• Los criollos: Eran de raza blanca, descendientes de los españoles emigrados, pero nacidos allí. Representaban el grupo social y económicamente más poderoso. Formaban la burguesía americana, siendo profesionales libres de alto nivel o propietarios de las grandes empresas. A pesar de su poderío económico y social, no podían participar ni decidir sobre los asuntos sociales, económicos y políticos de su territorio.
• Los españoles emigrados para ejercer cargos políticos o de alto funcionariado ocupaban la cúspide de la pirámide social.
• Los mestizos e indígenas eran el grupo social más numeroso. Junto con los esclavos, representaban el escalón más bajo. Eran principalmente campesinos, trabajadores en tierras ajenas propiedad de criollos.
• Los esclavos negros eran los descendientes de los importados de África. Formaban una población muy numerosa.
En el virreinato de Nueva España, los comienzos del movimiento independentista tuvieron un marcado carácter popular, insurreccional y revolucionario. Aquí fueron miles de campesinos, indios y mestizos liderados por Miguel Hidalgo y José María Morelos, dos curas rurales, los que iniciaron una revuelta con intenciones separatistas. Su motivación era clara, ya que su situación era de empobrecimiento. Su objetivo principal era el reparto de tierras. Declararon la independencia mexicana en 1813. Pero los mismos criollos vieron amenazados sus intereses. La revuelta fue sofocada y sus líderes fusilados. A partir de entonces, la lucha independentista fue tomada y protagonizada por los criollos, quienes finalmente proclamaron la independencia oficial de México en 1821 en la Declaración de Iguala, con Agustín de Iturbide al frente.
Virreinatos:
• El Virreinato de Nueva España: formado por los actuales México, Centroamérica y el Caribe.
• El Virreinato de Nueva Granada: Colombia, Venezuela y Ecuador.
• El Virreinato del Perú: Perú, Ecuador y Chile.
• El Virreinato del Río de La Plata: Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
Desde el primer momento, el rey era conocedor de lo que se esperaba de él por parte de unos y otros. Tras su entrada, no se dirigió a Madrid, donde le esperaban los liberales para jurar la Constitución, sino a Valencia. Allí, el 16 de abril de 1814, un grupo de sesenta y nueve diputados de las Cortes gaditanas de ideología absolutista le presentó el “Manifiesto de los persas”, por el que renegaban de lo acordado en Cádiz y le invitaban a rechazar la democracia y a reinstaurar el absolutismo. Lo aprobó inmediatamente, y el 4 de mayo firmó el Decreto por el que derogaba la Constitución de 1812 y condenaba la labor de las Cortes gaditanas. Rodeado de antiliberales y con el apoyo del ejército, comenzó un reinado caracterizado por el regreso a las ideas del Antiguo Régimen:
• Una dura persecución contra los liberales y enemigos del régimen que se tradujo en múltiples encarcelamientos y exilios.
• A pesar de esta dura represión, no dejaron de producirse conspiraciones liberales.
• La Iglesia se posicionó claramente a favor del rey y encabezó una cruzada contra las ideas de libertad y democracia. La Inquisición fue restablecida.
• La situación económica se agravó por la devastación posbélica del país y por el descenso del comercio americano. El rey se negó a tomar medidas correctoras y la burguesía empezó a comprender las necesidades de las reformas liberales.
• El descontento de los militares de graduación procedentes de las guerrillas les hizo posicionarse más aún en defensa de las ideas liberales, e incluso iniciar acciones contra el rey. Sex. absolutista (fin)
– Se proclamó la Constitución de 1812. El Palacio Real fue finalmente asaltado. Fernando VII fue obligado a jurar la Constitución de 1812 y emitió un manifiesto a los españoles el 10 de marzo de 1820. Comenzó así un periodo, que duraría tres años, que fue el primer ensayo de gobierno constitucional vivido en la historia española. Se puso en práctica una política liberal moderada y se intentaron llevar a la práctica los principios y reformas expresados en la Constitución de 1812. – Se introdujeron derechos liberales.
– La Iglesia, defensora del absolutismo, fue apartada de los órganos de poder del Estado.
– Los mayorazgos fueron suprimidos.
– Se reintrodujo la Milicia Nacional. (periodo liberal, fin)
La Santa Alianza decidió intervenir en España para restaurar el absolutismo, enviando un ejército, los “Cien mil hijos de San Luis” (Congreso de Viena). Llegaron a Madrid y repusieron a Fernando VII como absolutista. El gobierno liberal y sus tropas fueron incapaces de hacerles frente y huyeron a Cádiz. Comienza un nuevo periodo de corte absolutista que se mantendrá durante 10 años, hasta la muerte de Fernando en 1833. Entre las medidas y acciones llevadas a cabo durante esta década destacan:
• La dura represión contra los liberales (encarcelamientos, fusilamientos). Los militares Riego y Juan Martín “El Empecinado” fueron ejecutados.
• La Iglesia volvió a convertirse en el principal aliado del monarca.
• Se abolieron todo tipo de libertades y derechos establecidos en el trienio liberal. (década ominosa, fin)
Las guerras carlistas fueron una serie de conflictos civiles en España entre 1833 y 1876, con tres periodos distintos. Enfrentaron a los carlistas, partidarios de Carlos María Isidro y su familia, contra los isabelinos, seguidores de Isabel II.
1a Guerra Carlista (1833-1840): La más importante, con los carlistas fortificados en el norte de España. Liderados por el coronel Zumalacárregui, sus avances se detuvieron tras su muerte en 1835. Finalizó con el Acuerdo de Vergara en 1840, con Carlos exiliado en Francia.
2a Guerra Carlista (1846-1849): Desarrollada en Cataluña, con Carlos Luis de Borbón como líder carlista. Contaron con apoyo rural y clerical, pero fueron derrotados y expulsados en 1849.
3a Guerra Carlista (1872-1876): Tuvo lugar en las Provincias Vascas, Navarra, Cataluña y el Maestrazgo, liderada por Carlos VII. Terminó con la victoria definitiva de los liberales.
Consecuencias:
– Avance del liberalismo y derrota del tradicionalismo.
– Abolición de los fueros vascos, navarros y catalanes.
– Ascenso de militares al poder político, como Espartero y Narváez.
– Elevados costos económicos, contribuyendo a las desamortizaciones de 1836 y 1855.
La Regencia de Espartero (1840-1843):
El general Baldomero Fernández Espartero fue elegido regente en 1840. Inicialmente apoyado por los liberales progresistas, sus métodos autoritarios le ganaron la oposición general.
– Reprimió a los moderados.
– Reordenó los fueros vascos y navarros por su apoyo a los carlistas. Una revuelta militar liderada por el general Narváez en 1843 lo obligó a exiliarse en Londres.
Regencia de María Cristina:
María Cristina primero confió el gobierno a Francisco Cea Bermúdez, de ideas absolutistas, y luego a Francisco Martínez de la Rosa, moderado, quien en 1833 dividió el territorio en provincias.
En 1834 se promulgó el Estatuto Real, una carta conservadora. El descontento liberal y la guerra carlista llevaron al Motín de la Granja en 1836, forzando la reimplantación de la Constitución de 1812. En 1837 se redactó una nueva Constitución más moderada.
Se promulgaron leyes clave como la desamortización de bienes eclesiásticos y la supresión de gremios. En 1840, sublevaciones obligaron a María Cristina a renunciar a la regencia.