Evolución Económica Mundial: De la Crisis de 1929 a la Globalización

Los Años 20 y la Depresión de los 30

El modelo que había sostenido el crecimiento de las economías capitalistas desde mediados del siglo XX entró en una crisis profunda tras la Primera Guerra Mundial. El nacionalismo económico y político pasó a dominar la escena europea, y la Revolución Soviética se presentaba como una alternativa viable al capitalismo.

La economía mundial experimentaba un proceso de integración, aunque había tensión entre los países más desarrollados. Uno de ellos derivaba del movimiento cíclico del sistema capitalista. Gran Bretaña había optado por una política librecambista; en cambio, los países de Europa continental, como Francia y Alemania, optaron por medidas proteccionistas para sus productos y propiciaban políticas nacionalistas con gran influencia en los parlamentos.

Tras la Primera Guerra Mundial, hubo una gran inestabilidad económica en los años veinte. EE. UU. había salido de la guerra como gran potencia y se crearon diversos tratados de paz que establecieron un nuevo marco de relaciones internacionales basado en las sanciones impuestas a los derrotados.

En cuanto a Europa, Alemania debía pagar las reparaciones de guerra, pero fue incapaz de afrontar todos esos gastos y propuso pagar en especies (carbón y productos siderúrgicos). Alemania debía de pagar las reparaciones a Europa, y esta tendría que pagar a EE. UU. Además de las reparaciones, otra de las repercusiones financieras de la guerra fue la deuda contraída entre los países aliados, como resultado de los enormes préstamos concedidos. Los países deudores no comenzaron a satisfacer los pagos hasta que EE. UU. empezara a cobrar las reparaciones.

Alemania sufrió una gran hiperinflación causada por los problemas políticos de reparaciones. En un principio, la depreciación monetaria mejoró las exportaciones, ya que los precios reales de los productos alemanes eran menores que en el exterior. Pero las consecuencias negativas no solo afectaban a Alemania, ya que otros países también sufrieron una inflación similar (Bulgaria, Grecia, Polonia…). Para acabar con esto, se creó el Plan Dawes, que fue un plan de rescate de EE. UU. donde el banco americano concedió un crédito millonario a Alemania para que pudiese hacer frente a las reparaciones. Las reservas de divisas de Alemania aumentaron y así se estabilizó la moneda para poder hacer frente a la hiperinflación. La economía de EE. UU. (1870-1920) se basaba en la industria de bienes y consumo con alto tipo de renta, como por ejemplo los automóviles y los electrodomésticos, ya que disponía de materia prima abundante en acero, petróleo y electricidad. Esto llevó a la sociedad de consumo, con lo que la estandarización y las economías de escala hicieron que los precios bajaran y así las empresas cotizasen en bolsa y comenzase la competencia entre ellas. La inversión en bolsa empezó a incrementar hasta que en 1928 los tipos de intereses aumentaron para intentar frenar la especulación, hinchando así la burbuja especulativa. Finalmente, en 1929, la burbuja estalló con el crack de la bolsa, causando así la quiebra del sistema financiero. La bajada de precios llevó a una crisis en todas las empresas, ocasionando una bajada de crédito y un aumento de paro. EE. UU. luchó contra el paro gracias al programa New Deal (Roosevelt). El programa se basaba en unas medidas que trataban de evitar futuros movimientos especulativos (reforma bancaria y de la bolsa), así como frenar la deflación y estimular la demanda interna. Al mismo tiempo, se llevaron a cabo programas de obras públicas para mejorar las infraestructuras de comunicaciones o desarrollar áreas rurales. Finalmente, estimuló la reparación, pero no tuvo el éxito esperado. Por otro lado, los gobiernos autoritarios frenaron la subida de los salarios y aumentaron el gasto militar. Alemania fue la primera potencia industrial que consiguió una recuperación completa desde que el partido nazi accedió al poder en 1933, donde aumentó considerablemente el empleo con el aumento del poder militar del Reich. Hitler mantuvo las bases del capitalismo y amplió la intervención del Estado y del partido, poniendo en práctica la economía dirigida, que establecía el control de los precios con salarios, el mercado monetario, los cambios y el comercio exterior. Controlando las inversiones privadas para sectores relacionados con la guerra. La política autárquica servía para el autoabastecimiento nacional, siendo un plan estratégico para la guerra preparada, evitando importaciones. Cuando la amenaza de la Alemania nazi y los italianos fascistas era ya más que evidente a través de sus políticas agresivas y expansionistas, aumentó el gasto militar de todas las economías, produciendo un efecto positivo en la economía.

Gracias a la conferencia internacional de Génova (1922) se volvió a establecer el patrón cambios oro (que conlleva una devaluación competitiva), que admitía como reservas, además del oro, las divisas convertibles en libra y dólar. Winston Churchill, al seguir las recomendaciones de financieros y del Banco de Inglaterra, decidió volver al patrón oro con la misma paridad que antes de la guerra. Esto llevó a cabo una deflación significativa del orden del 50%, debido a que los precios británicos se habían triplicado, permaneciendo más altos que los de EE. UU.

