La Transición Política: La Constitución de 1978 y el Estado de las Autonomías
En los últimos años del franquismo, se produjo un abismo entre la sociedad civil, que había adquirido rasgos de modernidad, y un régimen caduco, incapaz de transformarse y represivo. En 1973, tras el atentado de Carrero Blanco, se produjo un momento muy crítico en el que se conjugaron la crisis internacional, la quiebra de instituciones franquistas y el desarrollo de la oposición.
El Gobierno de Arias Navarro
El 20 de noviembre de 1975 muere Franco, y el 22 de ese mismo mes, Juan Carlos I de Borbón fue proclamado rey de España. Juró lealtad ante las Cortes a los Principios del Movimiento Nacional y a las Leyes Fundamentales, pero en su discurso hizo un llamamiento a la concordia y dejó entrever su voluntad democrática. Decidió mantener a Arias Navarro como presidente del gobierno. Este fue incapaz de realizar la reforma política; solo era partidario de reformas limitadas como el asociacionismo político. Entretanto, aumentó la agitación social con huelgas y manifestaciones que la policía franquista reprimió con brutalidad, ya que no existían todavía derechos de reunión y asociación.
La oposición democrática se unificó en marzo de 1976 en Coordinación Democrática, llamada Platajunta, que buscaba la ruptura democrática. En su programa pedía amnistía general para los presos políticos del franquismo, legalización de todos los partidos políticos y sindicatos, libertades de huelga y prensa, elecciones libres… Ante la situación del país, una parte de los inmovilistas no aceptaban otra opción que la represión policial o la acción de grupos paramilitares. Pero los reformistas, preocupados por la incapacidad del gobierno de Arias y con el visto bueno del rey, se esforzaron por desplazar del gobierno a los inmovilistas.
Presionado por el rey, Arias Navarro dimitió en julio de 1976 y colocó a Torcuato Fernández Miranda como presidente de las Cortes franquistas y más tarde del Consejo del Reino. El rey nombró presidente de gobierno a Adolfo Suárez, joven falangista que era secretario general del movimiento y había estado al frente de RTVE. No gustaba mucho a la oposición ni a los políticos franquistas más importantes; lo consideraban un político sin muchos méritos.
El Gobierno de Suárez
La primera etapa del gobierno de Suárez fue decisiva para la democracia en España. Formó un gabinete con políticos jóvenes, de talante reformista. Inició contactos con la oposición democrática, concedió una amnistía parcial en julio de 1976 y realizó la Ley para la Reforma Política, ideada por Fernández Miranda y pieza clave para pasar legalmente de la dictadura a la democracia, que proponía la creación de unas nuevas Cortes bicamerales, por sufragio universal. También anunciaba unas futuras elecciones democráticas con el concurso de partidos políticos. En la práctica, representaba el inicio del desmantelamiento del franquismo. La ley fue aprobada por las cortes franquistas en noviembre de 1976 y en referéndum el 15 de diciembre de 1976. La oposición recomendó la abstención. Se convocaron elecciones para un parlamento constituyente el 15 de junio de 1977.
El terrorismo se había recrudecido y pretendía desestabilizar el país e impedir el avance de la democracia: ETA, los GRAPO y la extrema derecha, que realizó una matanza de abogados laboralistas, ligados al PCE, en Madrid el 24 de enero de 1977, lo que provocó una oleada de solidaridad con el PCE. Suárez consiguió que la oposición democrática aprobara sus reformas. Hubo una progresiva legalización de partidos políticos y sindicatos; así, el PSOE fue legalizado en diciembre de 1976 y el PCE el 9 de abril de 1977, lo que dio lugar a numerosas dimisiones y protestas de militares franquistas. El PCE renunció al uso de la bandera republicana y se comprometió a acatar la monarquía.
El 15 de junio de 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas en España desde 1936, con un 80% de participación. Venció Unión de Centro Democrático (UCD), una coalición de partidos que reunía a los reformistas franquistas con socialdemócratas, liberales y democristianos en torno a Adolfo Suárez. Por otra parte, Don Juan de Borbón había cedido a su hijo Juan Carlos sus derechos a la corona en mayo de 1977, con lo que el rey tenía ya la plena legitimidad dinástica que le faltaba.
Tras las elecciones se restableció la democracia y comenzó la segunda etapa del gobierno de Suárez. La UCD, a pesar de no obtener la mayoría absoluta, intentó gobernar en solitario estableciendo pactos con otras fuerzas políticas, el llamado consenso, para solucionar los problemas del país, especialmente la crisis económica.