La España Democrática desde 1982: Desafíos, Cambios y Evolución
Consolidación Democrática y Transformaciones Socioeconómicas
El año 1982 marca un hito en la historia democrática de España. Las elecciones de ese año significaron el triunfo del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el declive de la Unión de Centro Democrático (UCD). Este evento es considerado por muchos como el fin de la Transición y la normalización de la política española, al ser la primera vez desde la Guerra Civil que un partido de izquierdas alcanzaba el poder sin generar inestabilidad política. Cabe destacar que el PSOE había adoptado una política moderada en los años previos, alejándose de sus posturas más radicales, como el marxismo, ideología que había mantenido desde su fundación.
La sólida victoria del PSOE (con mayoría absoluta en las Cortes y en la mayoría de los ayuntamientos importantes) le permitió implementar una política económica para superar la crisis de principios de los años 70. Esta política se basó en las siguientes medidas:
- Reconversión industrial: Se eliminaron industrias estatales no rentables, como astilleros y siderurgia, a cambio de pactos con sindicatos para jubilaciones anticipadas y ayudas a los trabajadores.
- Reconversión bancaria: Se otorgaron ayudas a la banca y se promovió su concentración para crear entidades más sólidas.
- Medidas de ajuste: Se controló el aumento de salarios para reducir la inflación, logrando una disminución del 20% al 8%.
Estas medidas, junto con la adhesión a la Unión Europea, impulsaron la recuperación económica española en los años 90. Sin embargo, la economía mantuvo desequilibrios estructurales, como un alto nivel de paro e inflación en comparación con otros países europeos.
Además, se implementó una política social que acercó a España a los estándares europeos, sentando las bases del Estado del Bienestar con educación y sanidad gratuitas.
Integración Internacional y Desarrollo del Estado de las Autonomías
Durante los gobiernos del PSOE, presididos por Felipe González, España se integró en el ámbito internacional. El Gobierno promovió la entrada en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), una decisión que contrastaba con la postura anterior del PSOE de neutralidad en la política internacional. Se convocó un referéndum en el que una ajustada mayoría de españoles aprobó la entrada. Se considera que esta decisión contribuyó a frenar el golpismo en el Ejército, entre otras cosas por las mejoras en las condiciones de los militares.
Más relevante aún fue la adhesión a la Unión Europea (entonces Comunidad Europea), un objetivo perseguido por España durante décadas y que se materializó al convertirse en un país democrático. La integración se ha considerado positiva por las ayudas de los fondos europeos, fundamentales para la mejora de las infraestructuras, y por la modernización económica de las empresas españolas, que se vieron obligadas a competir con las europeas.
Otro aspecto clave fue el desarrollo del estado de las autonomías. En este periodo se homogeneizaron las competencias de todas las comunidades autónomas (educación, sanidad, justicia, políticas sociales), se incrementaron sus recursos provenientes de los presupuestos del Estado y en algunas comunidades, como el País Vasco, Cataluña y Canarias, se consolidaron gobiernos de partidos nacionalistas, canalizando así la cuestión territorial que se remontaba a finales del siglo XIX.
Estabilización Política y Cambios Sociales y Culturales
En esta etapa se logró una notable estabilización política, evidenciada por el fin de los intentos de golpe de Estado. El ejército franquista fue perdiendo influencia a medida que sus oficiales se jubilaban, dejando de tener peso en la política. Además, se produjo un debilitamiento de ETA, que había tenido un gran impacto en la política en años anteriores.
En 1996, se produjo la alternancia política con la victoria del Partido Popular (PP) liderado por José María Aznar, tras el desgaste del PSOE por la crisis económica de mediados de los 90 y acusaciones de corrupción y guerra sucia contra el terrorismo (caso GAL). El mandato del PP coincidió con un periodo de auge económico impulsado por la construcción y el turismo.
Entre 1980 y 2000, se aceleraron cambios sociales y culturales. Destaca un proceso de secularización que redujo la influencia de la Iglesia católica, reflejado en leyes como la del matrimonio civil, el divorcio y el aborto. España siguió la tendencia de otros países occidentales hacia una sociedad de consumo de masas, con la generalización de la vivienda en propiedad, las segundas residencias y los automóviles. Se incrementó la clase media y la urbanización, mejorando las condiciones de las ciudades en cuanto a servicios. También se intensificó el desarrollo educativo, con un aumento de estudiantes universitarios y una mayor presencia de la mujer en la educación superior, aunque persistieron problemas en la ciencia, la fuga de cerebros y el pago de patentes a otros países.
