El Estatuto Vasco en la II República
El nacimiento del régimen republicano brindaba la oportunidad de transformar el marco político español. Los nacionalistas… La petición de autonomía surgió con el auge de los movimientos nacionalistas en la Europa oriental y la formulación de los catorce puntos del presidente Wilson, que reconocían el derecho de autodeterminación. En 1918, se creó una comisión para elaborar un estatuto para el País Vasco y distribuir competencias entre el Estado y la religión. Sin embargo, el cambio de gobierno y la crisis política de 1971 frustraron la reivindicación estatutaria.
La proclamación de la II República pronto reveló que era la gran oportunidad para hacer realidad la autonomía vasca. No obstante, los nacionalistas se habían excluido del Pacto de San Sebastián, y los carlistas se oponían al régimen instaurado. A pesar de todo, se reconoció las aspiraciones autonómicas, e Indalecio Prieto gestionó la inclusión de la proclamación de la República.
El movimiento autonomista vasco se puso en marcha. José Antonio Aguirre, alcalde nacionalista de Getxo, lideró un movimiento de ayuntamientos en favor de la autonomía, que culminó en la reunión de Estella. Allí, con el apoyo de nacionalistas y carlistas, se aprobó un proyecto (Estatuto de Estella), cuya redacción se había encargado a la Sociedad de Estudios Vascos.
El Final del Estatuto de Estella
Fue aprobado por alcaldes, gracias a… Sin embargo, el proyecto quedó en suspenso al ser declarado anticonstitucional, porque negociaba con el Vaticano y no era laico. La izquierda republicana y socialista apoyó el proyecto, los nacionalistas lo aceptaron, y los carlistas lo rechazaron por tener un carácter antirreligioso.
El nuevo estatuto recortaba las facultades autonómicas vascas, era más democrático y su espíritu se adaptaba al de la Constitución de 1931. En 1932, la mayor parte de las provincias aceptaron el estatuto, pero Navarra rechazó el proyecto. En 1933, los ayuntamientos vascos aceptaron el nuevo proyecto, que excluía a Navarra del estatuto. La aprobación definitiva del estatuto requería la convocatoria de un referéndum. En Vizcaya y Guipúzcoa, el proyecto fue aprobado por una gran mayoría; sin embargo, en Álava solo votó a favor un 47% de la población.
En 1933 (2ª fase de la república CEDA), el nacionalismo consiguió una representación numerosa en el Parlamento, pero el proyecto del estatuto quedó congelado durante el bienio radical-cedista. En las elecciones de 1936, el Frente Popular incluyó la reivindicación del estatuto y el derecho a la autodeterminación. El estallido de la Guerra Civil no paralizó el proceso estatutario, siendo finalmente aprobado en 1936. El Frente Popular lo aprobó para atraerse a los nacionalistas, y como resultado entró el gobernante Manuel de Irujo (nacionalista). El texto aprobado, redactado por el socialista Prieto, era más breve y simple que las versiones anteriores, para facilitar su aprobación más rápidamente. Estuvo en vigor durante 9 meses y solo fue efectivo en Vizcaya, porque Guipúzcoa había caído en septiembre y el Estatuto en octubre, hasta su conquista por las fuerzas navarras en 1937.
Las facultades autonómicas del estatuto eran menores que las previstas en los anteriores proyectos. Sin embargo, a pesar de la Guerra y el aislamiento en que quedó el Frente Norte, obligó al Lehendakari Aguirre a tomar muchas disposiciones que superaban lo previsto legalmente.
La Guerra Civil en el País Vasco
Cuando se constituyó el Gobierno Vasco en octubre de 1936 (con el estatuto), habían pasado varios meses de guerra, en los que Euskadi defendía la legalidad republicana por medio de las llamadas Juntas de Defensa. El gobierno vasco asumió las tareas de organización de la guerra en el territorio que controlaba, que era Vizcaya, Eibar y el norte de Álava. A su cargo estaban la Ertzaintza, el ejército (Euzko Udalostea), la moneda para el País Vasco, correos e incluso las relaciones con otros países. Debido al control que ejercía el PNV, no hubo ningún intento de revolución social, ni colectivizaciones, ni nacionalizaciones, ni la iglesia fue atacada. El nacionalismo vasco siempre fue fiel a la República.
El 18 de julio de 1936, el País Vasco se dividió geográficamente en 2 zonas: Álava, excepto el valle de Ayala, quedó en el bando nacional; Vizcaya y Guipúzcoa se mantuvieron leales a la República con Santander y Asturias. En Guipúzcoa, algunos militares derechistas se sublevaron, pero fueron sofocados por las milicias de izquierda y la Guardia Civil Republicana; en Vizcaya se mantuvo la tranquilidad.
De acuerdo con la tradición juntera procedente de la guerra de la Independencia, se constituyó la Junta de Defensa en Guipúzcoa, formada por todas las fuerzas del Frente Popular, PNV y CNT. No obstante, provocaban disputas, especialmente entre los anarquistas y nacionalistas. A finales de agosto, voluntarios navarros y guipuzcoanos hicieron una ofensiva tomando la ciudad de Irún. Esta ciudad significaba el aislamiento de Francia. Irún fue incendiada para evitar que fuese utilizada por los nacionales.
En San Sebastián, los anarquistas estaban decididos a defender la ciudad casa por casa, pero los nacionalistas eran partidarios de abandonarla. Finalmente, tras la conquista donostiarra por los navarros, el 13 de septiembre, Guipúzcoa quedaba a manos de los nacionales. Se había formado la Junta de Defensa de Vizcaya, con mayor participación nacionalista que en Guipúzcoa. El nacionalista José Antonio Aguirre fue proclamado lehendakari de un gobierno mixto de nacionalistas y republicanos de izquierda, que se comprometió a salvaguardar las características nacionales del pueblo vasco.
El Final de la Experiencia Autonómica Vasca
La derrota obligó a tomar posiciones defensivas y a preparar un cinturón defensivo, llamado cinturón de hierro, que protegería Vizcaya, la zona industrial, solo Bilbao. El general Mola decidía la conquista de Vizcaya para obtener la riqueza industrial que la España nacional, predominantemente agraria, necesitaba para proseguir la guerra.
El 26 de abril de 1937, el bombardeo alemán ocasionó un centenar y medio de muertos. La muerte del general Mola en accidente de aviación. Dávila reemplazo a Mola.
La guerra civil duró poco tiempo en tierras vascas. Sin embargo, la derrota republicana estaba sentenciada por el aislamiento del resto del territorio republicano. En cuanto a la represión, la derecha local perdió 5 centenares de sus partidarios.