Evolución del Estado Autonómico en España: Desde la Transición hasta la Insurrección de 1934

La Cuestión Autonómica en la Transición Española

Antes de la promulgación de la Constitución, los nacionalistas catalanes y vascos consiguieron presionar al gobierno de Adolfo Suárez para que tomara una decisión sobre el tema autonómico. Alcanzaron una parte de sus objetivos gracias a la presión ejercida desde la calle. En el caso del País Vasco, la actuación violenta de ETA sirvió como elemento de presión sobre el Gobierno. El reto político era diferente al de los años treinta, ya que la aspiración de las burguesías nacionalistas a la autonomía fue asumida por toda la izquierda.

Cataluña

En Cataluña, la movilización política a favor del restablecimiento del Estatuto de Autonomía llevó al Gobierno a crear una comisión para estudiar un régimen especial para las cuatro provincias catalanas. El modelo que tenía en mente el ejecutivo era el de la Mancomunidad. El rechazo de la oposición fue total. Nacionalistas e izquierda reivindicaban un gobierno provisional de la Generalitat. Los resultados de las elecciones legislativas reflejaron la influencia de quienes defendían esta propuesta: el Partido Socialista de Cataluña-PSOE ganó las elecciones. La burguesía nacionalista había respaldado al Pacte, la formación que dirigía Jordi Pujol. Suárez agilizó el regreso a España de Josep Tarradellas, presidente de la Generalitat en el exilio desde mediados de los cincuenta. Como resultado de una negociación entre Suárez y Tarradellas, el Gobierno restableció mediante decreto-ley, y con carácter provisional, la Generalitat. En Cataluña, se asistió a una evolución gradual, aunque no exenta de tensiones.

País Vasco

En el País Vasco la tensión fue permanente, con brotes de violencia, a pesar de que el Gobierno había concedido una amnistía para los presos vascos y legalizado el uso de la ikurriña, la bandera vasca. ETA y la Koordinadora Abertzale Socialista (KAS) exigían la independencia. El PNV apostó por una estrategia que permitiera alcanzar objetivos a plazos, con la meta también en la independencia. La nula representatividad del Gobierno Vasco en el exilio, rechazado por el nacionalismo radical, no ayudó a encontrar un acuerdo provisional. Finalmente, un decreto ley creó el Consejo General Vasco, presidido por un socialista. También, antes de que se aprobara la Constitución, fueron aprobados mediante decreto entes preautonómicos en Galicia, Canarias, etc.

Organización Territorial del Estado en la Constitución

El nuevo modelo supuso una redistribución del poder político entre el Estado y las Comunidades Autónomas (CCAA), buscando un equilibrio entre la unidad y la autonomía. Se hace referencia a nacionalidades y regiones, con cierta ambigüedad y desigualdad. El derecho de autonomía es previo a la Constitución, no emana de la soberanía. El Estado se organiza en Municipios, Provincias y CCAA. Cada uno de estos goza de autonomía para la gestión de sus respectivos intereses. El acceso está regulado y se establecen competencias.

Las CCAA no están establecidas en la Constitución, aunque esta fue aprobada por el Gobierno, hubo luchas internas. Resulta un texto ambiguo, con posible insolidaridad entre regiones. Se establecen dos vías de acceso a la autonomía: una lenta (art. 143) y otra rápida (art. 151). Las Cortes pueden autorizar la creación de una CCAA en el futuro. Se contemplan los casos especiales de Ceuta y Melilla, así como el régimen foral de Navarra.

  • La vía lenta se aplicó a las regiones no históricas, a diferencia de Cataluña, País Vasco y Galicia, que tenían un proceso de estatutos desde la Segunda República.
  • El control de la constitucionalidad de las leyes autonómicas recae en el Tribunal Constitucional (art. 153).
  • Se prohíbe la federación de CCAA, excepto en el caso de Navarra.

La Insurrección de 1934

Los socialistas intentaron tomar el poder mediante una insurrección armada que comenzó con una Huelga General en todo el país. El fracaso tuvo graves consecuencias políticas. En la insurrección participaron el PSOE y la UGT, el PCE, Esquerra Republicana de Catalunya y, en algunas zonas, la CNT. Se prolongó entre el 5 y el 12 de octubre, y solo triunfó parcialmente. Hubo incidentes en distintos puntos del país, y en Cataluña la Generalitat aprovechó para proclamar la República Catalana. La sublevación fue vencida por fuerzas del Ejército. El día 7 el gobierno catalán fue detenido.

El Gobierno declaró el estado de guerra y movilizó militares por todos los territorios, incluyendo al Ejército de África, unidades de Regulares y la Legión, contra la insurrección. La operación fue dirigida por Francisco Franco. En Asturias se produjo una revolución de alianza obrera: socialistas, comunistas y anarquistas. Los obreros hicieron frente a las unidades militares y la Guardia Civil. Hubo miles de muertos y heridos. Se produjeron controles militares, detenciones y torturas.

Los socialistas fueron juzgados y encarcelados, al igual que la Generalitat y varios gobiernos. Lerroux dejó en suspenso el estatuto de autonomía catalán, y el representante Quintín de Valldaura fue nombrado gobernador general de Cataluña. La derecha involucró a Azaña para erosionar la República. La CEDA suspendió la Ley de Reforma Agraria y se inició una contrarreforma mediante la devolución de tierras expropiadas. Gil Robles fue nombrado ministro de Guerra e introdujo a contrarios al régimen, como Mola y Fanjul, o a miembros de la derecha, como Goded y Franco, este último para asumir la jefatura del Estado Mayor Central.

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