Evolución Histórica de España: Desde la Prehistoria hasta el Siglo XVIII

El Proceso de Hominización en la Península Ibérica: Nuevos Hallazgos

Los Primeros Restos Humanos en la Península Ibérica

Los primeros restos humanos en la Península Ibérica tienen 1,4 millones de años de antigüedad y corresponden al diente de leche de un niño de 10 años hallado en Orce (Granada) en 2002 y dado a conocer en 2013. En la sierra de Atapuerca (Burgos), concretamente en el yacimiento de la Sima del Elefante (2008), apareció la mandíbula de un Homo sin identificar y herramientas de sílex de 1,3 millones.

También en Atapuerca, en la Gran Dolina (1994), aparecen restos de 800.000 años de antigüedad que pertenecen a una nueva especie del género “Homo” denominada “Homo Antecesor”.

Otros restos hallados en Atapuerca en la Sima de los Huesos (1976), tienen unos 300.000 años y pertenecen a poblaciones pre-neandertales emparentadas con el “Homo heidelbergensis”, probablemente llegadas desde África.

Las dos últimas especies del género “Homo” que aparecen son el “Homo neandertalensis”, con una antigüedad de unos 95.000 años y el “Homo sapiens”, de unos 35.000 años, ya un ser humano con rasgos semejantes a los actuales.

Pueblos Prerromanos y Colonizaciones Históricas: Fenicios, Griegos y Cartagineses

Los pueblos celtas (1100 a.C.) de origen indoeuropeo tenían una economía basada en la agricultura y la ganadería, trajeron la metalurgia del hierro. Los íberos (S. VII a.C.) fueron influidos por griegos y fenicios; Tartessos (S. IX a.C.) cultura conocida por fuentes griegas con un alto conocimiento del trabajo de los metales.

Los fenicios (S. IX a.C.) y los griegos (S. VII a.C.) se establecieron en las costas del sur y este peninsular procedentes del Mediterráneo oriental, influyeron en las culturas indígenas (iberos) enseñándoles el torno de alfarero, la técnica de salar el pescado, la escritura alfabética, y la moneda, fundaron ciudades comerciales como Gadir y Emporion.

Los cartagineses (S. VII a.C.) ocuparon el lugar de los fenicios y se disputaron con griegos y romanos el dominio comercial del Mediterráneo.

Conquista y Romanización: La Pervivencia del Legado Cultural Romano en la Cultura Hispánica

Hispania se incorporó al Imperio Romano, lo que supuso la romanización en todos los órdenes de la vida social.

El latín hizo desaparecer las lenguas prerromanas, fue la lengua oficial y el vehículo de expresión entre los intelectuales hispanos como Quintiliano o Séneca.

El derecho reguló la convivencia y las relaciones entre los habitantes y el Estado, hoy en día es la base de nuestro ordenamiento jurídico, aunque con muchas modificaciones.

En el terreno religioso los romanos respetaron los cultos indígenas y los fusionaron con los suyos, la única imposición de Roma fue el culto al emperador como elemento de unión para los habitantes del Imperio. El rechazo a este culto por parte del cristianismo, que era monoteísta, motivó su persecución, aunque acabó difundiéndose por todo el Imperio y siendo la religión oficial del mismo en el S. IV. d. C.

Las Invasiones Bárbaras y el Reino Visigodo: Instituciones y Cultura

Los primeros pueblos germánicos que se instalaron en Hispania fueron los suevos, alanos y vándalos que llegaron en el año 409; los visigodos entraron en la península como federados en el 415 arrinconaron a los suevos en Gallaecia, acabaron con los alanos y obligaron a los vándalos a refugiarse en África, después se instalaron en la Galia (reino de Tolosa). En el 507, derrotados por los francos, se trasladaron a la península y fundaron el reino de Toledo.

La monarquía visigoda tenía poderes casi absolutos, no era hereditaria sino electiva, los reyes gobernaban con ayuda del Officium Palatinum, que estaba formado por el Aula Regia, formada por nobles que aconsejaban al rey, y por los Concilios de Toledo, reuniones periódicas de obispos y abades convocadas por el rey para tratar asuntos religiosos.

La cultura sufrió un retroceso debido a la decadencia de las ciudades, la figura más destacada fue San Isidoro de Sevilla, cuya obra, “Etimologías”, resumía todo el saber de su tiempo.

Evolución Política de Al-Ándalus: Conquista, Emirato y Califato de Córdoba

Las luchas por el poder en la monarquía visigoda facilitaron, en el año 711, la invasión de la península por parte de los musulmanes que derrotaron a don Rodrigo en la batalla de Guadalete y en apenas tres años lograron conquistar todo el territorio salvo las zonas montañosas del norte.

Entre los años 711-750 al-Ándalus fue una provincia del califato Omeya, los abasíes destronaron a los Omeyas y uno de ellos, Abderramán I, escapó y en el 756 se proclamó emir en Córdoba, políticamente independiente del califato de Bagdad pero subordinado desde el punto de vista religioso. El emirato consolidó el dominio musulmán en la Península, aunque existieron conflictos internos, revueltas sociales y luchas por el poder entre los dirigentes de las zonas fronterizas y los emires.

El año 929 Abderramán III se independizó de Bagdad desde el punto de vista religioso, convirtiéndose en califa, el califato fue la etapa de mayor esplendor del Islam en la península.

Al-Ándalus en el Siglo XI: Reinos de Taifas e Imperios Norteafricanos

En 1031 los gobernadores de las provincias se declararon independientes y el califato se dividió en veintiocho pequeños reinos o taifas, siempre enfrentados entre sí. Esto fue aprovechado por los reinos cristianos del norte, que primero les cobraron tributos o parias a cambio de la paz y después intensificaron sus ataques que culminaron con la conquista de Toledo en 1085. Ante esta situación, los reinos de taifas pidieron ayuda a los Estados musulmanes del norte de África.

