Evolución Histórica de España: Romanización, Al-Ándalus y Reyes Católicos

1. Factores del proceso de romanización en la Península Ibérica

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Desarrollo

La romanización no afectó por igual a toda la península:

  • En el este y sur la romanización fue muy intensa.
  • En el centro fue menos intensa.
  • En el Cantábrico casi no existió.

Roma creó una sólida base político-administrativa. Hispania quedó dividida en provincias y ciudades. Cada provincia estaba dirigida por un gobernador y un consejo. Al principio, en el siglo II a.C., existían dos provincias: Ulterior (capital en Cartagonova) y Citerior (capital en Tarraco). Más tarde, con Augusto, se dividió en tres provincias: Bética (Córdoba), Lusitania (Emérita Augusta) y Tarraconense (Tarraco). Finalmente, en los siglos III y IV a.C. se dio la división en: Bética, Lusitania, Tarraconense, Cartaginense, Gallaecia, Baleárica y Tingitaña. Estas provincias se dividían a su vez en Conventos, para facilitar las tareas administrativas. También existían Pópulus, zonas en las que se respetaba la organización indígena. Finalmente, existían tres tipos de ciudades, según cómo habían recibido la llegada de Roma:

  • Libres: tenían el derecho de ciudadanía romana y no pagaban impuestos.
  • Estipendiarias: no tenían la ciudadanía romana y sí pagaban impuestos.
  • Colonias: ciudades nuevas creadas por los romanos.

La organización social

La organización social en Hispania tenía las siguientes características:

  • La desigualdad entre los grupos que formaban la sociedad, basada en razones jurídicas y económicas.
  • La importancia del derecho de ciudadanía romana.

La sociedad se dividía en dos grupos: libres (derechos y deberes) y los esclavos (solo deberes). Por un lado, dentro de los hombres libres podemos distinguir dos grandes grupos:

a) Ciudadanos romanos: tenían el derecho de ciudadanía. Dentro de ellos a su vez estaban:

  • Los ciudadanos pertenecientes a órdenes (senatorial, caballeros, decurional).
  • Los ciudadanos no pertenecientes a órdenes.

Los que pertenecían a órdenes podían ocupar cargos políticos y tenían importante poder económico (latifundios). Los que no pertenecían a órdenes tenían privilegios políticos, militares y sociales, pero existían grandes diferencias de riqueza entre ellos.

b) No ciudadanos: no tenían derechos políticos, pero sí civiles (casarse, propiedad,…). También había grandes diferencias de riqueza dentro de este grupo.

Por otro lado, estaban los esclavos. Estos no tenían derechos políticos ni civiles. Eran una propiedad de su dueño. Una persona podía ser esclavo por nacimiento o bien por varias situaciones: prisionero de guerra, condena, deudas, venta,… Algunos esclavos se pudieron liberar (manumisión), convirtiéndose en libertos. El dueño se convertía en patrono. La libertad plena llegaba tras varias generaciones.

La economía

Durante la dominación romana, la economía de Hispania se desarrolló. La economía se basó en la agricultura y la ganadería. Se dieron nuevas técnicas, como el barbecho, el regadío y los animales de tiro, que permitieron el aumento de la productividad. Destaca la trilogía mediterránea (trigo, vid y olivo). En ganadería destacó la cría de ovejas. También se desarrolló la pesca (garum). La minería era una actividad muy importante en la Península. Especialmente hay que hablar de Cartagena, donde se extraía plata y plomo, y estas minas quedarían en manos del Estado romano. En la economía romana tuvo mucha importancia la mano de obra esclava.

La economía del imperio se basaba en el comercio entre las distintas partes del mismo. El desarrollo del comercio se produjo gracias a las buenas comunicaciones terrestres (calzadas) y marítimas (puertos) y al establecimiento del denario romano como moneda internacional. La civilización romana fue esencialmente urbana, con las ciudades como centros políticos y económicos. Para comunicar estas ciudades existía una importante red de calzadas:

  • Vía Augusta: que iba por el Mediterráneo hasta Roma.
  • Vía de la Plata: que unía Andalucía con Emérita Augusta hasta Astúrica Augusta.
  • Vía Transversal: que unía Emérita Augusta con Caesaragusta.

