España y su Integración en el Mundo Occidental: Un Proceso Histórico

Integración internacional. Bajo el régimen franquista, España no pudo integrarse en el mundo occidental. La razón principal de esto se debió al rechazo de la opinión pública y políticos de Europa hacia un régimen dictatorial obtenido mediante un golpe de estado y una ensangrentada Guerra Civil, donde ganó el mismo fascismo que atosigó a Europa durante la II Guerra Mundial. Así pues, tras derrotar a Italia y Alemania, España fue víctima del aislamiento internacional, traducido en la no admisión en la ONU (creada en 1945), la exclusión del Plan Marshall (1947) que ayudaba económicamente a Europa, y la no integración en la OTAN, alianza político-militar del mundo occidental (1949). España tan solo superó ese aislamiento con EEUU, el cual quería aliados que le apoyasen en la lucha contra el comunismo, así que se firmó un acuerdo en el que EEUU nos daba ayuda económica a cambio de instalar tres bases militares aéreas (Madrid, Zaragoza y Sevilla) y una naval (Cádiz).

Primeros Pasos hacia la Integración

España pudo ingresar en la ONU en 1955, pero aún así nuestro país no formaba parte de la OTAN ni se planteaba el formar parte de la integración de la reciente Comunidad Económica Europea (1957) por el Tratado de Roma. A partir del 59, con la llegada de los tecnócratas mediante el Plan de Estabilización, se abandonó el autarquismo económico y se planteó integrarse en la CEE. En el 62 solicitó al Consejo de Ministros de la CEE la asociación de España a la organización, pero tanto el Parlamento Europeo como el Congreso de Múnich rechazaron la petición franquista para la unificación económica, el progreso, la calidad de vida y la defensa de paz y libertad de los países miembros, poniendo la condición de un cambio político en España. Franco les bautizó como el Contubernio de Múnich. La situación exigía un cambio hacia la democracia para ingresar en la organización. Con todo, en 1970 el régimen logró firmar un acuerdo comercial que permitía a España comercializar con Europa, que no integraba el unir a España a la CEE.

La Adhesión a la CEE

Ya en 1977, tras las elecciones que establecieron un estado democrático en España, con el gobierno de UCD (presidido por Adolfo Suárez), se presentó una solicitud de adhesión a la CEE, haciendo eco de la opinión pública española y con la complicidad de la totalidad de los partidos que apoyaban la iniciativa. La entrada a la CEE no fue ni fácil ni rápida. En el 79 se iniciaron las negociaciones, debido a los problemas que se planteaban para la integración, como el homologarnos a estructuras productivas. Esto conllevaba reformas estructurales, que estaba unido a altos costes socio-económicos. Por ejemplo, el potente sector agrario y pesquero español, la industria siderúrgica contaminante vasca, que conllevó al cierre de industrias más pequeñas. El sector agrario recibió pegas por el gobierno francés porque estaba en conflicto con la relación de la CEE. Otro problema fue homologarnos a las reglas de gestión, esto abarcaba la misma política fiscal, el déficit, contener la inflación y el tipo de intereses. Finalmente se logró la esperada integración con la firma del Acta de Adhesión de Madrid (1985) y siendo el ingreso efectivo el 1 de enero de 1986.

Beneficios y Avances Posteriores

Los beneficios de esto fueron: la modernización económica, el reconocimiento internacional, el mercado variado, acceso a los fondos de cohesión y solidaridad. En el año 87 se firmó el Acta Única, tras muchos acuerdos. Esto permitía mercancías, capital y circulación de personas. En 1992 se firmó el Tratado de Maastricht, que era el camino hacia la unión política, económica y monetaria.

La Integración en la OTAN

España había intentado mantenerse neutral en las dos Guerras Mundiales, salvo con la ayuda de la División Azul, con un deseo de neutralidad ilusoria. Franco había hecho acuerdos con Estados Unidos que comprometía a España indirectamente con la lucha contra la URSS. Al llegar la democracia, la UCD y la OTAN negociaron el ingreso de España en esta organización, lo cual se produjo en 1982, bajo el gobierno de Calvo Sotelo. El PSOE y el PCE se manifestaron en contra de la integración en la OTAN debido al delicado momento de la Alianza Atlántica por el enfriamiento de los Tratados ya firmados. Los socialistas, tras obtener un triunfo en 1982, prometieron un referéndum para que la población eligiese el formar parte de la OTAN o no, pero esto se fue retrasando incluso hasta llegar al Gobierno de Felipe González, cuando ya no se pensaba en retirar a España de la OTAN. Tras un enfrentamiento por parte de los socialistas con el apoyo masivo mediático y el respaldo de los Gobiernos occidentales, se celebró un referéndum en 1986, el cual dictaminaba que si salía un sí, implicaba la no integración en su estructura militar, la desnuclearización del territorio español y la reducción militar norteamericana en España. Decir no significaba la salida de España de la Alianza Atlántica. El resultado notoriamente fue un sí, incorporándose así España al bloque económico, político y militar más grande en vigencia.

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