Los almorávides entraron en la península y vencieron a los cristianos en la batalla de Sagrajas (1086), impusieron su dominio en al-Ándalus hasta 1145 e implantaron un fuerte fanatismo religioso.

Los almohades dominaron al-Ándalus desde 1172 con un radicalismo religioso aún mayor, tras su victoria sobre los cristianos en Alarcos (1195), paralizaron la reconquista hasta que fueron derrotados por los cristianos en las Navas de Tolosa (1212) que abrió el valle del Guadalquivir al avance cristiano.

Al-Ándalus: Organización Económica y Social

Los musulmanes potenciaron la agricultura con la práctica del regadío y trajeron cultivos de oriente como los cítricos, el arroz, el algodón o el azafrán; la ganadería se centró en la cría de ovejas, caballos y gusanos de seda. En artesanía destacaron los tejidos, la cerámica, el papel, el cristal, el marfil, el cuero y los metales preciosos, mantuvieron un intenso comercio interior y exterior tanto con el resto de países islámicos como con la Europa cristiana.

La aristocracia (jassa) integrada por la familia del califa y los árabes conquistadores, ocupaba los altos cargos y tenía extensas propiedades, la nobleza de servicio, más humilde, era la que ocupaba los puestos de la administración.

La masa de la población (amma) estaba formada por campesinos, artesanos y comerciantes. Había también esclavos procedentes de la guerra o del comercio.

Al-Ándalus: Legado Cultural

Al-Ándalus desempeñó un importante papel como difusora de la cultura clásica griega desde el imperio musulmán hacia la Europa cristiana. El mayor esplendor cultural se alcanzó durante el califato de Córdoba, ciudad que contó con una biblioteca de más de 400.000 volúmenes y con grandes figuras de las letras y las ciencias.

En las letras, el árabe se impuso como idioma, en esta lengua escribieron teólogos, poetas e historiadores como Ibn Jaldum y filósofos como Averroes que adoptó la filosofía de Aristóteles y sirvió de inspiración a filósofos posteriores.

En las ciencias predominaron las disciplinas prácticas, la navegación, la astronomía (Abulcasim Maslama), las matemáticas, el cálculo y la medicina en la que destacó Abulcasis, el cirujano más importante de su época.

La Mezquita y el Palacio en el Arte Hispano-Musulmán

Los edificios musulmanes se caracterizan por el empleo de materiales pobres como el ladrillo o el yeso; las columnas y pilares como soportes, diferentes tipos de arcos (herradura, apuntados, semicirculares y lobulados) que solían enmarcarse en una moldura llamada alfiz; las cubiertas eran planas o abovedadas.

El interior de los edificios tenía una rica decoración de yeso o de azulejos. Los motivos decorativos principales fueron el ataurique (vegetales estilizados), la lacería (motivos geométricos) y le decoración epigráfica (inscripciones).

Las mezquitas tienen su mejor ejemplo en la de Córdoba, su construcción se inició en el 785 con Abderramán I pero el crecimiento de la ciudad obligó a realizar diferentes ampliaciones entre los siglos IX y X.

Los palacios más importantes son el de Medina Azahara, mandado construir en el S. X por Abderramán III y la Aljafería de Zaragoza levantado por los reyes de taifas.

Los Reinos Cristianos en la Edad Media: Primeros Núcleos de Resistencia

El primer núcleo fue el astur, surgido tras el triunfo del noble visigodo Pelayo en Covadonga (722). A lo largo de los siglos VIII y IX, sus sucesores extendieron sus dominios hacia Galicia y el País Vasco. A comienzos del siglo X el reino astur pasó a denominarse astur-leonés.

Hacia el este surgió el reino vascón de Pamplona en el año 778 cuando los vascones derrotaron a los carolingios en Roncesvalles. En el siglo X el monarca, Sancho Garcés I, extendió sus dominios hacia las tierras del alto Ebro e incorporó a su reino el condado de Aragón.

Los condados catalanes estaban también bajo la tutela de los reyes francos, el más importante, el de Barcelona, consiguió la independencia en el siglo X siendo conde Borrell II y comenzó su expansión.

Los Reinos Cristianos en la Edad Media: Principales Etapas de la Reconquista

Desde la crisis del califato hasta la mitad del siglo XI se estableció la línea fronteriza en el río Duero, Sancho III el Mayor, de Navarra, incorporó a su reino los condados de Castilla y Aragón, a su muerte dividió el territorio entre sus hijos.

En la segunda etapa Al-Ándalus se encontraba dividida (Taifas), la conquista de Toledo (1085) llevó las fronteras hasta el río Tajo. En la parte oriental, Alfonso I de Aragón, conquistó Zaragoza (1118), los condados catalanes al mando de Ramón Berenguer IV, también se extendieron hasta el Ebro.

En la tercera etapa, la invasión almohade frenó la expansión, el Papa apoyó la unión de reyes cristianos que vencieron a los musulmanes en las Navas de Tolosa (1212) dejando abierto el valle del Guadalquivir.

En la última etapa, Fernando III el Santo de Castilla tomó Córdoba (1236) y Sevilla (1248), Cádiz cayó en el 1262. En la zona oriental, los reinos de Valencia y Murcia fueron conquistados por Jaime I de Aragón que ya había conquistado Mallorca.

Desde la segunda mitad del siglo XIII, sólo Granada quedó como reino musulmán.