Se vivió un clima de mayor libertad cultural, con un olvido del pasado, en parte por intereses políticos para no reabrir heridas y en parte por el deseo de la sociedad de pasar página. Fenómenos como la «Movida madrileña», reflejada en las obras de Almodóvar, evidenciaron estos cambios al tratar temas con un estilo impensable pocos años antes.
Integración de España en Europa y su Papel en el Contexto Internacional
Superación del Aislamiento Histórico
España experimentó históricamente una situación de aislamiento en varios ámbitos:
- Económico y social: Debido al atraso en estos campos y al escaso peso de los intercambios comerciales en una economía arcaica.
- Político: Muchos momentos de su historia, especialmente en el siglo XX, estuvieron marcados por regímenes dictatoriales. Durante el franquismo, España fue la única dictadura en una Europa occidental democrática. Como consecuencia, el país no estuvo presente en las instituciones comunes europeas. Este aislamiento fue defendido por las posiciones políticas más reaccionarias, que desconfiaban de Europa (durante el franquismo se popularizó el eslogan «Spain is different»).
A pesar de esto, hubo intentos de ingreso en la Unión Europea (entonces Comunidad Económica Europea) desde los años 60, que fracasaron por la falta de democracia, un requisito para la adhesión. Sí se logró acceder a algunas instituciones culturales como el Consejo de Europa.
Con el inicio de la democracia, comenzó el proceso de adhesión que culminó en 1986. La lentitud se debió a la necesidad de ajustar sectores de la economía española (agricultura y ganadería) y eliminar monopolios (CAMPSA, Telefónica, libertad de bancos y fin de la oligarquía de los 7 grandes bancos españoles).
Balance Positivo de la Integración Europea
En general, la integración se ha considerado positiva por las siguientes razones:
- Ha permitido la modernización de la economía española, ya que las empresas han tenido que adaptarse a la competencia con las de otros países europeos, más avanzados. Actualmente, el 60% de los intercambios comerciales de España se realizan con países de la Unión Europea.
- Ha mejorado las posibilidades de consumo de la población, ya que la eliminación de aranceles ha abaratado los productos europeos.
- España ha recibido y sigue recibiendo ayudas de los fondos europeos (FEDER, FEOGA, Fondos de cohesión), que han permitido la modernización de sus infraestructuras.
- La integración ha coincidido con uno de los periodos de mayor desarrollo económico del país, reduciendo la brecha de renta con los países europeos más ricos.
- Ha contribuido a reducir las desigualdades internas (junto con el sistema de comunidades autónomas) a través de la construcción de infraestructuras que favorecen el comercio y el turismo.
España en la Unión Europea y en el Escenario Internacional
España ha estado en primera línea de la integración europea. Se incorporó a la moneda única en 2002 con la sustitución de la peseta por el euro, cumpliendo los requisitos económicos exigidos (inflación, deuda pública, etc.). La población española es una de las que muestra mayor identificación con la Unión Europea en las encuestas. El país participa en todas las instituciones de la Unión y predomina la idea de que la profundización de la Unión es positiva.
La presencia de España en el escenario internacional se ha incrementado, aunque con limitaciones propias de una potencia de rango medio. El desarrollo económico ha permitido una mayor presencia española en el mundo, con grandes empresas y bancos con inversiones en otros continentes, lo que aumenta el interés nacional por estar presente en otros escenarios. También se ha incrementado la ayuda al desarrollo a países desfavorecidos, que a menudo sirven como puerta a las inversiones nacionales en esas zonas.
Como miembro de la OTAN y de la ONU, España ha participado en acciones militares y de pacificación, destacando las de Irak, Bosnia y Afganistán.
Los principales ámbitos de actuación española se centran en Europa, pero también destacan:
- El norte de África: De vital interés por la proximidad geográfica, los contenciosos de Ceuta y Melilla, las inversiones españolas (especialmente en Marruecos) y los problemas de inmigración y terrorismo.
- América Latina: Donde existen grandes intereses económicos, una importante población inmigrante y similitudes culturales e idiomáticas que permiten a España actuar como intermediario entre la UE y el continente americano.