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Cultura, derecho y religión

Los romanos introdujeron en Hispania su cultura, derecho y religión. Estos elementos se impusieron sobre los pueblos autóctonos. El latín se difundió entre las élites indígenas como lengua de prestigio, pero no desaparecieron las lenguas indígenas; destaca el uso del derecho romano para unir las sociedades. En religión, pese al respeto de las creencias locales, existía la obligación de hacer culto al emperador y a los tres dioses que simbolizaban el poder de Roma: Júpiter, Juno y Minerva (triada capitolina). A partir del siglo III d.C., se difundió el cristianismo en Hispania. Al principio los cristianos fueron perseguidos, pero, finalmente, se reconoció legalmente el cristianismo (Edicto de Milán) y posteriormente se pondría como la religión oficial del Estado romano (Teodosio).

Hispania fue una de las provincias más romanizadas del Imperio. Muestra de ello fue el nacimiento en Hispania de varios emperadores, filósofos y escritores. También existieron ciudades importantes como Córdoba, Tarraco, Emérita Augusta,… No debemos olvidar la aportación que Roma hizo a la Historia del Arte en España: los romanos crearon templos, teatros, acueductos, termas,…, en los que buscaban unir lo práctico con lo bello. Existen muchos ejemplos de ello: teatro de Cartagena, acueducto de Segovia, teatro de Mérida, puente de Alcántara.

2. Al-Ándalus: evolución política (711-1492)

Desarrollo

En la evolución política de Al-Ándalus podemos diferenciar varias fases:

1. Emirato Dependiente del califato Omeya de Damasco (711-756)

En esta etapa Al-Ándalus aparece como provincia del califato, con un emir que depende en lo político y en lo religioso del califa Omeya. La capital del emirato se establece en Córdoba. En esta fase se produce la conquista, ocupación y asentamiento de los musulmanes. Destaca el proceso de conquista realizado por Muza y Tariq, que serían llamados a Damasco, quedando la conquista en manos de Abdelaziz (hijo de Muza). Este avance continuó hasta la llegada de dos derrotas importantes: Covadonga (722) y, sobre todo, Poitiers (732), que marcó el final del avance musulmán por Europa occidental. En esta fase se produce una lucha social importante entre bereberes y árabes por el reparto de tierras (ya que a los bereberes les habían tocado las peores tierras, de ahí su revuelta). Finalmente, se estableció un nuevo sistema de impuestos para conseguir dinero para el nuevo Estado.

2. Emirato Independiente del califato abasida de Bagdad (756-929)

Esta fase se inició con un hecho clave, la matanza abasí en Damasco. La familia Omeya fue asesinada por los abasíes, solo consiguiendo huir uno de los omeyas, Abderramán I, quien llegó a la Península Ibérica, acabando con el emir existente y colocándose él al frente. Ahora Al-Ándalus pasa a ser independiente en lo político, aunque va a seguir dependiendo del califa en lo religioso. Abderramán I consiguió:

  • La creación de un ejército permanente.
  • El aumento de los ingresos del Estado, confiscando tierras y aumentando los impuestos.
  • Fomentar el integrismo religioso (doctrina malikí).
  • Creó las «marcas» fronterizas, en torno a Mérida (inferior), Toledo (media) y Zaragoza (superior).

En el año 825, en pleno valle del Río Segura, Abderramán II fundó la ciudad de Murcia. Todo ello permitió que se diera un gran desarrollo a mitad del siglo IX. A pesar de ello, a finales de siglo la situación se hizo más difícil por los problemas sociales y políticos existentes. Los gobernantes de las marcas fronterizas trataron de conseguir cada vez una mayor autonomía, poniendo en peligro la unidad de Al-Ándalus. Destacan los problemas sociales entre mozárabes y muladíes, que ocasionaron graves revueltas, como la de Omar ibn Hafsun (Andalucía). A principios del siglo X, el emirato sufría una grave crisis social y política.