Los Reinos Cristianos en la Edad Media: Formas de Ocupación del Territorio, Estructura de la Propiedad y Modelos de Repoblación y Organización Social

El sistema de repoblación más utilizado inicialmente fue la presura, que consistía en la ocupación de la tierra libre por parte de campesinos, monasterios y nobles.

Posteriormente los monarcas cristianos favorecieron la repoblación del territorio reconquistado con diferentes sistemas: La repoblación concejil se utilizó entre los ríos Duero y Tajo y en el valle del Ebro, el territorio se dividió en municipios formados por una villa amurallada y un terreno municipal (alfoz) los repobladores recibían una casa y tierras. Los concejos recibían del rey un fuero o carta puebla que recogía los deberes y derechos de los pobladores.

Entre el Tajo y Sierra Morena, tierras peligrosas y con poca población, la repoblación se encomendó a órdenes militares que recibieron extensos señoríos (maestrazgos), a cambio de defender el territorio y fomentar su poblamiento.

En el valle del Guadalquivir el territorio se repartió entre los participantes en la reconquista según sus méritos (repartimiento), los nobles recibieron grandes extensiones de terreno y las gentes del pueblo pequeños lotes de tierra.

Diversidad Cultural en los Reinos Cristianos en la Edad Media: Cristianos, Musulmanes y Judíos

Las relaciones entre musulmanes cristianos y judíos se caracterizaron, en general, por la tolerancia mutua, las tres culturas se influyeron en la lengua, el arte y las costumbres de la vida cotidiana, conviviendo de forma pacífica salvo enfrentamientos aislados.

La principal manifestación de esta convivencia fue la Escuela de Traductores de Toledo, que alcanzó su momento de esplendor en el S. XIII con Alfonso X. En ella, especialistas árabes, hebreos y cristianos traducían del árabe las obras filosóficas y científicas traídas por los musulmanes a la Península desde Oriente, que contenían el saber de autores orientales, árabes, griegos y latinos, que se introdujeron en las universidades europeas.

Alfonso X intentó reunir en su corte a todos los eruditos y sabios de las tres culturas, su obra más importante fue el “Código de las Siete Partidas

España fue el eslabón cultural entre el Islam y la cristiandad.

Los Reinos Cristianos en la Edad Media: Manifestaciones Artísticas

En el siglo XI llegó a la Península el arte románico. En arquitectura sus características son: el predominio del muro sobre el vano, la bóveda de cañón con arcos fajones, el arco de medio punto, el contrafuerte y la arquería ciega para adornar los muros. Los edificios más significativos son las catedrales de Jaca y Santiago de Compostela.

La escultura y pintura románicas se utilizaron para difundir la religión cristiana, como muestran las esculturas de la fachada del monasterio de Ripoll; las pinturas más significativas son las de la colegiata de San Isidoro en León y las del grupo de Taüll en Cataluña.

A partir del siglo XIII se impuso el estilo gótico: predominio de los vanos, arco ojival, bóveda de crucería, luminosidad y abundante decoración. De este estilo son las catedrales de Burgos, Toledo y León en la Corona de Castilla y las de Barcelona, Gerona y Palma de Mallorca en la Corona de Aragón.

La escultura gótica tiende hacia el naturalismo, la obra maestra es el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela, que representa la transición entre el románico y el gótico.

La pintura se caracteriza por su rico colorido, con influencias italianas y flamencas, se manifiesta en forma de miniaturas, pinturas sobre tabla y retablos.

Los Reinos Cristianos en la Baja Edad Media: Organización Política e Instituciones en el Reino de Castilla y en la Corona de Aragón

La monarquía fue la institución principal de los reinos peninsulares. En Castilla la monarquía era unitaria, sólo existía un Estado y el rey era la máxima autoridad. En Aragón era federativa, compuesta de varios reinos que tenían sus instituciones leyes y costumbres, el rey tenía menos poder porque se impuso el pactismo, el poder del rey venía de Dios pero se lo otorgaban sus súbditos a los que debía respeto.

La Curia Regia era una asamblea formada por los principales nobles del reino, obispos y abades que aconsejaban al rey en asuntos de gobierno.

Las Cortes, las primeras celebradas en León en 1188, eran asambleas que surgieron cuando a la Curia Regia se unieron los representantes de algunas ciudades, estaban formadas por tres estamentos: nobleza, clero y estado llano, y su función era aprobar las ayudas económicas solicitadas por el rey y los nuevos impuestos. En Castilla existían unas Cortes únicas y en Aragón cada reino tenía las suyas, aunque a veces se realizaban reuniones de Cortes conjuntas.

Los Reinos Cristianos en la Baja Edad Media: Crisis Demográfica, Económica y Política

Las conquistas territoriales que habían permitido el crecimiento demográfico y económico de los reinos hispánicos finalizaron en el S. XIV.

La agricultura era extensiva y de bajos rendimientos por lo que se estancó, apareciendo la hambruna y la desnutrición, especialmente intensas en épocas de malas cosechas.

Epidemias como la peste redujeron aún más la población y las tierras de cultivo se despoblaron bajando las rentas de los propietarios, éstos, para no perder riqueza, subieron los precios y se apropiaron de las tierras de los concejos, oprimiendo cada vez más al campesinado, lo que causó conflictos entre los diferentes grupos sociales.

Las tensiones entre los nobles y el rey en Castilla y entre nobles contra burgueses y campesinos en Aragón, provocaron guerras civiles hasta el último tercio del S. XV.

Los Reinos Cristianos en la Baja Edad Media: La Expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo

La Corona de Aragón llevó a cabo una fuerte expansión económica y territorial por el Mediterráneo oriental, la primera conquista fue realizada por Pedro III que en 1282 arrebató Sicilia a la casa francesa de Anjou, lo que supuso la hostilidad del Papa; en 1323 se ocupó Cerdeña contra los intereses de la ciudad italiana de Pisa; las expediciones de almogávares a Oriente supusieron el dominio sobre los ducados griegos de Atenas y Neopatria y en 1442 Alfonso V conquistó Nápoles.

