España en el Siglo XIX: Carlismo, Liberalismo y la Construcción del Estado Liberal

El Reinado de Isabel II y la Construcción del Estado Liberal (1833-1868)

La muerte de Fernando VII en 1833 marcó el inicio de un período crucial en la historia de España, caracterizado por la construcción del Estado Liberal y Nacional. La revolución liberal impulsó un sistema político en el que los ciudadanos adquirieron una mayor participación política.

Durante la primera década, predominó el proyecto progresista, que se encargó de desmantelar las estructuras del Antiguo Régimen. En la segunda década, el protagonismo recayó en los moderados, quienes construyeron un sistema político más autoritario.

Las Guerras Carlistas: Un Conflicto Ideológico y Dinástico

El fallecimiento de Fernando VII desencadenó una guerra civil entre carlistas y liberales. Este conflicto no fue solo una disputa sucesoria, sino un enfrentamiento ideológico profundo.

  • Carlistas: Apoyaban a Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII. Defendían la tradición política, el poder de la Iglesia, la idealización del medio rural y los fueros históricos vascos, navarros y catalanes. Contaban con el respaldo del clero, el pequeño campesinado y, a nivel internacional, de Rusia, Austria, Prusia y Nápoles.
  • Liberales: Eran apoyados por las grandes ciudades, sus trabajadores y la burguesía, quienes defendían la legalidad vigente. A nivel internacional, contaban con el apoyo de Francia, Portugal y Reino Unido.

El movimiento carlista provocó tres conflictos armados que representaron un grave problema para la estabilidad española:

  • La Primera Guerra Carlista (1833-1840) fue la más violenta y dramática. Los primeros apoyos a Carlos surgieron días después de la muerte de Fernando VII, pero fueron sofocados.
  • El Convenio de Vergara (1839), firmado entre los generales Maroto (carlista) y Espartero (liberal), puso fin a la contienda y provocó el exilio de Don Carlos a Francia.

Consecuencias de las Guerras Carlistas:

  • Inclinación de la monarquía hacia el liberalismo.
  • Protagonismo político de los militares.
  • Enormes gastos provocados por la guerra.

La Transición al Liberalismo: Del Estatuto Real a la Constitución de 1837

El testamento de Fernando VII establecía un consejo de gobierno presidido por Cea Bermúdez, defensor del despotismo ilustrado. La regencia no fue muy favorable a las reformas, salvo a la nueva división provincial de España en 49 provincias.

En enero de 1834, Martínez de la Rosa fue nombrado primer ministro. Su misión era facilitar la transición del Antiguo Régimen al régimen liberal. Promulgó el Estatuto Real de 1834, una Carta Otorgada que marcaba el fin de la monarquía absoluta, aunque solo fue aceptado por los sectores más moderados del liberalismo.

Las Facciones Liberales: Moderados, Progresistas y Demócratas

  • Liberales Moderados: Formado por grandes comerciantes, intelectuales conservadores, la antigua nobleza y altos mandos militares. Defendían la religión católica como oficial del Estado, el sufragio censitario, la soberanía compartida (Rey y Cortes) y la limitación de derechos. La Unión Liberal, liderada por O’Donnell, se nutría del ala derecha del partido progresista.
  • Liberales Progresistas: Compuesto por la mediana y pequeña burguesía, así como por oficiales del ejército de menor rango. Defendían la soberanía nacional, la libertad de culto, el sufragio censitario, una amplia declaración de derechos individuales y colectivos, y la Milicia Nacional.
  • Partido Demócrata: Surgió durante la revolución de 1848. Defendían la soberanía nacional, el sufragio universal y la libertad de conciencia.

La Revolución de 1835 y la Constitución de 1837

Entre 1835 y 1837, se produjeron cambios significativos que condujeron a la monarquía constitucional. Se aprobaron leyes desamortizadoras y la Constitución de 1837. Mendizábal inició una serie de reformas, suprimiendo la Inquisición, reorganizando el ejército y creando las diputaciones provinciales. Su principal objetivo era abolir los gremios y el régimen señorial. A partir de 1836, se adoptaron tres medidas fundamentales:

  • Supresión de los mayorazgos.
  • Abolición del régimen señorial.
  • Desamortizaciones.

La desamortización fue un largo proceso histórico iniciado por Godoy en 1798 y cerrado por Madoz en 1855. Implicaba la incautación estatal de bienes raíces de propiedad colectiva (principalmente de la Iglesia y los municipios).

En mayo de 1836, Istúriz, sustituto de Mendizábal, provocó una protesta que culminó con la Rebelión de los Sargentos de la Granja. Esta rebelión obligó a entregar el gobierno al progresista Calatrava. El nuevo gobierno reformó la Constitución de 1812, dando lugar a la Constitución de 1837, que establecía:

  • Soberanía nacional.
  • Cortes bicamerales.
  • Amplia declaración de derechos.

La Constitución de 1837, de carácter progresista, consolidó definitivamente el régimen de monarquía constitucional en España. Sin embargo, la aprobación de una nueva Ley de Ayuntamientos en 1840, tras el triunfo moderado de septiembre de 1837, intentó eliminar los aspectos más progresistas de la Constitución.

La Regencia de Espartero (1840-1843) y el Adelanto de la Mayoría de Edad de Isabel II

El movimiento revolucionario de 1840 se dirigió contra la Ley de Ayuntamientos y la propia regente, María Cristina. Se ofreció a Espartero la presidencia del Consejo de Ministros. María Cristina sancionó la ley, pero Espartero la obligó a renunciar a la Regencia, imponiendo un régimen de liberalismo autoritario.

El caudillismo militar y el carácter autoritario del gobierno de Espartero suscitaron la oposición de numerosos progresistas. En materia de política comercial, Espartero intentó firmar un acuerdo con el Reino Unido.

Entre mayo y julio de 1843, un levantamiento liderado por el general Narváez derrotó a las tropas gubernamentales. Espartero se exilió al Reino Unido. Se decidió adelantar la mayoría de edad de Isabel II y proclamarla reina a los 13 años. El reinado de Isabel II se puede dividir en tres fases:

  • Década Moderada (1844-1854).
  • Bienio Progresista (1854-1856).
  • Gobierno de la Unión Liberal (1856-1863) y crisis del sistema (1863-1868).

La Década Moderada (1844-1854) y la Constitución de 1845

En mayo de 1844, Narváez asumió el gobierno, estableciendo un sistema político estable, donde primaba el orden sobre la libertad, marginando a los progresistas.

La Constitución de 1845 sustituyó a la de 1837. Sus ideas básicas eran:

  • Poder ejecutivo en manos del Rey.
  • Rechazo de la soberanía nacional.
  • Reducción del derecho a voto (sufragio censitario muy restringido).
  • Supresión de la Milicia Nacional.
  • Confesionalidad del Estado (catolicismo).

El Bienio Progresista (1854-1856)

La revolución de 1854 se inició con un pronunciamiento militar encabezado por O’Donnell. La intervención de los progresistas abrió una fase de levantamiento popular. El enfrentamiento entre las tropas leales al gobierno y las de O’Donnell llevó a Isabel II a encargar la formación de un nuevo gobierno a Espartero, con O’Donnell como ministro de Guerra.

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