3. Califato de Córdoba (929-1031)

Se inicia con Abderramán III, quien consiguió convertirse en califa, uniendo la independencia política y religiosa con respecto a Bagdad. Con Abderramán III y Al-Hakem II se da la fase de mayor esplendor social, político, económico y cultural en Al-Ándalus:

  • Se consigue dar unidad al territorio, una vez sofocadas las revueltas.
  • Se reorganiza al ejército.
  • Consigue el equilibrio de fuerzas con los reinos cristianos.
  • En política exterior, fomenta las relaciones comerciales en dos frentes: Norte de África y Europa cristiana (reinos cristianos, Bizancio,…).
  • Finalmente, base económica sólida: agricultura, ganadería, artesanía y comercio.

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Al-Hakem II daría un gran impulso artístico e intelectual a Al-Ándalus, siendo sucedido después por Hisham II. Esta sucesión, a finales del siglo X, inició un periodo de dificultades. Hisham II era menor de edad, con lo que esta situación fue aprovechada por Almanzor para tomar el control del poder, con la reorganización del ejército y del territorio (más autonomía). Los bereberes y eslavos fueron aumentando su poder en la corte, llegando a nombrar y deponer a los califas, sobre todo entre 1009 y 1031. Esto supuso la división de Al-Ándalus, dentro de una crisis social, política,…

4. Reinos de taifas (1031-siglo XIII)

Como consecuencia de esa situación de inestabilidad, Al-Ándalus se dividió en más de veinte taifas, controladas por diferentes etnias (eslavos, árabes y bereberes). Aprovechando la debilidad del poder islámico, los cristianos irían avanzando su proceso de reconquista. Esto llevó a los musulmanes a pedir ayuda a dos imperios del Norte de África: primero a los almorávides y luego a los almohades. En un primer momento, los almorávides consiguieron reunificar el territorio tras la pérdida de Toledo. Pero su fracaso en el siglo XII llevó, posteriormente, a volver a pedir ayuda externa, esta vez a los almohades, que obtuvieron su victoria en Alarcos, pero serían derrotados por los cristianos en la importantísima Batalla de las Navas de Tolosa (1212). Esto sería el principio del fin de la presencia islámica en España, quedando una única taifa, el reino nazarí de Granada (hasta 1492).

5. Reino nazarí de Granada

Las causas del mantenimiento de este reino musulmán en una Península Ibérica en manos cristianas son: la hábil diplomacia nazarí, el carácter montañoso del territorio, la cercanía a las costas del Norte de África (hacía posible la ayuda exterior) y la falta de interés en llevar a cabo una gran inversión para su conquista. Especialmente importante fue la primera mitad del siglo XIV, cuando se construyó la parte más bella de la Alhambra. Sería en 1492 cuando se dio la toma de Granada por los Reyes Católicos, con la capitulación del último rey de Granada, Boabdil.

4. Los Reyes Católicos: La construcción del Estado moderno

Desarrollo

Fin de la reconquista y expansión territorial

1. La conquista del Reino nazarí de Granada (1492)

Supuso el fin de la larga conquista de Al-Ándalus. La campaña se preparó como una cruzada contra los infieles. En 1482, el Papa Sixto IV emitió una bula que otorgaba gracias especiales a cuantos contribuyeran a financiar o participaran en dicha campaña. La guerra se prolongó durante diez años. El 2 de enero el rey Boabdil se rinde, entregando las llaves de la Alhambra. En las Capitulaciones se estipula que: los habitantes de Granada pueden conservar su religión, su idioma, sus propiedades, sus costumbres y sus leyes.

2. Ocupación del Rosellón y la Cerdaña (1493)

La habilidad diplomática de Fernando consiguió recuperar para la Corona de Aragón el Rosellón y la Cerdaña, cedidas a Francia por su padre.