Estas conquistas fueron protagonizadas por los nobles y el monarca, pero fueron los comerciantes burgueses quienes las financiaron. El dinero necesario para conseguir ejércitos y buques salió del comercio, ya que la posesión de estas tierras era la garantía para asegurar rutas, mercados y capitales.

Los Reinos Cristianos en la Baja Edad Media: Las Rutas Atlánticas (Castellanos y Portugueses) y las Islas Canarias

Desde el S. XIV, Portugal se había mostrado muy activo en sus viajes de exploración por el Atlántico, buscaba oro, esclavos, azúcar, especias y cereales, en 1415 había ocupado las islas de Cabo Verde, Azores y Madeira, además de conquistar zonas de la costa africana.

Castilla comenzó la conquista de las islas Canarias durante el reinado de Enrique III (1390-1406), los nobles normandos Gadifer de La Salle y Juan de Bethencourt, vasallos del rey de Castilla, tomaron posesión de las islas menores: Fuerteventura, Lanzarote, Gomera y Hierro.

La toma de las islas trajo consigo la enemistad con Portugal, que fue resuelta posteriormente en el Tratado de Alcáçovas (1479), en el que Castilla reconocía las conquistas portuguesas en África y Portugal reconocía como castellanas las islas Canarias.

Los Reyes Católicos y la Unión Dinástica: Integración de las Coronas de Castilla y Aragón

La unión dinástica de las coronas de Castilla y Aragón fue el resultado del matrimonio, en 1469, de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. Fue una unión personal y dinástica pero no institucional, ya que cada reino seguía conservando sus instituciones, leyes, costumbres, lengua, moneda y aduanas. Los distintos territorios que la integraban: Castilla, Aragón, Cataluña y Valencia, sólo tenían en común a sus monarcas los cuales firmaban ambos las órdenes reales y tenían la misma capacidad de decisión política.

Sin embargo, la unión personal permitió establecer objetivos comunes: la unidad territorial y religiosa; el fortalecimiento del poder monárquico frente a la nobleza y las ciudades, y la política exterior.

Los Reyes Católicos: La Conquista del Reino Nazarí y la Incorporación del Reino de Navarra

Sin Granada la reconquista no había finalizado, los Reyes Católicos unieron las fuerzas de Castilla y Aragón y, aprovechando tensiones existentes en el reino nazarí, conquistaron la zona que rodeaba la ciudad de Granada dejándola aislada, la guerra duró diez años y se ganó por vía diplomática, el rey Boabdil firmó las capitulaciones el 2 de enero de 1492, eran generosas pero no sinceras, se permitía a los musulmanes (moriscos) permanecer en el reino con su propia religión, leyes y autoridades.

La paz no duró mucho, la reina y el cardenal Cisneros ordenaron la conversión forzosa en 1499, lo que provocó un levantamiento en las Alpujarras que fue aplastado en el año 1500.

Francia y Castilla querían el reino de Navarra, en 1512 Fernando aprovechó un incidente diplomático para ordenar la ocupación del reino que fue conquistado por el duque de Alba y anexionado a Castilla, como en el resto de reinos se mantuvieron sus instituciones y sus fueros.

Los Reyes Católicos: La Integración de las Canarias y la Aproximación a Portugal

Castilla y Portugal tenían una posición geográfica privilegiada para las rutas atlánticas y una larga tradición de cruzada que les había hecho expandirse más allá de sus costas.

Los Reyes Católicos enviaron expediciones a las Islas Canarias para completar su conquista, ocupando Gran Canaria (1482), La Palma (1492) y Tenerife (1493).

La conquista fue obra conjunta de la monarquía y de particulares, la iniciativa fue pública, mientras que parte de la financiación fue aportada por una compañía sevillana de comerciantes.

Las Canarias fueron una importante plataforma para las navegaciones castellanas y un antecedente de las colonizaciones americanas.

En cuanto a Portugal, los Reyes Católicos querían anexionarse el reino vecino, lo intentaron mediante el matrimonio de dos de sus hijas, pero la muerte prematura de éstas dejó aplazado el proyecto.

Los Reyes Católicos y la Organización del Estado: Instituciones de Gobierno

En Castilla se fortaleció el poder real, las Cortes perdieron importancia y se convocaron muy pocas veces.

Se crearon los Consejos, que tenían funciones legislativas y judiciales, estaban integrados por letrados y dependían directamente de la Monarquía, como el Consejo de Castilla o el de Órdenes Militares.

En las ciudades se creó la figura del corregidor, un representante del rey con amplios poderes políticos, administrativos y financieros.

En Aragón cada reino mantuvo sus instituciones, pero el rey impuso dos nuevas: el virrey o delegado real y el Consejo de Aragón, que en algunos reinos actuaba como Tribunal Supremo.

La única institución con jurisdicción en las dos coronas fue la Inquisición, un tribunal eclesiástico que se encargaba de velar por la ortodoxia del catolicismo.

Los Reyes Católicos: La Proyección Exterior. Política Italiana y Norteafricana

Aragón tenía que proteger Nápoles de los intentos expansionistas del rey de Francia, Carlos VIII, las victorias de los españoles dirigidos por el Gran Capitán en Ceriñola, Garellano y Gaeta, alejaron el peligro francés.

No asegurar la costa de África podía suponer un problema para las comunicaciones entre España e Italia, pero los castellanos consideraban las conquistas más allá de la costa bereber como una empresa de tradición aragonesa.