Se mantuvo la antigua paridad, dado en parte que muchos países habían puesto sus activos y divisas en Gran Bretaña. Esto ocasionó una pérdida competitiva, dado que era más rentable comprar a EE. UU., ya que el cambio era más barato. Otros países, como Francia, llevaron a cabo devaluaciones competitivas, y esto hizo que la economía mejorara.

La Nueva Configuración de la Economía Mundial: Capitalismo, Socialismo y Terceras Vías

El periodo entre 1950 y 1973 está caracterizado por un intenso desarrollo y crecimiento económico. El PIB mundial creció a una tasa cercana al 5% anual. Las mayores tasas de crecimiento per cápita se dieron en los países desarrollados debido al diferente impacto del crecimiento demográfico entre los países desarrollados y los del Tercer Mundo.

Factores del Crecimiento Económico

En las economías capitalistas, el crecimiento económico tuvo su origen en la mejora de la eficiencia productiva gracias a la importación de tecnología y de organización empresarial de EE. UU. La importación de tecnología permitió el acercamiento de la productividad por trabajador de los países europeos hacia la economía líder. En este caso, podemos establecer 5 grandes grupos:

  • Los factores de producción: miden la productividad total de los factores y se observa que en los países subdesarrollados y en la URSS el crecimiento se debió a una ampliación de los factores tierra, trabajo y capital.
  • Los factores institucionales: hacen referencia al espíritu de cooperación entre naciones.
  • La primacía de lo económico: el desarrollo económico se convirtió en una prioridad política de primer orden.
  • La difusión del pensamiento keynesiano: avaló un amplísimo abanico de políticas económicas que permitieron a los gobiernos intervenir en todos los ámbitos de la economía. El signo más visible fue el incremento espectacular del gasto público.
  • La modernización de los sistemas productivos: podemos subrayar el gran desarrollo tecnológico de EE. UU., que favorecía la exportación de las tecnologías y arriesgó la pérdida de sus ventajas competitivas, estimuló los viajes de los europeos a este país para aprender las tecnologías y los métodos de producción de las empresas y animó a las grandes multinacionales a realizar inversiones directas y a ceder tecnología a los países de la Europa Occidental.

Economías de Planificación Centralizada

En lo que se refiere a las economías de planificación centralizada, las economías de Europa del Este, el modelo soviético de fuertes inversiones en la industria pesada e infraestructuras era capaz de generar importantes tasas de crecimiento, aunque la eficiencia económica global y la satisfacción de los consumidores resultaran difícilmente alcanzables a través de la planificación centralizada. Lo que mantenía el crecimiento de las economías del bloque soviético era el Plan Estatal. Tras una gran fase de crecimiento, estas economías entraron en un periodo de estancamiento desde finales de los 50, provocados por el modelo de planificación que fracasó, la ineficiencia de su tecnología y los costes de la Guerra Fría. Todas estas tensiones se harían insoportables para el sistema durante las crisis energéticas de los 70 y llevarían a desesperados intentos de reforma en los 80. El mercado ha provocado enormes aumentos de la desigualdad en los antiguos países socialistas, no solo por las comparaciones sobre la desigualdad entre el socialismo y el capitalismo cuando el primero aún existía. Uno de ellos es el coeficiente Gini (medida de desigualdad).

El Tercer Mundo y las Vías de Industrialización

Por otra parte, encontramos el Tercer Mundo, que surge como consecuencia de la división del mundo en dos grandes bloques encabezados por las superpotencias. Todos los países del Tercer Mundo tienen en común bajas rentas per cápita, colonización, altísima presión demográfica y una altísima natalidad. La gran fase de crecimiento económico del siglo XX apenas acercó a esos países a los más desarrollados.

En lo referente a las vías de industrialización, es importante nombrar el ISI (industrialización sustitutiva de importaciones), que fue una fuerte intervención del Estado. La industrialización era la meta a lograr. Los gobiernos latinoamericanos se hicieron cargo de gran parte del parque industrial, así como los ferrocarriles, líneas de navegación… El sector público representaba gran parte de la inversión en las economías de la región. Esas políticas impulsaron un impresionante desarrollo industrial. India copió aspectos de la planificación soviética, en particular una sucesión de planes quinquenales.

Por otra parte, encontramos el IOE (industrialización orientada hacia la exportación). La mayoría de los países asiáticos y africanos siguieron una ISI de tipo latinoamericano. Corea del Sur, Taiwán, Singapur y la colonia británica de Hong Kong impulsaron a sus fabricantes industriales a exportar a los mercados de los países desarrollados. Una de las razones por las que los países del Oriente asiático se volcaron en la IOE era porque contaban con pocos recursos naturales que exportar para pagar las necesarias importaciones, y la única forma de obtener divisas extranjeras era exportar productos manufacturados.

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