Evolución Política, Económica y Social de España (1939-1957) y la Segunda República

Evolución Política, Económica y Social (1939-1957)

El Régimen Totalitario

El aparente predominio de los falangistas en los años iniciales del régimen ha hecho que se denomine «azul» a la etapa comprendida entre 1939 y 1945, es decir, los años que coinciden con la Segunda Guerra Mundial. En realidad, la represión ejercida sobre los derrotados es la nota que mejor la define. A la Ley de Responsabilidades Políticas de 1939, le sigue la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo de 1940 y el endurecimiento de los Códigos Penal y de Justicia Militar.

El régimen inició, además, su consolidación institucional, dando lugar a una serie de leyes de amplia vigencia histórica:

  • Fuero del Trabajo (marzo de 1938). Inspirado en la doctrina social de la Iglesia, pretendía regular las relaciones laborales. En clara oposición a los sindicatos de clase se creaba el sindicato vertical.
  • Ley de Cortes Españolas (1942). Pretendía atenuar el carácter totalitario. Es el primer paso hacia la adopción de la llamada «democracia orgánica», en la que los representantes o procuradores no se elegían mediante sufragio universal, sino por medio de lo que se consideraban órganos «naturales» de la sociedad: la familia, el municipio y el sindicato.
  • Fuero de los Españoles (1945), especie de declaración de derechos en la que se definía como un «Estado católico, social y de derecho». Pretendía con ello ser homologado en las democracias occidentales, para lo cual se establecía un conjunto de libertades individuales y colectivas basadas, en parte, en la Constitución de 1876. En realidad, dichas libertades eran limitadas y condicionadas, pues el Gobierno estaba facultado para suspenderlas temporalmente en situaciones de emergencia.
  • Ley de Referéndum Nacional (1945). Pretendía dar una imagen de aperturismo recurriendo a un tipo de sufragio universal y directo.

Ramón Serrano Suñer, cuñado de Franco, se convirtió en el hombre clave de la situación. Ocupó el Ministerio de Gobernación y después el de Asuntos Exteriores. Hasta 1942 Falange consiguió el mayor poder de toda su historia. Pero Franco no estaba dispuesto a institucionalizar el régimen de forma completamente totalitaria. Se mostró siempre contrario a la idea de que el partido controlara al Estado, más bien defendía que el Estado controlara al partido.

La Falange fue perdiendo poder, justo cuando la Segunda Guerra Mundial estaba tomando un rumbo desfavorable para con las potencias del Eje. Los monárquicos juanistas aprovecharon la nueva situación e iniciaron una ofensiva, pidiendo la restauración de la monarquía. Don Juan de Borbón firmaba en marzo de 1945 el Manifiesto de Lausana en el que condenaba el régimen y ofrecía una monarquía de perfil no muy definido. Los carlistas reivindicaron una monarquía claramente tradicional.

La Segunda República (I)

La victoria electoral de los republicanos en las ciudades supuso la caída de la monarquía. Alfonso XIII se exilió, tras saber que la Guardia Civil no lucharía por la monarquía. En Barcelona, Macià proclamó la República Catalana, pero representantes de este nuevo Gobierno provisional consiguieron convencerle de que confiase en el reconocimiento republicano mediante un próximo estatuto. Era necesario cambiar para enterrar la vieja España de la Restauración.

Los obispos recordaron el respeto a los nuevos gobernantes, y el anuncio del Vaticano en Madrid animaba a la Iglesia española a colaborar con la República, pero antes del primer mes del Gobierno provisional, un centenar de edificios eclesiásticos eran incendiados por provocadores anónimos o viejos antieclesiásticos que consideraban que el más grave problema español era el poder de la Iglesia. Las elecciones para Cortes Constituyentes: los republicano-sindicalistas obtuvieron mayoría en casi todas las provincias, excepto País Vasco y Navarra, donde triunfaron los nacionalistas y los tradicionalistas. El Congreso, muy inclinado hacia la izquierda, incluía diputados sin experiencia política, pero también estaban los líderes de los principales partidos y un grupo de intelectuales (Unamuno, Ortega y Gasset).

La Constitución de 1931

La redacción de una nueva Constitución fue la primera tarea de los diputados, tras haber elegido presidente de la Cámara a Julián Besteiro, socialista moderado.

La nueva legalidad impuso la disolución de las órdenes religiosas que se consideraban un peligro y el fin del presupuesto del clero. En protesta por estas medidas, los diputados de derecha abandonaron el Congreso a la vez que Alcalá Zamora dimitía de sus cargos en el Gobierno.

Con la Constitución aprobada el 9/12/1931 España se convertía en un Estado democrático, laico, con una sola cámara y un Gobierno responsable, con sufragio universal.

La nueva Constitución definía un Estado central fuerte, pero para resolver los problemas regionales se promulgaron estatutos de autonomía. Alcalá Zamora, elegido por el Congreso presidente de la República, confirmaba a Manuel Azaña al frente de la jefatura del Gobierno.

Las Reformas del Bienio Republicano-Socialista

En 1933 la conflictividad social aumentó, el PSOE se radicalizó cada vez más. Martínez Barrio formó Gobierno comprometiéndose a convocar elecciones.

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