La expansión en esa zona había comenzado en 1497 con la toma de Melilla, durante la primera década del S. XVI, Fernando el Católico lanzó expediciones a la costa mediterránea de África, tomó Mazalquivir, el Peñón de la Gomara, Orán, Bujía, Trípoli y sometió Argel, pero tras la derrota en las islas de Gelves en 1511, sólo quedaron algunas plazas fuertes y la piratería siguió asentada en el norte de África.

El Descubrimiento de América

El descubrimiento de América se debió a Cristóbal Colón que proyectó llegar a la India navegando hacia el Oeste para evitar a los turcos y a los piratas que dominaban la ruta comercial del Mediterráneo oriental. Tras ser rechazado su proyecto por Juan II de Portugal, lo ofreció a los Reyes Católicos que firmaron con él las Capitulaciones de Santa Fe, por medio de las cuales Colón sería almirante y virrey de las tierras conquistadas.

Colón partió del puerto de Palos (Huelva) el 3 de agosto de 1492 y tras hacer escala en Canarias llegó el 12 de octubre a la isla de Guanahaní (San Salvador), antes de regresar descubrió la isla Juana (Cuba) y La Española (República Dominicana).

Colón realizó tres viajes más entre 1493 y 1502 y murió en 1506 convencido de haber llegado a la India, otros viajes posteriores demostraron que no se trataba del continente asiático sino de un Nuevo Mundo que ofrecía grandes posibilidades económicas.

Conquista y Colonización de América

En una primera etapa se incorporaron los grandes imperios americanos: Hernán Cortés conquistó el Imperio Azteca (1519-1521) y Francisco Pizarro el Imperio Inca (1533). Posteriormente se incorporaron los territorios de América Central y del Sur, salvo Brasil, y el sur de América del Norte.

Tras la conquista comenzó el proceso de colonización y explotación de los recursos; el comercio se llevó a cabo en un régimen de monopolio, la Casa de Contratación de Sevilla fue la encargada de dirigirlo.

La explotación de los recursos americanos se llevó a cabo mediante el sistema de repartimientos o encomiendas, que suponía el reparto de los indígenas entre los colonos. Otro sistema fue la mita, de origen inca, que obligaba a una parte de trabajadores de cada pueblo a trabajar en las minas a cambio de un salario.

Ante los abusos y las denuncias de malos tratos sobre los indígenas, fueron decretadas las Leyes Nuevas de 1542, que establecieron el fin de las encomiendas, pero no resultaron efectivas.

Gobierno y Administración en el Imperio Colonial

Después de la conquista, las Indias se incorporaron a Castilla que había puesto los medios naturales y humanos para el descubrimiento, por eso su gobierno y administración se basaron en el modelo castellano.

El Consejo de Indias fue creado en 1524 y controlaba desde Castilla los asuntos americanos además de redactar las Leyes de Indias que eran una legislación específica para el Nuevo Mundo.

La Casa de Contratación, fundada en 1503, organizaba desde la ciudad de Sevilla, en régimen de monopolio, todo el comercio con América.

La administración en América se basó en la división del territorio en virreinatos (Nueva España, Perú y más tarde El Río de la Plata), amplias zonas gobernadas por virreyes o representantes directos del rey; gobernaciones o provincias mandadas por gobernadores y municipios regidos por ayuntamientos. Para la administración de justicia se crearon Audiencias.

Impacto de América en España

Para Castilla, económicamente, la conquista america
na financió todas las guerras que
supusieron la hegemonía castellana en Europa durant
e todo el siglo XVI; aportó nuevas plantas y
productos alimenticios que favorecieron el comercio
como el maíz, la patata, el tomate, el cacao y
el tabaco; la ruta comercial del Mediterráneo perd
ió importancia a favor de la atlántica y la llegada
de grandes cantidades de metales preciosos provocó
una fuerte subida de precios.
En el terreno cultural, impulsó el desarrollo de nu
evas ciencias como la cartografía, la
geografía o la biología.
Demográficamente supuso la emigración de unas 2.000
o 3.000 personas anuales hacia
el nuevo continente.
Socialmente generó un debate sobre la explotación d
e los indios ya que hubo protestas
contra ella por parte de miembros de la Iglesia com
o Bartolomé de las Casas.


EL IMPERIO DE CARLOS V: CONFLICTOS INTERNOS. COMUNIDADES Y GERMANÍAS
Las Comunidades de Castilla (1519-1521) tuvieron mo
tivaciones diferentes: el pueblo
estaba contra los nobles y la subordinación de Cast
illa a los intereses del Imperio alemán; los
nobles querían conservar sus privilegios frente a l
a nobleza flamenca que acompañaba al rey y los
representantes de las ciudades querían rebajar el p
oder del monarca y la nobleza.
El rey hizo concesiones a la nobleza y se aliaron p
ara acabar con la sublevación, tras la
batalla de Villalar (1521), los dirigentes Padilla,
Bravo y Maldonado fueron decapitados y la rebelión
reprimida.
Las germanías en Valencia y Mallorca fueron un movi
miento social, en 1520 los
artesanos y pequeños propietarios rurales intentaro
n tomar el poder de las ciudades, controladas
por los nobles y los burgueses más ricos, el ejérci
to real y la nobleza sofocaron la rebelión en 1521.


