Los Austrias del Siglo XVII: Gobierno de Validos y Conflictos Internos
Tras la muerte de Felipe II, se entregó parte del poder real a los validos. Con Felipe III, el gobierno de la monarquía quedó encomendado a los consejos, pero se inició una tendencia a constituir juntas transitorias. La toma de decisiones la hacía directamente el valido, el Duque de Lerma, sin necesidad de escuchar a los consejos. El valido no es un nuevo tipo de secretario, sino un noble poderoso cercano al rey que actúa, ordena y dirige la máquina del Estado. Actúa por sí mismo y cuenta con reconocimiento jurídico-político. Fue criticado por los nobles influyentes en los consejos, por los letrados y por las clases populares. Felipe III entregó la confianza al Duque de Lerma y, después, a su hijo, el Duque de Uceda. Felipe IV nombró para asesorarlo y dirigir el gobierno al Conde-Duque de Olivares.
Conflictos Internos
- Expulsión de los moriscos: Durante el reinado de Felipe III se decretó la expulsión de los moriscos en 1609. Se les acusaba de practicar la religión musulmana, de mantener sus costumbres y de colaborar en su aislamiento y su crecimiento demográfico. Consecuencias demográficas: pérdida de población y pérdida económica.
- Revueltas y sublevaciones internas: A Olivares se le atribuye la idea de unificar y centralizar cortes y consejos. Propuso una reforma fiscal y, en 1626, propuso la Unión de Armas, que consistía en la creación de un ejército común y de suministros monetarios. Encontró resistencia en las regiones forales y países autónomos. En 1640 hubo sublevaciones en Cataluña y Portugal.
La Crisis de 1640
En 1640 hubo una sublevación en Cataluña y Portugal, acompañada por revueltas populares y sociales contra los impuestos. En Cataluña, debido a la guerra de Francia contra el Imperio, se convirtió en frente militar y obligó a los catalanes a alojar a las tropas y contribuir al gasto militar, lo que creó problemas de población. Esto conllevó a que hubiera una revuelta campesina del «Corpus de Sangre» contra los funcionarios, dando lugar a un motín político y una guerra que duró 12 años. Se intentó integrar el Principado en la monarquía francesa como una república independiente y se retiraron las tropas de Holanda, lo que puso fin a la rebelión. Las capitulaciones de Barcelona en 1652 respetaron los fueros. En Portugal, que se negaba a la «Unión de Armas», se proclamó rey al Duque de Braganza, que fue apoyado por Francia e Inglaterra. Se independizó tras una larga guerra llamada «Guerra de la Restauración». La Paz de Lisboa supuso la independencia de Portugal, por lo que Ceuta pasó a la Corona de España. En Andalucía, la revuelta estuvo dirigida por el Duque de Medina, que trató de constituir un reino andaluz independiente. Fue importante el papel del Duque de Híjar en Aragón. Hubo revueltas populares en Nápoles y Sicilia por la presión fiscal y las malas cosechas.
El Ocaso del Imperio Español en Europa
El siglo XVII comienza de forma pacífica con Felipe III, conocido como «La Generación Pacifista». Firmó tres acuerdos: la Paz de Vervins con Francia, la Paz de Londres con Inglaterra y la Tregua de los Doce Años con Holanda. Poco más tarde, empezó el reinado de Felipe IV con Olivares, que volvió a la guerra, conocido por la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). En el reinado de Felipe IV destaca el enfrentamiento entre los Habsburgo (defensores del catolicismo) y los países protestantes, que dio lugar a una guerra de religión y a la afirmación de «Los Estados Nacionales». Olivares volvió a un conflicto con Holanda, que atacaba los intereses comerciales hispánicos. Destaca la Victoria de Breda, que fue una de sus últimas victorias, y la victoria sobre los ingleses en Cádiz. Se involucró en la Guerra de Mantua entre Francia y España por la herencia del ducado. Es importante también la alianza con los Habsburgo para intentar vencer a Suecia en la Batalla de Nördlingen. Después de esta guerra, Francia entró en la guerra y se produjeron las derrotas de Dunas y Rocroi. La Paz de Westfalia (1648) puso fin a la hegemonía española, consolidó el mapa religioso alemán y la independencia de Holanda mediante el Acuerdo de Münster. Suecia pasó a ser un nuevo estado nacional y Francia se convirtió en la nueva potencia hegemónica. Continuó la guerra contra Francia y Portugal, y la Paz de los Pirineos (1659) puso fin a la guerra entre Francia y España, estableciendo la actual frontera en los Pirineos. España cedió el Rosellón, Cerdeña, Luxemburgo, Flandes, etc., y se produjo el matrimonio de la infanta María Teresa con Luis XIV.
La dinastía acabó con el rey Carlos II, conocido como «El Hechizado». Su reinado se caracterizó por la defensa frente al imperialismo francés de Luis XIV. Dentro de este contexto, destacamos la Guerra de las Devoluciones, la Liga de los Habsburgo (para frenar a Francia) y la Paz de Ryswick, en la cual Francia devolvió territorios.