3. Ocupación de Canarias (1496)

En el S.XV se produce un choque de intereses por la soberanía de las Canarias entre Castilla y Portugal (este último aspiraba a dominar el Atlántico). También cabe destacar en esta etapa el importante papel de Canarias en el descubrimiento, conquista y colonización de América.

4. Ocupación del reino de Navarra (1515)

Se hallaba en manos de una dinastía francesa (Evreux) y con una sociedad dividida entre los profranceses y los procastellanos. Fernando, siendo regente de Castilla tras la muerte de Isabel, aprovechó la declaración de guerra al rey de Francia para ocupar militarmente Navarra, que se anexiona en 1515, aunque manteniendo sus instituciones y leyes.

5. Los reyes prepararon también la anexión a Portugal

Se llevó a cabo una hábil política matrimonial. Finalmente, Felipe II sería reconocido rey de Portugal, consiguiendo establecer una monarquía hispánica de dimensiones universales.

La monarquía autoritaria: medidas adoptadas

Además de la unidad territorial, los Reyes Católicos coincidían en la necesidad de imponer su autoridad sobre la nobleza y parte del clero. Las Leyes de Toro (1505) generalizaron la institución del mayorazgo, que vinculaba las tierras a los grandes títulos nobiliarios. Dominados los nobles y clero, sienten la necesidad de organizar el Estado, creando una serie de instituciones para afianzar su autoridad. Crearon un ejército permanente, a cargo de Gonzalo Fernández de Córdoba (conocido también como el «Gran Capitán», destacando su actuación en Italia); recibía solo órdenes del rey. Este ejército sería la base de los famosos tercios españoles, llamados a tener una gran relevancia hasta bien entrado el siglo XVII). Otra figura, en el aumento del poder real, es la de los corregidores, cuya función era representar el poder real en villas y ciudades, presidir los ayuntamientos y asumir funciones judiciales y de orden público. Eran los encargados de trasladar a las autoridades locales las órdenes de la Corte. También se creó la Santa Hermandad con atribuciones policiales, judiciales y recaudatorias. Se organizan y se amplían los Consejos (sistema polisinodial, con consejos temáticos y territoriales), el más importante es el Consejo Real de Castilla con funciones judiciales, legislativas y administrativas (nombramientos), presidido por la alta nobleza, pero con la participación de la pequeña nobleza y burguesía. Otros Consejos eran: Aragón, Órdenes militares, Inquisición,… Las Cortes representaban a los grupos sociales más privilegiados, tomaban juramento al rey y se votaban los posibles nuevos impuestos. Éstas fueron perdiendo protagonismo en Castilla pero no en Aragón (pactismo), donde se creó el cargo de virrey, que era un representante de los monarcas, en cada uno de los reinos, y que ejercía la autoridad real; siguió vigente no obstante en Aragón la figura del Justicia Mayor con función de mediar entre el rey y sus súbditos. También se reorganizó la Audiencia de Valladolid y se crearon otras como la de Granada. La reforma de la Hacienda creó la Contaduría Mayor de Hacienda para recaudar impuestos y la Contaduría general para controlar gastos e ingresos.

Uniformidad religiosa

Para completar la unificación, los Reyes Católicos impusieron una uniformidad religiosa. Para ello, impusieron la fe católica como mecanismo para integrar y unificar a la totalidad de los habitantes de sus reinos. El Tribunal de la Santa Inquisición, única institución común entre las dos coronas, cuyo objetivo era perseguir a los falsos conversos. En los reinos medievales coexistieron tres religiones: musulmana, judía y cristiana. En este contexto de unidad religiosa tenemos la expulsión de los judíos en 1492 y la de los mudéjares en 1502. Con los mudéjares se pasó de una política de aceptación a una de intolerancia personificada por el cardenal Cisneros que impulsó los bautismos obligatorios lo que provocó una rebelión en las Alpujarras, que fue aplastada. En 1502 se les forzó a bautizarse (moriscos) o exiliarse.

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