LA MONARQUÍA HISPÁNICA DE FELIPE II. LA UNIDAD IBÉRICA
Felipe II no salió de la Península durante su reina
do y pudo concentrarse en los
problemas de su enorme imperio hispánico, con él se
consolidó la hegemonía española en Europa,
los ejes de su política fueron: la rivalidad contra
Francia, la lucha contra los turcos, los problemas
religiosos que llevaron a la rebelión en Flandes, e
l enfrentamiento contra Inglaterra y el control del
gobierno y la administración de los territorios ame
ricanos.
En 1580 incorporó Portugal a su Imperio, la muerte
del rey don Sebastián, sin herederos,
dejó a Felipe, hijo de Isabel de Portugal como here
dero de ese trono, llevando a cabo la unidad de
la península Ibérica, deseada desde los Reyes Catól
icos
El reino de Portugal mantuvo todas sus institucione
s, sus propias Cortes y leyes, su
moneda, su lengua, una fiscalidad independiente y s
us propias aduanas, por lo que no se trató de
una unidad política, sólo estaba unido a Castilla e
n la persona de su monarca.


LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI: EL MODELO POLÍTICO DE LOS AUSTRIAS. LA UNIÓN DE REINOS

Carlos I y Felipe II aumentaron el poder real y mej
oraron la administración del Estado,
procuraron rodearse de letrados y funcionarios mode
stos, apartando a la aristocracia de la política.
En cada reino fue colocado un virrey como represent
ante del rey, salvo en los Países
Bajos, donde había un gobernador general.
Para asesorar al rey en la toma de decisiones estab
an los Consejos, formados por
juristas, altos funcionarios y algunos nobles y ecl
esiásticos, se dividieron en dos categorías, los qu
e
tenían funciones territoriales administraban cada u
no de los reinos: Castilla, Aragón, Italia, Indias,
etc. y los sectoriales que se encargaban de determi
nadas áreas de gobierno: como Hacienda o
Inquisición, todos actuaban en la Corte, junto al r
ey y eran sólo consultivos, las decisiones las
tomaba siempre el monarca.
El sistema era poco eficaz y con Carlos I surgió la
figura del secretario como
intermediario entre los Consejos y el rey.
En la administración territorial utilizaron las cha
ncillerías y audiencias para administrar
justicia, los corregidores para el control de las c
iudades y los contadores y recaudadores de
impuestos.


ECONOMÍA Y SOCIEDAD EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI

Durante la primera mitad del siglo la economía cast
ellana fue floreciente gracias al
comercio y a la llegada de metales preciosos de Amé
rica, en Aragón fue un período de
estancamiento.
La agricultura extendió su superficie porque creció
la población y la demanda de
alimentos, en Castilla predominaba la ganadería ovi
na cuya lana se exportaba; la artesanía creció
por el aumento de la demanda americana pero fue per
diendo competitividad frente a la producción
extranjera por su atraso tecnológico y su considera
ción como actividad deshonrosa; el comercio
con Europa era deficitario pero con América, al ser
un monopolio castellano, reportaba enormes
beneficios que sirvieron para financiar las guerras
y las deudas comerciales con Europa.
Los grupos sociales privilegiados, nobleza y clero,
se sometieron a la autoridad real pero
siguieron manteniendo sus privilegios, prestigio y
poder económico; el pueblo llano estaba
integrado sobre todo por campesinos, la burguesía t
uvo escaso desarrollo ya que sus actividades
no eran bien vistas en la sociedad del momento.


CULTURA Y MENTALIDADES EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI. LA INQUISICIÓN

En el S. XVI llegaron a España las tendencias liter
arias y artísticas del Renacimiento, el
instrumento de difusión cultural fue el castellano.
En el campo de la literatura la aportación más impo
rtante fue en poesía con autores
como Garcilaso o Boscán y también en teatro con Fer
nando de Rojas (“La Celestina”), en novela,
la obra más representativa es “El Lazarillo de Torm
es” obra anónima que inició la novela picaresca.
El ambiente de exaltación religiosa que trajo consi
go la Contrarreforma dio lugar a la literatura
mística con autores como Santa Teresa de Jesús y Sa
n Juan de la Cruz.
La Inquisición consolidó su organización para defen
der el catolicismo, ampliando su radio
de acción a otros delitos como la brujería, la blas
femia, la bigamia o la homosexualidad, se
convirtió en un formidable instrumento de represión
religiosa y política.


LOS AUSTRIAS DEL SIGLO XVII. GOBIERNO DE VALIDOS Y CONFLICTOS INTERNOS

Los monarcas introdujeron en el gobierno la figura
del valido, similar a la de otros reinos
europeos.
El valido era miembro de la aristocracia y el rey d
epositaba en él su total confianza,
entregándole las principales decisiones de gobierno
, intentaba gobernar dejando de lado los
Consejos, mediante juntas reducidas compuestas por
sus partidarios que colocaba en los puestos
más importantes.
Aumentó la corrupción ya que el valido controlaba l
a concesión de cargos y favores de
todo tipo, que le daba a sus familiares y a sus pro
pios favoritos.
La oposición a los validos la encabezaron los letra
dos que formaban parte de los
consejos y los miembros de la aristocracia que eran
apartados de la Corte.
En Cataluña, Valencia y Portugal había conflictos p
or la política fiscal y la actitud
autoritaria de los virreyes y gobernadores castella
nos, hubo graves incidentes, sobre todo en
Barcelona cuando los virreyes exigieron el pago atr
asado de los impuestos y se enfrentaron al
problema del bandolerismo.


LA CRISIS DE 1640

El conde-duque de Olivares propuso unas reformas pa
ra hacer frente a las guerras, la
Unión de Armas (1626) consistía en crear un ejércit
o de más de 140.000 hombres, aportados
proporcionalmente por todos los reinos de la Monarq
uía, así como los recursos para mantenerlos.
Cataluña fue la primera en sublevarse, la guerra co
ntra Francia la había convertido en
frente militar, las tropas reales que allí residían
crearon tensiones entre la población que se amotin
ó
en Barcelona, asesinando al virrey.
Los catalanes pidieron ayuda a Francia que derrotó
al ejército castellano, y en 1641
aceptaron la soberanía francesa, situación que duró
hasta 1652.
Portugal, incorporado a España desde 1580, también
rechazó la política de Olivares, se
sublevó y sus Cortes nombraron rey al duque de Brag
anza, Francia e Inglaterra le apoyaron y fue
imposible volver a recuperarlo.


