La Restauración Absolutista de Fernando VII (1814-1820)
Tras la derrota de Napoleón y la vuelta de Fernando VII al trono español, se produjo un periodo de restauración absolutista. El rey, influenciado por los sectores más conservadores, anuló la Constitución de 1812 y restableció el antiguo régimen.
Principales características del periodo absolutista:
- Persecución a los liberales: Se llevaron a cabo encarcelamientos y exilios de quienes habían apoyado la Constitución de 1812.
- Conspiraciones liberales: A pesar de la represión, los liberales continuaron organizando conspiraciones para restaurar el régimen constitucional.
- Apoyo de la Iglesia: La Iglesia Católica se posicionó a favor del rey y combatió las ideas liberales. Se restableció la Inquisición.
- Crisis económica: La situación económica del país se agravó por la devastación de la guerra y la disminución del comercio con América.
- Descontento militar: Los militares, especialmente aquellos que habían participado en las guerras de independencia, se mostraron cada vez más favorables a las ideas liberales.
El Trienio Liberal (1820-1823)
En 1820, un pronunciamiento militar liderado por Rafael del Riego obligó a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812. Este periodo, conocido como el Trienio Liberal, marcó el primer ensayo de gobierno constitucional en España.
Principales medidas del Trienio Liberal:
- Implementación de derechos liberales: Se introdujeron derechos como la libertad de prensa, la libertad de reunión y la libertad de expresión.
- Separación de la Iglesia del Estado: La Iglesia fue apartada de los órganos de poder del Estado.
- Supresión de los mayorazgos: Se eliminó el sistema de herencia que concentraba la riqueza en manos de unas pocas familias.
- Reintroducción de la Milicia Nacional: Se creó un ejército popular para defender la Constitución.
La Década Ominosa (1823-1833)
La Santa Alianza, una coalición de potencias europeas, intervino en España para restaurar el absolutismo. El ejército francés, conocido como los»Cien mil hijos de San Lui», invadió el país y obligó a Fernando VII a abandonar la Constitución de 1812.
Principales características de la Década Ominosa:
- Represión a los liberales: Se llevó a cabo una dura represión contra los liberales, con encarcelamientos y ejecuciones.
- Restauración del absolutismo: Se restableció el antiguo régimen y se suprimieron las libertades conquistadas durante el Trienio Liberal.
- Alianza con la Iglesia: La Iglesia volvió a ser un aliado clave del rey.
Las Guerras Carlistas (1833-1876)
Tras la muerte de Fernando VII en 1833, se produjo una guerra civil entre los partidarios de Isabel II, hija del rey, y los partidarios de Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII. Este conflicto, conocido como las Guerras Carlistas, se desarrolló en tres etapas:
1ª Guerra Carlista (1833-1840)
La primera guerra carlista fue la más importante y se libró principalmente en el norte de España. Los carlistas, liderados por el coronel Zumalacárregui, lograron importantes victorias iniciales. Tras la muerte de Zumalacárregui en 1835, la guerra se prolongó hasta 1840, cuando se firmó el Acuerdo de Vergara, que puso fin al conflicto.
2ª Guerra Carlista (1846-1849)
La segunda guerra carlista se desarrolló principalmente en Cataluña. Los carlistas, liderados por Carlos Luis de Borbón, contaron con el apoyo de sectores rurales y clericales, pero fueron derrotados en 1849.
3ª Guerra Carlista (1872-1876)
La tercera guerra carlista se libró en las Provincias Vascas, Navarra, Cataluña y el Maestrazgo. Los carlistas, liderados por Carlos VII, fueron finalmente derrotados en 1876.
Consecuencias de las Guerras Carlistas:
- Triunfo del liberalismo: Las guerras carlistas consolidaron el triunfo del liberalismo sobre el tradicionalismo.
- Abolición de los fueros: Se abolió el sistema de leyes especiales que regían en el País Vasco, Navarra y Cataluña.
- Ascenso de militares al poder: La guerra propició el ascenso de militares al poder político, como Espartero y Narváez.
- Costos económicos: Las guerras carlistas tuvieron un alto costo económico, lo que contribuyó a las desamortizaciones de 1836 y 1855.
La Regencia de Espartero (1840-1843)
Tras la abdicación de María Cristina, el general Baldomero Fernández Espartero fue elegido regente de España. Inicialmente apoyado por los liberales progresistas, sus métodos autoritarios le granjearon la oposición de los moderados.
Principales características de la Regencia de Espartero:
- Represión a los moderados: Espartero reprimió a los moderados, quienes se oponían a sus políticas.
- Reordenación de los fueros: Espartero reordenó los fueros vascos y navarros, que habían sido un foco de apoyo a los carlistas.
- Revuelta militar: En 1843, una revuelta militar liderada por el general Narváez obligó a Espartero a exiliarse en Londres.
La Regencia de María Cristina (1833-1840)
María Cristina, madre de Isabel II, gobernó como regente durante la minoría de edad de su hija. Su gobierno estuvo marcado por la inestabilidad política y la guerra carlista.
Principales características de la Regencia de María Cristina:
- Gobierno de Francisco Cea Bermúdez: Inicialmente, María Cristina confió el gobierno a Francisco Cea Bermúdez, un político de ideas absolutistas.
- Gobierno de Francisco Martínez de la Rosa: Posteriormente, María Cristina nombró a Francisco Martínez de la Rosa, un político moderado, quien en 1833 dividió el territorio español en provincias.
- Promulgación del Estatuto Real: En 1834, se promulgó el Estatuto Real, una carta constitucional conservadora.
- Motín de la Granja: En 1836, el descontento liberal y la guerra carlista llevaron al Motín de la Granja, que obligó a María Cristina a reimplantar la Constitución de 1812.
- Nueva Constitución: En 1837, se redactó una nueva Constitución más moderada.
- Desamortización de bienes eclesiásticos: Se promulgó una ley que desamortizó los bienes de la Iglesia, lo que supuso una importante transformación económica y social.
- Supresión de gremios: Se suprimieron los gremios, lo que favoreció el desarrollo del libre mercado.
- Renuncia a la regencia: En 1840, sublevaciones populares obligaron a María Cristina a renunciar a la regencia.