Evolución de la Hacienda, Política Fiscal y Comercial en la España del Siglo XIX

La Evolución de la Hacienda

La Hacienda fue uno de los problemas clave del siglo XIX en España. El desequilibrio entre ingresos y gastos planteó serias dificultades a otros sectores económicos.

Los requisitos de un sistema tributario moderno son:

  • Equidad
  • Legalidad
  • Generalidad
  • Suficiencia
  • Simplicidad
  • Neutralidad
  • Flexibilidad

El nudo del problema radicaba en que, para flexibilizar el sistema impositivo, era necesario hacer pagar a los ricos, lo cual implicaba un mayor poder político. La solución pasaba por un sistema político representativo: la revolución.

La transición hacia la modernidad de la Hacienda se hizo en España muy lentamente. Solo tras el fin de la guerra carlista y con el establecimiento de los estados moderados en el poder, pudo imponerse la esperada reforma tributaria. Esta reforma, aprobada por ley en las Cortes, fue crucial.

La Política Fiscal

Los presupuestos del Estado español en el siglo XIX se caracterizaron por un déficit crónico: los gastos superaban a los ingresos. La consecuencia principal fue la acumulación de la deuda pública.

Banqueros y financieros negociaban con la deuda pública, prestando poca atención a la demanda de los sectores productivos. Los déficits presupuestarios agravaban la escasez de capital que afectaba a agricultores e industria.

El déficit de un año se debía, en gran medida, al de los años anteriores.

El impuesto de inmuebles, cultivo y ganadería, creado con la reforma de 1845, tenía como principal dificultad el conocimiento de la riqueza imponible. A falta de este dato, se empezó a cobrar por repartimiento.

Se sucedieron leyes para conocer mejor la riqueza imponible, pero con resultados nulos. La ocultación sistemática beneficiaba a los grandes propietarios con influencias políticas, quienes podían cometer mayores fraudes. El pequeño propietario, a menudo, se veía agobiado por los impuestos.

Algo similar ocurrió con la contribución industrial y de comercio, que debería haber rendido el doble. Para este impuesto también se seguía el sistema de repartimiento.

Otros ingresos provenían de las loterías, propiedades y derechos del Estado, y pagos por la redención del servicio militar.

En resumen, el sistema tributario recaía con más fuerza sobre los pobres que sobre los ricos y carecía de la flexibilidad necesaria para cubrir el gasto público. Los gastos del Estado se dedicaban principalmente a gasto militar, policía, mantenimiento del clero y ministerios. Existía una insuficiencia estructural que provocaba que el déficit real superara al previsto.

La Deuda Pública

Los orígenes de la gran masa de deuda pública española del siglo XIX se remontan al reinado de Carlos IV y la Guerra de Independencia.

Los beneficiarios del sistema no eran solo los prestamistas expertos, sino también aquellos que, gracias a este método de financiación del déficit, pagaban impuestos muy bajos en relación con su riqueza o cobraban sueldos e ingresos muy por encima de lo que justificaba su trabajo.

Los perjudicados eran los españoles en su conjunto, particularmente los contribuyentes pobres y los campesinos afectados por la desamortización. Estos problemas también se manifestaron en la cuenca mediterránea y en América Latina.

La Política Comercial

El arancel, un impuesto que grava el comercio exterior, es también un instrumento de política comercial. Existen dos tipos:

  • Arancel fiscal: Su finalidad principal es recaudatoria.
  • Arancel protector: Se fija alto para deprimir la actividad sobre la que recae.

El arancel es un arma de doble filo: protege y recauda. Sin embargo, cuanto más protege, menos ingresos produce, y viceversa.

Durante el siglo XIX, la política arancelaria española fue similar a la de otros países de Europa occidental, aunque algo más proteccionista.

El abandono del proteccionismo agrario por parte de Inglaterra propició un movimiento librecambista que alcanzó incluso a países proteccionistas como Francia y España. En España, se redujeron sucesivamente los aranceles proteccionistas.

A mediados del siglo XIX, la polémica entre librecambistas y proteccionistas fue intensa en España, y duró hasta principios del siglo XX. Los proteccionistas se agrupaban en torno a la Asociación Barcelonesa de Fabricantes de Algodón. El grupo librecambista era menos compacto, socialmente más difuso, y con intereses económicos de menor peso. La principal asociación librecambista era la Asociación para la Reforma de Aranceles.

En 1869, las Cortes aprobaron el Arancel Figuerola, considerado librecambista. Con la vuelta al poder de los liberales, se suavizó de nuevo la política comercial. La evidencia no muestra que los periodos proteccionistas fueran prósperos y los de librecambio depresivos.

La Política Monetaria

Durante el siglo XIX, no se puede hablar de una verdadera política monetaria, sino de medidas con poca conexión entre sí, relacionadas con otras esferas, especialmente la fiscal. Desde el punto de vista de la política monetaria, el periodo se divide en dos etapas: antes y después de 1874.

A pesar de la actitud de los gobiernos respecto al abandono del patrón oro, esta era la mejor alternativa posible. La pervivencia del sistema de pleno contenido era un obstáculo al crecimiento. El patrón fiduciario reforzó el efecto de los aranceles, aumentando el aislamiento de la economía española.

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