La Agricultura en el Siglo XVIII
El siglo XVIII fue testigo de un notable crecimiento en la agricultura española, impulsado por la expansión de las tierras cultivadas y la construcción de sistemas de riego, especialmente en Aragón y Levante. A pesar de este progreso, la estructura de la propiedad de la tierra seguía siendo un obstáculo. La mayoría de las tierras pertenecían a la Iglesia, la nobleza y los municipios, conocidas como «tierras de manos muertas», que tenían una baja productividad y no podían ser vendidas. Los campesinos, en su mayoría jornaleros, arrendatarios o pequeños propietarios, vivían en condiciones precarias. Un hito importante fue la colonización y cultivo de áreas de Sierra Morena, liderada por Pablo de Olavide. Sin embargo, las crisis de subsistencia debido a malas cosechas seguían siendo un problema recurrente, provocando estallidos sociales como el Motín de Esquilache en 1766.
Desarrollo Industrial
La industria española del siglo XVIII seguía dominada por el sistema gremial y artesanal. No obstante, los ministros ilustrados, inspirados por el mercantilismo, promovieron la creación de las Reales Fábricas para impulsar la producción nacional y reducir la dependencia de las importaciones. Entre las más destacadas se encontraban los arsenales de El Ferrol, Cádiz y Cartagena, así como las fábricas de artículos de lujo como la de Cristales de La Granja, la de Tapices de Santa Bárbara y la de Porcelanas de El Retiro. En Cataluña, surgieron fábricas textiles privadas especializadas en la producción de indianas, telas de algodón estampadas.
Comercio y Expansión Económica
El comercio fue el sector que experimentó el mayor crecimiento en España durante el siglo XVIII. Los Decretos de Libertad de Comercio permitieron el comercio con América desde todos los puertos españoles, impulsando el desarrollo de las ciudades portuarias. Sin embargo, el comercio interior seguía limitado por las deficientes comunicaciones y la baja capacidad adquisitiva de la población.
Estructura Social y la Ilustración
La sociedad española del siglo XVIII mantenía una estructura estamental. La nobleza y el clero vivían de las rentas de sus propiedades y conservaban sus privilegios. El Tercer Estado estaba compuesto por campesinos, trabajadores urbanos y burgueses. La Ilustración, un movimiento intelectual que abogaba por la razón y el progreso científico, tuvo un impacto significativo en España. Los ilustrados españoles buscaban reformas para sacar al país de su atraso. Durante el reinado de Carlos III (1759-1788), el Reformismo Ilustrado alcanzó su apogeo, con figuras como Esquilache, Campomanes, el Conde de Aranda, Jovellanos, Olavide y el Conde de Floridablanca liderando importantes cambios.
Legado Cultural y Científico
En el ámbito cultural, el Despotismo Ilustrado impulsó la creación de las Reales Academias de la Lengua, la Historia, las Bellas Artes y la Jurisprudencia. También se establecieron las Sociedades Económicas de Amigos del País, instituciones privadas que promovían las ciencias y la cultura. El siglo XVIII marcó un período de notable progreso para España, superando las dificultades del siglo anterior. El cambio dinástico de los Habsburgo a los Borbones trajo consigo una nueva clase de gobernantes influenciados por las ideas ilustradas, quienes implementaron reformas políticas, económicas y culturales que sentaron las bases para el desarrollo futuro del país.