España en la Edad Moderna: Reyes Católicos y Austrias

1. La Reorganización del Estado por los Reyes Católicos

Las primeras estructuras de un Estado moderno en España serán obra de los Reyes Católicos, quienes, después de superar la guerra civil en Castilla contra los partidarios de Juana “la Beltraneja”, iniciarán un proceso de reforzamiento de su autoridad frente a la nobleza. Esta acabará sometiéndose a cambio del mantenimiento de sus privilegios territoriales y jurisdiccionales. En el caso de la Corona de Aragón, las reformas no serán tan necesarias, pues allí seguirá funcionado el tradicional “pactismo” entre el rey y la nobleza local.

Ejemplo de estas medidas fueron:

  • La creación de la Santa Hermandad (seguridad en el campo).
  • La creación de un Ejército permanente.
  • La aparición de Consejos (que dirigen la Administración).
  • La generalización de la justicia Real a través de las Chancillerías y las Audiencias.
  • La unificación religiosa controlada por la Santa Inquisición.
  • El control de los municipios a través de los corregidores.

Todas estas reformas implantarán definitivamente la monarquía autoritaria en sus reinos.

2. La Expansión Interior de los Reyes Católicos

Para los Reyes Católicos, la fortaleza de su monarquía pasaría por la unidad de los reinos peninsulares bajo su corona, lo que permitiría realizar posteriormente una expansión exterior en función de sus intereses. Conseguida la unión dinástica entre Castilla y Aragón con su matrimonio, el siguiente paso sería acabar con los nazaritas de Granada, último reducto musulmán en la península. Ello dio lugar a la larga Guerra de Granada (1481-1492), que consumiría numerosos recursos.

Más complejo era el caso de Portugal, imposible de conquistar y con la que se mantenían litigios territoriales en el Atlántico, sobre todo tras el descubrimiento de América. La solución vino con el reparto de las áreas de expansión con el Tratado de Tordesillas (1494), aparte de los distintos matrimonios de varias de sus hijas con príncipes portugueses (esto daría sus frutos con Felipe II en 1581).

Finalmente, Navarra sería ocupada y definitivamente anexionada a Castilla en 1515, pero respetándosele sus fueros e instituciones históricas.

3. La Expansión Exterior de los Reyes Católicos

En política exterior, mientras que Castilla estaba volcada hacia el Atlántico, los aragoneses llevaban siglos de presencia por el Mediterráneo, sobre todo en Italia. Los Reyes Católicos utilizaron hábilmente los enlaces matrimoniales de sus hijos con Inglaterra, el Imperio y Portugal buscando aislar a Francia, su principal enemigo en tierras italianas, aunque no todos estos matrimonios dieron los resultados esperados.

Más concretamente, en el Mediterráneo se recuperó el Rosellón y la Cerdaña (Tratado de Barcelona, 1493), mientras que en las campañas italianas se consolidó el dominio aragonés en el Reino de Nápoles (1504). También se ocuparon plazas en el norte de África para luchar contra la piratería berberisca, como el Peñón de Vélez de la Gomera, Orán, Bugía y Trípoli, que se sumaron a Melilla, ocupada en 1497. Un año antes se habían incorporado definitivamente a Castilla las Canarias.

Con todo, el principal hito sería el descubrimiento de América por Colón en octubre de 1492, lo que abría un enorme futuro para Castilla.

4. El Descubrimiento de América

La competencia entre castellanos y portugueses por las rutas marítimas atlánticas, en la que estos últimos llevaban considerable ventaja, hace buscar nuevos horizontes para llegar a las Indias (Asia) navegando hacia Occidente (la ruta bordeando África estaba controlada por los portugueses). En este contexto aparece por la Corte de los Reyes Católicos —entonces en el campamento de Santa Fe preparando el asalto definitivo a Granada— un marino de origen desconocido, Cristóbal Colón, quien consigue vencer las reticencias iniciales de la reina Isabel para firmar las Capitulaciones de Santa Fe, donde se establecieron los términos y condiciones para esta aventura.

Después de una complicada travesía se tocó tierra en la isla de Guanahaní (Bahamas) el 12 de octubre de 1492 creyendo haber llegado a las Indias. Colón realizaría otros tres viajes más recorriendo otros lugares del Caribe y las costas venezolanas y centroamericanas, muriendo sin saber que había llegado a un nuevo continente: América.

5. Los Problemas Internos Durante el Reinado de Carlos I

Se producirán en los primeros años de su reinado, cuando Carlos era desconocedor de las características y tradiciones de sus nuevos reinos peninsulares, y en un momento en el que está más interesado en su elección como emperador (1519) que en los problemas de sus súbditos.

El primero de ellos fue el de las Comunidades de Castilla (1520-1522), considerado por algunos como la primera revolución “moderna” de la Historia, y que va a suponer el levantamiento de importantes ciudades, como Toledo o Segovia, contra los abusos de los extranjeros puestos en el gobierno del reino y la falta de respeto a las leyes propias.

