La España del Siglo XVII: Evolución Económica y Social
En el siglo XVII, España experimentó una profunda crisis demográfica que redujo significativamente el número de habitantes. Las principales causas de este declive fueron las migraciones a América, las constantes guerras, la expulsión de los moriscos de Aragón y diversas epidemias. Además, la recesión económica se agudizó debido a la revolución de los precios y la inflación del siglo XVI. La agricultura empeoró, provocando el despoblamiento de los núcleos rurales y el aumento de las cargas fiscales sobre los campesinos. La actividad artesanal disminuyó y la construcción naval se paralizó. También se registró un descenso en la llegada de plata americana debido a la piratería.
Las continuas subidas de impuestos obligaron a recurrir a préstamos de banqueros extranjeros, y se produjo una constante y masiva emisión de moneda de baja calidad, conocida como «vellón», lo que agravó la inflación. El modelo social imperante se basaba en vivir de las rentas o buscar fortuna en América, existiendo un marcado desprecio por el trabajo manual y los oficios útiles. Los arbitristas, pensadores de la época, propusieron diversas medidas para combatir el estancamiento económico, como la estimulación de la producción, la protección de la industria y la reforma de los impuestos.
La España del Siglo XVII: Esplendor Cultural, el Siglo de Oro
La cultura española del siglo XVII estuvo fuertemente ligada a la defensa del catolicismo y la Contrarreforma, en oposición a la Reforma protestante. En el ámbito literario, destacaron figuras como:
- Poesía: Garcilaso de la Vega, Góngora, Quevedo.
- Teatro: Lope de Vega, Calderón de la Barca, Tirso de Molina. El teatro se convirtió en un fenómeno de masas, con los populares corrales de comedias.
- Novela: La novela picaresca alcanzó gran popularidad con obras como «Lazarillo de Tormes» y «Don Quijote» de Miguel de Cervantes.
En el ámbito del pensamiento, sobresalieron:
- Teólogos: Suárez, uno de los artífices del pensamiento de la Contrarreforma.
- Derecho internacional: Vitoria.
- Arbitristas: Pensadores que proponían soluciones a la crisis económica.
- Pensadores políticos: Gracián.
- Historia: Mariana.
Crisis Científica y Universitaria
España experimentó un aislamiento respecto a las nuevas corrientes científicas europeas. La Escolástica dominaba las enseñanzas, alejándose del racionalismo cartesiano y de los saberes matemáticos, físicos o del derecho natural. Se produjo una decadencia científica y cultural en las universidades. Para superar el atraso científico, se hizo necesario un programa de asimilación a la ciencia moderna.
Arte Barroco
El arte barroco estuvo marcado por la religiosidad, debido a la lucha a favor del catolicismo y al mecenazgo de la Iglesia. La pintura fue utilizada por la Iglesia para fomentar la religiosidad y por la monarquía para exaltar su poder. Velázquez es un ejemplo paradigmático de pintor de la época. El arte barroco se caracterizó por:
- Preocupación por el «naturalismo».
- Uso de la luz para dar plasticidad a figuras y objetos, conocido como «tenebrismo».
- Composiciones diagonales.
- Teatralidad, buscando conmover al espectador.
Las esculturas barrocas, a menudo policromadas, se concebían como escenas teatrales llenas de expresión y dramatismo para despertar la piedad popular, destacando los retablos. Salzillo fue un escultor notable de la época, conocido por sus Cristos Crucificados, Inmaculadas y Santos. La arquitectura religiosa (templos, conventos) y civil (palacios, urbanismo) también floreció, con figuras como Juan Gómez de Mora. Se utilizaron materiales pobres y bóvedas encamonadas, con una decoración recargada en las fachadas.
La España del Siglo XVIII: La Guerra de Sucesión y el Sistema de Utrecht
El testamento de Carlos II nombraba heredero al trono a Felipe d’Anjou, nieto de Luis XIV de Francia. Felipe fue proclamado rey por las Cortes castellanas en 1701. Sin embargo, los reinos de la Corona de Aragón (Valencia y Cataluña), junto con Inglaterra, Holanda, Austria, Prusia, Dinamarca, Saboya, Portugal y el Sacro Imperio Romano Germánico, conocidos como la Gran Alianza de La Haya, apoyaron a otro candidato, el archiduque Carlos de Austria (Habsburgo), quien fue proclamado rey de España en Viena en 1703. Esto dio inicio a la Guerra de Sucesión (1701-1714).
En la guerra civil, Castilla apoyó a Felipe, mientras que la Corona de Aragón respaldó al archiduque Carlos, temiendo perder su poder ante las tendencias centralizadoras y uniformadoras de la nueva monarquía y por su francofobia. El conflicto también tuvo una dimensión internacional, ya que España conservaba posesiones clave como Flandes, el Milanesado y el sur de Italia. Austria buscaba mantener su poder dinástico, mientras que Holanda e Inglaterra buscaban un equilibrio continental frente a la política agresiva de Luis XIV.
Inicialmente favorable a la coalición internacional, con la toma de Gibraltar y el desembarco del archiduque Carlos en Valencia, la guerra cambió de rumbo cuando los ejércitos de Felipe V controlaron la mayoría del territorio tras la victoria de Almansa en 1707. Solo una parte de Cataluña resistió la ocupación. En el plano internacional, las fuerzas estuvieron equilibradas hasta la muerte del emperador de Austria en 1711 y la proclamación del archiduque como nuevo emperador. Esto puso en peligro el equilibrio internacional, llevando a Inglaterra y Holanda a reconocer a Felipe V en los Tratados de Utrecht (1713) y Rastadt (1714).
La paz se firmó a cambio de importantes concesiones: Austria recibió el Milanesado, Flandes, Nápoles y Cerdeña; Inglaterra obtuvo Terranova, Gibraltar y Menorca, además de concesiones comerciales como el derecho de asiento y el permiso de navío. Se estableció la separación de las coronas de Francia y España. Barcelona fue ocupada el 11 de septiembre de 1714 tras una larga resistencia.
La España del Siglo XVIII: Cambio Dinástico y los Primeros Borbones
Felipe V, un monarca con tendencias depresivas, se rodeó de administradores franceses. Isabel de Farnesio, su segunda esposa, también se apoyó en consejeros italianos, como el cardenal Alberoni. Juntos, llevaron a cabo un cambio radical en la corte, incluyendo una política exterior agresiva destinada a recuperar los dominios italianos y conseguir reinos para sus hijos. Tras la breve abdicación de Luis I, Felipe V regresó al trono con su secretario Patiño, implementando un programa de rearme y conquistando Nápoles y Sicilia, que fueron entregados a Carlos. Se firmó el Pacto de Familia con Francia.
Fernando VI, junto con el Marqués de la Ensenada, impulsó una política exterior de pacificación, reforzando la armada y construyendo astilleros y fábricas de armas. También llevó a cabo una reforma fiscal, introduciendo los catastros, impuestos únicos sobre las propiedades y las rentas que incluían a los privilegiados. Aunque se intentó implementar en Cataluña, la reforma fracasó.