Evolución de las Doctrinas Religiosas en el Islam: Síes, Jariyíes e Ismailíes

La Elaboración Religiosa en el Islam: Síes y Jariyíes

La Sía: Orígenes y Doctrina del Imanato

La Sía, o Shi’a, se define como el partido de aquellos que apoyaron al califa Alí en las primeras luchas de la comunidad musulmana. Su objetivo principal era devolver el califato a los familiares del Profeta Mahoma, frente a lo que consideraban una usurpación por parte de los Omeyas. La instauración de la dinastía abbasí a mediados del siglo VIII, que también decepcionó a la Sía, provocó un rearme ideológico.

La figura clave de esta reformulación fue Yafar al-Sadiq, bisnieto de Husayn (hijo de Alí). A Yafar se le atribuye la formulación de la doctrina del imanato. Según esta doctrina, el Imán es el jefe infalible e inspirado por Dios, guía de la Comunidad. Aunque posee un rango similar al del Profeta, el Imán no transmite la revelación divina directamente, sino que está inspirado por Dios. Se le debe obediencia total, tanto espiritual como política, ya que ignorar al Imán equivale a ignorar a Dios y a su Profeta.

El cargo de Imán se circunscribió a los descendientes directos de Alí y de su hijo Husayn. Esto limitaba las aspiraciones de otros descendientes de Alí que pudieran proclamarse herederos de su legado e impulsar corrientes radicales. Los siíes aceptaron el Corán como texto sagrado revelado, aunque acusaron a sus recopiladores de omitir pasajes referentes a Alí.

El siismo desarrolló otros elementos doctrinales originales:

  • Doble contenido del Corán: Uno visible, accesible a todos, y otro oculto, cuyo significado solo conocen los imanes.
  • Creencias mesiánicas: La aparición del Mahdi, un guía enviado por Dios, miembro de la familia del Profeta, para instaurar la igualdad y la justicia, desterrando la opresión. Esta creencia tuvo gran eco en el Islam, tanto sií como sunní. Entre los sunníes, prevaleció la idea de que el Mahdi sería el último califa.

La División del Siismo: Ismailíes y el Ocultamiento del Imán

Tras la muerte de Yafar al-Sadiq, surgieron divisiones en el siismo. Grupos distintos apoyaron a cada uno de sus hijos, Ismail y Muza al-Kazim. Los seguidores de Ismail, conocidos como Ismailíes, consideraron a su hijo, Muhammad ibn Ismail, como el Imán oculto, y adquirieron un carácter revolucionario.

La rama mayoritaria del siismo siguió a Muza al-Kazim, pero los imanes de esta línea causaron desconfianza en los califas. Tras la muerte del undécimo imán, Hasan al-Askari, se proclamó que su hijo Muhammad había entrado en «ocultamiento», del cual regresaría al final de los tiempos como el Mahdi.

La dirección del movimiento pasó a los diputados y hombres de religión, actuando en nombre del Imán oculto. Se establecieron dos fases de ocultamiento:

  • Ocultamiento menor: Cuatro diputados sucesivos mantuvieron contacto directo con el Imán.
  • Ocultamiento mayor: (Iniciado en 941) El contacto directo se hizo imposible, y los ulemas y hombres de religión se convirtieron en los únicos intérpretes de la tradición religiosa.

El Jariyismo: Pietismo y Elección del Califa

Los jariyíes eran partidarios de Alí que le reprocharon haber aceptado el arbitraje tras la batalla de Siffin. Desertaron de sus filas y formaron una tendencia religiosa propia. Su rasgo principal era el pietismo: creían que el hombre debía someterse a la revelación divina, y que todo juicio correspondía a Dios.

La doctrina jariyí defendía que cualquier persona, sin importar su raza u origen, podía ser califa. Dentro del jariyismo, surgieron diversas tendencias, como la de los azraquíes, que consideraban infieles al resto de los musulmanes y buscaban combatirlos.

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