Evolución del Republicanismo y el Movimiento Obrero en la Restauración Española

Republicanismo

El partido republicano fue el más afectado por la Restauración, resultó maltrecho, fragmentado y sumido en una intensa crisis interna. Debió de enfrentarse al desencanto de gran parte de sus seguidores, a una fuerte represión por parte de las autoridades políticas y a las divergencias y divisiones en su seno. Conforme pasaban los años, su oposición al régimen de la Restauración se fue haciendo más incoherente y creciendo en impotencia. La mayor parte de sus seguidores tuvieron que exiliarse en Francia, donde convirtieron el régimen de la Tercera República Francesa en su modelo a seguir y a París en el centro de sus actividades políticas. No obstante, el republicanismo en el exilio tuvo escasa coherencia, demasiado personalismo y una fuerte dependencia de sus líderes, por lo que en ningún momento llegó a alcanzar un programa común.

Varias son las familias en las que quedó dividido el republicanismo español:

a) Partido Republicano Posibilista

Liderado por Emilio Castelar, colaboró con el régimen de la Restauración con el objetivo de conseguir el sufragio universal y el jurado. D. Emilio Castelar, destacado y brillantísimo orador parlamentario, rechazaba el recurso a los métodos violentos en política y abogaba por un moderantismo. Es interesante seguir la evolución de las opiniones y actitudes de este político acerca del régimen de la Restauración:

  • 1875. Crítica dura. El régimen de la Restauración es «no solamente una gran desgracia, sino también una gran deshonra para nuestra Patria…»
  • 1876. Se ofrece como colaborador. «Cuando el país nos necesite, que nos llame por un movimiento de opinión expresado en los términos más pacíficos».
  • 1878. Esperanza en la evolución del régimen. «(…)las clases que aquí han sostenido la Monarquía Constitucional (irán) a sostener una fórmula más progresiva».
  • 1881. Alabanzas (…) «estamos en plena democracia». (…) «no valdría el bollo de la República el coscorrón de un gobierno republicano combatido por innumerables fuerzas enemigas».

Este mismo año aconsejó a sus simpatizantes que aceptaran la monarquía constitucional, pues había colmado sus reivindicaciones gracias a las reformas de Sagasta, si exceptuamos la forma política de Estado.

b) Partido Republicano Federalista

Liderado por Pi y Margall, no aceptó el régimen canovista y alentó el republicanismo federal.

c) Partido Republicano Progresista

Liderado por Ruiz Zorrilla, Salmerón y Figueras. Ruiz Zorrilla organizó la oposición a los gobiernos del turno desde su exilio en París. Promovió la conspiración y el pronunciamiento, pues no descartaba el recurso a la fuerza para imponer la República a cualquier precio, incluso por encima de la opinión de las mayorías. Pero, aunque soñaba todavía con la revolución y no dudaba en movilizar a las masas con propaganda socializante, no contó con apoyos populares suficientes.

d) Partido Republicano Radical

Liderado por Nicolás Salmerón y Gumersindo Azcárate. Fue el más eficiente a partir de 1890, pues destacó por su crítica al sistema desde el lado de la teoría política.

Todos los partidos republicanos demostraron su incapacidad para renovar y adaptar su doctrina a los tiempos que corrían, desacertadamente gastaron energías en enzarzarse en inútiles polémicas. En 1890 se reunió la Asamblea Nacional Republicana con el objetivo de aunar esfuerzos. Sus resultados fueron conseguir mayor representación en el Congreso de los Diputados. A partir de 1895 el republicanismo entró en la fase de decaimiento y no empezará a recuperarse hasta entrado el siglo XX.

La evolución del movimiento obrero

La clase obrera y campesina, tras haber visto frustradas las esperanzas depositadas en los partidos de izquierda y en los republicanos durante el Sexenio Revolucionario, tenía un alto grado de desconfianza respecto a la forma de poder y la organización política. Las organizaciones obreras habían quedado divididas en dos corrientes: marxistas y anarquistas. El inicio de la Restauración coincidió con los últimos actos de la Primera Internacional antes de disolverse en Filadelfia la rama marxista y en Londres la rama anarquista. En España, el general Serrano había declarado ilegales las organizaciones obreras de la Primera Internacional. Los primeros siete años de la Restauración las organizaciones obreras se vieron obligadas a actuar en la clandestinidad.

El periodo de la Restauración, a pesar de algunas iniciativas estatales como la Comisión de Reformas Sociales, se caracterizó por la despreocupación respecto a las cuestiones sociales. Esta despreocupación se constata en el abandono que había en relación con la instrucción pública en una sociedad en la que el 71,5% de los españoles eran analfabetos, índice que alcanzaba el 81,16% en el caso de las mujeres. La Iglesia, reconciliada con el régimen liberal, aprovechó la ocasión para fundar muchas escuelas. Los intelectuales fueron extremadamente críticos con la situación social, económica y cultural de España, así lo demuestran la creación de la Institución Libre de Enseñanza y la publicación de las obras de denuncia de Joaquín Costa. El desinterés por la cuestión social puede detectarse también en las condiciones de vida de las clases obreras.

El movimiento obrero de inspiración marxista

Al disolverse la Primera Internacional, Marx había aconsejado la fundación de partidos marxistas que actuaran con independencia en cada país. Siguiendo esta consigna, el 2 de mayo de 1879 se fundó en España el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), formado por 20 obreros y 5 intelectuales. Aprovechando la nueva ley de asociaciones del gobierno liberal de Sagasta, se inscribieron.

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