras públicas y creando monopolios estatales. Algunas de sus medidas más importantes fueron:

  • 1924: Creación del monopolio de Telefónica, lo que permitió el desarrollo de la red telefónica en España.
  • 1927: Creación de Iberia, origen de la aviación comercial, y CAMPSA, el monopolio estatal de la gasolina.
  • Se crearon redes hidrográficas para mejorar el uso de los ríos en la agricultura.

En el ámbito laboral, en 1926 se creó la Organización Corporativa Nacional del Trabajo, impulsada por el ministro Aunós. Se establecieron Comités Paritarios, formados por obreros y empresarios, para regular los salarios y evitar huelgas. Aunque la CNT no participó porque estaba prohibida, la UGT sí lo hizo, aunque sin apoyar la dictadura. También se aprobaron beneficios sociales, como un subsidio para familias numerosas y un seguro de maternidad.

La crisis de la dictadura

A partir de 1928, empezaron los problemas para Primo de Rivera:

  • Fracaso en la política exterior: España no logró un puesto en el Consejo de Seguridad de la Sociedad de Naciones y tampoco pudo incorporar Tánger al protectorado de Marruecos.
  • Conflicto militar: Primo de Rivera intentó reformar el ejército con un sistema de ascensos más abierto, lo que generó la oposición del cuerpo de Artillería. Como castigo, disolvió este cuerpo, algo que molestó al Rey y a otros militares.
  • Rebelión universitaria: El gobierno quiso permitir que las universidades religiosas otorgaran títulos académicos, lo que generó un gran rechazo entre estudiantes y profesores. Primo de Rivera impuso sanciones a muchos alumnos, lo que provocó la dimisión de reconocidos catedráticos como Ortega y Gasset, Jiménez de Asúa y Fernando de los Ríos.
  • Crisis económica: En 1929, la economía empezó a debilitarse por el enorme gasto público y el déficit en la balanza de pagos (España gastaba más en importaciones de lo que ganaba con sus exportaciones).

Además, la dictadura no tenía una ideología clara. Su partido, la Unión Patriótica, solo servía para propaganda del régimen y para colocar a personas afines en cargos públicos.

El mayor error político de Primo de Rivera fue intentar crear una nueva Constitución para legitimar su régimen. En 1927, convocó una Asamblea Nacional Consultiva, un falso parlamento cuyos 400 miembros eran elegidos por el gobierno y solo tenían capacidad para hacer recomendaciones.

El proyecto constitucional proponía un sistema autoritario, conservador y católico, en el que la soberanía pertenecía al Estado, no al pueblo. La oposición fue enorme:

  • El PSOE y la UGT, liderados por Besteiro, Prieto y Largo Caballero, rechazaron el plan.
  • El líder conservador Sánchez Guerra se exilió.
  • En la propia dictadura hubo divisiones.

Frente a esto, surgió una alianza republicana entre Acción Republicana (Azaña) y el Partido Radical (Lerroux), que se convirtió en la principal alternativa política.

Ante el creciente rechazo, Primo de Rivera dimitió en enero de 1930.

La caída de la monarquía

Entre enero de 1930 y abril de 1931, la monarquía intentó recuperar la normalidad constitucional, pero fracasó. Al mismo tiempo, el republicanismo crecía cada vez más.

El rey Alfonso XIII nombró al general Dámaso Berenguer como jefe de gobierno, con el objetivo de restaurar la Constitución de 1876 y convocar elecciones. Sin embargo, Berenguer no tenía liderazgo y tardó demasiado en organizar los comicios, mientras los partidos tradicionales seguían en crisis.

Mientras tanto, en agosto de 1930, varios partidos republicanos firmaron el Pacto de San Sebastián, acordando lanzar un movimiento legal y revolucionario contra la monarquía para establecer la República. Aunque la revolución fracasó, el republicanismo siguió ganando apoyo popular.

En febrero de 1931, el rey nombró un nuevo gobierno liderado por el almirante Aznar, pero este tampoco tuvo éxito.

El momento clave llegó en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931. Aunque en total ganaron los monárquicos, los republicanos triunfaron en las grandes ciudades y en las capitales de provincia. El rey interpretó estos resultados como un rechazo a la monarquía, y el 14 de abril de 1931, abdicó y se exilió.

Así comenzó la Segunda República en España.

La proclamación de la Segunda República, el Gobierno Provisional y la Constitución de 1931. El sufragio femenino.

El 14 de abril de 1931, el rey Alfonso XIII abdicó y se proclamó la Segunda República. La gran promesa de este nuevo sistema era que, a diferencia de la monarquía y la dictadura anterior, construiría un orden político moderno, justo y acorde con los cambios sociales que España había vivido en las últimas décadas. Se basaba en tres pilares fundamentales:

  • Modernización (mejorar la economía y la educación).
  • Democratización (dar más derechos y libertades a los ciudadanos).
  • Secularización (separar la Iglesia del Estado).

Sin embargo, la República comenzó en un momento difícil. La crisis económica mundial de 1929 y el cambio de régimen en España crearon mucha incertidumbre. La economía española sufrió porque sus exportaciones bajaron, lo que redujo la producción y aumentó el desempleo. Además, muchas personas desconfiaban del nuevo sistema, lo que provocó una fuga de capitales (retiro masivo de dinero de los bancos) y una disminución de la inversión.

