La Europa de las tensiones (1870-1914)
Las grandes potencias y la antesala de la guerra
Desde la guerra franco-prusiana de 1870 hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial, se desarrolló una lucha entre las grandes potencias por la hegemonía en Europa y en aquellas áreas donde se disputaba el reparto de los dominios coloniales o de las zonas de influencia. Diversos factores contribuyeron a este clima de tensión, incluyendo los nacionalismos, las rivalidades imperialistas y la formación de alianzas.
El Imperio Austro-Húngaro: Un mosaico de nacionalidades
El Imperio Austro-Húngaro, formado por territorios reunidos desde el siglo XVI por la dinastía de los Habsburgo, se caracterizaba por su enorme diversidad étnica, cultural y religiosa. Movimientos independentistas y nacionalismos fueron una amenaza constante para su supervivencia. El imperio tenía dos grandes centros: Austria, de cultura alemana, y Hungría, de cultura magiar. Gobernado por Francisco José I (1848-1916), el imperio enfrentó constantes tensiones internas, especialmente entre austriacos y húngaros. El compromiso de 1867 dividió el imperio en dos reinos con leyes, gobierno y parlamento propios, pero no resolvió el problema de las demás nacionalidades, como los polacos, checos, croatas, eslovenos, dalmatas o serbios. La anexión de Bosnia en 1908 agravó aún más la situación.
Guerra preventiva
Se define como la acción armada que se emprende con el objetivo de repeler una ofensiva o invasión que se percibe como inminente, o bien para ganar una ventaja estratégica en un conflicto inminente.
El Imperio Ruso: Expansión y reformas
Rusia experimentó grandes cambios durante el siglo XIX. El imperio zarista, similar a una monarquía absoluta, mantuvo constantes expansiones en tres direcciones: hacia el Extremo Oriente, hacia el sur y hacia el oeste. Su diversidad étnica y religiosa generó tendencias centrífugas (de pueblos que intentaban separarse) y centrípetas o paneslavistas (de asimilación a la cultura eslava). La política interna de los zares, con pequeñas reformas motivadas por la presión popular, no evitó la creciente oposición al absolutismo.
Los zares y sus reformas
- Alejandro II (1855-1881): Tras la derrota en la Guerra de Crimea, abolió la servidumbre, inició una tímida industrialización y creó los zemstvos o consejos rurales.
- Alejandro III (1881-1894): Con un gobierno conservador, impulsó el desarrollo económico con una reforma fiscal y la captación de capital europeo. Intensificó la rusificación de los territorios fronterizos y la persecución de la oposición.
- Nicolás II (1894-1917): Continuó la política represiva y la rusificación. La derrota en la guerra con Japón y el descontento social llevaron a la revolución de 1905 y a un tímido acercamiento al constitucionalismo.
El Imperio Otomano: Declive y tensiones
En el siglo XIX, el Imperio Otomano era un Estado complejo, extenso y diverso, con un gobierno central débil. El sultán, con autoridad política, y el califa, con autoridad religiosa, gobernaban bajo la sharia o código de leyes sagradas del islam. Los intentos de reforma fracasaron hasta el golpe de Estado de los Jóvenes Turcos en 1876, que intentó instaurar un gobierno liberal occidental. Sin embargo, el nuevo sultán Abdul-Hamid (1876-1909) volvió a concentrar el poder. La escasez de recursos, la dependencia financiera de Reino Unido y Francia, y los problemas exteriores, especialmente en los Balcanes, aceleraron el debilitamiento del imperio. Los nacionalismos, incluyendo el armenio, se intensificaron, y se produjeron varias conspiraciones para derrocar al sultán.
La Europa de Bismarck (1870-1890)
Durante la era bismarckiana, el canciller Otto von Bismarck impuso los intereses de la política alemana en Europa. Sus objetivos eran mantener a Francia aislada, mediar entre Rusia y Austria-Hungría, y desarrollar una política de rearme. Su política se basó en la Realpolitik, priorizando los resultados sobre los principios morales.
Los sistemas bismarckianos
La política exterior de Bismarck se plasmó en tres sistemas de alianzas:
- Primer sistema (1871-1879): Formación de la Entente de los Tres Emperadores (Alemania, Austria-Hungría y Rusia). El Congreso de Berlín (1878) resolvió la crisis balcánica, pero humilló a Rusia.
- Segundo sistema (1879-1885): Firma de la Dúplice Alianza (Alemania y Austria-Hungría) y renovación de la Entente de los Tres Emperadores. Creación de la Triple Alianza (Alemania, Austria-Hungría e Italia). Este período se conoce como Paz Armada.
- Tercer sistema (1885-1914): Tratados para mantener el equilibrio en los Balcanes. La aproximación franco-rusa marcó el fin de la era bismarckiana.
La formación de los dos bloques (1893-1914)
Con Guillermo II, Alemania adoptó la Weltpolitik, una política mundial centrada en la expansión colonial. Las relaciones internacionales se deterioraron, alimentadas por rivalidades territoriales y la expansión imperialista. Europa se dividió en dos bloques:
- Triple Alianza: Alemania, Austria-Hungría e Italia (que luego se unió al bando contrario).
- Triple Entente: Francia, Rusia y Reino Unido.
Glosario de términos clave
- Monarquía dual: Austria-Hungría, compartiendo emperador y ministerios de guerra, relaciones exteriores y finanzas.
- Rusificación: Imposición de la cultura rusa en territorios fronterizos.
- Zar: Emperador ruso.
- Autocracia: Gobierno autoritario del zar.
- Zemstvo: Consejos rurales en Rusia.
- Sultán: Soberano del Imperio Otomano.
- Sharia: Código de leyes sagradas del islam.
- Estado teocrático: Estado donde los líderes políticos son también religiosos.
- Jóvenes Turcos: Reformadores que dieron un golpe de Estado en 1876.
- Statu quo: Equilibrio en política internacional.
- Paz armada: Período entre 1879 y el inicio de la Primera Guerra Mundial.
- Weltpolitik: Política mundial expansionista de Alemania.
Quejas de los polacos contra la rusificación
Los polacos denunciaban la supresión de su lengua en instituciones públicas y educativas, la falta de acceso a puestos importantes, la discriminación en la educación y la imposición de la cultura rusa por parte de funcionarios y magistrados.
Denuncia de Victor Hugo
Victor Hugo denunciaba la injusticia, el fanatismo, los dogmas y la superstición, proponiendo como solución una Europa federal y unida.