España Siglos XV-XVIII: Sucesión, Expansión y Transformación

La Guerra de Sucesión, la Paz de Utrecht y los Pactos de Familia

Tras la muerte de Carlos II, surgieron dos candidatos al trono: Felipe de Anjou y el archiduque Carlos de Habsburgo, hijo del emperador de Austria. En 1700, Felipe de Anjou fue coronado como Felipe V. Su relación con la corona francesa y la posibilidad de una unión y hegemonía borbónica en Europa desencadenaron la Guerra de Sucesión Española. Fuera de España, la Gran Alianza de La Haya apoyó al archiduque Carlos de Habsburgo, mientras que Francia y Castilla respaldaron a Felipe V. La Corona de Aragón, por su parte, se inclinó por Carlos de Habsburgo. La guerra concluyó con la victoria de Felipe V, en parte debido a que Carlos de Habsburgo heredó el Imperio alemán, lo que generó temor entre sus aliados ante la posibilidad de otro gran imperio bajo su mando. Los tratados de Utrecht y Rastatt pusieron fin al conflicto, reconociendo a Felipe V como rey a cambio de la cesión de posesiones a Inglaterra, Austria y Saboya, marcando así el fin del Imperio español en Europa. Posteriormente, se firmaron tres Pactos de Familia con Francia: el primero en 1733 durante la Guerra de Sucesión Polaca, el segundo en 1743 durante la Guerra de Sucesión Austriaca y el último en 1761 durante el reinado de Carlos III.

Los Reyes Católicos: Unión Dinástica e Instituciones de Gobierno. La Guerra de Granada

En 1469, se celebró el matrimonio de Isabel I, reina de Castilla desde 1474, y Fernando II, rey de Aragón desde 1478. La Concordia de Segovia formalizó la unión dinástica, por la cual Fernando se convertiría en rey de Castilla e Isabel en reina de Aragón. No obstante, cada reino mantuvo sus propias leyes, instituciones, cortes, idiomas y fronteras. Castilla, sin embargo, tenía un peso superior en términos económicos y territoriales. Aunque los reinos de Castilla y Aragón conservaron sus Cortes, estas perdieron importancia con el tiempo. En Aragón, cada reino mantuvo sus instituciones y leyes propias. El Tribunal de la Inquisición fue la única institución que se impuso en todos los reinos y dependía directamente de los reyes. Su finalidad principal era perseguir a los falsos conversos tras la expulsión de judíos y mudéjares. Los Reyes Católicos aprovecharon las luchas internas del Reino de Granada para iniciar una guerra en 1482, que se extendió por diez años y culminó con las capitulaciones de Granada. Tras su ocupación en 1512, el Reino de Navarra se unió a Castilla en 1515.

Exploración y Conquista de América. Incorporación del Nuevo Mundo a la Monarquía Hispánica

Cristóbal Colón llegó a la corte de los Reyes Católicos con un proyecto para alcanzar Asia navegando hacia el oeste. Este proyecto fue aceptado por los monarcas mediante las Capitulaciones de Santa Fe, que establecían las condiciones de la conquista y el reparto del botín. La expedición, compuesta por tres naves, partió el 3 de agosto y llegó a tierras americanas el 12 de octubre de 1492, explorando también otras islas del Caribe. En tres viajes posteriores, Colón exploró buena parte de Centroamérica y Venezuela. La competencia entre Portugal y Castilla por el control de las nuevas tierras llevó a la firma del Tratado de Tordesillas en 1494. Este tratado establecía una línea divisoria a 370 leguas al oeste de las Islas Cabo Verde: las tierras al oeste de esta línea serían para Castilla, y las del este, para Portugal. De esta manera, Brasil, aún desconocido, quedó bajo dominio portugués. A partir de 1519, las expediciones se centraron más en las tierras continentales. Hernán Cortés conquistó el Imperio azteca de México con la ayuda de pueblos indígenas. Francisco Pizarro y Diego de Almagro conquistaron el Imperio inca, que se extendía por Ecuador, Perú y parte de Bolivia. Paralelamente, se exploraron nuevas regiones como América Central y las Islas Filipinas.

Sociedad, Economía y Cultura del Siglo XVIII

España experimentó un crecimiento demográfico en el siglo XVIII, impulsado por la disminución de la mortalidad y el aumento de la producción agraria. La sociedad seguía siendo jerarquizada, con la nobleza y el clero conservando sus privilegios, aunque comenzó a surgir una clase media burguesa. A pesar de la limitada influencia de las ideas ilustradas, la Iglesia mantuvo su poder. La paz, las reformas borbónicas y la recuperación del comercio colonial impulsaron el crecimiento económico, aunque este se vio limitado por el modelo social y económico del Antiguo Régimen. La mayoría de la población seguía ligada al trabajo agrícola, y el régimen de propiedad de la tierra dificultaba la mejora de su nivel de vida. Se incentivó la industria mediante políticas proteccionistas y la creación de manufacturas reales. El comercio interior mejoró gracias a la creación de las Juntas de Comercio y la construcción de nuevas infraestructuras. La cultura del siglo XVIII estuvo fuertemente influenciada por la Ilustración, con la presencia de intelectuales destacados, avances científicos y el auge del periodismo como medio para la difusión de ideas. En el arte, el barroco dominó gran parte del siglo, mientras que el neoclásico comenzó a destacar en la arquitectura.

Sociedad, Economía y Cultura de los Siglos XVI y XVII

En el siglo XVI, España experimentó un crecimiento demográfico, especialmente en Castilla y Valencia. Sin embargo, en el siglo XVII la población disminuyó debido a la expulsión de los moriscos, epidemias, guerras, crisis económica y la emigración a América. La sociedad se mantuvo jerarquizada, con un 2% de la población concentrando la propiedad de la tierra. La agricultura se expandió con cultivos de cereales, viñedos y olivos, pero con escaso desarrollo técnico. La ganadería se centraba en la trashumancia ovina. Durante el siglo XVI, el comercio internacional floreció gracias al monopolio comercial con América y la adopción de nuevas técnicas bancarias. No obstante, el comercio interior decayó. La llegada masiva de oro y plata de América generó una fuerte inflación, conocida como la revolución de los precios. A partir del siglo XVII, se sucedieron crisis económicas, bancarrotas y una disminución en la llegada de metales americanos, lo que dejó a la Hacienda Real endeudada. Hacia 1680 comenzaron a manifestarse signos de recuperación económica. El Barroco se convirtió en un movimiento artístico clave para la Contrarreforma, y España vivió un Siglo de Oro cultural.

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