El Gobierno Provisional (14 de abril – octubre de 1931)

El 14 de abril de 1931, se estableció un Gobierno Provisional dirigido por Alcalá Zamora, con la participación de:

  • Republicanos: Lerroux, Martínez Barrio, Miguel Maura, Azaña, etc.
  • Socialistas: Prieto, Largo Caballero.
  • Un representante del republicanismo catalán: D’Olwer.

En sus primeros nueve meses, este gobierno logró avances importantes en sus objetivos. Entre abril y junio de 1931, aprobaron varias reformas a través de decretos:

  • Reestructuración de las Fuerzas Armadas (para hacerlas más profesionales).
  • Compromiso de «sembrar España de escuelas» (aumentar la educación pública).
  • Creación de «jurados mixtos» (para que trabajadores y empresarios resolvieran conflictos laborales).
  • Decretos de «Términos Municipales» (para mejorar las condiciones laborales de los campesinos).

Sin embargo, la República enfrentó problemas desde el principio:

  • 14 de abril: Mientras se proclamaba la República, algunos líderes catalanistas proclamaron en Barcelona un «Estado catalán». Para evitar un conflicto, el Gobierno aceptó crear la Generalitat, un gobierno autónomo en Cataluña, dirigido por Francesc Macià.
  • Mayo: Se produjeron quemas de iglesias y edificios religiosos en varias partes del país. Las autoridades no intervinieron para detenerlas, lo que generó descontento entre los sectores religiosos.
  • Julio: La CNT (Confederación Nacional del Trabajo) organizó una serie de huelgas masivas, que fueron vistas como una declaración de guerra contra la República.

El objetivo del Gobierno Provisional era organizar elecciones para el 28 de junio de 1931, pero antes aprobaron varias medidas sociales importantes:

El ministro de Trabajo, Largo Caballero:

  • Redujo la jornada laboral.
  • Aumentó los salarios.
  • Reforzó el poder de los sindicatos con los «jurados mixtos».

En el campo:

  • Los propietarios estaban obligados a contratar trabajadores locales.
  • Los conflictos salariales se resolvían a través de los jurados mixtos.

La Reforma Militar de Azaña

El ministro de Guerra, Manuel Azaña, impulsó una reforma militar con el objetivo de crear un ejército profesional y políticamente neutral.

Sin embargo, esta reforma no logró todos sus objetivos, porque de los 12.000 oficiales que el gobierno quería retirar, solo 6.000 dejaron sus cargos. Según el historiador Gabriel Cardona, Azaña mejoró la eficiencia del ejército, pero no consiguió que fuera un ejército republicano, ya que muchos oficiales seguían siendo monárquicos.

Otro problema fue que Azaña no buscó el consenso con los militares, por lo que muchos lo vieron como un ataque a las tradiciones del ejército.

La Constitución de 1931

Después de las elecciones del 28 de junio de 1931, la coalición republicano-socialista ganó y se abrió un proceso para redactar una nueva Constitución.

Esta fue elaborada por una comisión parlamentaria liderada por Jiménez de Asúa y aprobada en diciembre de 1931. Sin embargo, no fue aprobada por consenso, ya que la derecha no la votó. Aunque reflejaba muchas ideas de Azaña, no era una Constitución socialista, pues seguía respetando la propiedad privada.

La nueva Constitución definía a España como un «Estado integral», es decir, no era centralista ni federal, pero permitía que algunas regiones tuvieran autonomía.

Principales cambios de la Constitución:

  • Reconocimiento de derechos sociales para los trabajadores.
  • Posibilidad de expropiación de propiedades privadas por razones de utilidad social.
  • Se aprobó el voto femenino.
  • Se legalizó el matrimonio civil y el divorcio.
  • Se estableció la separación entre Iglesia y Estado, dejando de ser un país oficialmente católico.
  • Por primera vez se permitió el entierro civil.
  • Se incluyeron muchas reformas que los gobiernos futuros estaban obligados a cumplir.

Por ejemplo, el artículo 46 obligaba al Estado a crear un sistema de seguridad social para todos los ciudadanos.

El Sufragio Femenino

Después de décadas de lucha, las mujeres lograron el derecho al voto en España gracias al esfuerzo de Clara Campoamor.

Durante los debates constitucionales, Campoamor defendió el sufragio femenino a pesar de la oposición no solo de muchos diputados varones, sino también de las otras dos mujeres en el Parlamento:

  • Victoria Kent (republicana).
  • Margarita Nelken (socialista).

Ambas creían que las mujeres no estaban listas para votar, ya que, según ellas, eran muy influenciadas por la Iglesia y podrían apoyar a la derecha.

A pesar de esta oposición, las mujeres consiguieron su derecho al voto y participaron por primera vez en unas elecciones nacionales en 1933.

España fue uno de los primeros países en conceder el sufragio femenino, antes que Francia (1944), Italia (1946) y Suiza (1970). Sin embargo, Gran Bretaña ya lo había aprobado en 1928.

Estas reformas fueron aún más impresionantes, ya que se lograron en medio de la Gran Depresión.

Sin embargo, desde el principio la República tuvo grandes divisiones internas:

  • Los republicanos de izquierda y los socialistas querían hacer grandes cambios rápidamente.
  • Los republicanos moderados pensaban que las reformas debían aplicarse poco a poco, para asegurar la estabilidad de la República.

Estos desacuerdos crearon tensiones dentro del gobierno, dificultando la consolidación del nuevo régimen.

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