La segunda, las Germanías de Valencia y Mallorca (1521-1523), suponen la lucha del pueblo contra las oligarquías municipales. Ambas serán sofocadas por los ejércitos reales gracias al apoyo de la nobleza local, y servirán para que el ya emperador Carlos V cambie su política peninsular y acepte la mayoría de las peticiones de sus súbditos, no volviendo a tener problemas de importancia en sus dominios peninsulares el resto de su reinado.

6. La Política Imperial (Exterior) de Carlos I

A la ya complicada política exterior que hubiese tenido con la amplia herencia territorial recibida, su nombramiento como emperador a finales de 1519 hace que sus objetivos se amplíen, intentando mantener, y en lo posible aumentar, sus territorios, así como defender el catolicismo contra la Reforma protestante. Esto hizo que mantuviera numerosas y costosas guerras contra diferentes enemigos, de entre los que destacaron Francia (sobre todo por los territorios italianos de Milán, destacando la victoria en Pavía en 1525 y el saqueo de Roma en 1527) y los turcos otomanos (que amenazan Centroeuropa y el comercio mediterráneo, lo que llevará a campañas como la defensa de Viena en 1529 y la conquista de Túnez en 1533).

Sin duda, el principal problema fue la difusión del protestantismo, lo que provocó distintas guerras que terminarían con la concesión de la libertad religiosa a los príncipes alemanes en la Paz de Augsburgo de 1555, aunque esto no solucionaría definitivamente los problemas religiosos en Centroeuropa.

7. Los Problemas Internos Durante el Reinado de Felipe II

El largo reinado de Felipe II no va a estar exento, evidentemente, de varios problemas internos. Como gran defensor de la Contrarreforma, luchó denodadamente por evitar que en sus territorios peninsulares se crearan núcleos protestantes, como ocurrió en Valladolid y Sevilla, los cuales fueron destruidos gracias a la actuación de la Inquisición y la celebración de autos de fe contra los herejes o falsos conversos.

También fue destacada la sublevación de las Alpujarras (1568-1571), provocada por la renovación de las prohibiciones contra los moriscos, y que terminaría con la dispersión de esta minoría por otras regiones. Por último, citar el problema dinástico provocado por la locura del príncipe Carlos, el heredero, que incluso llegó a conspirar abiertamente contra su padre junto a nobles flamencos. Su muerte en 1568 abriría un problema dinástico hasta el nacimiento del futuro Felipe III diez años después.

8. Los Problemas Exteriores Durante el Reinado de Felipe II

Al no recibir como herencia los territorios imperiales, se centró en mantener los territorios heredados, y además dentro de una férrea ortodoxia católica. Así, heredó enemigos como Francia (Felipe apoyó al bando católico en las guerras de religión que vivió en la segunda mitad del siglo XVI) y los otomanos (gran éxito con la victoria en Lepanto en 1571, aunque no terminaría con el problema de la piratería definitivamente). También aparecieron nuevos enemigos que implicarían largas guerras, como Inglaterra (fracaso del intento de invasión de la “Armada Invencible” en 1588) y los rebeldes holandeses (la “Guerra de los Ochenta Años”, entre 1568 y 1648, acabaría por absorber gran parte de los recursos económicos y humanos de Castilla, fundamentalmente, y terminaría con la independencia de los Países Bajos). Por último, citar la anexión de Portugal (1581) al imperio hispánico al hacer valer Felipe sus derechos al trono luso al quedar vacante tras la muerte de sus dos últimos reyes (la unión duraría aproximadamente ochenta años).

9. La Organización de la Administración en América

Se intentó implantar un modelo de gestión que estuviera libre de los fallos de la administración peninsular. Siguiendo el modelo polisinodial establecido por los Austrias españoles, se creó el Consejo de Indias como órgano supremo de gobierno a través de sus numerosos funcionarios. Los amplísimos territorios se dividieron en grandes circunscripciones territoriales, los virreinatos, dirigidos por un virrey enviado desde España, que tenía que dar cuentas de su gestión a su regreso. Los más importantes fueron los de Nueva España y el Perú, a los que se fueron sumando el de Nueva Granada y el Río de la Plata. Los virreinatos se organizaban a su vez en Audiencias, Capitanías Generales (en territorios conflictivos) y gobierno municipal.

En el siglo XVIII los Borbones, con sus reformas administrativas, ampliaron el número de virreinatos (aparecieron dos nuevos, el de Nueva Granada y el del Río de la Plata) y capitanías generales, aparte de introducir las intendencias con varias atribuciones, pero sobre todo económicas.