LA ESPAÑA DEL SIGLO XVII: EL OCASO DEL IMPERIO ESPA ÑOL EN EUROPA

En el reinado de Felipe IV (1621-1665) España comba
tió en toda Europa participando en
la Guerra de los Treinta Años, al lado del emperado
r, esta guerra acabó con la paz de Westfalia
(1648) y significó la derrota de los Habsburgo.
La guerra entre Francia y España acabó más tarde co
n la firma de la paz de los Pirineos
(1659), siendo de nuevo derrotada España que perdió
territorios en Europa y en la península, como
el Rosellón y la Cerdaña.
El enfrentamiento contra Inglaterra por el comercio
americano se saldó con la pérdida de
Jamaica en 1655 y el inicio de negociaciones comerc
iales.
Más de cuarenta años de guerra permanente se saldar
on con una serie de pérdidas que
eliminaron la hegemonía española en Europa.
En 1665 Carlos II, heredó la Corona de España, no t
uvo descendencia y su sucesión se
convirtió en uno de los asuntos más importantes par
a Europa, los dos candidatos eran el
archiduque Carlos de Austria y Felipe de Anjou de F
rancia, Carlos II dejó como heredero al
candidato francés.


LA ESPAÑA DEL SIGLO XVII: EVOLUCIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL
En el S. XVII descendió la producción agraria debid
o a anomalías climáticas, a las
guerras y al atraso en las técnicas de cultivo, la
expulsión de los moriscos (1609) privó a la
agricultura de mano de obra especializada y se aban
donaron cultivos importantes como los de
huerta, a favor de los cereales. Las zonas periféri
cas se recuperaron antes que el centro, gracias a
la introducción del maíz en el norte de la Penínsul
a y a la especialización en cultivos dedicados al
comercio como el arroz, el olivo y la vid, en Levan
te.
La artesanía y el comercio también decayeron, la pr
imera debido a su atraso técnico y el
segundo debido al incremento del contrabando de otr
os países con las Indias y de los ataques de
los piratas a las flotas comerciales.
Socialmente, crecieron los grupos privilegiados que
vivían de las rentas de la tierra
explotando al campesinado. Las clases productivas t
enían cada vez más presión fiscal y menos
recursos, aumentó el número de pobres y mendigos lo
que provocó el incremento de las rebeliones
populares y del bandolerismo.


LA ESPAÑA DEL SIGLO XVII: ESPLENDOR CULTURAL. EL SIGLO DE ORO

En contraste con la crisis política y económica, el
S. XVII fue la continuación del
esplendor cultural español, iniciado en el S. XVI.
En novela, Cervantes publicó su obra “Don Quijote d
e la Mancha”. En poesía, Quevedo
criticó los males políticos de España utilizando un
estilo conceptista y Góngora se evadió de la
realidad utilizando el culteranismo.
El teatro alcanzó gran brillantez y se convirtió en
un espectáculo de masas que se
representaba en los “corrales de comedias”. Los aut
ores más famosos fueron Lope de Vega
(“Fuenteovejuna”), Tirso de Molina (“El burlador de
Sevilla”) y Calderón de la Barca (“La vida es
sueño”).
La ciencia no contó con figuras brillantes, las uni
versidades estaban muy controladas por
el clero y la Inquisición, sólo a finales de siglo
se inició una cierta innovación con la fundación de
la
Academia de Medicina.


LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII: LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL SISTEMA DE UTRECHT

En 1700 Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Franc
ia, accedió al trono de España.
La alianza franco-española podía romper el equilibr
io entre las potencias europeas, por lo
que se formó la Gran Alianza de la Haya (1701) entr
e Inglaterra, Holanda, Austria, Portugal y otros
reinos, que apoyó al archiduque Carlos de Austria y
declaró la guerra a Felipe.
En España, la Corona de Castilla defendió a Felipe
pero Aragón, temerosa del
centralismo francés, apoyó a Carlos. Felipe venció
en la batalla de Almansa (1707) que le permitió
conquistar los reinos de Valencia y Aragón, en Cata
luña la guerra duró hasta la ocupación de
Barcelona en 1714.
En Europa, en 1711 murió el emperador de Austria, J
osé I y le sucedió Carlos, por lo que
la Gran Alianza decidió firmar la Paz de Utrecht (1
713), once tratados en los que España, además
de renunciar a sus derechos al trono de Francia, pe
rdía sus posesiones europeas.


LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII: CAMBIO DINÁSTICO. LOS PRIMEROS BORBONES
Felipe V gobernó en un primer momento con la ayuda
de administradores franceses que
apartaron del gobierno a la aristocracia española.
Su matrimonio con Isabel de Farnesio produjo un fue
rte cambio en la Corte, llegaron
consejeros italianos que realizaron una política ex
terior agresiva encaminada a recuperar los
territorios perdidos en la paz de Utrecht, se recon
quistaron el reino de Nápoles y Sicilia en 1734.
Fernando VI realizó, junto con su ministro el marqu
és de la Ensenada, una política
encaminada a reforzar el absolutismo y conseguir cr
ecimiento económico, para comenzar a
modernizar el país y salvaguardar el imperio coloni
al, aumentando las fuerzas armadas.
Al finalizar la guerra contra Inglaterra en 1748, E
spaña disfrutó de un largo período de
paz que sirvió para iniciar reformas internas en lo
s asuntos más urgentes: la fiscalidad, el comercio
y la creación de una potente armada.


LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII: REFORMAS EN LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO. LA

MONARQUÍA CENTRALISTA

El gobierno de Felipe V tuvo como primer objetivo l
a reforma de la administración con un
modelo centralizado.
Los Decretos de Nueva Planta (Valencia 1707, Aragón
1711 y Cataluña y Mallorca 1716)
eliminaron los Consejos e introdujeron las leyes, t
ribunales, chancillerías y audiencias castellanos.
Se suprimieron las fronteras, se impuso el castella
no como lengua oficial y el sistema de
impuestos fue sustituido por el catastro, un impues
to unificado, sólo en las provincias vascas, que
habían apoyado a Felipe V en la Guerra de Sucesión,
se conservaron los fueros.
El Gobierno quedó en manos de cinco Secretarios de
Despacho, que dirigían la política,
los consejos desaparecieron, salvo el de Castilla q
ue se convirtió en órgano consultivo para todo el
país.
España quedó dividida en provincias con una triple
estructura: las audiencias tenían
competencia judicial, las capitanías generales, con
competencia militar y las intendencias con
responsabilidades civiles y económicas.


LA PRÁCTICA DEL DESPOTISMO ILUSTRADO: CARLOS III

Carlos III accedió al trono en 1759 y gobernó con l
a política del despotismo ilustrado, la
monarquía absoluta que beneficiaba al pueblo impuls
ando reformas necesarias para el progreso
(“todo para el pueblo pero sin el pueblo”).
La agricultura tenía prioridad, el rey encargó un i
nforme sobre sus deficiencias
(Jovellanos) pero los grupos privilegiados se opusi
eron a cualquier tipo de reforma.
En las manufacturas, la política de rearme naval pe
rmitió aumentar la producción en
astilleros y fábricas de armas; continuaron produci
endo las manufacturas reales pero no se
promovió la inversión privada.
En 1778 se amplió el comercio colonial a la mayoría
de los puertos españoles, esto hizo
que aumentara el comercio y los beneficios de los g
randes comerciantes peninsulares.
En Hacienda se inició la emisión de Vales Reales o
certificados de deuda pública, el éxito
de las emisiones llevó a crear el Banco Nacional de
San Carlos que se hizo cargo de los pagos de
la deuda e invirtió en el comercio colonial, pero n
o pudo evitar la depreciación de los Vales y tuvo
pérdidas importantes.


LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII: EVOLUCIÓN DE LA POLÍTICA EXTERIOR EN EUROPA

La dinastía borbónica dio un giro total a la políti
ca exterior española, a partir de 1733 se
firmó con Francia el Tratado de El Escorial, que su
puso el inicio de los Pactos de Familia que
suponían la unión de los dos países contra enemigos
comunes.
El primer fruto del acuerdo fue la conquista del re
ino de Nápoles y Sicilia.
En 1743, tras la firma del segundo Pacto de Familia
, España entró en la guerra de
sucesión de Austria y en 1748 España consiguió los
ducados de Parma y Piazencia pero no pudo
recuperar Gibraltar.
El tercer pacto de familia (1761) hizo que España e
ntrara en la Guerra de los Siete Años
(1756-1763) contra Inglaterra y perdiera La Florida
. En 1776 España apoyó a las colonias inglesas
en Norteamérica contra Inglaterra, recuperó La Flor
ida y Menorca, aunque no Gibraltar.
No fue una política exterior exitosa, pero permitió
conservar el imperio colonial sin
demasiadas pérdidas.


LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII: LA POLÍTICA BORBÓNICA EN AMÉRICA

España, al quedarse sin posesiones europeas, centró
su atención en América, necesitaba los ingresos procedentes de las colonias
, por lo que intentó aumentar el control sobre
las mismas y una mayor integración económica y admi
nistrativa.
En 1778 se decretó la total libertad de comercio pa
ra todos los puertos españoles, pero
esto sólo benefició a los comerciantes peninsulares.
Se abolieron las encomiendas y se intentaron elimin
ar las diferencias entre blancos y
mestizos.
Se pretendió un mayor control por parte del gobiern
o colonial, cuyos puestos eran
ocupados por españoles.
Todas estas reformas crearon el resentimiento de lo
s criollos (personas que habían
nacido en las colonias pero que descendían de españ
oles).
La Iglesia tampoco estuvo de acuerdo con la actitud
regalista del Estado, que pretendía
limitar sus privilegios.
Las reformas, las ideas ilustradas y el ejemplo de
las colonias del norte, hicieron que
comenzara a surgir la idea de la independencia.


LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA

Con Carlos III se reformó la universidad para promo
ver la investigación, las ciencias
experimentales y la tecnología, aunque no tuvo much
o éxito. Hubo algunos intelectuales como
Mayans o Feijoó que criticaron el atrasado sistema
de enseñanza y la influencia de la Iglesia.
A mediados de siglo se realizaron las iniciativas m
ás importantes, se fundaron
instituciones de carácter científico y Academias co
mo la de la Lengua y la Historia; se financiaron
expediciones científicas hacia América y el Pacífic
o con fines geográficos y científicos, entre los
que tuvo especial relevancia la botánica.
En las letras destacaron las obras de Jovellanos y
Campomanes, políticos que se
dedicaron también a la literatura, prosistas como J
osé Cadalso y dramaturgos como Moratín.
En el arte, en la segunda mitad de siglo se impuso
el estilo neoclásico con el que se
remodeló Madrid, con artistas de la talla de Sabati
ni o Villanueva. En las artes plásticas sobresalió
Goya, que revolucionó la pintura con su estilo pers
onal y sus magníficos retratos como pintor de
cámara y retratista de la Corte.

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