El Califato de Córdoba en el Occidente Islámico (929-1031)
La mayor parte de la Península Ibérica se convirtió en una nueva provincia del califato islámico, Al-Ándalus. Al frente de este territorio se colocó a un emir que actuaba como delegado del califa musulmán, por entonces perteneciente a la dinastía Omeya. Los musulmanes realizaron algunas incursiones por el norte de la península (Batalla de Covadonga, 722) y también en suelo franco (Batalla de Poitiers). Esta última batalla supuso el fin de la expansión musulmana en Europa.
El triunfo del Islam en la Península Ibérica se debió a varios motivos diferentes. Por una parte, la importante debilidad interna de las monarquías visigodas, provocado por un fuerte fraccionamiento. La batalla que destaca es la Batalla de Guadalete, donde el rey godo Rodrigo fue derrotado. La derrota fue tan completa que supuso el final del estado visigodo en la Península Ibérica.
Un hecho clave fue que, tras la revolución Abasí, un miembro de la familia Omeya derrotada logró escapar, refugiándose en Al-Ándalus, donde se proclamó emir. Se trataba de Abd-al-Rahman I (756-788), con quien comenzaba el periodo conocido como emirato independiente, debido a que acabó con la dependencia política de los califas Abasíes. Abd-al-Rahman I fijó su capital en la ciudad de Córdoba e inició la tarea de construcción de un estado independiente en Al-Ándalus, para lo que necesitaba tres cosas: un ejército, ingresos económicos y sofocar las posibles revueltas de sus enemigos. Con Al-Hakam I aparecieron revueltas internas.
Un importante paso en el fortalecimiento de Al-Ándalus fue cuando el emir Abd-al-Rahman III (912-961) decidió proclamarse califa, cargo en el que confluían el poder político y el religioso. El califa residía en el Alcázar de Córdoba, época de esplendor urbano, comercial y cultural.
Los problemas estaban por llegar, el reino cristiano Astur inició las primeras ofensivas contra los musulmanes. En las últimas décadas del siglo X, aparece la figura de Almanzor, quien se hizo con el poder efectivo en Al-Ándalus, ejerciendo el cargo de hachib. Almanzor basó su poder en el ejército, proclamó la yihad y organizó terroríficas campañas, llegando a tomar la ciudad de Santiago de Compostela. Su muerte en el año 1002 inició el proceso de descomposición política (fitna). Se inicia el periodo conocido como los Reinos de Taifas, que fue la división del califato en pequeños reinos. Estos pequeños reinos firmarían la paz con los reinos del norte mediante el pago de un impuesto llamado parias.
Los Almorávides
Los Almorávides eran tribus bereberes Sinhaya. Abd Allah Yasin consiguió transformar su liderazgo religioso sobre las tribus Sinhaya en una jefatura política. Tras la ruptura Omeya en la Península Ibérica, Yusuf culminó en una aplastante victoria contra las fuerzas cristianas. Durante el primer decenio del siglo XII, el dominio de los Almorávides en Al-Ándalus consiguió contener el avance cristiano.
Imperio Otomano y los Mongoles
La invasión mongola por Gengis Kan quedó pronto dividida. Se produjo una lenta penetración turca en la Península de Anatolia, fruto de la expansión de un pueblo. El emplazamiento inicial fue fundado por Osman en el corazón de Anatolia, dando origen a la Dinastía Otomana.
El Zaidismo
El Zaidismo es una rama del chiismo. Reconocen a los mismos cuatro primeros imanes que el resto de los chiíes, pero no el quinto. Viven en el norte del Yemen y en Arabia Saudí, y no consideran que el imán esté guiado por Dios.
Ismaelíes o Septimanos
El origen de los Ismaelíes se remonta a la muerte del sexto imán chiita. Dicho imán había nombrado sucesor a Ismael ibn Ya’far, pero murió antes que su padre. Entonces, se decidió que le sucediera su otro hijo, Musa al-Kazim, como séptimo imán. El grupo no admitió la muerte de Ismael y extendieron la creencia de que se había ocultado y que volvería al final de los tiempos como mahdi. Al «ocultarse», el imán adquiría una fuerte y exclusiva dimensión espiritual.
Muy perseguidos, los ismaelíes siguieron venerando en secreto a su imán oculto al tiempo que hacían un proselitismo muy activo. Para ellos, el Islam tiene dos principios complementarios: el exotérico o zahiri, el Corán en su sentido literal y la sharia; y el esotérico, personificado por el imán.
Imaníes o Duodecimanos
Constituye la mayor rama del islamismo chií. Son conocidos como los Doce Imanes, y creen que el duodécimo de estos, del que se cree que desapareció y está oculto desde el año 874, es el mahdi. Los duodecimanos creen en los descendientes del profeta Mahoma a través de la hija de este, Fátima, y de su primo Ali. Los duodecimanos reconocen la sucesión familiar patrilineal de Mahoma encabezada por Ali.