10. La Economía Española Durante el Siglo XVI

Siguió siendo básicamente rural, mientras que los gremios dominaban las actividades artesanales. Los privilegios de la Mesta se mantuvieron en detrimento de la agricultura. La escasez de productos y la gran circulación de oro y plata americano provocó una gran subida de precios (la llamada “revolución de los precios”), y por tanto la reducción del nivel de vida de la población. El comercio sí se desarrolló gracias al sistema de flotas y al intercambio de productos entre Europa y América. Sevilla, que a través de la Casa de Contratación tenía el monopolio de dicho comercio, se convirtió en una de las ciudades más importantes del mundo. A pesar del enorme flujo de oro y plata fueron frecuentes las bancarrotas del Estado, que no podía sostener los gastos de mantener un imperio tan extenso. En resumen, las enormes riquezas americanas no evitaron la miseria generalizada entre las clases más populares.

11. Los Principales Problemas del Reinado de Felipe III

Su reinado marca la aparición de la figura del valido, noble que gobierna en nombre del rey, y cuya figura marcará el siglo XVII español. En política interior destaca la solución al problema de los moriscos con su expulsión definitiva entre 1609 y 1613, lo que producirá más perjuicios (demográficos, económicos, sociales) que beneficios. También fue importante la crisis económica permanente, heredada de etapas anteriores, y agravada ahora con la aparición de la moneda de vellón (aumento de la inflación y de los precios), lo que provocó una nueva bancarrota en 1612. Relacionado con lo económico estuvo la política exterior pacifista practicada, firmándose distintas paces con Francia e Inglaterra, aunque lo más destacado fue la Tregua de los Doce Años con las Provincias Unidas (1609-1621), que supuso un reconocimiento casi oficial a su independencia.

12. Los Levantamientos de 1640

La política centralista y belicista del conde-duque de Olivares provocará la llamada “crisis de 1640”, con una serie de rebeliones que van a marcar toda la década de 1640, e incluso más adelante. La primera estalló en Cataluña con el “Corpus de Sangre”, lo que provocó una guerra civil en la que los catalanes, poniéndose en manos de Francia, se mantuvieron en guerra hasta 1652. Portugal aprovechó las circunstancias para proclamar su independencia con un nuevo rey de la Casa de Braganza, lo que produjo la llamada “guerra de Restauración” hasta su independencia oficial en 1668. Lo de Andalucía en 1641 fue una conspiración contra el rey abortada a tiempo y que no fue a más pues sus líderes fueron rápidamente detenidos. Lo de Nápoles, Sicilia y Aragón, entre 1647 y 1648, fue sobre todo por temas económicos, y fueron ambos sofocados por las tropas leales a la corona. Estos problemas, junto a las derrotas en Flandes o Centroeuropa y la crisis económica, dejaban un futuro muy poco halagüeño para el imperio hispánico.

13. La Política Exterior Española Durante el Reinado de Felipe IV

El final de la tregua en Flandes coincide con el nuevo reinado de Felipe IV, marcado hasta 1643 por la figura de su valido, el conde-duque de Olivares. Este quiso mantener en política exterior el prestigio del imperio hispánico y las relaciones familiares con el Imperio, lo que le llevó a mantener una política belicista muy marcada. La reanudación de la guerra en Flandes se encastrará como un frente más de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) para apoyar a los Habsburgo austriacos frente a los príncipes protestantes y sus aliados daneses y suecos. Las victorias iniciales fueron sustituidas, tras la entrada de Francia en el conflicto del lado protestante a partir de 1635, por continuas derrotas de unos Tercios agotados (Rocroi, 1643). Ya con el nuevo valido, Luis de Haro, se firmaron los Tratados de Westfalia (1648), donde se acabaría reconociendo la independencia de las Provincias Unidas. La guerra con Francia continuaría hasta la Paz de los Pirineos (1659), donde quedaba reconocida la hegemonía francesa y la derrota española.

14. Los Principales Problemas del Reinado de Carlos II

Su reinado estará marcado, en líneas generales, por la debilidad física y mental del monarca, las derrotas frente a Francia (pérdida de Borgoña, el Franco Condado y amplias zonas de Flandes) y la crisis económica, aunque las medidas tomadas por alguno de sus validos (como don Juan José de Austria o Fernando de Valenzuela, entre otros) permitieron una tímida recuperación económica. Sin embargo, una España con un rey incapaz de tener descendencia no podía más que estar abocada a la inestabilidad continua, por lo que las luchas entre los bandos francés y austríaco en la Corte para ver quién dejaría el enfermo rey como su heredero marcan la política nacional y europea a finales del siglo XVII. Así, tras su muerte en noviembre de 1700, su herencia daría paso a un grave conflicto, la Guerra de Sucesión (1701-1714) que marcaría a Europa en los comienzos del siglo XVIII, dejando importantes cambios en España: una nueva dinastía (los Borbones), y la pérdida definitiva de los restos del imperio español en el Viejo Continente, así como Gibraltar.

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